1.- Por supuesto que la verdad judicial no es necesario que coincida con la verdad. De hecho, creer lo contrario sería algo así como defender la infalibilidad de la judicatura y con un personaje infalible en el mundo ya, creo, tenemos suficientes. Puede haber juicios injustos, por supuesto. Otra cosa bien distinta es que nunca sea posible que coincidan la verdad judicial y la real. Pues habrá casos en que sí y casos en que no. Y en el caso del 11-M va a ser que sí.
2.- ¿Hubo conspiración? La respuesta clara y definitiva es, siempre ha sido, que no. Y no la hubo en un doble sentido. En primer lugar ni ETA, ni los servicios secretos marroquíes ni, por supuesto, el PSOE participaron de conspiración alguna; en segundo lugar, el objetivo del atentado no era desalojar al gobierno y dar un vuelco electoral. A Al Qaeda le importa poco quien gobierne porque su enemigo no es el gobierno de España sino la misma existencia de España. Los enemigos de Al Quaeda somos usted, yo y todos. Y, fundamentalmente, la Ilustración y el progreso.
3.- ¿Y por qué se dio entonces ese vuelco electoral? Porque ante el atentado se dieron dos estrategias de marketing con finalidades distintas y, por tanto, solo podía ganar una. Empezó, y esto es muy importante a la hora de culpar, el gobierno que vio el cielo abierto –recordemos que entonces la única discusión sobre el resultado electoral era si habría o no mayoría absoluta- ante la posibilidad de un atentado de ETA que podría utilizar para alcanzar ese triunfo definitivo. Cuando comenzaron las dudas sobre la autoría, el PSOE, a través del grupo PRISA en algo que Zapatero
tuvo muy en cuenta luego pero de forma paradójica, inició su campaña. Posteriormente, se precipitaron los acontecimientos desde engañar a la ONU hasta las manifestaciones espontáneamente planificadas. Como sólo podía ganar uno, ganó solo uno. Pero no fue el atentado la causa, sino la actuación del gobierno: vean sino Nueva York y Londres.
4.- ¿Y por qué surgió la teoría de la conspiración? La inventó, en su sentido literal,
El Mundo. ¿Causa? Sencillo. Lo que está en juego en el futuro es de una capital, de nuevo observen la palabra, importancia: el control de las nuevas formas de información (televisión digital e internet) y eso lo va a hacer fundamentalmente el gobierno de turno a través de leyes.
El Mundo le ofreció así al PP ser su grupo periodístico, a imitación del (antiguo) tándem PRISA/PSOE o del nuevo MEDIAPRO/ZP, construyéndole una invención de la que pudiese sacar rédito electoral y salvar los dirigentes la cabeza. La teoría de la conspiración fue así el pliego de condiciones que se entregó al PP para convertirse en su aliado y no la búsqueda de ninguna verdad. EL Mundo hacía una oferta y el PP la aceptó.
5.- ¿Y por qué el PP apoyó la teoría de la conspiración? Ya hemos hablado de ello en
otro sitio. En realidad la teoría le vino muy bien al PP, resumimos lo dicho, por dos motivos: por un lado, porque públicamente se presentaba su derrota no por motivos de torpeza interna, con lo que la cúpula debería dimitir, sino como una trampa hábilmente planificada -nota: tan hábil resultaba que unos periodistas la desenmascaran en dos ratitos pero engañó a todo un gobierno de gente muy preparada (son liberales y ya se sabe que siempre el de arriba está muy preparado)-; por otro, porque afianzaba en el poder a esa cúpula dirigente frente al asalto de los nuevos. En el fondo para Zaplana, Acebes y Rajoy la teoría de la conspiración era la única manera de presentarse ante la opinión pública no como inútiles o mentirosos, escojan ustedes: yo prefiero mentirosos e inútiles, sino como víctimas. Y el poder es apetecible. Sin duda porque cada noche se acuestan pensando en hacer el bien y lo necesitan para ello.
6.- ¿Y
El Mundo? Ya lo dijimos. Jugó a ser el grupo al cual el PP debería el poder. Y luego, el desarrollo legal por ese mismo gobierno de la nueva sociedad de información –por cierto, olvídense del internet que conocemos ahora: verán como se restringe- debería favorecer sus intereses empresariales.
7.- Pero, ¿entonces el grupo PRISA trabajó por la verdad? Al grupo PRISA le importaba tan poco la verdad como a
El Mundo. Pero, al comenzar a tambalearse la versión electoral del gobierno del PP vio el cielo abierto. Es la misma estrategia de
El Mundo pero, el grupo PRISA sabe más de esto, lo pensó antes. Si podía hacer que el PSOE ganara unas elecciones que tenía perdida de antemano el PSOE pagaría el favor. Y en juego, ya saben, la llamada sociedad de información (explotación de bandas electromagnéticas, o sea)
8.- Al menos, ¿actúo legítimamente el PSOE? Pues, tampoco. Avisado por PRISA aprovechó su oportunidad. Y montó una campaña de reacción, de nuevo obsérvese que fue de re-acción, ante las mentiras del gobierno para ganar las elecciones. Y su única finalidad, lejos de la verdad y de todo eso como ya había demostrado antes y mostraría después, fue esa.
9.- ¿Y, volviendo al atentado, entonces que buscaba Al Qaeda? Pues ni dar un vuelco electoral, primera mentira, ni reaccionar ante la guerra de Irak, segunda mentira. Al Queda, en eso se parece al nacionalismo vasco, vive en una ensoñación histórica y en ella España es culpable. La causa es que España es el único país que ante la expasión islámica –el imperio turco no es expansión del islam sino de un estado- la derrotó después de pertenecer a ella. O dicho de otro modo: España tiene como tal un pecado original que es que su formación guarda una estrecha relación con la derrota del Islam. Por eso Al Quaeda amenaza a España y cuando habla de Al Andalus no es un chiste: vuelan trenes por ello. Y va a morir más gente, tal vez nosotros o cualquier lector, por ello. Porque, no lo olvidemos nunca, los de Al Qaeda son una gentuza y son nuestros enemigos. Pero no sólo enemigos de España, Francia o EEUU sino enemigos de la libertad y la Ilustración. Y por eso último enemigos nuestros.
10.- ¿Es todo tan triste realmente? ¿Todos miraron por su interés de buscar el poder? Hay dos formas de analizar la política y la realidad. Una, que se impone desde los propios partidos y los medios, se basa en la individualidad de los sujetos y concluye con el culto a la personalidad -
con Z de Zapatero o a lo Esperanza Aguirre y su
de acuerdo en todo lo que diga Rajoy-; otra, la nuestra, en la objetividad de las instituciones y relaciones sociales. En la primera versión, la moral individual actúa como causa de las acciones; en la segunda, la responsabilidad moral es aceptar o no las condiciones que se imponen objetivamente y es, por tanto, consecuencia. Aquí no se trata de que los políticos o los periodistas sean malas personas y por eso actuaran así, aunque acabarán teniendo una responsabilidad moral a posteriori como individuos en su repugnante comportamiento, sino que en la lucha de poder deben comportarse de determinada manera, como miserables, o desaparecer al actuar como buenas personas. Es parecido al animal de carroña: quien sienta lástima por el cadáver y lo entierre se quedará sin almuerzo.
11.- Y una historia personal breve. El día del atentado me informó del mismo un, por otra parte excelente, profesor de matemáticas camino del trabajo. Y yo comenté: qué raro que ETA haga un atentado de ese tipo. Luego, Acebes dijo que quién dudara era un miserable. Lo bueno del tiempo, y aquí viene la responsabilidad moral, es que luego ha quedado claro quiénes eran y son los miserables.