Coro: Has tenido efectos secundarios?
Yo: #ComunismoOLibertad
Coro: Has tenido efectos secundarios?
Yo: #YoSíTeCreoHermana
Coro: Has tenido efectos secundarios?
Yo: #EducaciónPorCompetencias
Corifeo: Oh, dioses. Uno más.
"Ilustración es la salida del hombre de su culpable minoría de edad."
2.- La Pública no tiene COPAGO en forma de cuotas. 1.590€/año media en la Concertada.
Hay
sin duda una polémica sobre la vacuna de AstraZeneca. Lo primero de todo es
señalar que dicha polémica no es sobre las vacunas en sí mismas, nadie discute
que son útiles y necesarias, sino solo sobre esta vacuna en concreto. Es decir,
no se trata de algo relacionado con los ignorantes antivacunas, sino de un tema
concreto.
El
problema surge porque el empleo de la vacuna ha coincidido, de forma casual o
causal porque todavía no lo sabemos y así lo ha reconocido la propia Agencia
Europea del Medicamento de la Unión Europea este mismo jueves 18 de marzo al
no poder descartar la relación, con
una serie de casos mortales de trombosis. Por lo tanto, aquí el asunto es
si esta vacuna debería seguir poniéndose o no ante estos casos.
Además,
el problema se pone aún más interesante porque resulta que esta vacuna
particular no es la única posible, sino que hay otras dos vacunas ya aprobadas y
poniéndose sin tantos problemas, y que si no están con mayor disponibilidad es
por la inutilidad de la UE y sus contratos secretos, y otra muy próxima. Por lo
tanto, parece que habiendo más vacunas disponibles, y por un principio
meramente de precaución, se debería parar la administración de la vacuna
sospechosa aun cuando no se pudiera confirmar ni sus sospechas ni su inocencia.
Es decir, no es parar la vacunación sino dejar momentáneamente de poner esta
vacuna.
Sin
embargo, lo curioso del caso es que rápidamente las instituciones gubernamentales
y los conocidos como expertos, dejando de lado este principio de
precaución, se han lanzado a la defensa de esta vacuna en particular. Y la
pregunta es inmediata y doble: primero, ¿tienen razón al hacerlo?; segundo,
¿por qué?
Vamos
a responder.
Lo
primero es que a alguien le puede parecer atrevido que nos metamos en este
tema. Hombre, nos dirán, usted qué sabe de inmunología… Por ello, resulta
pertinente, lo primero de todo, distinguir entre decisión técnica y decisión
política.
La
decisión técnica es una decisión tomada exclusivamente con criterios
científicos concretos sobre un tema y limitada también, por tanto, al estrecho
campo de estos conocimientos. En este caso, la decisión técnica sería cómo
hacer la vacuna, yo no tengo ni idea, y si la vacuna se debe aprobar de acuerdo
a los requisitos fijados por esos mismos técnicos. Sin embargo, la decisión política refiere a la
toma de decisiones qué atañe al ámbito social y, por lo tanto, a lo general y a
la vida de las personas en cuanto a ciudadanos. En este caso, refiere en
concreto a si los casos acaecidos en relación a la vacuna de AstraZeneca,
varios mortales, son o no relevantes a la hora de parar esta vacuna aduciendo
el ya citado principio de precaución. Es decir, la decisión política guarda
relación con aquello que atañe a las personas en cuanto a ciudadanos mientras
que la técnica a una especificidad muy concreta.
Así
pues, cuando los expertos hablan sobre la vacuna de AstraZeneca podrán
hablar efectivamente con más conocimiento, sin duda alguna, de sus aspectos
técnicos, limitados al contenido científico de la ciencia correspondiente, pero
en cuanto a las decisiones políticas sobre la misma vacuna tendrán la misma
fiabilidad a priori y el mismo derecho a opinar que cualquier otro ciudadano. Los
expertos, por tanto, podrán afirmar con pleno conocimiento sobre cómo hacer la
vacuna y si se debe aprobar o no, pero su opinión sobre si es asumible un
riesgo estadístico determinado, es decir: cuántas muertes de ciudadanos son
admisibles en la dispensación de determinada vacuna, tendrán la misma autoridad
intelectual a priori que mi opinión o la de usted. Porque este último tema ya
no lo tratan como expertos en virus o microorganismos, sino que están hablando como
ciudadanos y sobre ciudadanos. Escapa, por consiguiente a su campo de acción
como tales expertos. Y todavía, aunque no duden que saldrá pronto en el mercado
universitario una vez que ya hay chorraditas como experto en ética, no
hay una especialidad en Ciudadanología.
Pero
obsérvese que hemos utilizado la expresión tendrán la misma autoridad
intelectual a priori que mi opinión o la de usted. Efectivamente, no
estamos diciendo que todas las opiniones, en concreto en este caso sobre si se
debería o no de continuar con la vacunación de AstraZeneca, sean igualmente
válidas. Al contrario, decimos que apriori todo ciudadano, al tratar un tema de
ciudadanía y no de especialización, podrá opinar con el mismo derecho previo sobre
dicho tema. Pero una vez afirmado algo, a posteriori, podremos analizar o no su
verdad o razón. O dicho de otro modo, el principio de autoridad no debe ser
aquí admitido pues no hay autoridad previa alguna en cuestiones de ciudadanía,
esto es: política. Todos hablamos, a priori, desde el mismo nivel y luego
nuestras opiniones serán interesantes o idioteces.
De esta manera, por supuesto deberemos conocer
e interesarnos por la opinión de los expertos en su campo de especialización, y
ahí tendrán un principio de autoridad a priori aunque luego pueden lógicamente
equivocarse, pero una vez fuera de él, tendrán la misma autoridad que cualquier
otro ciudadano.
Sin
embargo, y esto es interesante, lo que se está haciendo es crear un clima en el
cual el experto, por el hecho de ser experto, tendrá siempre la razón ante
cualquier tema. Y así el inmunólogo, o todavía más ridículo el experto en bioética
y moral, será quien deba tener la única voz para decidir cuánta proporción
estadística de muertos es admisible o no en este proceso de vacunación. Y esto
es lo interesante del tema. La tendencia a construir la política, es decir: las
cosas que atañen directamente a la ciudadanía, en materia exclusiva de
expertos. Es decir, reutilizar el esquema que ya se usó durante la crisis económica
para recortar derechos sociales, económicos y políticos bajo el amparo de la
opinión experta.
Digamos
ya la tesis. La epidemia de COVID19, como antes ocurrió en la crisis económica,
está siendo aprovechada para crear las condiciones necesarias para la
implantación definitiva del Neoliberalismo como forma de gestión económica del
Capitalismo. Y este tema de la glorificación de los expertos no es ajeno,
aunque por supuesto no sea el único, a esta decisión política. Porque una clave
del Neoliberalismo es acabar con la intervención democrática, es decir:
ciudadana, en el campo económico, y de ahí tanto interés en los expertos. Se
está construyendo así un estado general de opinión donde el experto, acuérdense
de los hombres de negro, deben dirigir la política. Y el siguiente paso será
eliminar ciertas cuestiones políticas, económicas y sociales de la acción de la
política, limitando con ello la democracia, bajo la excusa de que son
cuestiones de expertos. Es, en definitiva, el fin de la democracia.
Pero esto, ya lo analizamos el próximo día.
❗❗AVISO❗❗