Esto es el gobierno de España.
"Ilustración es la salida del hombre de su culpable minoría de edad."
viernes, octubre 31, 2014
martes, octubre 28, 2014
NUEVO CAPITALISMO: DOMINACIÓN Y EXPLOTACIÓN/1
Una pregunta indispensable que todo
análisis sobre el Capitalismo actual debe realizarse es cómo es posible que
este sistema económico si es, tal y como nosotros defendemos, totalitario pueda
permitir el desarrollo social de la libertad en sus ciudadanos. Por este
desarrollo social de la libertad entendemos tanto la existencia de los derechos
civiles como la libertad de expresión, la libertad de pensamiento, la libertad
de asociación, la libertad política e incluso la libre elección del gobierno a
través de elecciones
democráticas.
Por supuesto, conocemos la respuesta
ñoña que a esto se ha dado desde la autoproclamada izquierda: no se trata de una libertad
real sino que es una mera libertad formal – y hasta los noventa se añadía: no
como en los países del este-. Sin embargo, nos sorprende esta respuesta pues se
realiza desde los propios medios públicos del sistema que aparentemente no
permite la libertad. Es decir, que hay no solo una contradicción teórica, pues al fin y al cabo el
pensamiento puede negar la realidad aunque eso le lleve a mentir, sino una
fundamental empírica. Y
decimos contradicción empírica porque sin duda el mismo hecho de que las
teorías más extremas y contrarias al Capitalismo pueda ser dichas en el propio
sistema capitalista. Por ejemplo, que la Fundación Rockefeller
subvencionara esa maravilla que es El hombre
unidimensional,
demuestra que en el Capitalismo se permite la libertad social –y algo que, por
supuesto, no niega a la obra de Marcuse su verdad y carga crítica-.
Así, sin duda el Capitalismo permite
el desarrollo de la libertad: yo mismo, otro autor extraordinariamente crítico
y si no me echara la siesta lo sería aún más, escribo en lamultinacional
Google. Pero, no conviene olvidar una premisa fundamental: efectivamente, el
sistema capitalista es un sistema totalitario. De hecho, y ahí va a estar la
clave de toda la explicación del fenómeno al que nos referimos, el sistema
capitalista actual es el sistema más perfecto en totalitarismo frente a todos
los sistemas existentes en la historia de la humanidad. Y por eso, como
veremos, permite la libertad.
De esta forma, este escrito, que se va
a dividir en al menos dos partes,
va a intentar
explicar cómo es posible que el Capitalismo permita la libertad como ningún
otro sistema anterior la
ha permitido y al tiempo, sin embargo, sea el sistema más totalitario de la
historia. E igualmente,
y en un apéndice, explicaremos porque en la actualidad, y sin embargo frente a
lo dicho anteriormente, se está produciendo en los países capitalistas un claro
retroceso en las
libertades civiles. Se trata, por tanto, de empezar.
En todos los sistemas anteriores al Nuevo
Capitalismo, grosso modo todos aquellos existentes antes del final de la
Segunda Guerra Mundial, había una diferencia relevante entre la dominación y la
explotación. Por dominación entendemos
aquí una estructura social de carácter coercitivo, ya sea a través de la
violencia física o
a través de estructuras ideológicas, que busca controlar a la mayoría de la
población y por lo tanto impedirle ejercer la libertad social conel fin de que obedezcan. Por explotación entendemos,
básicamente y por ahora, una estructura económica que consigue su beneficio económico de un ser humano
donde este es sometido por un sistema productivo que saca de él un beneficio
que no le revierte en cantidad proporcionalmente justa. Con
estas
definiciones podemos analizar cualquier sistema anterior al nuevo Capitalismo.
Efectivamente, todos los sistemas
anteriores al
Nuevo Capitalismo han tenido como premisa básica la explotación económica del
trabajo de la mayoría de la población para la supervivencia de una minoría
social que,
a su vez,
no era productiva pero, sin embargo, poseía el
control social.
Este esquema, que no por sencillo era menos práctico, ha sido el modelo
perpetuo de la historia de la humanidad al menos, y quizá seguramente también
antes, desde la instauración de la agricultura y con ella de las poblaciones sedentarias. Efectivamente, todo sistema social
anterior al
Nuevo Capitalismo se basaba, en líneas generales, en los siguientes puntos:
Primero, una minoría no productiva y
ociosa que tenía el control social y que vivía a costa del trabajo de una mayoría de la
población empobrecida.
Segundo, una economía de subsistencia donde el excedente era tan escaso que se
guardaba previsoramente para futuros momentos de escasez.
Esto producía no una ausencia de comercio sino de Mercado como estructura objetiva
económica -nota: no lo haremos aquí pero
resulta importante distinguir entre comercio y Mercado como estructura
económica-. Y al no existir este Mercado la vía fundamental de producción era
primordial, y casi exclusivamente, el trabajo productivo de esa mayoría de la
población convertida en sustento económico del sistema entonces vigente. Y, como
consecuencia, sustento de la oligarquía dominante -y se verá que no hemos
escrito casta-.
Tercero, y como
consecuencia, un modelo social,
por tanto, que buscaba
mantener la estructura de una minoría privilegiada frente una mayoría que debía
trabajar necesariamente para ella
y para mantener el
statu quo que implicaba una mayoría explotada por una minoría
ociosa.
Y
así, y como consecuencia
de lo anterior, en todas las economías precedentes al Nuevo Capitalismo,
existirá necesariamente una distinción socialmente radical
entre explotación y dominación. Veamos ahora por qué.
Si
una minoría de la población, la oligarquía, explotaba a una mayoría, podría parecernos
claro que alguna función social se debía de desarrollar para mantener esa
explotación y evitar la rebelión de la mayoría. Esta función es lo que llamamos
dominación. Es decir, la dominación es el medio necesario para conseguir el fin
que en la explotación.
Efectivamente, en este esquema, que
podríamos denominar como el esquema histórico tradicional pues es
el que ha prevalecido durante aproximadamente 10.000 años, podemos observar cómo
explotación y dominación han ido conjuntamente. Pero ello no debe llevarnos a
engaño sobre cuál de las dos era
la prioritaria. La dominación no es un fin en sí
mismo sino un medio para conseguir aquello que esa minoría selecta buscaba: que
a través de la explotación de la mayoría de la población se asegurará su
supervivencia como tal élite. Frente a esto, la explotación sí era un
fin en sí mismo: esa
minoría selecta y ociosa sólo podía sobrevivir a costa del trabajo explotado de
la inmensa mayoría de la población. Por tanto, en un modelo social y económico
en el cual el trabajo humano era la clave de la producción económica era
necesaria la explotación de dicho trabajo para la supervivencia de la élite
dirigente. Y, a su vez, para mantener esta explotación se hacía subsidiariamente
necesaria la dominación -ya fuera directamente a través de la violencia física
o, en la mayoría de los casos, a través de la imposición ideológica- que
permitiera que esa mayoría estuviera dispuesta a ver cómo el producto de su
trabajo fuera directamente expoliado por la minoría.
Así, todo desarrollo de la libertad,
es decir: de escapar la dominación,
resultaba absolutamente
peligroso para este modelo. Efectivamente, el desarrollo de la libertad
amenazaba la supervivencia de la élite a través de la concienciación de la
mayoría de la población sobre el hecho de que su trabajo no podía ser expoliado,
robado es otra palabra posible, por una minoría absolutamente ociosa. Y es este
modelo el que explica que en todos los sistemas anteriores al actual Capitalismo
la explotación económica, es decir la explotación del trabajo humano, fuera
unida necesariamente a la dominación social, es decir: a una fuerza coercitiva
cuya finalidad última era la entrega voluntaria, a traves
de la creación de una ideología determinada, o involuntaria, a través de la pura coacción violenta, de ese producto del trabajo humano en
cada uno de los individuos.
Pero,
todo esto va a cambiar con el radicalmente nuevo modelo productivo que traerá
el Nuevo Capitalismo. Y será precisamente eso lo que haga innecesaria la
dominación social. En la segunda parte veremos cómo.
¿Está
interesante eh? Bueno, mejor no respondan.
lunes, octubre 27, 2014
LOS BLOGS (otra vez) DE MIS ALUMNOS
Desde un lejano año 2005 llevamos
adelante nuestra experiencia con las bitácoras en internet. Efectivamente,
iniciamos en esa fecha este trayecto. Desde luego, no podemos decir que los
resultados sean espectaculares pues la inmensa mayoría de los alumnos no han
seguido escribiendo en su blog. Pero, también es cierto, no es esta sólo una de
las variables, aunque indudablemente la más importante, para a lo que nos enfrentamos.
Por ello, y no queriendo creer en
rendiciones, volvemos de nuevo, y como siempre no ya a riesgo sino resultando
pesados, a enseñarles la nueva temporada de los blogs. Muchos son nuevos
alumnos, otros son los del año pasado. En realidad, en este caso como en todos
los años anteriores, lo importante es que sean también blogs de los años
futuros.
Aquí están, de nuevo, los blogs de mis
alumnos.
martes, octubre 21, 2014
UNA PEQUEÑA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA/6: LOS PRESOCRÁTICOS/2
En el artículo
anterior presentábamos la importancia que tenía el conjunto del pensamiento
presocrático en el surgimiento de la Filosofía como algo no sólo diferente
sino radicalmente contraria al mito. A partir de ahora, y durante esta parte
dedicada a los Presocráticos, pretendemos elaborar la lista de la compra, es
decir,
queremos,
aunque sea muy brevemente, presentar cada una de las respuestas que ciertos
filósofos presocráticos, pues no podemos referirnos a todos, presentaron sobre
eso que la tradición denominada Arjé -que verán sigo con la duda de cómo se escribe-.
Por supuesto, esta lista de la compra
se puede realizar de muy diferentes maneras. Nosotros hemos escogido una que es
referida al número de Archés
que para el pensador existen. Así comenzaremos con aquellos que piensan que
sólo hay un principio último, a los que llamaremos monistas, para luego hablar de aquellos que
piensan que hay más de un principio ya sean dos, a los que llamaremos dualistas,
o más de dos, a los que llamaremos pluralistas.
Por tanto, comenzamos por los monistas.
El primer filósofo del que se tiene
noticia en la historia, obsérvese que no decimos el primero de la historia pues
somos filósofo y de eso no podremos nunca estar seguros, es Tales de Mileto. Cuenta la tradición que un día
paseaba Tales
de noche mirando las estrellas, también cuenta la tradición que Tales fue el primero que predijo un
eclipse, y que no se percató de que había un pozo al cual cayó. Al ver el
hecho, una esclava se burló
de
él
señalando que parecía mentira que de tanto mirar hacia el cielo olvidara ver lo que tenía delante de sus narices.
Esto, sin embargo y en algo característico del pensar filosófico, fue transformado en una hermosa frase: filosofía
es de lo que se ríen los esclavos.
Pues,
este mismo Tales señaló que el principio
originario de todo no podía ser sino el agua. No conocemos bien su
argumentación pero tal vez podríamos atrevernos a llevarla a cabo.
Efectivamente,
observamos que cualquier ser de la naturaleza puede ser convertido en líquido.
Imagine por un momento en esa pared de su casa recién pintada, esa maldita mosca
que se posa, ese golpe certeramente dirigido, esa mancha sanguinolienta y líquida que queda como resultado:
sin posible remisión. Imagine ahora esa hoja de riquísima lechuga -nota: para cuando un homenaje a la
lechuga-
que usted hace rotar a alta
velocidad entre sus manos llenándolas de
humedad. Parece claro, así,
que nos encontramos ante seres
cuyo compuesto
último es líquido. Pero usted ya está diciendo: astuto
Tales, pero qué ocurre con los minerales. Se nota que
usted no pertenece a la época de nuestro autor. Sin duda, éste había visto fundir el metal:
seguramente
el bronce, muy probablemente el hierro.
Y había observado asombrado que un elemento natural aparentemente de una dureza
extrema sin embargo se convertía en un líquido viscoso pero fluido. Así,
llevado por un argumento racional perfectamente trabado, Tales concibió que el agua, es decir el
líquido, era elemento primigenio de todo ser natural. E incluso podemos añadir
algo más: Tales
conocía
sin duda que sin agua era imposible la vida. Resumiendo, Tales eran un tío muy listo.
El siguiente autor fundamental es Anaximandro. Aquí
comenzamos a tener una diferencia con Tales y otros presocráticos.
Efectivamente, Anaximandro será el primer autor que introduzca un elemento
metafísico como explicación de la realidad. Esta frase que acabamos de escribir
resulta sin duda brillante
pero, creemos, al tiempo incomprensible así expresada. Cuando hablamos de un principio
metafísico nos vamos a referir a partir de ahora, y de acuerdo con su
definición, a una doble realidad. Por un lado, a aquello que hace posible la
naturaleza tal y como es pero que al tiempo está más allá de esta en cuanto a
que no se trata de algo queperenece a ese mismo plano de naturaleza. Pero,
ahora puede pensar que se trataría por lo tanto de algo religioso o místico.
Sin embargo, se equivocaría. Porque al hablar de un principio metafísico,
aunque podamos concluir en un ser coincidente con la religión, estamos hablando
de una argumentación racional y lógica que nos lleva hasta él y no un mero
hecho de fe o una de esas cosas que se llaman vivencia personal. Efectivamente,
lo que hace Anaximandro es un razonamiento que le lleva a la necesidad de
defender un principio metafísico como elemento necesario de la naturaleza. Este
argumento es el siguiente. Todos los seres de naturaleza tienen que tener algo
en común puesto que pertenecen a dicho conjunto de cosas naturales. Sin
embargo, a su vez, todas son diferentes porque están determinados de una manera
distinta. Es decir, esa determinación que les hace ser unos seres y otros, un
perro o un gato, es lo que les da su singularidad y con ella su diferencia.
Pero como todos tienen que tener algo en común y lo que les determina es lo que
le separa sólo nos queda, por principio de exclusión, la idea de que lo
indeterminado será lo que les une. Así, el sustrato último natural será esa
indeterminación –si busca usted epatar diga apeiron-.
Y si no han entendido, no se preocupen porque realmente me resulta muy difícil
explicarlo así que voy a intentar hacerlo con un ejemplo. Cojan ustedes un
folio en blanco e imaginen que eso es la realidad. A continuación cojan un
lapicero o cualquier otro instrumento de escritura, nosotros somos gente
tolerante, y pinten un perro, un gato y un ornitorrinco. Lo que les separa es
la determinación de líneas que con el lapicero han realizado sobre el folio en
blanco. Pero todas ellas tienen algo que les une y que es que participan de ser
folio en blanco que era algo indeterminado, pues no tenía forma en su interior,
hasta que ustedes fueron capaces de encerrar una figura, es decir determinarla.
Así lo que une a todas sus figuras es que todas han surgido de lo indeterminado
y si borran las líneas, es decir sus figuras mueren, volverán de nuevo a ser
indeterminadas hasta que otro pintor, tal vez más avezado pero esperemos que no
expresionista abstracto, vuelva a determinar sobre la hoja de papel, es decir
sobre todo la realidad, ciertas figuras. Así, según Anaximandro, lo que une a
todos los seres es esa indeterminación que no es nada en concreto pero, al
tiempo, está presente siempre en cada individuo.
Nuestro tercer autor, ya les dije que
esto es como la lista de la compra, es Anaxímenes. Lo que hace, y tampoco
tenemos testimonio así que lo intuimos, es continuar el razonamiento de Tales y
llevarlo hasta sus últimas consecuencias. Efectivamente, Tales se había quedado
en que todo era agua, es decir todo podía ser reducido un líquido. Pero
Anaxímenes comprende que ese mismo líquido puede a su vez reducirse a otra
cosa: al aire. Efectivamente toda líquido acaba evaporándose y convirtiéndose,
por lo tanto, en aire. Así, nuestro autor volver a recuperar el aspecto físico
para la filosofía.
Tenemos así tres autores
presocráticos, no se ilusionen porque quedan bastantes más. Y ya con estos hemos
visto algo esencial en la filosofía tanto de su época como en la futura: una realidad
que marcará todo el futuro del pensamiento. En Tales hemos visto el deseo de
argumentación para buscar el fundamento de la realidad. En Anaximandro hemos
visto el surgimiento de la metafísica como algo alejado de la religión por dos
motivos: primero por su carácter racional y, por lo tanto, por la necesidad de
un razonamiento lógico para llegar a las conclusiones; segundo, porque este
elemento metafísico no se presenta a sí mismo como trascendente sino como
necesario desde la propia inmanencia que es el mundo físico. Por último, en
Anaxímenes, al que injustamente hemos dedicado poco tiempo, vemos algo que será
fundamental en todo el desarrollo posterior de la filosofía: la importancia de
la tradición filosófica en la búsqueda de la verdad. Efectivamente, Anaxímenes
recoge la idea de Tales no para glorificarla o venerarla sino para continuar la
con un nuevo razonamiento y por lo tanto cono una novedosa solución: la
tradición filosófica critica; la tradición mítica, o religiosa, venera. Y de
nuevo a, tenemos aquí la diferencia entre la creencia característica de la
religión y el esfuerzo conceptual de la filosofía. En filosofía pueda ver
maestros pero no hay mesías.
De esta forma los tres primeros Presocráticos que hemos mostrado, que pertenecen a aquello que hemos llamado monistas
pues creen que hay un único principio último, incorporan todos ellos algo
fundamental al desarrollo la filosofía: lo que será identificable al desarrollo
del pensamiento emancipador en occidente. Pero los monistas no concluyen aquí
sino que nos falta hablar de alguien fundamental: Parménides. Pero eso lo
haremos otro día, pues incluso yo mismo me aburro a veces de leerme. Aunque,
eso sí, enseguida se me pasa.
domingo, octubre 19, 2014
EN TEATRO: LOS JUSTOS, DE CAMUS
Seamos
sinceros: la izquierda siempre ha tenido una actitud acomplejada frente a ETA.
Al fin y al cabo, pensaba la autoproclamada izquierda, los muchachitos de ETA
eran asesinos por el malvado estado español que les obligaba a ejercer la
violencia. De hecho, si no hubiera sido así, sin duda los pistoleros de ETA
hubieran sido pastores, curas o incluso alguno hubiera llegado a tener algún
trabajo de tipo intelectual como por ejemplo escritor nacionalista. Eso sí,
todos hubiera seguido siendo muy vascos.
Por
ello, resulta indispensable hacer un homenaje a una obra de teatro que se está
poniendo actualmente en Madrid. Se trata de la obra de Albert Camus llamada Los justos. Como todos los escritos de Camus
resulta, aunque esta menos y sea un gran texto, un poco farragosa -nota: Camus
es sin duda admirable personalmente pero como escritor a veces, seamos sinceros,
resulta bastante pesado- pero lo interesante es la representación que la compañía 611Teatro
ha hecho. Efectivamente, la versión que fuimos a ver ayer, ha situado la obra
de teatro en el contexto de los terroristas de ETA durante la transición española
y resulta, sencillamente, excelente.
Muchas
veces, ocurre que la versión de una obra de teatro acaba convirtiéndose en una
obra de teatro radicalmente distinta a lo que el autor pretendía. Este hecho
nos parece, si no se avisa claramente, una clara falta de respeto al espectador
sobre todo cuando la obra se presenta bajo un título y un autor atrayente, como
es este caso. Sin embargo en la adaptación que vimos ayer en El Matadero de Madrid,
no solamente se respeta el espíritu de la obra sino que ella misma sirve para
plantear estéticamente todo el problema que el terrorismo en general, y el
terrorismo de ETA en particular, presenta en una democracia.
Hemos
escrito plantear estéticamente. Y
ahora vendría otro problema, que es el intento de convertir las obras de arte
en un discurso argumentativo. No es, que nadie se asuste, éste el caso. Lejos
de convertir Los justos en un
discurso racional sobre el problema de la violencia, la compañía tiene la
capacidad escénica de convertirlo en un espectáculo teatral, en aquello que
todos vamos y deseamos ver. Esto es importante: cuando voy al teatro no quiero
una argumentación racional, pues para eso me lee un libro de Filosofía que
seguroesmás profundo racional y argumentativamente, sino que espero un
espectáculo teatral: una experiencia estética. Y esto último implica una serie
de sentimientos y experiencias que no espero ni deseo encontrar –ñoñerías las
justas- en un texto de filosofía. Por supuesto no es que renunciemos a la
racionalidad en el arte, pero, también por supuesto, deseamos señalar que el
arte no es el lugar del concepto sino de la conmoción estética.
Todo
ello lo logra sin duda la obra Los justos.
Digamos que desde la puesta en escena que con su minimalismo consigue plasmar
la angustia moral hasta la interpretación excelente de los actores, nunca sobreactuados
como resulta excesivamente frecuente sino siempre en una justa medida, la obra de teatro nos lleva hasta un proceso
de conmoción que exige el inicio el proceso conceptual.
Escribo
este artículo tarde, pues creo que la obra se la llevan la semana que viene de
Madrid, y no sé si seguirá de gira, pero
también es verdad que estuve ayer en el teatro viéndola –eso sí, después de ver
el futbol por supuesto-. Sólo puedo por tanto recomendarla encarecidamente y ello, resumo, por dos motivos.
El
primero: es importante, pero en el caso de una obra de arte no es lo más
importante en su juicio, por su valentía política al reflejar un tema ante el
que todavía existe un extraordinario complejo en la izquierda. Ayudemos a
superarlo: ETA es una banda de asesinos.
El
segundo, y el más importante en cuanto a nivel artístico, porque sin duda Los justos es una obra de teatro plena,
que se disfruta en cuanto a ser obra de teatro.
Si pueden, no se la pierda.
martes, octubre 14, 2014
UNA TERTULIA DE FÚTBOL EN EL INSTITUTO: @tertuespinillo
1.- El próximo día 16 de octubre comienza en
el Instituto El Espinillo una tertulia dedicada al fútbol que se dará jueves
alternos durante el recreo. A esta tertulia están invitados todos los alumnos
del centro y su pretensión más elemental es que opinen y argumenten sobre los
distintos equipos tanto en la liga como en eso que los viejos llamamos Copa de
Europa. En fin y resumiendo, que hablen de fútbol.
2.- Pero enseguida alguien preocupado por la
cultura podría clamar: ¿una tertulia de fútbol en un instituto? ¿Qué demonios
puede pintar algo así en un centro dedicado a la educación y, al menos
teóricamente, al desarrollo de la cultura? ¿Eso en un templo ilustrado?
No hay, sin duda, nada más hermoso que la
pureza, salvo cuando, precisamente, se pretende algo más que sobrevivir en el
mundo. O dicho de otro modo: la pureza es buena si uno solo quiere ser agua. Y
nosotros queremos algo más.
3.- La pregunta entonces parece clara: ¿por
qué vamos a intentar, pues el éxito de la empresa dependerá del alumnado, hacer
una tertulia sobre futbol en un instituto?
4.- Existen, al menos, dos maneras de ser
profesor.
La primera es la que podríamos denominar
profesor aristócrata: aquel que considera que sus enseñanzas son tan elevadas
que lo lógico es que sólo puedan seguirle un pequeño grupo de alumnos. Este
profesor, que es como Platón pero en secundaria, tiene una frase típica: a mí con que me sigan unos pocos me vale.
Lo que nunca sabremos es si estará dispuesto a cobrar su nómina de acuerdo al
número de alumnos que efectivamente le entienden y, con coherencia,
proporcionalmente a ellos. Al fin y al cabo, y ésta es la diferencia también
con la grandeza de Platón, el aristócrata cada fin de mes se convierte en
funcionario del estado democrático y de masas.
La segunda manera de ser profesor es lo que
podríamos llamar el profesor democrático. Este no es aquel que cree que la
escuela es un lugar de democracia donde alumnos y profesores tienen el mismo
derecho a opinar y a gobernar el centro, esto sería el profesor demagogo, sino
aquel que intenta que todo alumno sea capaz de llegar al conocimiento. Es
aquél, en definitiva, que no selecciona al alumnado previamente con su
explicación ni en su trabajo, sino que intenta que este abarque a todos los
alumnos: y si no es así, sentirá que algo hace mal. Tal vez actúe de esta manera, por qué no,
porque él no es tan listo ni tan sabio
como el profesor aristócrata y sus clases probablemente tengan menos calidad y,
sobre todo, profundidad. Aunque, eso sí, ambos hayan acabado en el mismo sitio:
un instituto de secundaria de la periferia de Madrid.
5.- La tertulia futbolística en el recreo
responde sin duda al segundo modelo: queremos que sea masiva. Pero también este
modelo podría tener una trampa terrible. Efectivamente, la trampa podría ser
que al final la tertulia sobre futbol sólo fuera una tertulia sobre futbol. Y
aquí la cosa se complica porque de lo que estamos hablando no es sólo de la
apariencia sino, sí yo también pedanteo, de la realidad. O diciéndolo en
palabras normales y sin pretender demostrar que nosotros también en el fondo
somos platónicos: la tertulia futbolística busca algo más que ser una tertulia
futbolística.
¿Qué es ese algo más?
Lo que en realidad se pretende con la
tertulia futbolística no es sólo que los alumnos y yo mismo hablemos de fútbol,
cosa que por otro lado es uno de los objetivos básicos pues a mí que soy un
simple me gusta el fútbol, sino que también aprendamos varias cosas.
6.- En primer lugar, queremos aprender a
racionalizar los elementos del mundo. Efectivamente, el mundo exterior se puede
recibir a través de la mediación de una reflexión sobre el mismo o bien a
través de la identificación pura de la emoción. Sí conseguimos que los alumnos
hablen sobre un tema que para ellos emotivamente es muy importante como el
fútbol -pues su prioridad es ser de tal equipo- y tengan que argumentar su
posición al respecto, lo que estamos intentando es que acojan un nuevo hábito:
plantearse la reflexión sobre aquello que, hasta ese momento, no era más que un vínculo emocional. O dicho de
otro modo, lo que pretendemos es que los alumnos adquieran como natural que
todo aquello que existe en la realidad sea reflexionado. Yo no solo soy del
Madrid, o del Atleti o del Barça, sino
que explico y me explico.
7.- En segundo lugar, pretendemos que los
alumnos ya no solamente adquieran el hábito de que hay que pensar sobre los
objetos de fuera sino que vayan acostumbrándose a presentar estas reflexiones
de forma pública. Una democracia sólo es posible con ciudadanos que no piensan
ensimismados sino que meditan públicamente. De ahí, por ejemplo, que criticar
las redes sociales porque permiten presentar la opinión de cualquiera nos parezca profundamente reaccionario. Una
democracia lo es también porque sus ciudadanos opinan públicamente y no porque
sean muy profundos solo en la intimidad.
8.- En tercer lugar, pretendemos que los
alumnos no sólo aprendan a argumentar su opinión o a que conviertan en un
hábito la mediación reflexiva con respecto al mundo sino que sean capaces no
sólo de tolerar sino de reflexionar sobre las opiniones de los demás. Creemos
que nuestro máximo éxito se daría cuando un alumno entre opinando una cosa y
salga opinando otra distinta porque reconozca que hay buenas razones para haber
cambiado de idea. Cuando, en definitiva, se distinga el yo de las ideas defendidas.
9.- Y en cuarto lugar, y que no es sin duda
la menos importante, viene la idea de que los alumnos sean capaces de
distinguir entre un diálogo real, en el cual el intercambio de ideas es para
conseguir tener ellos mismos una teoría mejor y más sofisticada o provocarla en
sus compañeros con sus argumentos, frente a la típica tertulia televisiva formada por
periodistas cuyo máximo mérito es el de
ser forofos de un equipo o de un partido político. Así, frente a estas
tertulias basura que pueblan la televisión y las radios, la tertulia que
proponemos en nuestro instituto pretende ser un diálogo para el intercambio de
ideas y no para las consignas ultras. Aquí reflexionamos, no animamos.
10.- El próximo día 16 de octubre la tertulia
de fútbol de El Espinillo comienza su andadura. También sería injusto decir que
la hacemos solos. Nos ayudan por supuesto los educadores de medio abierto, el
departamento de orientación y especialmente nos ayuda la Asociación de Estudiantes
del centro.
¿Se conseguirá lo que se pretende? No lo
podremos empezar a saber hasta final de curso. Si yo fuera un profesor cursi
diría que se trata de una aventura fascinante, pero intentó ser un profesor
normal así que si la tertulia no funciona y no cumple sus objetivos diré que ha
sido sólo otro fracaso.
jueves, octubre 09, 2014
EL GOBIERNO Y EL ÉBOLA/3
El Ministerio de Sanidad sacrifica un perro a la Virgen del Perpetuo Socorro para que nos libre del Ébola.
miércoles, octubre 08, 2014
EL GOBIERNO Y EL ÉBOLA/2
Si el ébola es un poco listo se esconderá en el garaje de Ana Mato: ella nunca se dará cuenta.
EL GOBIERNO Y EL ÉBOLA/1
Ana Mato no sabía de dónde salió el Jaguar de su garaje.
Ahora es ministra de sanidad.
Curiosamente el ébola está en España.
Causalidad.
Ahora es ministra de sanidad.
Curiosamente el ébola está en España.
Causalidad.
lunes, octubre 06, 2014
BOYHOOD: DRAMA Y POSMODERNIDAD
El drama es
un género eminentemente moderno. Sí nos remitimos a la antigüedad veremos obras
en las cuales la vida del protagonista, como en la tragedia o la epopeya,
existe como hecho glorioso pero carece absolutamente, al menos en su
generalidad, del aire cotidiano que se incorporará con el drama. Y el hecho de
que el drama sea moderno implica a su vez un elemento fundamental de este
género: un drama lo es no porque ocurran solamente cosas desgraciadas sino
porque ocurren cosas desesperanzadoras. Y esta diferencia, aparentemente sólo
nominativa, es sin embargo crucial.
Efectivamente,
las desgracias son aquellas que sentimentalmente pueden producir dolor desde la
pura empatía; sin embargo, para que algo sea desesperanzador se exige un nivel
conceptual distinto y superior. Lo desesperanzador lo es porque existe una
comparación imposible de cumplir entre el ideal, lo prometido como forma de
vida buena, y lo que realmente está ocurriendo, la forma de vida real. Así, la
clave de la desesperanza es la relación entre lo que debería ser y lo que
realmente es. Y el drama se forjó desde esta comparación: un drama lo es porque
el ideal no se cumple. Miren D. Quijote, miren Shakespeare.
Esta
desesperanza, efectivamente, se presenta en el incumplimiento de algo que
debería de ser, un ideal de vida, y que no se cumple y que por ello implica a su vez la propia
infelicidad del protagonista. Por supuesto, nadie debe entender aquí que el
espectador, en el caso del cine clásico, o el lector de los dramas literarios,
en novela o teatro, debía tener este conocimiento conceptualmente a priori sino
que la propia trama presentaba ese ideal como incumplido. Es decir, el ideal de
vida plena estaba presente explícitamente en la obra. Pongamos para explicarnos
mejor algunos ejemplos en la literatura y en el cine.
Vayamos a
dos obras fundadoras del drama moderno: Cervantes y Shakespeare. En el Quijote, el drama se inspira en la
escisión que se produce entre el mundo de D. Quijote, la literatura
caballeresca, y la realidad. En los dramas de Shakespeare, como por ejemplo Macbeth, en la diferencia entre lo
prometido y lo realmente cumplido.
Miau es sin duda una de las grandes novelas de Galdós,
lo que quiere decir una de las grandes novelas de la literatura mundial. En
ella el sueño permanente de grandeza de la familia y la anhelada espera del
cargo por parte de protagonista se ve enfrentada a una realidad absolutamente
triste, donde ninguno de dichos sueños se verá cumplido. Este hecho, que se
explica permanentemente en la novela, se presenta así como el ideal que conlleva
el drama. Pongamos otro ejemplo novelístico. La Regenta se podría calificar como probablemente la mejor novela
española de todos los tiempos, junto con la segunda parte del Quijote, y una de
las mejores de toda la historia de la literatura -superior sin duda a Madame Bovary-. Los personajes de La Regenta siempre se están enfrentando a su propio ideal no sólo
de una forma implícita sino también explícita a través de múltiples escenas
como por ejemplo la visión de Ana Ozores de la obra Don Juan Tenorio –sí, sí, copiada pero mejor- o el mundo
calderoniano de su marido y la realidad cotidiana. Así, lo que el lector comprende leyendo la
obra, porque está en ella misma y no sólo porque sea una mera teoría estética,
es que existe un ideal que no se alcanza y en ello aparece el drama: los
protagonistas buscan un mundo que no se cumplirá.
Pongamos
ahora un ejemplo cinematográfico. En esa extraordinaria película que es Desayuno con diamantes, la primera escena
de la misma es la protagonista, Audrey Hepburn, vestida de traje largo y
comiendo un curasán que saca de una bolsa de papel mientras ve extasiada las
joyas que se exhiben en la joyería Tiffany de Nueva York. Esa diferencia entre
una vida anclada en la bolsa de papel como desayuno y los diamantes como
promesa de realización de una vida plena se sitúa así como el eje de todo el
drama narrativo. Otro ejemplo. En esa
obra cumbre del cine mundial que es Ladrón
de bicicletas, la idea es que el vehículo resulta la única posibilidad de
salida del protagonista de su situación de miseria: es su dignidad. De ahí,
hecho incomprensible si no, que el robo de dicha bicicleta resulte
desencadenante de una tragedia no sólo anecdótica sino absolutamente
existencial.
De esta
manera, y como es fácil de percibir, el drama se alimentaba de la diferencia
establecida entre una forma de vida presentada como ideal, una vida prometida,
frente una vida cotidiana que apenas alcanzaba a ser calificada como
supervivencia. El drama, tenía así una faceta doble. Por un lado, una
estructura donde lo conceptual y la necesidad del análisis, hacía falta
entender esa diferencia, no estaban sin embargo reñidas con el puro desarrollos
estético. Por otro, tenía un claro contenido moral en su desgracia, pues lo que
se presentaba al final era la identificación de la propia vida del espectador
no con el ideal sino precisamente con esa vida cotidiana de los protagonistas
dramáticos que no alcanzaba a serlo: el drama no era solo un hecho de ficción sino también la propia vida del
espectador. Y así, se lloraba porque su vida no cumplía nunca los sueños.
Efectivamente,
el espectador del drama no conseguía nunca la tan ansiada catarsis
característica de la tragedia, es decir: nunca salía del cine satisfecho con su
propia existencia frente al dolor de los otros. De ahí la imposición, fruto de
la propia censura, del denominado final feliz: la historia necesariamente tenía
que acabar bien pues sino descubriría de forma latente la inanidad de la vida
cotidiana. Y lo más sorprendente de esto era que este proyecto artístico, tanto
en la novela decimonónica como especialmente el cine americano clásico o
neorrealista italiano, no se limitaba a la élite sino que se constituía, por
primera vez seguramente desde la aparición del arte y tal vez como última, como
arte popular en el mejor sentido de la palabra: mi madre aún llora con Ladrón de bicicletas o con Stella Dallas –obra maestra sublime-.
Y por fin
llegamos a Boyhood. La posmodernidad
es sin duda la versión llorona de la bohemia. Efectivamente, como su precedente
decimonónico la posmodernidad está encantada de sufrir la desgracia, pues esto
es para ella su símbolo de superioridad personal, pero, frente a la bohemia, lo
que en absoluto está dispuesta es a vivir en una casa sin calefacción, agua
caliente o incluso, por qué no, aire acondicionado. En este contexto, la
posmodernidad ha eliminado todo ideal, tanto personal como social, desde una
supuesta ironía que no es sino complacencia con el mundo. Así, la eliminación
de los llamados "grandes relatos" impide la presencia de un ideal de
vida porque eso es antiguo. Y así, y si se me permite la pedantería
cinematográfica, Almodóvar nunca será Douglas Sirk no por un problema técnico,
eso al español le sobra, sino ideológico.
Por ello, si
analizamos Boyhood como película
veremos que en ella no hay cabida para el ideal. Pongamos algunas pruebas.
Observemos
en primer lugar el personaje, que es clave, de la madre. En su sucesión de
parejas toda su historia está rodada igual, sin un solo cambio entre los tres.
Sin embargo, se trata de tres situaciones radicalmente distintas: un
irresponsable -hay que ver qué simpatía le tiene la rebelde posmodernidad a los
irresponsables y qué poquita, por ejemplo, a los sindicalistas o a los padres
ejemplares-; un maltratador; y, por último, un individuo normal pero ideológicamente
incompatible. Sin embargo, los tres son tratados por igual pareciendo como meros
episodios de la vida. Y esto se refuerza al comparar la escena en que el joven
ha roto con la novia justo antes del baile de graduación –una ruptura que
podríamos calificar como juvenil- frente a la escena en que la madre llora –un desenlace
vital- porque él se va a la universidad: se ruedan igual el primer desengaño
amoroso y la súbita comprension del fracaso de una vida porque no hay ideal. Todo es mero acontecer.
Observemos
otro elemento. En la película permanentemente se van abriendo un elevado número
de historias que sin embargo carecen de desarrollo o conclusión. Esto
resultaría incongruente para el cine clásico. Y la causa sería que este pretende
llegar a un punto, a una meta. Solo así, se podrá comparar con el ideal y ver
si se cumplió. Y para esa meta buscada todo hecho forma parte importante –imaginen
el trineo cuyo lema es Rosebud en Ciudadano Kane-. Sin embargo, al desaparecer
el objetivo vital los hechos dejan de ser parte de una trama, un hilado, y se
convierten en anécdotas, meras puntadas. Pueden ser recordados u olvidados.
Situémonos
ahora en el último ejemplo. El final de
Boyhood es el final de la apoteosis. No tanto porque el protagonista vea
cumplida ninguna de sus esperanzas sino porque, precisamente es la demostración
de que cualquier momento puede convertirse en esa misma esperanza: entodo
momento puede haber plenitud y no solo en el final. De esta forma, la vida ya
no es concebida como un trayecto sino como una mera sucesión de momentos que
deben ser vividos cada uno de ellos plenamente. Así, el resultado final de la
vida resulta solo ser, como nos señalan los libros de autoayuda, el resultado
de eso que se llama ser positivo. Tomar una sustancia estupefaciente, irse a
mitad del desierto y gritar lleno de contento es la forma en que la
posmodernidad celebra su absoluta comunión con el mundo. Frente a ello, el
final de Ladrón de bicicletas o el
final de Stella Dallas resultaron
cargados de tristeza y al tiempo de dignidad: la común unión con el mundo
resulta imposible.
El
comentario má extendido al salir de Boyhood
es que la película es como la vida misma. Es algo cierto. Boyhood
resulta una reproducción absolutamente fiel, en su insignificancia y pobreza, con
una vida insignificante y pobre que se ha convertido en hecho universal: para
usted y para mí. El problema surge cuando la propia obra artística no le pide
más a esa vida y cuando los espectadores de esa misma obra sienten regocijados
que su vida ha sido perfectamente representada.
Tan pobre,
tan insignificante.
Tan nuestra.
jueves, octubre 02, 2014
VIDA INTERIOR/136: SIENDO DE IZQUIERDAS (pero guay)
¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.
Yo siempre he querido ser un tío de izquierdas.
Alguien rebelde.
Así que no diré nunca ¡España! ¡España! ¡España!
Pero sí diré: ¡Catalunya! ¡Catalunya! ¡Catalunya!
Por fin, siendo de izquierdas...
miércoles, octubre 01, 2014
VIDA INTERIOR/135: DIGNIDAD
¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.
Ya están aquí los nuevos Presupuestos Generales del Estado.
Y el gobierno del PP que busca destrozar definitivamente la educación, la sanidad pública y el estado social y democrático de derecho que defiende nuestra constitución ha decidido devolvernos el 25% de la paga extra que nos robaron a los funcionarios.
En mi caso, más o menos, unos 400 miserables euros.
Como si con ello compraran mi voto.
Como si con ello compraran mi dignidad.
Pero se equivocan.
Yo solo empiezo a hablar a partir de 1.000 euros.
Porque soy como ellos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)