domingo, diciembre 31, 2006

¡HE DESCUBIERTO QUE AQUÍ SE JUEGA!

Hay una escena magistral en Casablanca, pero qué escena nos es genial en esa película. En ella, el comisario Renault ordena cerrar el local de RicK (Humprey Bogart) y ante la pregunta de un gendarme sobre bajo qué acusación se hará, Renault, aún con las fichas en la mano de sus ganancias en la ruleta, exclama con tono indignado: ¡Qué escándalo, qué escándalo!, he descubierto que aquí se juega.

De pronto, y ante una bomba, el gobierno y afines han descubierto que ETA está empleando la violencia. Por supuesto, no valía para ello la presencia de la extorsión, el robo de armas, el encañonar a un gendarme francés o secuestrar a una mujer con su coche para huir. Eso, no era violencia para el grueso del Parlamento español. Debían de ser accidentes, aunque en este caso no mortales.
Pero ahora, ¡qué escándalo, qué escándalo, hemos descubierto que ETA recurre a la violencia!

De pronto, el gobierno y afines descubren asombrados que el autodenominado proceso de paz no era para ETA más que dos cosas: por un lado, una oportunidad para rearmarse (lo ha hecho); por otro, la búsqueda de una conversación política donde ellos llevarían la voz cantante. Asustado por unas encuestas que no le hacían despegar y ante la proximidad de las elecciones, autonómicas y, especialmente, generales, el gobierno procuró sosegar a los terroristas en dos frentes: el político, dando alas a Batasuna y a la famosa y antidemocrática mesa de partidos; el legal, vía Fiscalía, buscando suavizar las condenas o, directamente, eliminarlas de terroristas y entorno etarra. Todo por vender el proceso (y con el lote, tal vez, algo más). Sin embargo, para los terroristas no era suficiente.
Pero ahora, ¡qué escándalo, qué escándalo, hemos descubierto que ETA no quiere democracia!

De pronto el gobierno y afines descubren que lo que ellos, y por cierto la derecha, ¿pero ya hay diferencia?, llaman izquierda abertzale, o sea: cómplices directos de ETA, no condena el atentado. Vaya, vaya, ¿quién lo podría esperar? Y eso que Otegi era, ¿es aún?, un hombre de paz. La izquierda abertzale, o sea: los cómplices de ETA, resulta que no está dispuesta a algo tan elemental como condenar un crimen. Y ellos que hasta se reunieron para mirarles a los ojos e iban a hacer una mesa política de partidos todos en unión.
Pero ahora, ¡qué escándalo, qué escándalo, hemos descubierto que Batasuna es como ETA!

De pronto la derecha, y ahí está Acebes como ejemplo, exige al gobierno información clara, continua y fiable. Acebes, corriendo el 11-M para decir que había sido ETA, exige ahora, ahora sí, información fiable. Y lo publica orgullosa Libertad digital. Y añade Acebes que sabe lo que se dice porque él fue ministro. Y ha debido de tener delante un buen motivo para sospechar, malditos espejos.
Pero ahora, ¡qué escándalo, qué escándalo, hemos descubierto que el gobierno manipula información!

De pronto, en fin, todos descubren lo poco que queda para las elecciones -increíble portada de El País el pasado 24 de diciembre donde en su titular ponía: “Zapatero exige a sus ministros medidas de impacto para despegarse del PP” (para despegarse, no para nada más)- y todos corren para asegurarse un lugar bajo el sol.
Al fin y al cabo alguno descubrirá tarde o temprano, ¡qué escándalo, qué escándalo!, que aquí también se juega.

viernes, diciembre 29, 2006

EL INSPECTOR CLOUSEAU VUELVE A CASA POR NAVIDAD

Mark Twain es un gran escritor casi desconocido. Con un humor triste, lejos de reír por reír, Twain diseccionó, como entre nosotros Larra, la sociedad de su tiempo. Y no dejó títere con cabeza. Precisamente ese humor triste, un humor que se define no por la risa sino por la tristeza ante la situación que provoca la risa, es lo que le ha permitido pervivir como autor frente a otros autores de humor alegre, aquel que se ríe desde la autosatisfacción. Y entre su obra, hoy les recomiendo una joya breve y divertida: El robo del elefante blanco.
Trata, se lo cuento en brevedad, de un elefante blanco con que el rey de Siam obsequia al presidente de los EEUU y de cómo el paquidermo es robado en el puerto de Nueva York y las pesquisas de la policía para hacer su difícil tarea: encontrar un elefante blanco en el estado de Nueva Jersey.
El flamante gobierno nacional, o sea: el de Madrid como dicen los nacionalistas, hace poco nombró a Joan Mesquida director general de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. Y éste, en una reciente conferencia de prensa recordó el robo de 350 pistolas por parte de ETA para como conclusión afirmar que la banda no se estaba rearmando.
Lejos está de nuestro ánimo pensar que Joan Mesquida, como tampoco lo pensamos del Fiscal General del Estado Conde-Pumpido, sea la voz de su amo. Y no lo hacemos porque reconocemos que ambos son
personasdereconocidoprestigio
y
profundamenteindependientes
Así que sólo nos cabe llegar a la siguiente conclusión: el inspector Clouseau ha vuelto a casa por navidad.

jueves, diciembre 28, 2006

EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA/ y 2

Si según todo esto, creemos que el estado tiene derecho y deber de educar a sus ciudadanos en democracia, ¿por qué entonces estamos en contra de la materia de Educación para la Ciudadanía? En primer lugar, debemos analizar el origen de la materia pues en el origen de algo muchas veces está la intención de esa acción y, así, estudiando cómo surgió la propia materia tal vez veamos qué se esconde en ella. En segundo lugar, veremos su necesidad como tal materia, siquiera brevemente pues es este un campo experto de los currículos escolares que comprendemos no es lugar aquí para tratar en extensión. Y en tercer lugar pretenderemos analizar si la presencia de una materia concreta es instrumento de progreso o regresión.

En primer lugar, analicemos su origen. Allí ya encontramos parte de la culpa de la nueva materia. Efectivamente, la Educación para la Ciudadanía surgió sustituyendo a la Filosofía en el primer borrador de la LOE. Es decir, se pretendía dar una por otra. Pero, esto tiene una lectura, paradójicamente, filosófica porque implicaba la desaparición de la fundamentación. La filosofía es la búsqueda constante de la causa última, conseguida o no. Y al ser su propia realidad esa búsqueda, la filosofía se presenta como crítica permanente pues así es su indagar. El hecho de sustituir por tanto la filosofía por otra materia es de por sí algo cuando menos sospechoso pues implica, en sí mismo, eliminar la propia crítica fundamental de la educación. Y esa crítica fundamental es básica en la idea de ciudadano pues este es el que, como deber, critica la realidad, para estar a favor o en contra, frente al súbdito que la acepta sin remedio. Por eso, la filosofía y la democracia van juntas: la primera es condición de existencia de la segunda y, al tiempo, la segunda debiera permitir la universalización de la primera. Así, y ahí está el origen, el hecho de que el gobierno del PSOE eliminara la filosofía tiene algo sospechoso, mejor: algo claro. Y lo que estuvo en sus orígenes, pues ya vuelve la filosofía a ser obligatoria pero con la mezcla, está aún, como ahora veremos, en el presente.

Pero segundo, ¿era necesaria una nueva materia? Veamos sus contenidos: por un lado, contenidos de explicación del funcionamiento, necesarios por cierto, de las instituciones democráticas; por otro, contenidos de ser un buen ciudadano; por último, filosofía política. Para los primeros bastaba en Primaria la materia de Conocimiento del Medio (que se debería llamar así por algo más que por meter nociones paletas a los pobres alumnos sobre su pueblo, aldea o incluso, sí incluso, nación sin estado) y en la ESO, Secundaria, estaba Ética como materia específica, Historia en 4º o 3º, depende de la comunidad, y las tutorías; para lo tercero, la filosofía política, estando en la ESO Ética y Filosofía en Bachillerato. ¿Y lo segundo? Para lo segundo, generar una conciencia democrática, queriendo todavía ser buenos, es toda la educación, en su conjunto, la que debiera hacerlo. Y distinguiendo dos cosas: el porqué, la causa, y el hábito. Para el hábito carece de sentido una materia teórica que enseñe a la gente a ser buenos; para por qué, están las materias de corte filosóficos: Ética y Filosofía. Por lo tanto, no parece que crear una nueva materia fuera obligado. ¿Por qué se creó? Dos motivos: el primero un motivo publicitario, el segundo, uno de necesidades empresariales. El motivo publicitario fue lavar la cara a una ley que es igualita que la LOCE del PP en sus aspectos esenciales. El segundo, un motivo de empresa. Si vemos quienes fueron los máximos defensores de la materia observaremos a Peces Barba. Tras su exitoso paso por el alto comisionado de ayuda a las víctimas (esa lucha por la manipulación la ganó el PP a través de la AVT), D. Gregorio decidió promocionar en una serie de artículos en El País, el medio oficial del gobierno, no sólo la asignatura y su currículo, lo que hay que dar, sino también sobre quiénes debían darlo. Y, oh sorpresa, el perfil profesional era el de licenciados en derecho. Así el círculo se cierra. ¿Se podía haber cubierto los contenidos con las materias actuales? Sí. ¿Por qué una materia nueva? Por motivos publicitaros, permitimos la religión pero al tiempo tenemos materia progre -ahora el laicismo, purito positivismo del siglo XIX, es progre- y que iba a satisfacer a determinados grupos de presión. Y encima, ¿se imaginan esta materia en el País Vasco, en Cataluña o en cualquier otra región con gobierno paleto? Pues disfrutan de hasta el 45 % del currículo.

¿Es, en definitiva, un progreso o una regresión la nueva materia? ¿Qué entendemos por materias progresistas? Aquellas que reparan al alumno para su autonomía, pensar por sí mismo. ¿Se trataría, por tanto, educación para la ciudadanía de una materia progresista? Analicemos.
En primer lugar, el hecho de que fuera a sustituir a la propia filosofía desvela el interés del legislador: eliminar el problema crítico, el problema filosófico de la fundamentación, y sustituirlo por un problema de formación lineal: formar “buenos ciudadanos”. Así, el buen ciudadano es una realidad concreta, lejos de ser una realidad problemática, y se trata, en definitiva, del progre oficial: tolerante (o sea, relativista), multicultural y con talante.

En segundo lugar, surge el interesante problema de la estanca. Efectivamente, la idea de que haya una materia determinada para ser ciudadano, como la hay para ser fontanero, es un reflejo de la idea que de ese mismo ciudadano tiene la clase política. Así, igual que en democracia la política ha sido reducida a la actividad de los partidos, cuyo interés privado de élites se presenta como público, la idea de compartimentar la ciudadanía en una materia es la reproducción ideológica de la propia realidad social donde la política solo aparece, de forma explícita, en contadas ocasiones. De esta forma, con una materia específica para la política, se enseña al alumno, de forma implícita, que la política no sirve como realidad global sino parcial. Efectivamente, el alumno aprenderá que la emancipación no guarda relación con la ciencia, la literatura, el arte, en definitiva, el conocimiento, sino con las participación social reducida a lo que los profesionales de la propia política han decidido. Así, al tiempo en que se puede afirmar que los alumnos reciben una educación para la democracia específica, sin embargo la realidad es que reciben una instrucción concreta para el límite a la democracia. Precisamente eso es lo que pretende educación para la ciudadanía: limitar el espacio político, algo ya hecho socialmente, a lo meramente profesional.

¿Qué es por tanto Educación para la Ciudadanía? Un mero escaparate de mercado progre, algo plagado de baratijas. Una maría, como tantas, que no tendrá la menos importancia explícita en el alumnado pero que, puede ser, a ZP le dará unos votos de laicistas y demás reformistas decimonónicos. Algo, un nuevo reclamo, como lo es la religión, para discutir de tonterías en educación sin llegar nunca al auténtico problema: ¿cómo es posible que alumnos que se pasan en la escuela 10 años, como mínimo, salgan de la misma sin saber leer ni escribir? Pero, sobre todo, no nos engañamos, Educación para la Ciudadanía es algo más grave. Se trata de la definitiva asunción, y por parte de la autoproclamada izquierda, de que la política no es algo general sino profesional. Se trata, en definitiva, de que el último escollo para que la propia política fuera peligrosa se ha salvado: reducirla, como antes se hizo con el arte, la ciencia o la filosofía, a asignatura. O dicho de otro modo: presentarla intelectualmente como eliminada de lo cotidiano como se eliminó, hace tiempo, realmente de la vida.

sábado, diciembre 23, 2006

NAVIDAD

Pero yo, que no estoy formado de bromas juguetonas, ni hecho para cortejar a un amoroso espejo; yo, que estoy toscamente acuñado, y carezco de la majestad del amor para pavonearme ante una lasciva ninfa contoneante; yo, que estoy privado de la hermosa proporción, despojado con trampas de la buena presencia por la Naturaleza alevosa; deforme inacabado, enviado antes de tiempo a este mundo que alienta; escasamente hecho a medias, y aun eso, tan tullido y desfigurado que los perros me ladran cuando me paro ante ellos; yo, entonces, en este tiempo de paz, débil y aflautado, no tengo placer con que matar el tiempo, si no es observar mi sombra al sol y entonar variaciones sobre mi propia deformidad. Y por tanto, puesto que no puedo mostrarme amador, para entretenerme en estos días bien hablados, estoy decidido a mostrarme un canalla, y a odiar los ociosos placeres de estos días.

William Shakespeare, Ricardo III, acto I, escena I

Feliz Navidad.

lunes, diciembre 18, 2006

MEMORIA HISTÓRICA

El Ateneo es un sitio progre. Lleno de intelectuales comprometidos. El domingo 17 de diciembre, sin ir más lejos, se presentó allí un acto del colectivo Ahotsak (que en vasco quiere decir, no se lo pierdan, voces) a favor del autoproclamado proceso de paz. Y dicho colectivo está formado por mujeres de todos los partidos,
o sea: incluye a la eco-feminista-socialista-yseguroquealgosemeolvida IU
y, por supuesto, al progresista PSOE, aunque no a todas.
No incluye, claro, al reaccionario PP.
Y entre estas mujeres autodenominadas progresistas está, igual hay más, una de Batasuna.
Ahora ya progresista.
Se llama Jone Goirizelaia. Es abogada de etarras. Y ni una palabra ha dicho cuando mataron a alguien.
Pero allí está ella, con ellas, hablando de voces.
Debe ser las que aún quedan.
Y allí está, con ellas, hablando de paz.
Tras haber liquidado, se sobreentiende, a los que nunca la quisieron.
Muertos y enterrados.
Unos mil, según las últimas estadísticas (anteriores al autodenominado proceso de paz).
Y ahí, junto a las activas mujeres de IU, ¿son de urbanismo en el País Vasco?, y a las del PSOE, pero no a todas, charla tranquila en Madrid.

Memoria Histórica, ¿no?

UNA CUESTIÓN DE PESADEZ

Yo tengo perro.
Y una papelera en mi estudio (lo llamo así porque allí está el ordenador y una biblioteca de adorno).
Total, que al perro le ha dado por abrir la papelera y comerse los papeles que haya dentro. Como a otros les da por visionar películas o manejar libros.
Y total, que como creo que no le sienta bien pues he decidido actuar. Y la mejor forma, pues la papelera es de esas que al pisar se levanta la tapa, es poner un peso para que el chucho no la pueda levantar con el hocico, pues a pisar: no tiene pedigrí (¿se escribe así?, ¿se escribe marca?), todavía no llega.
Entonces se me ocurrió poner encima de la tapa un libro. No tenía otra cosa.
Puse primero la guía de teléfono. Pero nada, demasiado ligero en realidad. Demasiada repetición (y eso que cambian al protagonista). Enseguida el perro comía papeles.
Luego, pensé en la Biblia. Parecía que aguantaba, pero por fin, y tras porfiar, el animal logró desplazarla. Un tema pesado, pero no tanto.
Utilicé luego el Corán: esto lo digo porque imagino que ningún islámico (¿o islamista?) lee este blog (¿o bitácora?). Pero hasta el Corán parecía liviano para el animal, con perdón de los islamistas (¿o son islámicos?). Lo movió, le costó lo suyo es cierto, por fin. Y el séptimo cielo se abrió a sus pies.
Y así, tuve la idea. ¿Un tema pesado? Y bajé de la biblioteca un libro de la guerra civil (¿española?, ¿se dirá en esto española?, ¿o castellana?). Lo puse sobre la tapa. Y el perro se acercó. Olisqueó, no diré que olía a rancio: tema de actualidad permanente y con gran interés social, e intentó moverlo. Nada. Empujó: Tampoco. Se levantó sobre sus patas traseras: inútil. Y por fin dejó de comerse mi papelera.
Demasiado pesado, demasiado aburrido.

miércoles, diciembre 13, 2006

UNA PEQUEÑA CUESTIÓN MORAL

Es una duda porque no lo tengo claro.Y lo pienso y no sé qué decir.
Ante la nueva ley: ¿es moral tener un niño para curar a otro?

lunes, diciembre 11, 2006

EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA/1

¿Es necesario enseñar a los alumnos a ser ciudadanos en la escuela? ¿Debe la escuela ser un lugar de enseñanza de valores morales y políticos y no sólo académicos? ¿Debe existir una asignatura específica que sirva para enseñar eso en concreto? A las dos primeras, un sí rotundo; a la tercera, un no categórico.

¿Para qué debe servir la educación? La educación sirve para educar a los seres humanos. Y en este amplio contexto por supuesto entra la idea de la socialización. El problema aquí, y de ahí la importancia de una educación ajena a las propias familias, es que la socialización dejada en manos de las familias no es sino la mera reproducción social, es decir: que los jóvenes repitan la forma de concebir la sociedad de los padres negando, con ello, su libertad individual. Así el alumno que no se educa en un centro educativo, es decir: se humaniza, y sí en casa repetirá las limitaciones de su propio hogar. Y esto, como casi siempre, perjudicará a las clases sociales más desfavorecidas cuyos padres, peor preparados culturalmente, tenderían, de desaparecer la labor educadora, y no sólo instructora, de la escuela a socializar a sus hijos en sus propias limitaciones. Efectivamente, resulta evidente, y no apelamos para ello al sentido común, muchas veces engañoso, que los hijos tienden, por un proceso de socialización primaria, a repetir las formas sociales de su familia lo cual, evidentemente, perjudica a los hijos de sectores sociales medios y bajos. Así, la educación, y repetimos educación para diferenciarla de la mera instrucción, tiene la obligación de presentar ante estos alumnos la perspectiva de otro mundo que su restricción social les niega.
Por lo tanto, la escuela debe ser un lugar de educación, no de instrucción como claman muchos cómodos profesores, porque la familia no puede cumplir, salvo en las clases altas, esa condición. Efectivamente, la familia enseña el amor a los próximos y la forma de vida propia, que guarda estrecha relación con la función social que se tiene en la división social del trabajo, pero el respeto ciudadano, la vida social y la cultura ajena al círculo restringido a que se pertenece sólo se pueden aprender en una socialización ajena a lo familiar. Así, la escuela, en cuanto al lugar para aprender eso, es decir: educar, es algo privilegiado. Y lo es porque por primera vez en la historia de la humanidad, una sociedad dispone de un sistema universal, para todos, que de forma consciente pude socializar a sus futuros ciudadanos.
Pero, alguien podrá decir que una cosa es la socialización y otra, tal y como ha mantenido la derecha, el adoctrinamiento. Sin embargo, este argumento presenta una doble falacia. Por un lado, la idea de la cultura como una realidad apolítica y neutral, como, tal y como deseó el burgués tras hacer a revolución, un mero capital para ascender socialmente o perpetuarse en la posición social; por otro, la idea de la neutralidad del estado, aquí sí pero no curiosamente en la defensa, por ejemplo, de la propiedad privada donde el estado sí debe ser militante.

Analicemos la primera falacia: ¿es la cultura neutral? Pues parece claro que la cultura, como cualquier hecho social por otra parte, no es neutral. Pero además, la cultura es emancipación y por eso no es neutral. Cuando se educa se educa, o al menos se debe educar, para la autonomía. Y la autonomía, pensar por uno mismo, es una forma de vida y, por tanto, no neutral. La cultura no es la posesión de conocimientos, pues sino los ordenadores serían cultos, sino la utilización de dichos acontecimientos y es por ello que hay, inexorablemente, culturas superiores e inferiores de acuerdo a si esos conocimientos son utilizados de un modo u otro.
Pero hay una segunda falacia: la neutralidad del estado. Y es falaz porque el estado, al menos en democracia, no debe ser neutral. Un estado democrático es un estado comprometido con una serie de valores, que no hace falta aquí enumerar, y que por tanto debe defenderlos. Así, el estado democrático no es neutral pues su función es defender la democracia y en dicha función entra la de formar a sus ciudadanos para y por la democracia. Y lo debe hacer con cierto orgullo pues educar para la democracia, que no es otra cosa que educar para la conciencia crítica y con ella para la cultura, resulta moralmente cuando menos superior que educar para la patria o para la aldea (en estos tiempos de nacionalismo reaccionario). Así, el estado democrático tiene la obligación, precisamente por su función democrática, de educar para la autonomía, es decir: para la propia racionalidad como guía en la vida. Pues es esta propia autonomía no sólo la clave de la supervivencia del estado sino su razón de ser y su diferencia: es el único estado que pervive para, o debe pervivir para, sus ciudadanos. Y así, el estado democrático, en cuanto garantía de la autonomía, del sapere aude kantiano de cada uno de sus ciudadanos, es en sí mismo, o debe serlo, no un estado que se presenta como el interés de una minoría social sino como la propia emancipación social (y de ahí su fracaso y su gloria).
Es por ello la escuela el lugar privilegiado, por su propia constitución, para desarrollar esa labor emancipadora que debería tener, aunque realmente no la tenga por razones que aquí no vamos a analizar, el estado democrático. Pero sin embargo, estos valores democráticos que todo ciudadano debe tener, y es este un motivo pedagógico, ¿deben constituir una asignatura? Nuestra respuesta es no. Pero, eso mañana si es posible.

lunes, diciembre 04, 2006

CIERTO VALOR

Una escena genial. En un capítulo de los Simpsons, Homer expresa su tolerancia sobre los homosexuales explicando que no tiene nada en contra de ellos siempre y cuando se comporten aleteando los brazos, fingiendo la voz y de forma, en definitiva, alocada.
O sea, que se comporten como maricones -y algo de esto hay en el éxito de ese personaje siniestro que es Boris Izaguirre-.
Al fin y al cabo, como aquel que no es racista pero no quiere que en la clase de su hijo haya moros.

Por eso, es señal de valor, y de que tal vez alguna vez cambien los tiempos, el hecho de que dos alumnos adolescentes de instituto, y a los que conocemos bien, hayan decidido salir en los medios de comunicación haciendo pública su homosexualidad. Y lo es porque ser alumno homosexual es terrible enfrentado a una edad como la adolescencia. Y así desde aquí queremos felicitar a estos dos alumnos del IES Duque de Rivas, así como a Joaquín Álvarez (de quien ponemos su correo por si alguien lo necesita) y al reducido grupo de profesores, y crean que sé lo que me digo al decir reducido, que se han implicado en el proyecto. Porque lo importante, una vez más, no es la liberación de tal o cual colectivo sino la propia emancipación humana. Y la igualdad homosexual, algo aún no logrado, es tarea pendiente de aquella.

Y una nota final. Si alguien cercano y a quien podamos ayudar como profesor necesita ayuda en este tema, no dude en pedirla.

viernes, diciembre 01, 2006

UN POCO DE IMAGINACIÓN

Imagine. Usted recibe un cargo y hace una nueva ley. La nueva ley, imagine usted que la llaman LOGSE, por imaginar algo, sale adelante y resulta un fracaso.
Usted pide tiempo. Pasan 16 años.
Y todos los indicadores señalan que usted no ha mejorado en nada aquello de lo que trataba su ley (imagine usted que de la educación).
Ahora imaginemos que llega al poder un gobierno de izquierdas y progresista. Pero que muy progresista: un montón. Y un agente social, o sea: una empresa con intereses en el sector que usted iba a salvar y qe curiosamente ha ganado mucho, pero mucho dinero con su ley, hace unas jornadas de educación.
Pues imagine quién va. Y quién da lecciones.
Pero hay más. Imagine usted a quién acaban nombrando secretario general de la OIE (Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura).
Después del éxito.
Y ahora imagine de nuevo. Usted se apellida Marchesi. Y la culpa de todo la tiene que el resto de la población, incluidos profesores, padres y alumnos, no le han hecho caso. Porque para algo, se supone, es usted catedrático, nada más y nada menos, que de universidad.

Pero aún no deje de imaginar. Y si es usted profesor, por ejemplo, imagine cuando fue la última vez que se indignó de veras.
Y se levantó, y protestó, y se negó.
Y dijo que por ahí no.
Que si la dignidad de su profesión.
Que si su labor docente.
Y resulta que descubre usted que fue en septiembre. Tras darle su horario y descubrir, ¡oh, Dios mío!, que los viernes no salía de trabajar a las 11 de la mañana.