sábado, noviembre 29, 2014

PODEMOS PUBLICA SU PROGRAMA ECONÓMICO


Con varios ademanes horrorosos
Los montes de parir dieron señales;
Consintieron los hombres temerosos
Ver nacer los abortos más fatales.
Después que con bramidos espantosos
Infundieron pavor a los mortales,
Estos montes, que al mundo estremecieron,
Un ratoncillo fue lo que parieron. Hay autores que en voces misteriosas
Estilo fanfarrón y campanudo
Nos anuncian ideas portentosas;
Pero suele a menudo
Ser el gran parto de su pensamiento,
Después de tanto ruido sólo viento. 

Félix María de Samaniego (1745-1801) El parto de los montes.

lunes, noviembre 24, 2014

SEÑAS DE IDENTIDAD

El que hubiera sido el mejor escritor español ha ganado un merecido premio.
Hay alegría por ello.
Y hay tristeza por lo no cumplido.

jueves, noviembre 20, 2014

NUEVO CAPITALISMO: DOMINACIÓN Y EXPLOTACIÓN/2

En un artículo anterior nos preguntábamos cómo era posible que el Capitalismo permitiera los derechos sociales y la libertad individual en la sociedad. Esta pregunta venía el caso porque nosotros mismos siempre hemos defendido que el Capitalismo es un sistema totalitario y por lo tanto, creemos, debería extrañar que un sistema totalitario permita el desarrollo de la libertad de los individuos que lo conforman.

Así, en ese mismo artículo anterior, comenzábamos muestra explicación reflexionando sobre cómo todos los sistemas económicos anteriores al Nuevo Capitalismo habían realizado una dominación sobre sus súbditos para poder permitir su explotación económica. Así, analizábamos que en todos los sistemas anteriores existía una diferencia clara entre explotación y dominación. La explotación era la meta final que buscaba conseguir una producción económica determinada que permitiera la vida ociosa de una oligarquía social a través de la producción en el trabajo de la inmensa mayoría de la población. Para conseguir que esta inmensa mayoría se plegara a los intereses de una minoría surgía necesariamente la dominación como medio para conseguir el fin arriba descrito. Esta dominación podía ser de dos tipos. Podía ser, primero, una dominación puramente ideológica en la cual a través de la creación de una serie de pensamientos, teorías, costumbres y demás elementos se buscara al final la entrega voluntaria de esa producción o, al menos, la pasividad ante la expoliación de trabajo. Pero, segundo, también había sin duda una coacción violenta y física, es decir: una dominación donde a través de la violencia y la fuerza física se impedía la sublevación –traduzco: la defensa de sus derechos-  de la mayoría de la población así expoliada. La consecuencia de todo esto, señalábamos, era que la dominación, en este doble proceso, había sido la regla durante toda la historia de la humanidad hasta la llegada del Nuevo Capitalismo.

Sin embargo, resulta curioso como en el Nuevo Capitalismo ha desaparecido la dominación y este es absolutamente compatible con la democracia. Pero, también señalábamos en el anterior artículo que quizá alguien podría decir que esto no era cierto y que en el Capitalismo actual la dominación se seguía ejerciendo del mismo modo. Indudablemente, la realidad puede observarse de muchas maneras incluso de una que es absolutamente falsa.  Por más que las viejas ideologías incapaces de explicar el mundo real se empeñen en falsificarlo para mostrarlo como el mundo anterior y hacer sencillo y compatible su análisis con sus teorías críticas obsoletas –y por tanto, ya no críticas- no cabe duda de que el Nuevo Capitalismo respeta la democracia y, por ejemplo, cualquier teoría puede ser dicha públicamente y defendida. Igualmente, no cabe duda que cada vez un mayor número de países llegan a ser una democracia donde sus gobiernos se eligen a través del sufragio universal y respetan de manera general los derechos humanos. Sería una tarea estadística muy interesante analizar en cuántos países antes de la llegada del Nuevo Capitalismo existía la designación de los gobiernos a través del sufragio universal y en cuanto existe en la actualidad. Parece por tanto, que la democracia no se ha extendido merced al desarrollo del comunismo o de los sistemas alternativos al Capitalismo sino por este mismo sistema de explotación. Por tanto, para quienes creemos que debemos dar respuesta la realidad y no a nuestra visión soñadora y conformista de ella, surge una pregunta que tenemos que responder radicalmente: ¿cómo es posible que el Capitalismo permita la democracia?

La clave de todo el problema, creemos, radica precisamente en un análisis económico de la realidad del Nuevo Capitalismo. En todos los sistemas anteriormente existentes los individuos debían ser obligados a producir beneficio para el propio sistema pues, lógicamente, nadie estaba dispuesto a que de su propia producción le fuera quitada una parte en aras de una clase ociosa. Pero, tampoco conviene confundir aquí los términos. Todos los sistemas anteriores buscaban efectivamente la supervivencia de esa misma clase ociosa y para ello era necesario quitar parte de la producción a la inmensa mayoría de la población que, lógicamente, veían esto como una merma en su propia vida. Por ello, y para realizar esta explotación, había que dominarles, es decir: controlar su voluntad de forma absoluta. El control de esta voluntad, como ya señalamos más arriba, se podía hacer, evidentemente, o bien por medios puramente ideológicos, la mayoría de las veces, o bien a través de la pura acción violenta, las menos veces. Pero lo que nos importa aquí es reflexionar sobre que este proceso era necesario porque la explotación era objetivamente, y era vista como consecuencia de lo anterior, como algo ajeno a la propia vida individual, algo superpuesto a la misma e innecesario.

Y es aquí, donde el Nuevo Capitalismo sorprendentemente cambia de forma radical frente a cualquier sistema anterior. Lo que ha logrado el Nuevo Capitalismo es precisamente integrar de manera esencial la explotación en la propia vida y que esta misma explotación ya no sea algo adyacente a la existencia particular. Y tras esta frase tan brillante corresponde una explicación.

Lo que ha logrado el Nuevo Capitalismo es integrar absolutamente y de forma objetiva, es decir: no en las conciencias sino en la realidad, la explotación a la propia vida. Esto se ha logrado a través del consumo. Efectivamente, la vida actual es esencialmente consumo y este hecho es la clave de la integración de la explotación no como un elemento suplementario de esa misma vida particular sino como la propia vida en sí. Cada uno de los individuos dentro del Capitalismo, y ello nos incluye a nosotros a pesar de nuestro porte radical, vivimos la vida como consumo y por ello como producción de beneficio capitalista. Este beneficio capitalista es una parte fundamental del actual explotación. Así, la explotación ya no es algo que haya que imponer sino algo que por el mero hecho de vivir resulta dado. Cada uno de los sujetos que forman parte del Capitalismo, y esto incluye a todos y cada uno de los individuos que se integran dentro de las sociedades capitalistas, al vivir produce beneficio económico lo quieran o no y por ello su propia vida es explotación: la dominación ya es innecesaria.

Por ello, esto tiene un significado fundamental en relación al propio proceso de dominación. Efectivamente, veíamos que en los sistemas anteriores la dominación era el medio para conseguir el fin que era la explotación. Se trataba de obligar a los individuos, ideológicamente o bien a través de la pura acción violenta, a entregar una parte de su producción laboral. Sin embargo, ya lo sabemos,  en el Nuevo Capitalismo todo esto cambia y cambia radicalmente.

En primer lugar, y esto hay que entenderlo definitivamente para llegar a comprender de forma esencial el nuevo sistema, la explotación ya no se va a producir para mantener a una clase ociosa sino para el mantenimiento del propio sistema que se ha vuelto una realidad objetiva. Es decir, el Nuevo Capitalismo ha superado la concepción de un mero sistema de clases sociales y se ha situado como un sistema que universalmente explota a todos y cada uno de los individuos que lo conforman ya sean éstos oligarcas, clase media, trabajadores precarios, o incluso muy radicales. De esta manera, el Nuevo Capitalismo se ha convertido en un sujeto en cuanto a que ya no puede ser visto como la mera suma de sus partes sino como una realidad diferente a la propia estratificación social.

En segundo lugar, el hecho de que la explotación se sitúe en la vida de cada individuo no de forma accesoria como una coacción ejercida desde fuera sino de forma esencial como parte fundamental de la propia vida, implica la inutilidad, o al menos el carácter innecesario, de la dominación. Si la dominación era un medio para conseguir el fin de la explotación y el Nuevo Capitalismo ha resuelto esto situando la explotación como hecho sustancial a la vida lógicamente, y de acuerdo a la propia argumentación, la dominación ya no es necesaria. La explotación se garantiza más allá de la actitud individual del sujeto o sus ideas pues este para realizar cada uno de los hechos propios de su vida, incluyendo opinar en internet, debe consumir y con ello producir beneficio económico al Capitalismo. Para explotar a los sujetos ya es necesario, por consiguiente, ni una coacción física ni la creación de una ideología. La propia vida se ha convertido en el proceso de explotación y con ello ha hecho innecesaria la dominación.

Sin embargo, alguien podría señalar que si nuestro análisis fuera cierto no se estarían produciendo los recortes en libertades individuales y colectivas que se están dando en Europa en los últimos años –y que nosotros hemos analizado-. Igualmente, alguien podría echarnos en cara que nuestra visión del Capitalismo resultaría extraordinariamente apologética pues si el Capitalismo elimina la dominación haría a los individuos libres. Y a estas dos muy interesantes críticas tenemos responder pero nos parece que por hoy ya hemos aburrido bastante así pues emplazamos a un nuevo artículo.