martes, abril 29, 2014

¡HALA MADRID!

¡HALA MADRID!
¡HALA MADRID!
¡HALA MADRID!

Se sigue destruyendo empleo en el primer trimestre del año.
Ah, socio del Real Madrid número 11.042.

domingo, abril 27, 2014

2x1 EN ELVATICANO

Hoy se celebra un solo acto en el Vaticano, pero una doble canonización.
Es un 2x1. Como en el Carrefour.
Parte mala: no se puede elegir el sabor (pasa como en el pack de yogures)
Parte buena: aguantas una homilía y te llevas dos santos (casi como en el pack de yogures).
Pero, ¿cuál es mejor?

De todas formas,no hay que frivolizar con las cosas.
Especialmente, si son cosas serias.

D. Hilarión, en La verbena de la Paloma,  también tiene ese problema: una morena y una rubia.



jueves, abril 24, 2014

RIQUEZA FAMILIAR (superando la crisis)/1

Según el Banco de España, las familias españolas han aumentado su riqueza en un 25%.

Ante esto caben dos opciones:
1.- Alguien se está forrando y no soy yo.
2.-Yo no soy español. Pero siendo antitaurino, eso no es extraño como diría Esperanza Aguirre.

lunes, abril 21, 2014

UCRANIA (hacia el valle de la muerte cabalgaron los seiscientos)

1.- El tema Ucrania es una lucha de poder interna entre dos grupos oligarcas: no hay más. Dos oligarquías internas y dos intereses internacionales, Rusia y la Unión Europea, se enfrentan sobre los habitantes de Ucrania. Esto es el resumen del análisis de izquierdas.
Pero, hay un hecho curioso: la derecha española que clama contra las manifestaciones aquí, sin embargo celebra que allí una manifestación derroque a un gobierno elegido en las urnas y defiende que la UE lo reconozca; la autoproclamada izquierda, que aquí rodea el congreso, condena que una manifestación derroque a un gobierno, pero sólo en Ucrania, y defiende  la intervención rusa.
Que la derecha sea hipócrita no nos preocupa; que la izquierda sea imbécil, sí.

2.- La extinta URSS era un estado totalitario –a veces, conviene recordar lo evidente-. Anclada en una producción en declive, la economía soviética era incapaz de revertirse socialmente en dos aspectos fundamentales: por un lado, en la mejora de las condiciones de vida de la población; por otro, en la formación de un grupo social que, independiente al Partido Comunista, pudiera tener relevancia social y ánimo de cambio. Efectivamente, una sociedad permanentemente depauperada en lo económico, social y cultural no era capaz de generar un grupo que pudiera prosperar económica, social o intelectualmente ajena al interés del PCUS. Por tanto, toda innovación intelectual o  social era reducida de inmediato al fenómeno del partido. Y lo último que quería el partido, oligarquía en el poder, eran innovaciones.

3.- Pero, el cambio vino y fue por la fuerza externa lo que provocó aún más el caos. A diferencia del posterior modelo dictatorial chino, que aprendió del fracaso del PCUS, el partido comunista soviético fue incapaz de liderar el proceso y tampoco supo, como oligarquía, gestionarlo. Así, desapareció el PCUS y en la lucha darwiniana por la existencia solo sobrevivieron determinados individuos. Si la URSS había sido el paraíso de la nomenclatura, la nueva Rusia será el paraíso de los condotieros: Yeltsin fue uno, Putin es otro. Gente venida de la antigua dictadura que sin ideología clara, fuera del populismo, luchan para adueñarse del estado. Y todo lo anterior no hace referencia solo a Rusia sino, con alguna excepción en su parte más occidental, también a las antiguas repúblicas, las colonias soviéticas.

4.- El fin de toda esta oligarquía exsoviética es, y aquí como el fin de toda oligarquía incluyendo la occidental, mantenerse en el poder. Pero hay una diferencia con la oligarquía occidental: mientras que en el capitalismo el precio a pagar para mantenerse en el poder es la innovación permanente y la aprobación de un mínimo de democracia, en el sistema exsoviético es mantener las circunstancias del anterior sistema y no desarrollar una democracia compatible con la europea. Es decir, y esto es clave, la oligarquía exsoviética desea lo mismo que la occidental, mantenerse en el poder, pero su circunstancia económica le lleva a ser mucho  más conservadora. Mientras que esta vive cómoda en la democracia porque su ganancia proviene del intercambio de mercancías –y esto es clave aunque no podamos explicarlo ahora-, aquella tiene un problema con el sistema democrático porque su única ganancia es el gas y el petróleo, el aprovechamiento de los recursos naturales.

5.- Y esto, el conservadurismo de la oligarquía soviética ya sea rusa ya sea ucraniana, se ve reflejado en el poder de la iglesia ortodoxa, que ha venido a sustituir hegemónicamente al partido comunista. Efectivamente, resulta extraño que una oligarquía procedente del comunismo le haga tanto el juego a los popes, pero no lo es si mantenemos nuestro análisis: la iglesia ortodoxa es el guardián de la tradición. Y tradición para la oligarquía exsoviética es poder.
Y, unido a esto, algo que ya había en el antiguo sistema: el nacionalismo. Pero aquí no se trata de un fenómeno solo ruso sino de la izquierda en general: de pronto la izquierda descubre la patria y la unidad de destino en lo universal. Inmersa en una crisis de discurso, solo así parece dispuesta a enfrentarse al nuevo capitalismo. En breve, y si no al tiempo, surgirá la espiritualidad.

6.- Gas y petróleo. Ese ha sido el gran legado de la gloriosa Unión Soviética a su pueblo y a la causa de la emancipación: algo que sucedió hace millones de años y que el PCUS no pudo estropear. Gas y petróleo -bueno, y no conviene olvidar la formación de un ejército de ocupación- es todo el éxito de la economía soviética comunista. Y al igual que en todos los países que basan su riqueza en los productos naturales –los árabes, por ejemplo- la oligarquía ex soviética busca mantener ese statu quo que la mantenga al margen de las innovaciones no necesarias para mantener su control social. No hay que olvidar que la gran contribución de Rusia a la tecnología en los últimos 40 años ha sido el Tetris. Y ya no se exporta –por cierto: ¡cómo molaba el tetris!-

7.- Ahora, por fin, tenemos las herramientas para comprendar lo que ha ocurrido en Ucrania: una lucha de oligarquías para mantenerse a la sombra del gas y del petróleo. En Ucrania ha ocurrido lo mismo que en la madre Rusia. Unas oligarquías cuya base es el inmovilismo, pues no necesitan cambio para mantenerse en el poder, y procedentes del partido comunista  han chocado como tales oligarquías. Y lo importante es señalar esto. Tanto el sector europeísta como el prorruso no deben definirse por estas cualidades sino por ser oligarquías. Es decir, lo primero ha sido la lucha de oligarquías y lo segundo la búsqueda de aliados, Rusia o Europa.

8.- Pero resulta algo más: la amenaza  de la fracturación hidráulica como método de extracción de gas y petróleo. Curiosamente, el presidente ucraniano anterior, Yanukovich, había firmado un acuerdo poco antes de su defenestración para que empresas occidentales comenzarán la extracción por fracturación hidráulica de gas en Ucrania. Así, esta nueva técnica resulta peligrosa para Rusia cuya potencia gasística y petrolera es clásica. Es decir, Rusia necesita hacer que su gas y petróleo sigan siendo vitales para Europa y, especialmente, para sus ex colonias. Y ahí es donde entra el temor ruso al fracking (la fracturación hidráulica) y a cualquier alternativa energética. Y ahí es donde están las famosas minorías rusas amenazadas: la propia oligarquía rusa que teme perder el control de la ocupación.

9.- Y tenemos el resumen.
Los dos bandos enfrentados en Ucrania, cuyas figuras son dos individuos de la catadura moral de Timoshenko y Yanukovich, no luchan por la libertad ni por dos modelos sociales contrapuestos sino solo por sus propios intereses como oligarquías: conseguir la mayor parte del pastel en futuros contratos.
Rusia, es decir la oligarquía rusa, que no defiende los derechos humanos ni civiles de los ciudadanos rusos en su propio país, no piensa tampoco defenderlos para la población de origen ruso en Ucrania. La intervención rusa en Ucrania no es más que la defensa del interés de esa oligarquía. Por eso, cuando Putin habla de los intereses de la madre Rusia en realidad habla de sus intereses. Y en un doble sentido: primero, para que se mantenga el statu quo actual; segundo, para evitar que Ucrania, o sea su oligarquía, se independice de Rusia, o sea su oligarquía. El pasaporte ruso repartido graciosamente es la muñeca chochona de las ferias: siempre gana el feriante.
Y la UE y EEUU tampoco luchan por la libertad. Tan idiota es pensar que Putin defiende algún derecho como creer que esta UE piensa en términos de derechos ciudadanos. Aquí lo que hay es intentar contrarrestar el poderío ruso en la zona como respuesta a la creciente acción exterior de Rusia y su posible subida a la parra en el tema del gas. E igualmente, buscar continuar con el fracking en Ucrania para conseguir gas más barato, como ha hecho EEUU, mientras ecológicamente se prohíbe en Europa. Se trata del toque de atención de una mafia a otra.

10.-Pero lo más triste de todo no es que las oligarquías se enfrenten sobre la gente, sino la respuesta de la autoproclamada izquierda (o al menos de una parte sustancial de ella en las redes sociales) ¿Por qué la izquierda no analiza el hecho desde la perspectiva anterior, o desde otra perspectiva pero con contenidos clásicamente izquierdistas, y se dedica a defender  a Putin y a sus secuaces?
La respuesta es sencilla: ausencia de discurso ante la nueva situación económica, la expansión del nuevo capitalismo, y sus consecuencias a nivel mundial. Y esta ausencia de respuesta tiene una consecuencia fundamental. Como no hay un nuevo análisis político de la nueva economía globalizada la respuesta es la resistencia primitiva: la vuelta al pasado. Así, la izquierda recoge el discurso de la guerra fría frente al imperialismo americano, y que todo lo que vaya contra él es bueno, y el nacionalismo como redención ante la globalización del capitalismo. Recoge, curiosamente, el mismo discurso que Putin aunque por motivos distintos y ello le lleva a defender coherentemente a Putin. La izquierda no está ya a sueldo de Moscú, es que desgraciadamente es tan reaccionaria como Moscú.
La pérdida de discurso de la izquierda ante el desarrollo del Capitalismo ha producido una izquierda reaccionaria. Si hay una nueva situación, sustancialmente distinta, utilizar el discurso anterior del antiimperialismo o del nacionalismo descolonizador –que de por sí ya no eran discursos progresistas-  acaba en lo actual: reacción pura y dura. Así, la autoproclamada izquierda revive discursos en que coincide con un individuo como Putin y habla de naciones, derechos históricos y demás parafernalia de la reacción.

y 11.- En 1854, Tennyson, ante la locura de una carga de caballería contra cañones en la guerra de Crimea y donde murieron cientos de pobres soldados, escribió el poema La carga de la brigada ligera.  En su estribillo se repite: hacia el valle de la muerte cabalgaron los seiscientos. La autoproclamada izquierda defendiendo al autócrata Putin tiene la misma imbecilidad épica que Tennyson, pero le falta su potencia poética –sí, todo documento de cultura es a la vez un documento de barbarie, como decía acertadamente Benjamin- . Pero, ello no significa que no cabalgue también, rodeada de la fanfarria hortera y no del verso,  hacia el valle de la muerte.


sábado, abril 19, 2014

SÁBADO DE GLORIA

Muy interesante. 
Antonio Piñero nos deleita, por tercera vez, con su conocimiento desde una perspectiva puramente histórica sobre triunfo de la visión de San Pablo en el Cristianismo.


 Conferencia: El clamoroso éxito de Pablo

viernes, abril 18, 2014

VIERNES SANTO

Muy interesante. Antonio Piñero nos vuelve a deleitar con su conocimiento desde una perspectiva puramente histórica sobre el Cristianismo en general y sobre Jesús.


Programa Mis enigmas favoritos: Preguntas sobre Jesús.


jueves, abril 17, 2014

JUEVES SANTO

Muy interesante. 
Antonio Piñero nos deleita con su conocimiento desde una perspectiva puramente histórica sobre el Cristianismo en general y sobre Jesús.


Programa Mis enigmas favoritos: Jesús de Nazaret 

miércoles, abril 16, 2014

EL GOBIERNO DEL PP Y LA FILOSOFÍA/8

El gobierno del PP ha eliminado la Historia de la Filosofía de la educación. Pero, ahí no cesa su programa oculto.

El gobierno del PP recuerda a Nietzsche que por cada vuelta del Eterno Retorno se pagará IVA.

viernes, abril 11, 2014

CASTIGADO (no soy de izquierdas de verdad, pero lo intento)

Ser poco de izquierdas  merece un castigo. Catalunya o Euskal Herria son sin dudas naciones (miren si no el frontispicio de La Haine, página rebelde donde las haya), pero el estado español es un invento de los explotadores.  Yo me culpo de pensar y de defender que no hay naciones: yo no soy de la auténtica izquierda. Por eso, me arrepiento ante los que tienen una unidad de destino en lo universal y avergonzado escribo 100 veces.

Seré un buen izquierdista: me reiré de España y defenderé a Catalunya.
Seré un buen izquierdista: me reiré de España y defenderé a Catalunya.
Seré un buen izquierdista: me reiré de España y defenderé a Catalunya.
Seré un buen izquierdista: me reiré de España y defenderé a Catalunya.
Seré un buen izquierdista: me reiré de España y defenderé a Catalunya.
Seré un buen izquierdista: me reiré de España y defenderé a Catalunya.
Seré un buen izquierdista: me reiré de España y defenderé a Catalunya.
Seré un buen izquierdista: me reiré de España y defenderé a Catalunya.
Seré un buen izquierdista: me reiré de España y defenderé a Catalunya.
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Seré un buen izquierdista: me reiré de España y defenderé a Catalunya.

jueves, abril 10, 2014

CATALUNYA TRIUNFANT (y van...)

Los nacionalistas piden votar sobre si el Barça pasa o no a semifinales.
La autoproclamada izquierda exige escuchar al pueblo catalán.

lunes, abril 07, 2014

EL GOBIERNO DEL PP Y LA FILOSOFÍA/7

El gobierno del PP ha eliminado la Historia de la Filosofía de la educación. Pero, ahí no cesa su programa oculto.

El gobierno del PP señala que las críticas de Kant carecen de fundamento.

martes, abril 01, 2014

VINO CON CASERA: CAPITALISMO E IDEOLOGÍA

La gastronomía es, no cabe duda, un hecho cultural relevante. En ella se puede ver no solo los gustos culinarios de una sociedad determinada sino, buceando un poco, algo más sobre esa misma sociedad. Efectivamente, la gastronomía de una sociedad nos habla de su economía y nivel de riqueza a través de los productos usados; su grado de igualdad o no, a través de los platos exclusivos de ciertas élites o compartidos; sus relaciones internacionales, con sus comidas exclusivamente regionales o asumiendo lo extraño; … y  así una serie de elementos. Por eso, tratar sobre gastronomía no es desdeñable para comprender a un colectivo humano.

Pero, y esto no conviene olvidarlo, también la basura nos habla de todo eso. O los excrementos, como los cropolitos fosilizados, nos pueden ayudar a comprender el pasado. O la esclavitud, el arte, el infanticidio, la filosofía, los sacrificios humanos,… Es decir, que algo forme parte de la cultura como civilización no la hace un fenómeno sublime necesariamente.

Sin embargo, no cabe duda de que hoy en día la gastronomía está de moda: se ha convertido en gran cultura. Cualquiera conoce a alguien, incluso yo, que sabe de vinos o de comida japonesa o de las diferentes maneras de servir un gin tonic. Incluso, alguno argumenta sobre cocina deconstruida y vaporizada. Y aquí empieza lo interesante. Porque, sin duda, los gustos culinarios parecen ser libres y absolutamente subjetivos -hay un refrán tradicional que dice sobre gustos no hay nada escrito- pero resulta que todo este hecho gastronómico va en contra de dicho refrán. Y esto es curioso en una sociedad que presenta un discurso de la libertad individual tan potente: parecería que todo es subjetivo menos, curiosamente, cómo servir una ginebra con tónica. O que nadie puede gobernar mi vida excepto un cocinero de moda que me dice qué voy a cenar para luego pagar un precio desorbitado por ello. Así, lo que resulta hoy interesante del estudio de la gastronomía no es tanto ella misma como recetario sino algo distinto: ¿por qué la gastronomía en sí misma está de moda?

Nosotros vamos a intentar desentrañar esto. Y lo vamos a hacer siguiendo aquel esquema que creemos más correcto. Este esquema es, como nosotros mismos, simple. Para entender el tema del éxito arrollador de la gastronomía hoy no hay que tener un paladar exquisito o notar los suaves aromas de roble caramelizado en nuestro vino –siempre con casera- sino analizar el proceso económico. En definitiva, y ya al grano, vamos a defender que la importancia desmedida de la gastronomía es un ejemplo de la ideología en el nuevo capitalismo. Más exactamente aún es un ejemplo de la nueva ideología: la alienación negativa.

Pero, para entender esto primero deberemos resumir las características de este sistema capitalista. Brevemente -para más información ver columna de la derecha con los artículos donde pone capitalismo- señalaremos estas características que ahora, luego veremos otra fundamental, nos interesan.

Primero, el nuevo capitalismo ya no se basa exclusivamente en la explotación del trabajo sino de la vida humana como producción. Esto quiere decir, o sea lo de ahora es lo mismo que lo de antes pero menos pedante, que el consumo ha entrado a formar parte de la producción económica. Así, un ser humano produce mercancía cuando trabaja y cuando consume: todo el tiempo de su vida. La vida humana, y ya no solo el producto de su trabajo, es producción de mercancías y ella misma es mercancía.

Segundo, esta introducción del consumo en la producción implica la necesidad de una población que gane lo suficiente para consumir de forma habitual, es decir: que vaya más allá del nivel de ingresos de supervivencia –y antes de gritarme, por favor mire esto sobre el actual proceso de depauperación-.

Así las cosas, ya tenemos las piezas que nos van a permitir explicar la condición de posibilidad del auge de la gastronomía y, después, la causa de su éxito. Porque son dos cosas distintas. Desarrollemos.

La condición de posibilidad se refiere a que la gastronomía como industria solo es posible cuando la población con recursos es tan amplia que permite comer más allá de la mera supervivencia y gastar dinero en escoger el alcohol que nos emborrachará. Así, la industria de la gastronomía, aunque no la artesanía a la que bastaba una clase ociosa, solo ha sido posible con el nuevo capitalismo porque solo con ella ha adquirido una clientela suficiente. De esta forma, la condición de posibilidad de la gastronomía es el propio capitalismo donde el consumo se ha generalizado. O dicho de otra manera: la industria gastronómica es, como el mercado del arte o la industria de las armas, producción capitalista.

Sin embargo, esto no explica su auge. Porque al igual que ha surgido la gastronomía podía haber surgido cualquier otra industria: por ello, hay que explicar algo más. Hay que explicar la causa de que haya sido la gastronomía y no, por ejemplo, la paleografía medieval o la filosofía kantiana lo que se haya puesto de moda aparentemente perdurable. ¿Por qué la gastronomía y no otra cosa?

En algunos artículos hemos hablado ya de un concepto al que hemos bautizado como alienación negativa. Con él, nos referimos a un hecho absolutamente novedoso en la ideología del nuevo capitalismo. Todas las ideologías anteriores, incluyendo la alienación en el trabajo clásica del marxismo, consistían en la integración del individuo en la dinámica social perdiendo su subjetividad. Sin embargo, la alienación negativa se presenta, y aquí esta palabra es importante, como lo contrario. Efectivamente, la alienación negativa consiste ya no en la integración social sino en la sublimación, falsa, del yo frente a la sociedad. La alienación negativa –como decíamos en el artículo citado- implica que el individuo se siente absolutamente desligado de la sociedad -que en realidad le da la forma como lo que realmente es, pura mercancía- y presenta su yo ante los otros y ante su conciencia como algo absolutamente alejado de la esfera social: algo prístino. El yo vive, presuntamente, independiente a la estructura social y se percibe a sí mismo por encima de ella. Surge así la nueva alienación negativa: el sujeto gana su individualidad quitándole a la objetividad la verdad de su componente. Es una ensoñación que hace a cada individuo creerse irrepetible cuando en realidad está colocado como mera mercancía en la estantería del supermercado real. Es negativa porque lo que resalta es la individualidad, frente a la anterior que perseguía la totalidad, pero es alienación porque el individuo realmente no supera la heteronomía de su existencia ganando autonomía: su única razón suficiente, jugando con el lenguaje filosófico y significando con ello la condición que le hace ser lo que es, es ser mercancía.

Pero, ¿y todo este rollo para qué? Porque ahora corresponde -¡por fin!- explicar el auge de la gastronomía como ideología del nuevo capitalismo. Efectivamente, la gastronomía cumple a la perfección ese modelo de alienación negativa que acabamos de presentar.

En primer lugar, la gastronomía, ese sumiller aficionado, es una exaltación del yo como aventura elitista. Efectivamente, la gastronomía consiste en convertir un acto cotidiano, alimentarse, en un presunto arte. Así, el gastrónomo entra idealmente en una élite de quien come de otra manera frente al común de los mortales que tragamos sin saborear las excelencias de un producto. De esta forma, la pertenencia a una élite garantiza el elemento de la distinción necesario para sentir la supremacía del yo.

En segundo lugar, esto se realiza de forma frecuente. El gastrónomo puede alimentar su ego cada día y en lo cotidiano. Tanto tratándose de la comida en sí como de la conversación informal frecuente sobre la misma, aquel puede destacar con frecuencia y de forma social. Su distinción es, así, habitual.

En tercer lugar, este yo del individuo cree alejarse del entramado social productivo, de eso que se llama infantilmente consumismo, que se identifica con la comida rápida. Efectivamente, la comida rápida,  rápidamente demonizada, ocupa en la mentalídad ideológica de los individuos la esfera del sistema social de producción capitalista enfrentada a los artistas de los fogones como concepto artesanal y, con ello, angelical. Así, toda la industría capitalista de la gran cocina no se percibe como tal sino como un grupo aficionado y altruista de resistencia a una pérdida de valores tradicionales y bondadosos. Con ello, la influencia de este lobbie de intereses económicos se presenta como un asunto de interés público llegando a hechos patético como, por ejemplo, prohibir las aceiteras rellenables en los restaurantes en aras de una presunta autenticidad porque el lobby del olivo, hipersubvencionado, así lo decide para su beneficio. De esta forma, el sumiller aficionado piensa que su accion escapa del ámbito mercantil, que él identifica erróneamente solo con la industria de la comida rápida, y se aleja de la esfera productiva para formar parte de la espiritualidad -este concepto tan repugnante-.

Así, y por todos estos puntos, el individuo ya ha cumplido con la alienación negativa. Por un lado, su gusto presuntamente excelso y altamente cultural no es más que consumo y con ello producción capitalista. Pero, al tiempo, y por otro, se le presenta subjetivamente como una sublimación suprema de su propio yo sobre la realidad que le rodea. Efectivamente, el sumiller aficionado  exalta su yo frente a todos esos que comen en las cadenas de comida rápidas, se alimentan de congelados o incluso i Dios mío! le echan casera al vino.

Ya acabamos, pero hay una última cuestión ¿Por qué la gastronomía y no el pensamiento de Kant?  
Hay tres respuestas. La primera, es por su sencillez. Para ser un sibarita no hace falta una preparación cultural previa que sin embargo sí se necesitan para Kant -que por eso se reserva para las élites-: es una conformación ideológica de masas. Además, segunda ventaja, la gastronomía implica exaltar lo cotidiano del yo, cada día se come, frente a la cultura que resulta temporalmente extraordinaria.  Por último, y tercera ventaja, la gastronomía en sí misma, y como contenido, nada puede aportar como conciencia de la propia situación social. Así, la gastronomía será siempre más fácil para la alienación negativa que la propia cultura, pero eso nunca implicará que el consumo cultural no sea, a su vez, alienación negativa -ser listo mola- sino que en ese contenido objetivo de la cultura aún puede haber algo diferente.

La exaltación de la gastronomía es un ejemplo perfecto de la alienación negativa. Por supuesto, no se trata de que cada individuo haga conscientemente esto, no se duda de su sinceridad, sino de que la función social objetiva es esta. La alienación negativa en sí misma es independiente del objeto de consumo concreto en que se realiza. Es decir, la alienación negativa es formal y significa el consumo mismo. Así, hay un cambio fundamental con la idea de ideología clásica. En la marxista pura la ideología se define por su contenido concreto; en la ideología actual, la alienación negativa, la ideología no es un contenido sino la forma en que se presenta socialmente todo. Consumir vino o leer a Kant o llevar un blog extremadamente crítico son ideología porque su función social objetiva es generar esa misma alienación descrita. La vida es ideología.

Y ahora sí acabamos.
Me voy a tomar vino con casera para sentirme yo frente a la sociedad.