miércoles, enero 31, 2007

EL VALOR DE LAS PALABRAS

La negativa a que las palabras tengan un valor propio es un principio básico de la publicidad. Se trata de que los conceptos no signifiquen nada más allá de lo concedido socialmente para evitar que el espectador piense. Es sencillo convertir las palabras no en elementos de pensamiento crítico sino en ritual: las palabras significan así lo que autoafirma la propia ideología. Y ese aire en el cual las palabras, y con ellas el discurso, desaparecen como elemento de razonamiento y solo se transforman en un elemento autoidentificativo es frecuente en la política. Pero unas veces se va más lejos de otras. Ya hemos citado aquí ese aire que va adquiriendo IU en este totalitario proceder (ecologistas, socialistas, feministas cual una, grande y libre) pero hoy únicamente, cuando ya ese únicamente ha perdido todo sentido porque el escándalo nada implica, vamos a citar, sin más comentarios, las palabras de Miguel Sebastián, candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid. Ha dicho, textual, sentirse comprometido con valores progresistas, socialistas y liberales (El País, 23 de enero 2007). No está mal. Lástima que los valores socialistas y liberales sean tan contrarios en su contenido. Pero para que te voten, repetimos, no está mal. Aunque se echa de menos, es una modesta proposición, decir que si se gana se formará un gobierno madrileñista y de izquierdas. Sería ya, en cualquier medida, el colmo del progresismo, liberalismo y socialismo. Y juntándolo en un lema con la palabra izquierda quedará, indudablemente, precioso.

lunes, enero 29, 2007

JUSTICIA, PIEDAD Y EL ASESINO DE JUANA CHAOS

El tema del asesino, no sé si de masas pero sí de grupo, veinticinco en total, De Juana Chaos, ha removido la conciencia de la autoproclamada izquierda. Eso es bonito. A su vez, ha llevado a la derecha a las cotas máximas de pensamiento ilustrado mientras exigían justicia sin fin aunque cayera el cielo. Eso es hermoso. Lastima que en otras circunstancias, ya ha ocurrido, ambos sectores cambiarían hábilmente los papeles y fuera a derecha la que exigiera piedad y la autoproclamada izquierda la que exigiera justicia, aunque cayera el cielo. Así, surge la doble moral: la justicia o la piedad dependen del individuo y la circunstancia (cuando interesan para el discurso electoralista). La autoproclamada izquierda y la real derecha, tan iguales, utilizan los términos de acuerdo a sus intereses. Ahora, cuando al PSOE le interesa estar a buenas con los cómplices de ETA (eso que en los medios autodenominados progresistas se llama izquierda abertzale y ahora, ¿curioso, no?, también para Garzón) con el fin de ganar las elecciones surge la piedad, tan cristiana, hacia el asesino De Juana; y, ahora que al PP le interesa para ganar las elecciones estar por la justicia, surge el día más feliz para Rajoy.
Sin embargo, este artículo no pretende analizar eso, ya analizado en la serie anterior, sino ir, pedantemente y haciendo caso a ese olvidado pensador que se llamó Marx, a la raíz del problema entre la Justicia y la Piedad. Diciéndolo sin ambages responder a la cuestión de si es preferible la justicia o la piedad para luego entrar, en concreto, sobre el tema del asesino De Juana.
El cine clásico americano ha sido sin duda el mayor movimiento artístico del siglo XX. Y dentro de él uno siente cierta inclinación por las películas del oeste, eso que ahora se llama western. Uno se crió, antes de conocer a Kant y a Marx, viendo películas de vaqueros. Y en ellas, siendo niño, uno nunca entendía algo: la tristeza profunda, no de pose, de los protagonistas. ¿Por qué, si eran los héroes y los buenos, eran tristes? Veía, y sigo viendo, repetidas veces Raíces Profundas, Duelo de titanes, Río Bravo, El forastero, Duelo en la alta sierra, Sin perdón y tantas otras. Veía siempre, y sigo viendo, las obras maestras, una tras otra, del que sin duda es el mayor artista del siglo XX: John Ford. Y no entendía la tristeza: ¿por qué era triste ser el bueno? ¿Por qué al matar al malo no lo celebraban? ¿No deberían gritar de júbilo? Luego, al crecer y, también, al estudiar Filosofía, aunque no por una facultad ridícula y unos profesores en su mayoría, aunque no todos, despreocupados, comencé a comprender: la justicia y la felicidad no son correlativos. El bien y la felicidad, el deber ser y el ser, no caminan juntos.
Precisamente, la disociación entre el bien y la felicidad es la clave de este asunto: bien y felicidad son aún irreconciliables. Por eso, justicia y piedad no pueden darse al unísono. La justicia implica el anhelo de bien y la piedad implica ese bien ya existente para ser verdadera. La justicia es el intento de crear el bien, ahora lo veremos, mientras que en la piedad una de las partes, la piadosa, proyecta sobre el otro su sensibilidad desde un bien ya existente.
Pero hagamos algo de historia, breve, sobre el término piedad y el término justicia. El término justicia aparece al principio con la idea de restitución del orden. Se trataría de un hecho mítico: hay un orden justo previo a las acciones y el injusto es aquel que rompe con dicho orden. Es la hybris griega: el culpable, consciente o no, debe pagar. Es igual que la ley mosaica: el orden previo está por encima de las acciones humanas pues ese orden previo ha sido dado por la grandeza de Dios. Así, la piedad no cabe porque frente al individuo insignificante está el cosmos o la creación obra de los dioses. La irrupción de la piedad sin embargo, que ya se encuentra en el mundo griego en Antígona o en Eurípides por ejemplo, cobra primer plano con el cristianismo. El discurso de Jesús, el discurso del Evangelio es en este momento, cuado se escribió, claramente progresista. La piedad aparece porque el individuo es importante y se le puede, y debe, perdonar: así, en San Juan se nos recuerda que si Moisés trajo la Ley Jesús trajo la gracia. Y algo de eso, mucho, hay en la historia del intento de lapidación de la mujer adúltera. Pero esa piedad se basa, en realidad, en lo mismo que la idea anterior de justicia: un orden previo, un dios o dioses omnipotente, que ahora perdonan a los rebeldes a su orden porque dicho orden es inamovible. Diosa perdona porque es superior.
Hay una frase terrible en Hamlet, siglo XVII, cuando ya conociendo el asesinato de su padre, al final del acto I, comenta que él ha nacido para hacer el orden. Ese es el aldabonazo, en cuanto a forma literaria, de una nueva era. El orden ya no es previo a los actores, un a priori, sino algo por hacer donde, por ejemplo, D. Quijote sucumbirá. Así, la piedad se transforma. Ya no es una piedad universal, no separéis vosotros el grano de la paja, aconsejaba el evangelio, pues ya lo hará Dios, sino una piedad tamizada por la justicia: hay que crear un orden justo y esa es la máxima piedad. Crear, como el Satán de Milton, un cielo en el infierno. Así, a diferencia de lo antiguo cuya labor era la preservación del orden, se establece una tarea: construir el nuevo orden. Y en ella, la justicia ya no puede ser una mirada al equilibrio anterior, inexistente o incluso injusto, sino al futuro. Y la idea de piedad cambia pues ya no existe un dios todopoderoso que luego, en otro mundo, separará el grano de la paja. Por eso, la democracia se construye sobre las ideas, claro y fundamentalmente, pero también, de forma triste, sobre la cabeza de Luis XVI y, ahora que hay película, María Antonieta. Un antiguo hubiera exigido piedad, un moderno comprende que la piedad implica la tarea con tristeza y culpa. Sin un dios que al final haga justicia, la propia justicia es prioritaria.
Así, en la Modernidad la justicia es necesariamente primera sobre la piedad. Y lo es, porque la justicia está aún por construir frente a la idea vieja de que la injusticia es la ruptura del orden. Para el moderno la injusticia es la regla y por ello a piedad ya no cabe de la misma manera que para el antiguo: la piedad es ahora la tristeza al cumplir la tarea. Pero cumplirla. Por eso, los héroes del oeste son tristes ya que deben cumplir su deber pero al tiempo saben que para hacerlo deben no ser buenos absolutos. Y no gozar del propio mundo justo creado por ellos.
Y tras este rollo alguien dirá, ¿Y todo esto con el etarra De Juana? Pues ahora ya, sentadas las bases, es más sencillo. El orden democrático no es un apriori, algo inamovible, sino algo sujeto a una permanente construcción. Por ello, la justicia debe prevalecer sobre la piedad. Pero incluso esa piedad no lo es hacia el asesino De Juana, a quien preferimos, ¡oh, horror!, muerto que vivo, sino hacia nosotros mismos por tener que preferir a De Juana muerto en la cárcel a vivo en casita. No se trata pues de un día alegre, como ha señalado la derecha, sino de otra acción triste. Anteponer la justicia a la piedad es así un deber triste pero como deber hay que cumplirlo. Defendemos la preeminencia de la justicia sobre la piedad porque creemos que se debe construir un mundo nuevo. Y por ello creemos que hay una violencia legítima que no está exenta, sino al contario, de tristeza. A De Juana Chaos le estamos aplicando esa violencia. Y si bien no sentimos el júbilo de hacerlo sí mantenemos nuestro deber. Somos conscientes de que el problema será decidir qué violencia es legítima, lo cual ya nos separa de nuestros enemigos que vive en el dogmatismo, pero también lo somos de que ante sus enemigos, y ETA lo es, la democracia tiene no solo el derecho sino el deber de actuar de la manera más adecuada. Y la justicia, frente a la piedad de los santos, es una de ellas. El deber no da la felicidad, decía Kant, pero nos hace dignos de ella. Y tal vez haya algo más humano en esa dignidad que nos hace infelices que en la risa de la hiena mientas se alimenta de despojos.

martes, enero 23, 2007

LA PREGUNTA DE LA SEMANA/17

Volvemos al ataque y, antes de nada, dar las gracias a la gente que contesta. Veamos, estaba yo esta mañana leyendo un libro, Los diez dedos de Galileo de Peter Atkins, en editorial Espasa, y al hilo de sus reflexiones me surgió, tal vez debido a una mala comprensión, la siguiente pregunta. Si la Entropía es una tendencia al desorden de los sistemas , según la segunda ley de la termodinámica, ¿cómo es posible que se creará el universo a partir del Big Bang? Porque lo normal hubiera sido, imagino, que hubiera surgido el caos y no el cosmos.
Como siempre, gracias.

lunes, enero 22, 2007

ALGO DE SOCIOLÓGICA/7: LA ESPAÑA PLURAL Y EL ELECTORALISMO

Hasta aquí, hemos hablado de ETA, (y al hablar de ella se habla de Batasuna), PSOE y PP. En los tres hemos destacado una estrategia en la utilización del terrorismo etarra, que es el único culpable de la situación por supuesto, para conseguir sus fines. Toca ahora hablar del resto de los partidos que conforman el arco parlamentario. Nos fijaremos en un primer punto en algo general a todos y, en un segundo tramo, en las circunstancias individuales de PNV, CiU e IU.
Lo característico de los partidos políticos que componen el arco parlamentario español, excepto PSOE y PP e IU, aunque esta con ciertas diferencias con respecto a los otros dos, es que son partidos nacionalistas. Cada autonomía, región, comarca, aldea o villorrio tiene -debido indudablemente a sus características propias basadas en la historia, la providencia, la esencia y los bailes regionales- uno. Y este tema no puede olvidarse en el análisis. Así, si bien son partidos sin posibilidades nacionales sí las tienen en cuanto a sus regiones, donde forman una fuerza de poder importante ya como gobierno ya como pacto de gobierno. No son partidos solo con ansia de poder, como todos, sino con capacidad real para asumirlo. Y que lo tienen ya, dicho poder, o bien están cerca de conseguirlo. Se trata, en definitiva, de partidos de pacto, especialistas en alcanzar acuerdos y que tienen como realidad y esencia precisamente ser organizaciones pensadas para pactar buscando así, seamos bondadosos, defender la idiosincrasia propia del paleto al tiempo, seamos malvados, que desarrollar sus ansias de poder. Y resultan partidos necesarios, a su vez, para los dos grandes partidos nacionales en su idea de formar gobierno. Por último, son partidos desideologizado fuera de las reclamaciones, ideológicas por cierto, para su zona geográfica, eso que se llama su país. Es, en definitiva y en el mercado político del pacto, una oferta maximizada pues pueden tanto pactar con unos, el PSOE, como con otros, el PP. Y las ofertas maximizadas suelen funcionar bien. Son muy rentables.
Pero ha ocurrido algo nuevo. El PSOE ha reventado el mercado con una oferta impresionante e irrechazable: la reforma general, universal, al alza y extensiva de los estatutos de autonomía. Y esta oferta, que se inicia en el supermercado de Cataluña, pronto se extiende a los otros centros comerciales. Es decir, más poder para los reinos de taifas. Precisamente, esa acción, que hasta aquí nada tiene que ver con ETA logra algo sin precedentes en la democracia española: la oferta de pacto del PSOE, una especie de dumping político, le hace arrastrar a todos los partidos. El arco parlamentario completo es seducido por la oferta. Y así, el PSOE logra la unanimidad clientelar.
¿Pero que tiene esto que ver con ETA? Analicemos. La unión absoluta en torno al gobierno sobre el tema de ETA, en la que se que ha llegado incluso a pactar amordazar al PP en el Congreso, podría ser presenciada como un hecho político: todos piensan igual. Pero resultaría extraño, cuando menos, que todos hayan cambiado de opinión, como ha hecho el PSOE, en torno a ETA y Batasuna. Y que no sólo hayan cambiado, sino que encima hayan cambiado para opinar lo mismo que el gobierno. Por ello, preferimos otra posible interpretación. Los partidos nacionalistas nunca han cuestionado, excepto el PNV a quien el PSOE se ha acercado en su nueva política, la política antiterrorista. Así, una u otra no es un asunto espinoso para la relación importante: conseguir más privilegios. Pero, en cambio, sí lo es para el tema fundamental pues ahora el PSOE, tal y como ya analizamos, ha centrado su estrategia electoral en el autodenominado proceso de paz y necesita, por tanto, el apoyo del Parlamento. Así, el ideal que subyace es simple: el trueque, primitivo pero eficaz. El PSOE apoyará cualquier desventurado estatuto a cambio de apoyo en el proceso de paz: no en vano, qué casualidad, se han dado al mismo tiempo. Y la causa es doble: se apoya al PSOE porque si el proceso saliera bien ganaría las elecciones (ya empiezan a aparecer encuestas castigando al partido socialista), y a cambio se renegocia al alza el estatuto. Así, los políticos de provincias consiguen poder.
Pero, ¿y CiU, PNV e IU?
CiU juega, como siempre, sibilinamente. Sabe que el tripartito no va a durar y espera paciente que ocurran dos cosas: por un lado, que el tribunal constitucional eche por tierra los artículos del estatuto denunciados ocasionando con ello una crisis del gobierno catalán (cosa que le vendría de perlas a Zapatero pues así ofrecería Cataluña a CiU a cambio del apoyo permanente); por otro, presentarse en Cataluña como el partido que hace y deshace las cosas en Madrid, en detrimento del PSC. Así, con el proceso de paz, que no le atañe, CiU sólo gana: si sale bien un PSOE fortalecido, pero sin mayoría absoluta, tendría en ellos el primer objetivo del pacto (precio: la generalitat); si sale mal, el propio desgaste del gobierno la convierte en el socio deseado tanto por PSOE como por el otro posible ganador, el PP.
El PNV está ahora feliz. Innecesario si el proceso hubiera ido bien, aunque obligado a apoyarlo, es ahora una figura básica del debate. El País Vasco siempre ha sido suyo, y lo consideran como tal, así que el pacto es sencillo: yo te ayudo con ETA y el PSE hace una política tímida, de seguidismo, sin pretensiones de arrebatarnos el poder – donde la reciente asistencia a la manifestación o el voto favorable a la resolución del parlamento vasco son solo un ejemplo-.
¿Pero que ocurre con IU? Al no tratarse de un partido nacionalista y sí de uno con una tradición autoproclamada de izquierdas su análisis varía ligeramente. La única forma de supervivencia de IU es el pacto con el PSOE. Fuera del PSOE, IU no puede conseguir el poder ni tener la menor relevancia social precisamente porque, a diferencia de los partidos nacionalistas, su oferta es limitada. Así, IU existe ya en tanto en cuanto pueda pactar con el PSOE. Y además, lo cual es más grave, homogeneizada por un discurso ñoño de izquierdas que es el que se vive socialmente. Tal vez IU, su tragedia, daría para un análisis en solitario, pues su tragedia es la de la izquierda política, pero aquí nos interesa presentar su doble desgracia: por un lado, su necesidad de PSOE convertida como está en una estrategia del parásito; por otro, su discurso prestado de lo que hegemónicamente se califica de izquierdas que la lleva a defender proyectos alejados de cualquier emancipación. Así, en su mescolanza entre subsidariedad e ideología, IU necesita la pervivencia del PSOE, pues solo por ella es posible su propia existencia, y mantener aquello que los grandes grupos de opinión han decidido que es la izquierda. Y a eso se añade la fragmentariedad, los pequeños caciques dentro de la organización, que impiden una estrategia común pues en el País Vasco se pacta con la derecha, en Cataluña son nacionalistas (pero ojo, de izquierdas) y en Madrid ya no se sabe (aunque creo recordar que en la última definición del inefable Llamazares eran algo así como ecologistas, socialistas y feministas).
¿Seguirá apoyando el arco parlamentario al PSOE y haciendo el vacío al PP? Sólo un cambio drástico en la intención de voto, y de ahí la urgencia del PSOE en volver al proceso, podria cambiar los hechos. Son hondas preocupaciones de pensamiento -y repetimos un argumento que nadie ha rebatido: ¿cuánto gasta un partido en publicidad?, ¿cuánto en una editorial de ensayo?- las que están en la base. Y los pequeños partidos buscan también un lugar en el sol aunque sea, como cada mañana hacían aquellos pobres de la estupenda Milagro en Milán, persiguiendo sus rayos a través de un inmenso estercolero.

MI ORDENADOR Y YO

Usted, tentado he estado de poner hipócrita lector para demostrar que me lo sé, habrá notado mi ausencia. Y usted se ha preocupado.
Tranquilo, he vuelto. En estos momentos de crisis y cuando todos los idiotas tienen un blog, yo no podía faltar.
Pero mi ordenador, porque yo escribo con ordenador y no con una vieja máquina de escribir ya que si no, imagínese, que lío para luego volver a escribirlo y publicarlo en mi blog, se me ha estropeado. Y yo he tenido que arreglarlo haciendo uso de todos mis conocimientos en informática. Así que he tardado bastante. Pero ya estoy aquí de nuevo. Y tentado he estado de poner con nuevas ideas, pero, que va, son las de siempre.
¡Hipócrita lector -mi semejante- mi hermano! (¿ve usted como me lo sé?)

martes, enero 16, 2007

ALGO DE SOCIOLÓGICA/ 6: DIGNIDAD CON LAS VÍCTIMAS Y ELECTORALISMO

Hasta ahora en nuestra serie hemos buscado explicar los comportamientos de ETA y del PSOE desde la perspectiva de la búsqueda del poder. Pero, al criticar a ambos podría pensarse que nos situamos en la órbita del PP y que deberíamos apoyar a este partido en, al menos, este tema. Y si no lo hiciésemos así sería por un mero prejuicio: el PP es de derechas y nosotros, aunque tal vez cueste deducirlo, no. Sin embargo, no es así. Lo que vamos a presentar del PP es el análisis de su acción política, o sea: electoral. Y dicho análisis debe comenzar con el pasado para analizar el presente y proyectarse al futuro.
Cuando el PP consigue ganar las elecciones y formar gobierno, inmediatamente Aznar habla catalán en la intimidad y sube el cupo vasco para asegurarse, como antes hiciera González, la fidelidad, siempre altruista, de los nacionalistas. Y comienza, al igual que su antecesor, contactos con ETA. ETA declara la tregua y se firma el repugnante pacto de Lizarra. Así, el PP se encuentra con una situación novedosa del panorama nacional: un pacto antisistema firmado por partidos que gobiernan (un absurdo, vaya). ETA rompe la tegua en 1999 y asesina y el PP, dicho sea de paso: sin hacer todavía electoralismo del hecho, gana las elecciones. Surge así, y propuesto por Zapatero, que tampoco todavía hace marketing de esto, el pacto antiterrorista donde se decide por fin algo inteligente: la mejor forma de acabar con ETA es cortar su fuente de ingresos, Batasuna. Y al acabar con ETA se acabaría con el permanente chantaje que ha utilizado el PNV para gobernar el País Vasco durante años, años de represión por la banda terrorista y la dejadez del gobierno vasco, y por lo tanto se reduciría su poder, desproporcionado a sus votos, en los pactos de gobierno de España (la democracia). Es pues una doble jugada: acabar con ETA y acabar con la complicidad de los partidos nacionalistas vascos que han utilizado sin pudor el terrorismo para aferrarse al poder. Y como a ambos partidos, PP PSOE, les interesa, y esto sí es un interés legítimo, el pacto sale adelante (y por cierto, cuenta con nuestro apoyo).
El siguiente precedente es el Prestige y la guerra de Irak. La desastrosa labor del PP en el primero y la complicidad con la criminal, obsérvese de nuevo la palabra, acción en el segundo permiten al PSOE hacer un frente antiPP con un objetivo: puesto que va ser imposible ganar al PP con votos, a ver si es posible ganarle con apoyos parlamentarios diversos. La estrategia es simple: que haya un frente antiPP que impida que si este no gana por mayoría absoluta pueda gobernar (lo que podríamos denominar estrategia de Madrid). Mientras, el PP no tiene reparo en mentir (aquellas armas de destrucción masivas, aquellas conexiones terroristas,…) siguiendo la estrategia de que la guerra se ganará lo suficientemente pronto como para que no afecte a las elecciones: en el campo de la derecha electoral los muertos iraquíes (tal vez el color oscuro de su piel juega en su contra ) no son lo suficientemente importantes para tener con ellos esa dignidad que hoy tanto se cacarea con las víctimas del terrorismo de ETA; y en el campo de la autodenominada izquierda no se movilizará con ellos (ese color oscuro…) a una abstención de contenidos autodenominados progresistas pero que no está dispuesto a depositar su confianza venciendo su descontento. Efectivamente, las tropas invasoras toman Irak y no pasa nada. El PP no parece que pague un rédito electoral pero, y esto es importante, ha pagado un precio parlamentario: sus puentes con otras formaciones han quedado rotos. Además, su estrategia frente a los partidos nacionalistas no ayuda a tenderlos.
El último antecedente es el 11-M. La única discusión que hay en los momentos previos al atentado es si el PP va a sacar, improbable, o no, probable, mayoría absoluta. Y el PP sabe que de no sacarla perderá poder, aunque tal vez no gobierno necesariamente. Estallan los trenes y el PP monta la estrategia: el atentado de ETA permitirá lograr dicha mayoría absoluta. El ministro hace algo inédito: sin comunicado de la banda dice que ha sido ETA (sin sospechas) y anuncia que sólo un miserable podrá dudarlo. El ministerio de exteriores hace algo inédito: maniobra con tesón para que la ONU, algo inédito, condene el atentado y a la organización terrorista. El presidente del gobierno hace algo inédito: llama al director del periódico de mayor tirada de España apara asegurarle que ha sido ETA y convoca, sin consultar a nadie (tal y como luego hará Ibarretxe y será criticado justamente por ello por la derecha), una manifestación con lema y todo. Demasiados inéditos para no ver en ello una estrategia, elaborada rápidamente, electoral: si ETA ha matado a 192 personas tenemos las elecciones ganadas con mayoría absoluta. Y esto es muy importante porque da la talla moral, igual que en los otros artículos lo hemos hecho con el PSOE, de los personajes y permite comenzar a comprender la estrategia posterior.
El PSOE gana las elecciones (manipulación del PP vencida por manipulación del aparato socialista). Y el PP se encuentra con el peor panorama posible: sin ningún apoyo parlamentario ni posibilidad de tenerlo. Y con una lección inolvidable: si se moviliza la abstención nunca será para votarle a él sino para votar a la autodenominada izquierda. Es decir, la abstención es una cuestión fundamental pues de no movilizarse se podría entrar, siempre hay tiempo en política, en el mercado persa: ¿qué me ofreces?, pues las fuerzas estarían muy igualadas. Pero la abstención logró eliminar dicho mercado al permitir al PSOE ganar por bastante. Luego, el PP debe hacer que la abstención vuelva a su cauce: que se abstenga. Sin embargo, Zapatero, como ya hemos visto, necesita la abstención.
Se trata pues de intereses electorales contrapuestos: el PSOE precisa que los abstencionistas voten; el PP, que no. Y todos sabemos que el abstencionista, tal y como demostró el 11-M, es voto de la autoproclamada izquierda desengañada y sólo volvería a votar por una causa superior. Como ya vimos esa causa superior era la manipulación, real por cierto, realizada por el PP en el atentado terrorista del 11-M y, ahora, pretendía ser el proceso de paz. ¿Cómo combatirlo? Con otra estrategia moral: la indignación. Y una doble indignación: por un lado, la destrucción de España como estado merced al estatuto catalán y por otro, el recuerdo, emocionado incluso, a las víctimas (de ETA, no de la guerra de Irak que, ya sabemos, son de suyo más morenos). La destrucción de España tiene sin embargo triple problema: fundamental, los barones locales del PP también buscan su reino de taifas (Baleares o Valencia), así que no se puede insistir mucho en ello (fuera de la retórica típica); no es un tema que provoque un cambio electoral (la izquierda hace tiempo que perdió la idea del estado y ya muchos se quedan en la tribu); y, tarde o temprano, se puede tener que pactar con los nacionalistas así que no merece la pena remover demasiado. Sin embargo, las víctimas dan mucho juego. Ya es un tema con experiencia publicitaria (aquel inolvidable 11-M y sus secuelas); es un tema, como todos pero este se califica así, moral, o sea, posible de ser tratado del modo más inmoral, y es un tema sensible, pero que muy sensible. No sirve para ganar votos, esa no es la finalidad, pero funciona bien para reducir votos del adversario y en concreto esos votos de la abstención que se moviliza por cuestiones denominadas morales . Así, el PP se lanza a hegemonizar a la Asociación de Víctimas del Terrorismo (como por otra parte hizo la izquierda con la Asociación 11-M de Pilar Manjón) y se presenta a Alcaraz como personaje moral frente a los inmorales gobernantes que olvidan (Pilar Manjón bis). Este es el discurso de autoafirmación para sus electores. Y para los abstencionistas se presenta el discurso de un gobierno maniatado por los terroristas y dispuesto a todo con tal de conseguir el poder: tan parecido a ellos mismos
Y alguien dirá, pero en el artículo anterior usted ya hizo ver que esa era precisamente su postura: el gobierno utilza una estrategia electoralista. Y es cierto, pero lo que interesa aquí es que el PP no lo critica por amor a la verdad (Aznar mintió, Acebes mintió, el propio partido mintió tanto para la guerra de Irak como el 11-M y nadie ha dicho nada) o por la dignidad moral (¿los muertos iraquíes no valen lo mismo que los españoles?) sino sencillamente para conseguir el poder. Y lo interesante es como ahora la medida de presión desde la dignidad moral se debe incrementar pues ha funcionado bien y mejor funcionará con el atentado de ETA. Así, como Rajoy demostró ayer, el tono de indignación moral irá subiendo paulatinamente buscando restar la estrategia, igual de repugnante, del PSOE: cuando haya elecciones debe votar la menor gente posible. La gaviota es, no lo olvidemos, también ave de carroña.
¿Y el resto? Les toca, si podemos, inmediatamente después.

lunes, enero 15, 2007

ALGO DE SOCIOLÓGICA/5: PROCESO DE PAZ Y EL ELECTORALISMO

En el anterior artículo analizábamos la pretensión de ETA y el motivo por el cual había realizado el atentado. En este, pretendemos analizar la acción electoralista de PSOE como gobierno, dejando para el siguiente el análisis de la estrategia electoralista del PP y en el último la arrimada a la sombra del poder del denominado arco parlamentario. Y para analizarlas correctamente tenemos que investigar el antes del atentado, el ahora y predecir, como en teoría científica, el futuro.
¿Qué buscaba ZP? Aparte de sus ansias infinitas de paz y amor al bien, que ya demostró con creces al recibir a Obiang por ejemplo, preservar el poder. ¿Para qué comenzó ZP el llamado proceso de paz? Analicemos. Zapatero gana las elecciones tras el atentado de Madrid. La manipulación que pretendió el gobierno del PP desde el mismo día del crimen, y que aún pretende junto a medios afines como El Mundo, le permite ganar, y tras una intensa campaña propagandística del grupo PRISA, las elecciones, cosa que nunca hubiera pensado. Y allí aprendió algo: movilizar la abstención era fundamental. En los grandes temas socioeconómicos no había diferencias apreciables PP-PSOE (y donde de forma mínima las había no daban rédito electoral) pero bien podía comenzar a darse una diferencia explotable en votos en otros temas. Uno de dichos temas le vino sobrevenido con las pretensiones caciquiles del nuevo gobierno catalanista y autoproclamado de izquierdas: el apoyo a toda reforma de estatuto que significara un recorte del estado central, y con él de la propia democracia española. Así, el PSOE descubrió, algo no nuevo del todo y que ya utilizaron González y Aznar, que la cesión permanente ante los nacionalistas y la instauración de los nuevos reinos de taifas, léase estatutos de autonomía, garantizaría el apoyo de estos partidos en el Congreso y por lo tanto la posibilidad, negada al PP, de gobernar sin mayoría absoluta. Pero hay que conseguir el máximo número de votos posibles para negociar con fuerza. Las fuerzas fieles PP-PSOE están muy igualadas y así no hay manera. Hay que recurrir a una fuerza nueva: la abstención, tal y como las elecciones del 2004 demostraron. Y la abstención sólo se moviliza por motivos concretos e ideológicos, por aldabonazos. El atentado y la desastrosa gestión del gobierno del PP el 11-M fue uno de ellos y se trataba ahora de buscar otro.
La palabra paz es una palabra jugosa pues carece de problemas ideológicos y es universalmente admitida: hasta Franco se vanaglorió de ella. Además, en la simpleza ideológica actual la paz es palabra fetiche, con una puntuación electoral alta. Así, sobre esta palabra, y la inanidad teórica posmoderna, se construyen las dos grandes apuestas ideológicas de Zapatero: la alianza de las civilizaciones, la traición a la idea universal de los derechos humanos, y el proceso de paz. Se trata de ambos planes cortados por el mismo patrón: lo importante era la paz frente a la verdad o la libertad. Así, en una sociedad autosatisfecha el gobierno planteaba una política de la autosatisfacción. Daba igual los contenidos concretos, lo importante era la paz: con etarras o fanáticos musulmanes (por cierto, siempre defendidos por las potencias occidentales frente a los nacionalistas árabes, por ejemplo, tipo Nasser). Así, Zapatero se presenta no como un tonto sino precisamente como el político con más visión de España ya que sabe cuál es el futuro de la sociedad: desideologización social y palabras fetiches. Y lo ha utilizado.
¿Qué le ha salido mal? Qué cometió un pequeño error, no tuvo en cuenta que ETA era una organización marxistaleninista, es decir, no posmoderna y sin poder. Acostumbrado a transitar entre gente que tiene algo que defender (y por tanto algo que perder) Zapatero se encontró con que ETA no tenía nada que perder y, caramba, él sí: las elecciones. El resultado final del proceso es claro: se encontró una Batasuna hundida y una ETA asfixiada y nos deja ahora una ETA rearmada y una Batasuna más fuerte que nunca desde su justa ilegalización. Ha sido pues una experiencia desastrosa.
¿Y ahora? Pues al presidente se le presenta un problema doble: por un lado, el aparato de su partido, que nunca vio bien a Zapatero, empieza a mostrar síntomas de división (ahí están las diferencias con Rubalcaba a la hora de emplear la palabra suspender o romper el proceso, diferencias más que interesantes); y, por otro lado, necesita, hecho fundamental en política, remontar en las encuestas. ¿Cuál será la solución?
Pues apuesto (y aquí viene la predicción).
Mientras el partido no dé un golpe de mano, probabilidad que guarda relación con las encuestas, la política de ZP y sus sector será doble: por un lado, demonizar al PP (para lo cual no hace falta mucho esfuerzo ya que se demonizan solos) para evitar que esa abstención clave de la cual hablábamos pueda llegar a votarle hastiada por la ineficacia y torpeza del gobierno; y por otro lado, mostrar un doble lenguaje cuya ambigüedad permita no dejar de lado la propia negociación. Así, esa temporada en Doñana mientras los bomberos buscaban a los asesinados solo puede entenderse, en alguien amante de la paz, el bien y la condición social de los humildes -como hoy domingo se ha preocupado de nuevo de cacarear en El País de forma repugnante al recordarnos lo buena persona que es con huella profunda y todo- como una jugada política: esto no es tan grave (o diciéndolo en su ya triple, como S. Pedro, lapsus: es un accidente).
¿Y el futuro? Si el pasado fue el desastre, el propio proceso de paz y sus consecuencias, y el presente es la ambigüedad (verán mañana), ¿qué nos depara el futuro? Pues el futuro tiene una lectura doble que guarda relación, una vez más, con las encuestas y el doble proceso político abierto por el PSOE. Primero, seguir negociando con Batasuna, ahora seguramente a través del miserable PNV e Ibarretxe que han vuelto a ver el cielo abierto de lograr el protagonismo político en el País Vasco arrebatado por Zapatero, para dejar la puerta abierta al proceso en una segunda legislatura. Segundo, hacer una intensa campaña de propaganda para acabar presentando al PP como un partido de extrema derecha y peligroso para la democracia, que identificará consigo mismo. Con esta estrategia, se pretenderá conseguir que la abstención que se hubiera movilizado si el autodenominado proceso de paz hubiese triunfado se movilice ahora frente al doberman ya famoso. Y esperar encuestas para en su momento más oportuno adelantar las elecciones. Aunque esto, dependerá de aquellas pues en caso de no ganar votos se realizará completa la legislatura, segunda opción, buscando que todo se olvide y esperando que el número de fieles sea suficiente para pactar con otros (y sabiendo que ya el PP necesitaría siempre mayoría absoluta).
¿Y el PP es entonces el bueno? No, sólo es otro marketing. Pero eso ya lo explicaremos más tarde.

sábado, enero 13, 2007

SAVATER: LOS LÍMITES DE LA PAZ

Es difícil, creánme, encontrar un artículo actual que a uno le hubiera gustado haber firmado. Un articulo, en definitiva, al que no le cambiaría ni una coma. este es uno. Lo escribió Fernando Savater el El País el pasado 10 de enero de 2007. Y nosotros lo publicamos desde la adhesión completa.
Se titula: LOS LÍMITES DE LA PAZ
Hace unas semanas, José Blanco acuñó un apotegma taoísta: "Los que no saben, hablan, y los que saben, callan". Bueno, a partir del 30 de diciembre ya quedó claro en cuál de las dos categorías hay que apuntar al Presidente del Gobierno. Aunque la calificación puede extenderse -y con agravantes- a la pléyade de expertos en el asentimiento y el hosanna que se han apiñado últimamente para "asesorar" al prócer en lo tocante al fementido "proceso de paz". Rodeado de tantos empeñados en dar jabón, no es raro que el hombre haya resbalado. Y aún se les oye tocar el tambor a los más obstinados, como a los conejitos de las pilas incansables, llamando al somatén contra el PP, que no apoyó al Gobierno en su confusa aventura. Por cierto que no aclaran lo que hubiéramos ganado si la oposición hubiera brindado en este punto su adhesión inquebrantable al Ejecutivo, salvo que tras el atentado de Barajas se les habría quedado cara de tontos a dos líderes en lugar de sólo a uno. Seguir a estas alturas tratando de culpabilizar a los críticos de Zapatero en nombre de lo que hizo o dejó de hacer Aznar es cubrirse de ridículo, cuando no de alguna sustancia aún más fétida. Pero no cejan porque cuando se les acaba el sectarismo se les agotan las ideas. Incluso hay algún caradura ignorante que sigue llamando "enemigos del proceso de paz" a quienes hicieron desde el primer día las reservas y advertencias que luego se han revelado tan dolorosamente pertinentes.
Sin embargo, tampoco saldremos de pobres con quienes no cesan de bailar la danza de los siete velos pidiendo la cabeza del frustrado Pacificador. Convendría recordar, en cambio, su afirmación más errónea y reveladora: "Hoy estamos mejor que hace un año". Ningún no nacionalista residente en el País Vasco habría suscrito semejante aseveración. Y no sólo por la intensificación de la kale borroka, sino por el regreso de constantes formas de intimidación personal (incluso contra gente moderada del PNV), vuelta a las pintadas y ocupación de espacios públicos por panegíricos del terrorismo, etcétera. Pero también por la perpetuación de una situación de acoso a cuanto no recibe el euskolabel nacionalista en la cultura, la educación, la universidad, los festejos públicos... Si las cosas hubieran realmente mejorado, la gente menos adicta al régimen no seguiría marchándose y los partidos constitucionales no tendrían cada vez más problemas para encontrar voluntarios para las listas electorales. Los aspectos cotidianos que no chorrean sangre pueden hacer también la vida insoportable o humillante para los menos dóciles. Uno se pregunta: ¿en cuántas localidades de mi tierra me está vedado comprarme una casita en el campo o ni siquiera irme a pasar una temporada? Pongo la ETB: aparece uno de los concursos más populares, Date el bote. Cada uno de los participantes se presenta a sí mismo con una breve cancioncilla y a mí me toca el que canta "ya no se puede ir a los bares a potear tranquilo, están llenos de policías, a ver si los mandamos a todos a Jamaica". Risitas, es lo normal. Luego el programa de debate Políticamente incorrecto, en el que aparecen en sobreimpresión mensajes de los telespectadores: "Los españoles son los terroristas, etcétera". Y si tropiezo con la retransmisión de la gran competición de bertsolaris en el palacio Euskalduna, ni cuento los loores a De Juana Chaos y similares que tendré que ver en pancarta y soportar en verso. La lista es interminable, pero por lo visto sólo interesa a quienes vivimos allí.
Y es que se está confundiendo desde comienzos del llamado "proceso" la paz con la tranquilidad. La paz es la Constitución, el Estado de derecho, los estatutos aprobados según las normas legales y los códigos penales y civiles que se aplican por igual a todos los ciudadanos españoles. Esa paz no pueden darla acuerdos subrepticios con los terroristas, ni con sus portavoces o servicios auxiliares ni con quienes se aprovechan del clima de intimidación para sacar adelante sus proyectos políticos presentados como derechos inamovibles e inalienables. Pero, en cambio, la tranquilidad (que viene de tranca, según nos decían de pequeños) sí es algo que los mafiosos pueden alterar o restituir. Lo que no tenemos desde hace décadas en el País Vasco es tranquilidad: y los más intranquilos de todos estamos quienes hemos luchado por mantener la paz y las libertades constitucionales. También en el resto de España el terrorismo ha sabido alterar criminalmente la tranquilidad de los ciudadanos, tomándoles como rehenes para conseguir sus objetivos en Euskadi. Y lo que ahora ETA y quienes la secundan han ofrecido desde un comienzo al Gobierno no es sino la restauración de la tranquilidad a cambio de modificar la paz constitucional al modo que a ellos les parezca más conveniente. Es decir, aumentando la hegemonía nacionalista y blindándola respecto a futuras intervenciones del Estado español, llámesele a eso independencia o de cualquierotra fórmula transitoria menos provocativa. Por ello tenía que haber una segunda mesa estrictamente política, en la cual figurarían los hasta ayer ilegales junto con los nacionalistas legales que han prosperado durante estos años bajo la sombra del terrorismo y también los no nacionalistas que allí firmarían su acatamiento al nuevo orden que les relegaba a un papel secundario... pero eso sí, mucho más tranquilo. Éste es el fondo del asunto y esto es lo que está en juego: sobre esto es sobre lo que se pretende que haya ese "diálogo" al cual los nacionalistas no quieren como es lógico renunciar (aunque bastantes de ellos deploren ahora los modos y el apresuramiento de los etarras, que pueden echarlo todo a perder con su exceso de celo: por eso dice Egibar que el ciclo de la violencia está "agotado").
Y ahora ¿qué nos espera? Pues más de lo mismo, pero agravado. Josu Jon Imaz se ha convertido en la gran esperanza blanca de los que quieren a toda costa tranquilizarse asegurando que el PNV ya es más leal a la legalidad constitucional que la Vieja Guardia a Napoleón. No dudo de la buena intención de Imaz ni de muchos de sus correligionarios que le apoyan, pero los que mandan de veras son Ibarretxe, Urkullu, Egibar, Azkarraga y el resto de los convocantes de la manifestación del sábado, en la que los socialistas vascos harán el papel de mamelucos (Patxi López dice que irán porque no quiere que se repita la desunión vergonzosa de las honras fúnebres de Fernando Buesa... ¡como si de lo que ocurrió entonces hubieran tenido la culpa los socialistas!). Y luego vendrán las elecciones municipales. No sé si Batasuna logrará presentarse a ellas con uno u otro nombre, pero en cualquier caso -como siempre- los verdaderamente ilegales serán socialistas y populares, que no encontrarán gente para sus listas, no podrán hacer campaña electoral con la libertad de los demás, etcétera. Consecuencia: mayoría ampliada de los de siempre y viva el tripartito. Ibarretxe seguirá plan en ristre y dirá que más que nunca es necesaria una consulta popular porque los asuntos de los vascos los tenemos que resolver "los de aquí". Continuará la intimidación callejera y quizá también los asesinatos. Y mucha gente de la que aún no se ha ido pensará que con tal de alcanzar por fin cierta tranquilidad cualquier concesión parece razonable...
Sí, hay que hacer algo, claro que hay que hacer algo. Por supuesto, recuperar el Pacto Antiterrorista, sobre todo en su preámbulo, que condenaba el nacionalismo obligatorio estilo Lizarra (luego plan Ibarretxe) como precio al cese del terror. Pero es hora de ir decididamente más allá. Del famoso "proceso" queda en pie una frase que Zapatero repitió varias veces: primero el final de la violencia, luego la política. A lo largo de todos estos años hemos intentado hacer política en el País Vasco a pesar de la violencia y de su permanente adulteración de la voluntad ciudadana intimidada. Pero puede que el Presidente tenga razón y que debamos tomar su fórmula al pie de la letra. Es hora de que los constitucionalistas nos neguemos a participar en el juego político mientras dure el terrorismo. No más elecciones, no más fingimiento de que se puede ser normal en plena anormalidad y de que quienes sacan ventaja de la situación la padecen tanto como sus víctimas directas. La autonomía no puede beneficiar sólo a unos, no es un derecho divino sin contrapartidas ni obligaciones con el Estado. Ya que tanto se invoca el caso irlandés en otras ocasiones, podemos recordar que Blair no ha vacilado en suspender la autonomía mientras no se daban las condiciones políticas y la aceptación de la legalidad necesarias para la convivencia. La pervivencia del terrorismo y de quienes no lo condenan (o lo apoyan) y lo rentabilizan crea una situación excepcional que es preciso encarar con medios políticos excepcionales si queremos alguna vez romper el círculo diabólico en el que estamos metidos. Me parece que todos los ciudadanos que no esperan ventajas directas o indirectas de la coacción etarra o de la subasta política de su liquidación condicional pueden comprender, aceptar y apoyar estas medidas clarificadoras.
Un último recuerdo para nuestros hermanos de Ecuador, que vinieron a España con su esfuerzo y sacrificio para labrarse un futuro, colaborando al desarrollo de nuestro país (como la inmensa mayoría de los inmigrantes, conviene recordarlo), y murieron víctimas de un terrorismo en el que los ricos asesinan a los humildes en nombre de ideales xenófobos y retrógrados, a menudo con la comprensión política -cuando no con la complicidad- del izquierdismo más obtuso y falsario de Europa.

viernes, enero 12, 2007

ALGO DE SOCIOLÓGICA/4: ETA Y EL ELECTORALISMO

Del mismo modo que lo fundamental del negocio de cepillos es vender cepillos lo fundamental de los partidos políticos en democracia es ganar elecciones (en las dictaduras no hace falta). La finalidad última es el poder y en democracia, para ello, se trata de ganar las elecciones. Esa es la causa por la que los partidos se gastan millones en propaganda y no, por ejemplo, en mantener colecciones editoriales de pensamiento. Al fin y al cabo, llegar al poder es la finalidad de un partido y por ello resulta imposible distinguir en el análisis de la realidad concreta, de lo que ocurre, política de electoralismo pues ambas son lo mismo desde esta perspectiva. Pero, aquí no pretendemos hacer un análisi abstracto sino cocreto. Ahora deseamos hacerlo en relación al tema de actualidad: el terrorismo de ETA. Para ello pretendemos, en una serie de artículos siendo este el primero, analizar el comportamiento de las distintas organizaciones políticas, incluyendo a la terrorista ETA o a su cómplice Batasuna, desde la perspectiva de esa doble característica de toda institución social: por un lado, la propia pervivencia; por otro, el ascenso social que en este caso está relacionado directamente con la consecución de la mayor cuota posible de poder. O diciéndolo más concretamente, y en plan radiante actualidad, pretendemos contestar a una triple cuestión: ¿por qué ETA pone una bomba en Barajas y asesina a dos personas, por qué Batasuna actúa así y por qué, como tercero, cada partido analiza la situación de un modo concreto y distinto?
Empecemos por ETA. ¿Por qué ETA vuela Barajas y asesina, obsérvese el verbo, a dos personas? ¿Es una actuación ilógica e irracional? Al contrario, parte de una idea estratégica perfectamente elaborada. ¿Cuál es esta idea? El análisis que la propia ETA ha hecho de la situación y la forma en la que puede, aún más, conseguir aumentar sus beneficios. La visión de ETA es simple y cierta: Zapatero necesita el proceso de paz para ganar las elecciones. Si este se truncara, Zapatero perdería las elecciones y, lo más importante, Zapatero quiere a toda consta ganar las elecciones. Una vez hecha la hipótesis, que no es tal pues ETA tiene aquí razón, viene la pura actuación marxista-leninista. Se trata de dar un puñetazo en la mesa, realizar una acción que ponga contra las cuerdas al gobierno. Si el gobierno reniega del proceso, y Zapatero aún no lo ha hecho sino que lo ha dejado suspenso, perderá las elecciones o, en todo caso, las ganará por tan poco margen que perderá el poder (aunque no necesariamente el gobierno). Por tanto, el gobierno no puede renegar del proceso (en buena lógica electoral). Y ETA se presenta como fuerte, tal y como señala su comunicado, marcando las nuevas condiciones: aún más draconianas. No basta ya con la permisividad de la cúpula policial (ese Joan Masquida) o de la fiscalía (ah, Conde Pumpido). Tampoco basta con la posibilidad de darle cancha a Batasuna (fuente de ingresos de la organización terrorista) para que se legalizara de nuevo, sino que ya hay que poner encima la impunidad (la amnistía de presos y delitos) y la negociación política. ETA sabe que el gobierno ahora es el débil, antes del autoproclamado proceso de paz eran ETA y Batasuna los débiles, y quiere sacar tajada.
¿Y Batasuna? Resulta sorprendente en este aspecto la sorpresa, rayana en el cinismo, de los defensores del autoproclamado hasta la saciedad proceso de paz: ¡Dios mío, Batasuna no condena el atentado! ¿Pero qué es Batasuna? Ni más ni menos que la exclusiva fuente de financiación “legal” de ETA. Toda directriz política e ideológica ha partido siempre de ETA con lo que el hombre de paz, Otegi según Zapatero, no es más que el hombre de paja que ni tan siquiera busca un cerebro no vaya a ser que le vuelen la nuca. ¿Quién forma Batasuna? Los partidarios de ETA que no se atreven a pegar tiros, ni más ni menos. Pero, ¿por qué entonces Batasuna pidió a ETA que mantuviera el alto el fuego? Porque no debemos olvidar dos cosas: una, que Batasuna no escapa al campo de la política profesional y los privilegios son los privilegios; y otra, que la misma ETA, en un alarde de sofisticada lectura política ya ha señalado que el acto el fuego continúa. Así, Batasuna es una mera cuestión táctica para ETA, una fuente de ingresos, que una vez deja de serlo no sirve para nada.
Pero, ¿conseguirá ETA sus objetivos? Para ello, habría que analizar, en clave electoral, la actuación de gobierno y de los partidos. Pero eso, si puedo, próximamente.
Aunque no me gustaría abandonar sin decir algo antes. El que otrora fuera buen humorista gráfico Forges realizó el otro día una, una más, repugnante viñeta. En ella salía el estereotipo de un fascista diciendo que todos los políticos eran iguales y a su lado, en pequeño, lo que se suponía un progre, tal vez uno de esos que se niegan a inscribir la palabra libertad en una pancarta, señalando que era falso. Es cierto: es falso. Y lo es porque los concejales del PP y del PSOE del País Vasco han dado un ejemplo extraordinario de valor frente a las amenazas de los asesinos y al silencio del resto. Ejemplo que seguramente no les será reconocido hasta dentro de muchos años. Y reconocimiento que por supuesto nunca les concederá aquel que señala todo ya como accidente.

martes, enero 09, 2007

PIJOS (pero de izquierdas)/ 2. Y UNA RÉPLICA

Ante esto, D Juan y D. Ricardo, amparándose en su derecho a réplica, han escrito sendos comentarios (que se pueden ver en el mismo enlace). El motivo de este texto es precisamente contestar a estos comentarios.
Comienza D. Juan afirmando algo sobre nuestros prejuicios. Bien, como todo el mundo tenemos prejuicios y lo admitimos, pero lo interesante aquí es ver si lo expresado en nuestro texto respondía a un prejuicio o a la realidad. Veamos.
En primer lugar se defiende D. Juan de nuestra afirmación de que la máxima preocupación del colectivo era el botellón. Bueno, volvemos a argumentar que si alguien abre un blog y le dedica el 50% a un tema concreto, si en ese tema son artículos de elaboración propia, cosa que no ocurre con otros temas, y si encima el único vídeo que aparece en dicho espacio es sobre ese tema, cuando menos otro, tal vez guiado por el prejuicio, pueda llegar a la conclusión, precipitada sin duda, de que la máxima prioridad para ese alguien u organización es ese tema. ¿Y el tema? El botellón. Y el hecho de que el blog tenga un mes de existencia, argumento que utiliza D. Juan, parece dar más consistencia aún a la conclusión pues en un mes aparece permanentemente el botellón. Luego la afirmación, con nuestros prejuicios incluidos, es rotunda: el tema del botellón es prioritario. Los números, y ahora un prejuicio estadístico, cantan. Pero incluso al argumentar, de nuevo D. Juan, que van a tratar varios temas, uno al mes, la cosa va a más. ¿Por qué el primero de todos el botellón? Lo sé, nuevo prejuicio: tratar algo primero no implica que sea lo fundamental. ¿O sí?
En segundo lugar se habla del tema de la forma del vídeo. Aquí hay dos cosas importantes: por un lado lo de la objetividad, por otro la forma propiamente dicha. Dice D. Juan que nunca hemos pretendido hacer un documental, ni dar una visión supuestamente objetiva sobre el tema; como explicamos en el blog, tratamos de explicar la postura que hemos tomado sobre la cuestión. Y me gustaría que alguien me lo explicara. Veamos, una opinión objetiva es una opinión que pretende decir lo que ocurre realmente, de forma independiente a, por ejemplo, mis gustos o prejuicios. Si la organización de IU no pretende dar visiones objetivas de la realidad, ¿entonces que pretende? Sospecho que D. Juan tal vez confunda visión objetiva con neutral, pero no es lo mismo. Si yo pienso que creer en fantasmas es estúpido, por ejemplo, lo creo desde mi punto de vista y objetivamente, es decir: creo que los fantasmas realmente no existen. Se trata pues de un intento, pues podría no ser verdad lo que defiendo, de objetividad, explicar como es el hecho, y no neutral. Es decir, lo que pretendía IU, y lo veo muy bien además, era explicarnos su postura, cierto, pero, imagino, pensando que su postura es la correcta y su visión del botellón la objetiva. Lo demás, suena a falsa disculpa. Y precisamente, unido a esto, la forma es importante porque se corresponde con la opinión. De hecho, la forma es opinión. Y cuando uno realiza en un vídeo la forma ya criticada, lo que se podría denominar forma publicitaria o de MTV, uno está opinando de un modo ya concreto. No existe, pues, la forma neutra. Y esto es independiente del deseo del autor. Así, la forma de rodar forma parte de la propia ideología.
Pero hay algo más. No se entra en decirnos por qué se filmó así y no de otra manera, cosa que sería interesante saber, sino que se acaba con un comentario muy interesante en el cual se ironiza sobre nuestra capacidad de análisis. Y lo que resulta interesante es cómo la izquierda, siempre tan crítica, critica al crítico por ser crítico buscando ridiculizarle al situarle como una especie de individuo que va de listo. El público fiel, se imagina uno, sería aquel que no se planteara lo que se plantea en el artículo sobre, por ejemplo, la forma del vídeo. Es decir: el público fiel es aquel que felicita sin explicar por qué. Al fin y al cabo esa es la finalidad última de la militancia.

Y entramos en el fondo. Se nos señala que nos vayamos a su resolución y no al vídeo para hacer la reflexión. Sin entender por qué no podemos hacer la reflexión sobre el vídeo, sin embargo, aquí les haremos caso. En primer lugar, resulta curioso que en dicha resolución la única vez que aparece un juicio moral explícito es en su sentido negativo (Moralista y paternalista), pero, en segundo lugar, lo sorprendente es que las propuestas adoptadas están pensadas desde esa misma actitud paternalista cayendo ya en el absurdo al decir que cabría estudiar la posibilidad de una especie de policía de proximidad que cumpliera una función más bien educativa y no punitiva, que controlara el ruido -con audímetros- y recordara la necesidad de recoger la basura propia. ¿El laicismo descubre al angel de la guarda, dulce compañía? ¿Es que no son mayorcitos para saber que no hay que hacer ruido y que no se tiran papeles al suelo?
Incluso, al principio del texto se nos presenta esa rigurosa frase en la que se nos dice que A pesar de los numerosos estudios que aluden a causas sociales (inestabilidad, falta de perspectivas) para explicar estas conductas, no se suele actuar sobre las mismas. ¿Me cita un par de los numerosos estudios? Porque con lo fácil que es citar en internet resulta curioso esa manía que le entra a la gente de apoyar su decisión en numerosos estudios y no vincular nunca ni uno. Aunque esto, seamos sinceros, no es sólo un error de las juventudes de IU sino algo generalizado: se llama argumento de autoridad.
Pero lo más importante, y triste, no es esto. Resulta que en la resolución tampoco hay una sola crítica al botellón como ideología sino que, de nuevo, se especifican las medidas a adoptar: más urinarios y menos ruido.
No nos extendemos más. Al fin y al cabo, como muy bien señala D. Ricardo, nosotros nos guiamos por prejuicios universales (¿qué es eso?) y vivimos aislados de la realidad. Ellos en cambio viven gestionándola. Lo malo, en definitiva, de todo esto es que la autodenominada izquierda ha decidido efectivamente gestionar la realidad dada sin dudar de ella. Sin preguntarse qué es la realidad, sin ni tan siquiera criticarla. En vez de decirle a la juventud que más valieran que leyeran, pensaran y estudiaran y pensaran menos en el ocio (imaginamos que éstas son medidas paternalistas) o incluso dudar del propio ocio y señalarlo como forma ideológica para el dominio y control social se le consagra como algo dado. Así, se hace política. Y todo sigue igual, pero en realidad peor. Aunque eso sí, reconquistando el espacio público a través del urinario.

jueves, enero 04, 2007

PIJOS (pero de izquierdas)

Los alegres muchachos de IU en Valladolid han hecho, con gran esfuerzo imaginamos, un vídeo sobre un tema de cadente vigencia: el botellón. Resulta interesante, por sus posibilidades críticas, que una organización autoproclamada de izquierdas y encima juvenil, lo pone hasta en su nombre quizás para no dar origen a la duda, trate un tema así. Pero resulta aún más interesante el modo en que lo trata. Analicemos.
Si ustedes se pasan por el blog que esta organización ha abierto observarán que los grandes temas teóricos no existen para nada -de hecho, los únicos artículos presentados son vínculos que redireccionan a otros medios-. Pero de ocho entradas publicadas hasta la fecha, el 50% se refiere al fascinante asunto del botellón (con el vídeo incluido y su correspondiente campaña publicitaria). Nada de educación, nada de trabajo, nada de teoría política o social. Pero cuatro entradas, de ocho, hablan del denominado ocio. Es decir, la prioridad de los problemas para la organización juvenil de IU en Valladolid queda clara.
Segundo, analicemos ahora el vídeo. Y, primero, analicemos su forma: brillante, discurso totalitario, la manera en que está rodado. La misma técnica brillante, discurso totalitario, de los anuncios de televisión. Y esto resulta ya muy sintomático. Vean ustedes y observen dos hechos: primero, la utilización de las técnicas publicitarias en la forma lo que implica planos cortos, sucesión de imágenes, ritmo precipitado (y que llega a su paroxismo en la presentación de los subtítulos fragmentados y las frases cortas, esquemáticas). Efectivamente, la finalidad es impedir, como en cualquier anuncio, que el espectador sea capaz de meditar sobre la escena, de estudiar el mensaje. La velocidad, clave de la negación de la reflexión, es así aliada de la inmediatez. Se trata de que el espectador quede aturdido y encantado porque no le han dado tiempo a pensar: le han servido sus propios prejuicios. Es, en definitiva, un vídeo que sirve de panegírico para los ya convencidos sin pretender, ni en lo mínimo, plantear la menos cuestión sobre el botellón (por ejemplo, ¿por qué la juventud prefiere el botellón a leer o a estudiar? ¿Y está bien que sea así?).
Pero lo mejor viene en el carácter de fondo. En primer lugar, y como señalábamos más arriba, no hay un solo planteamiento del botellón en sí. Se da por hecho que es bueno, que debe darse y, por tanto, su problema es su gestión: ¿habrá servicios públicos para poder orinar? Que una, autoproclamada, izquierda ni tan siquiera se plantee si el botellón es ideológico, en cuanto a falsa conciencia sobre la realidad y como forma de entontecer a la juventud, o no llama cuando menos la atención. Pero, esta autoproclamada izquierda, no lo hace. El botellón, con escenitas incluidas de consumo de alcohol a granel, pasada de material para fumar (¿qué será, será?) y buen rollito entre autodenominados colegas queda legitimado exclusivamente porque les gusta. Así desaparece el elemento de progreso que una vez tuvo la izquierda: su crítica a lo real pensando que no todo lo que existía era justo. En otras palabras: se elimina el concepto de Ideología como aquello que busca ocultar la realidad a las personas. Una juventud malcriada, pija y que lo tiene todo decide exigir que la calle se convierta en bar porque, oígase y créase, las bebidas en los bares son caras. No dudamos de que seguramente en las próximas elecciones IU exija una subvención para bares y pubs que permitan bajar el precio a las bebidas –lo veo venir: gobierno castellanoleonés y de izquierdas-, pero mientras tanto, y aún después, el argumento es el típico del niñato pijo: lo que yo quiero para pasarlo bien debe dárseme. Y todo ello, claro está, barato. Porque para algo está el estado (aparte de para haber pagado sus estudios, su salud y, ahora tal vez, su universidad).
¿Resumen? Tristeza. Y pensaba yo acabar este texto con una cita de George Orwell y su libro Rebelión en la granja, cuando, al final, ya no se distingue entre cerdos y humanos. Pero lo he pensado mejor y, adaptándome a los nuevos tiempos y nuevas izquierdas, reedito una vieja pregunta de pijos pero la doto de profundo contenido izquierdista:
Y si se pelearan el cocodrilo de Lacoste y el Che Guevara, ¿quién ganaría?
Osssssea.

martes, enero 02, 2007

CIERTA VERGÜENZA Y CIERTO ASCO

El País de hoy, 2 de enero de 2007, es un cursillo avanzado de desvergüenza.

1.- Rectifica a Zapatero quien en ningún momento ha dicho, tal vez yo no oigo permanentemente la cadena SER pero si lo ha dicho pues se rectifica, que el proceso esté roto, sino suspendido. Por cierto, es la segunda vez en tres días que le tienen que rectificar pues ya lo hicieron con aquello de los accidentes mortales. Por tanto, en la siguiente frase con la que inicia su entradilla al titular de portada
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, da por liquidado el proceso que abrió en junio pasado…
, el sujeto no es el presidente del gobierno sino el grupo PRISA. Es una mera apreciación sintáctica.

2.- Reconoce, en esa misma portada, que ya es imposible legalizar a Batasuna, cuya legalización, cito textualmente, era el principal caballo de batalla. Pero, ¿qué ha cambiado? Batasuna nunca ha condenado un atentado, ¿por qué iba a condenar este? Es más, imaginemos que hubiera condenado este. Yo, así de pronto, pregunto henchido de dignidad, simepre dignidad: ¿y la memoria histórica? ¿Dónde queda la dignidad, el recuerdo y todo eso? Vaya, vaya…
3.- Reconoce, en la misma portada, que hubo una actuación política de la Fiscalía. Cito textual de la portada: Como salta por los aires el intento de la Fiscalía del Estado de flexibilizar la actuación de la justicia ante Batasuna y ETA. O sea, que se cambiaron los criterios para favorecer el autodenominado proceso de paz. Uy, uy, uy...

En fin, como decían Gene Kelly y Donald O’Connor en aquella inolvidable Cantando bajo la lluvia:
Dignidad, dignidad y dignidad. Siempre dignidad.