D. Ricardo publica un artículo titulado Luego vendrán las lamentaciones. El título ya de por sí es más de un matón (tal vez un Liberty Valance) que de una persona dedicada al análisis, un, pongamos, Dutton Peabody: es el título de la amenaza. En él defiende la actuación rusa en Georgia. Bueno, está en su derecho. Sin embargo, lo hace curiosamente con el lenguaje patriotero utilizado, por ejemplo y curiosamente, por EEUU en la invasión de Irak. Así, en el primer párrafo, se habla de custodia de puertos georgianos, fuerzas de paz, repúblicas independientes, es decir: el ideario perfecto para justificar la intervención armada. Y además, falso: porque no puede haber custodia por fuerzas no invitadas de puertos de otro país, porque no hay fuerzas de paz cuando se bombardea y porque Osetia no es república independiente excepto en el Congreso ruso y en la mente de D. Ricardo. Ya saben lo que dijo EEUU de Irak, ya saben lo que dicen D. Ricardo y Moscú.
El segundo párrafo promete más. En él se dice textualmente: Rusia está en su derecho a defender sus intereses. Realpolitik pura y dura de quien se autoproclama, y lo es menos que ayer, de izquierdas. ¿Qué significa esto? Rusia puede defender sus intereses, ¿Y EEUU, no? ¿Por qué? ¿Cuál es la diferencia? ¿Acaso los intereses de Rusia incluyen la extensión de la libertad y un mundo mejor y más justo? ¿Dónde y cuándo me perdí? Pero lo mejor viene ahora: puede llegar el momento en que Rusia considere legítimo y necesario, y con razón, responder a la violencia con la violencia. No sé si recordarán cómo se puso el mermado de Kennedy ante la posibilidad de que hubiera misiles soviéticos en Cuba. O sea, que Rusia responderá a la violencia, ¿de quién?, con la violencia, ¿contra quién? Y ahí entraba el artículo de nuestros colaboradores Liberty Valance y Helios Guevara Castro. Pues si D. Ricardo opina que en ese momento será justa la acción violenta -y el ejemplo que él mismo pone es maravilloso con los misiles cubanos en época sin duda de legítimos intereses soviéticos- deberá pedir en coherencia que la juventud rusa se aliste en el ejército para defender a Rusia, la patria. Una vez alistados, tal vez D. Ricardo, y quizás alguno de sus comentaristas, les contarán qué significa morir por la patria y cuáles son los intereses legítimos. Y así moriran satisfechos en la frontera con Georgia, como los soldados americanos y los iraquíes mueren en Iraq o los palestinos e israelíes en Gaza: en defensa de sus intereses -de Rusia, EEUU, Iraq, Palestina o Israel-. Puro pensamiento de izquierdas.
Vayamos al segundo artículo: Terrible atentado papista contra la libertad artística. D. Ricardo explica en el mismo que el Papa se ha quejado de las imágenes de una exposición en Italia. Hasta ahí normal. El Papa representa una confesión antilustrada y por supuesto no puede estar a favor de la libertad de expresión: le supera. Lo malo viene cuando de lo que no pasa de una anécdota en occidente, vayan a la playa cualquier día o entren en internet y vean quién hace caso al presunto vicario de Cristo en la tierra, D. Ricardo lo extrapola y lo compara, así de pronto, con el hecho de las caricaturas de Mahoma. Y la cosa es terrible porque la comparación es ridícula por varios motivos: repercusión de la protesta, influencia del Papa en la moral social de occidente, intervención de autoridades, … Y lo peor es que cualquiera se da cuenta de que el peso de islamismo no es comparable al peso actual del cristianismo en la sociedad occidental. Cualquiera. Pero, el problema es ¿por qué D. Ricardo, coautor de esto, publica este artículo en estas condiciones? ¿Él no se da cuenta?
Al principio, no tenía pretensión de escribir en internet. Como tanto idiota suelto, lo consideraba, frente al libro, un asunto menor. D. Ricardo me enseñó, sin embargo, que internet, desde aquellos días de El Piquete Digital -EPD, ahora desaparecido de la red sin remedio-, era el futuro del pensamiento crítico. A veces recuerdo esos días y aún hoy hay un círculo pequeño de gente que nos unimos por aquello: D. Ricardo, D. Pocholo, D. Imperialista, D. Sabiopelotas, D. Atreyu y yo mismo. Me olvidaré, de forma injusta, de más. Unos seguimos escribiendo en nuestras respectivas páginas, otros no. De algunos no sé nada. Pero lo sorprendente fue que nunca estuvimos de acuerdo, que nos atacamos y nos contratacamos. Y que EPD, dirigida por D. Ricardo, fue un ejemplo de libertad donde aprendí que internet es el arma, amenazada, del futuro. Sólo puedo estarle agradecido, Sr. Royo-Villanova.