La Filosofía de la Historia pretende algo más
que el estudio de la Historia. La Historia, como ciencia académica, pretende
describir los hechos ocurridos y dar una explicación de los mismos relacionada
con su contexto determinado. Sin embargo, la Filosofía de la Historia pretende
encontrar una causa común y última entre todos los hechos de la historia de la
humanidad y, por lo tanto, encontrar el fundamento último de ellas.
Este artículo trata sobre una Filosofía de la
Historia. En concreto, aquella que defiende que el Patriarcado es la causa
última de la Historia y que esta se explica sustancialmente como la explotación
y dominio de los hombres sobre las mujeres. Y
pretendemos dos cosas.
En primer lugar, y en este artículo y el siguiente, refutar esta Teoría del
Patriarcado.
En segundo lugar, demostrar, al hilo de lo
anterior y en el tercer artículo, que existe un tipo de feminismo de élites cuya finalidad social y
última es defender los intereses de las mujeres que forman parte de la
oligarquía creando para ello una ideología en su entorno.
Entendemos por Teoría del Patriarcado la explicación
que defiende que en la Historia siempre ha existido un gobierno de los hombres
sobre las mujeres, de forma interclasista, y que dicha situación es la
explicación última del desarrollo histórico. Es decir, la división fundamental
de la sociedad sería que los hombres conformarían un grupo social dominante por
su sexo frente a las mujeres dominadas. Este hecho, además, sería la causa última
del proceso histórico y explicaría lo ocurrido en la Historia como un
permanente lucha no de clases, como diría el clásico, sino de género masculino-femenino.
Así, del mismo modo que la Filosofía de la
Historia de la izquierda situó en la propiedad, desde Rousseau, la causa última
de los hechos históricos y luego afinó en las relaciones de producción con
Marx, la Teoría del Patriarcado pretende explicar la Historia como un conflicto
permanente de sexos. De esta forma, el machismo como fenómeno social se explica
en la Teoría del Patriarcado ya no como consecuencia de otro fenómeno que lo
preceda sino como la causa de todo el proceso histórico: los hombres oprimen y
las mujeres son oprimidas. Por lo tanto, en la Teoría del Patriarcado se
pretende explicar el acontecer de los hechos históricos de acuerdo a una causa
última determinada donde las mujeres son permanentemente víctimas por el hecho
biológico de ser mujeres y los hombres son permanentemente verdugos porque
tienen pene (aunque algunos sin exageraciones, no se me emocionen ustedes).
Comencemos por analizar si la Historia puede
explicarse de acuerdo a la Teoría del Patriarcado. Resulta evidente que las
mujeres han estado discriminadas y han tenido menos derechos que los hombres y,
por lo tanto, debemos admitirlo como una realidad histórica. Pero, este hecho
por sí solo no da la razón a la Teoría del Patriarcado, sino que esta sólo
sería verdadera si dicha dominación fuera causa última no sólo de sí misma sino
también de todos los demás fenómenos históricos. Es decir, si ser hombre o
mujer era más relevante socialmente que pertenecer a un grupo social económico
o a otro.
Y aquí es donde entra el problema. Pues resulta
evidente que si bien el poder, en su extensión más amplia posible, ha sido
desigualmente repartido entre hombres y mujeres sin embargo, de ser cierto el Patriarcado,
no debería haber hombres sin poder social ni mujeres con él. Es decir, si la
causa de la estratificación social fuera el Patriarcado, lógicamente no podría
haber en esa jerarquía mujeres por encima de hombres como forma objetiva
social, y no como excepción. Y , sin embargo, esto ha sido así en todos los
momentos de la historia, al menos desde la aparición de la agricultura. Y no
estamos hablando de excepciones puntuales sino de hechos objetivables
socialmente. Las aristócratas estaban por encima de los esclavos o de los plebeyos
y las burguesas por encima de los obreros. No se entiende ahí bien el Patriarcado,
pues, de ser realmente la causa última este gobierno interclasista de los
hombres sobre las mujeres, los hombres, por el hecho de serlo y todos los
hombres, estarían por encima socialmente de las mujeres. Por tanto, no puede
ser el Patriarcado la causa última del proceso histórico sino una consecuencia,
en todo caso, y del mismo modo como lo sería, por ejemplo, la desigualdad
económica o cultural.
Pero, ¿negamos entonces que las mujeres hayan
estado en una posición social por debajo de los hombres? No, en absoluto ¿Entonces
por qué hay machismo? ¿Cuál sería la causa última de la diferente distribución
de poder entre hombres y mujeres?
Ya hemos señalado que no podría ser el Patriarcado
pues eso implicaría que la división social se hubiera hecho siempre sobre la
base sexual y no resulta cierto. Por lo tanto, si creemos que debe haber una
causa última, es decir: si defendemos una Filosofía de la Historia, tiene que
ser otra. Y tiene que ser una que permita explicar como una de sus
consecuencias el diferente trato dado a mujeres y hombres y, a su vez, por qué
en la actualidad existe mayor igualdad que nunca. El problema es, por tanto,
encontrar una causa última capaz de explicar tanto que haya mujeres que tengan
más poder que hombres en la estratificación social objetiva (aristócratas frente
a plebeyos, por ejemplo) como que entre dos personas de la misma posición
social haya habido preferencia por el sexo masculino.
Si situamos como causa última de la Historia la
producción económica, tal y como hace el marxismo, podríamos explicar ambos
problemas.
En primer lugar, la posesión de los medios de
producción divide la sociedad en grupos sociales desiguales: los que los poseen
y los que no. Lógicamente, tienen mayor poder los que los poseen y menos poder
los que están desposeídos. Y eso explica la estratificación social objetiva en
grupos que, de acuerdo a su posesión o no de los medios de producción, tienen
más poder social o menos.
Ahora bien, ¿qué explicaría que en una misma
clase social las mujeres resulten perjudicadas sistemáticamente, y no de forma
individual? ¿Acaso eso puede explicarlo esta causa última?
Esto también se podría explicar convincentemente
si situamos la causa última como la producción económica. Efectivamente, si
vemos la historia de los distintos sistemas productivos veremos como en ellos,
a excepción del Capitalismo que por esto será tan importante en la liberación
de la mujer, la producción material ha sido la característica fundamental del
sistema productivo. A su vez, esta producción tenía como elemento básico la fuerza
de trabajo humano explotada por la limitación de la tecnología. Y aquí es donde
aparece el machismo. Habiendo dimorfismo sexual en la especie humana, el hombre
es mayor y más fuerte muscularmente hablando que la mujer, el resultado es que
su fuerza de trabajo se apreciará más que la de la mujer, que quedaba relegada
a funciones reproductivas y de intendencia. No se trataba por tanto de un
machismo como causa sino como consecuencia del trabajo explotado por la forma
de relación económica. Así, la mano de obra explotada era masculina por su
mayor fuerza física y era esta la causa de que los hombres fueran más
apreciados que las mujeres, del mismo modo que se seleccionaban las plantas en
la agricultura, los mejores especímenes en la ganadería o se mata a los pollos
y no a los pollos hembra –es que ponerlo en femenino quedaba feo…-.
En definitiva, los hombres eran los preferidos
para ser explotados y por eso, paradójicamente, tenían mayor relevancia social:
como las mejores ganaderías tienen más fama en los mataderos llamados plazas de
toros.
De esta forma, y resumimos esta parte, el Patriarcado
es falso porque nunca existió un sistema que se basara en la explotación
sistemática de los hombres, lo que implicaría al universal masculino, sobre las
mujeres. En vez de eso, fue la desigualdad en la propiedad de los medios de
producción la causa última del desarrollo histórico. Y como tal, el machismo y
la desigualdad de las mujeres es una consecuencia de aquel.
Pero, ¿entonces por qué las mujeres han sido sistemáticamente discriminadas frente a los hombres?
Yo es que ahora estoy cansado, uno se hace mayor, pero en breve se lo cuento.