viernes, junio 27, 2014

UNA PEQUEÑA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA/5: LOS PRESOCRÁTICOS/1

Se conoce como Presocráticos a los primeros filósofos griegos. Es una lista algo larga y llena de nombres raros, pues ninguno se llamaba García, Garaicoetxea o Bassols –nombres normales- sino Parménides, Anaximandro o Tales. Sin embargo, y aunque no pertenezcan a los diversos pueblos del estado español, e incluso no sean de aquí, son figuras esenciales en el desarrollo de la Filosofía y por ello merecen ser considerados. Y es esta la razón de este artículo.

Hay dos cosas fundamentales que se deben analizar de los Presocráticos. Primero, qué hizo que su respuesta fuera considerada por primera vez como Filosofía; segundo, cuál ha sido su legado para la Filosofía posterior. Y como la Filosofía es un saber complejo, y si no pues se la retuerce para parecer más profundos, empezaremos por la primera cuestión.

Todos los Presocráticos tienen algo en común: se llama la pregunta por el Arché  -o Arjé, como mejor les parezca pues lo verán de ambas maneras indistintamente y nosotros tampoco sabemos cuál es más correcta-. Esta pregunta tiene un doble significado: por un lado, es cuestionarse qué había al principio y de lo que surgió todo lo que hoy en día existe. Por otro, es plantear qué elemento o elementos deben tener todos los seres para formar parte de la propia naturaleza. Así, hay dos cuestiones fundamentales detrás de la pregunta pero, antes de tratarla específicamente y explicar su respuesta en los diferentes autores, es necesario ver la importancia del propio cuestionamiento en concreto y su significado filosófico.

El mito es también fruto del preguntarse sobre las cosas, de eso no cabe duda. Quien responde con los poderes sobrenaturales de los dioses se ha interrogado sobre por qué ocurre el hecho que así explica –y sí, ya sé que esto lo decía también Aristóteles y tenía razón pues coincide conmigo-. Entonces la diferencia entre el mito y la pregunta por el Arjé -ya les dije- no puede ser el mero preguntarse ante la realidad porque los dos se cuestionan.  Y esto es muy importante de entender para liberar de una nefasta creencia a la Filosofía.

En efecto, cuestionarse el porqué de las cosas es algo que podemos señalar como intrínsecamente humano. De hecho todas las culturas lo han hecho, y lo siguen haciendo, y la griega ya había respondido a los fenómenos naturales con el mito –por cierto, alguno bellísimo-. Sin embargo hasta los Presocráticos no surgió la Filosofía. Por tanto, la pregunta presocrática, y con ello la filosófica, se fundamenta en algo diferente a cuestionarse sobre la realidad como algo intrínsecamente humano. Y en esa diferencia está la Filosofía: su pasado y su futuro. Es decir, la Filosofía no es solo cuestionarse sino hacerla de cierta manera. Y la Filosofía, por consiguiente, no es algo necesario y natural sino algo más hermoso: una conquista del pensamiento humana.

Pero, ¿cuál es la diferencia entre un interrogante y el otro? La diferencia entre una pregunta y otra está en la forma que se busca en la respuesta: la exigencia o no de verdad. La respuesta mítica no usa la argumentación sino la narración. Y a través de ella busca la tranquilidad de una respuesta concreta, sea cual fuere, pues es necesaria la contestación que tranquilice al pensamiento y a su vez evite una nueva pregunta. Es como esos niños que a mitad de la noche  se ponen a hablar en el dormitorio porque están asustados y buscan en la contestación la voz familiar que los reconforte. Sin embargo, para contestar al Arché, con la respuesta que va a desarrollar la propia Filosofía, no vale cualquier solución pues exige un respuesta fidedigna a la coherencia de la argumentación: exige la verdad y no solo el consuelo ante lo desconocido.  En el cuarto oscuro debemos saber si en verdad hay monstruos.

Efectivamente, la pregunta por el Arjé ya no utiliza la narración sino una nueva forma de explicación: la argumentación racional. La Filosofía así conquista un nuevo frente: el terreno, baldío aún, de la razón. Y por eso, con la pregunta por el Arjé se genera una nueva realidad que es el surgimiento de la idea de Verdad. En el mito, la verdad es irrelevante y de ahí que sea posible la convivencia de diversos mitos e incluso de un mismo mito modificado en varias versiones locales -e incluso de nacionalidades históricas-. Sin embargo, en la respuesta a la pregunta por el Arché la solución no cabe como múltiple y subjetiva: distintas teorías no pueden sobrevivir simultáneamente. La Filosofía, como lo será su hija la Ciencia, no es solo una lucha por el conocimiento, eso ya es también el mito, sino que es algo más: una lucha por la verdad.

De esta forma, la pregunta por el principio, por el Arché, que se formuló en Grecia a partir del siglo VI a.C. ya no será la misma a la que respondió el mito. No es solo que no se dé la misma respuesta sino que la propia cuestión es diferente porque quien la hizo ya no aceptaba la respuesta mítica y la había desechado por insuficiente. Y lo insuficiente era que solo pretendía el consuelo y no la verdad.

Pero, ¿cuál era el ideal en concreto de esta pregunta? Como ya hemos señalado esta pregunta era doble.

La primera  parte de la pregunta hace referencia al elemento o elementos  que  deben tener en común todos los individuos para formar parte del conjunto  de los seres naturales y, con ello, de la naturaleza. Esto se llama técnicamente sustrato último -y aprendan bien esta palabra porque ustedes ven una tía que esté buena y le hablan sobre el sustrato último y la tía cae fijo (nota: se ruega que si alguien lo prueba con un hombre informe del resultado en aras de la ciencia)-  La idea griega es así genial y racional. Su argumento es el siguiente: si todos los seres naturales forman parte de un conjunto, en este caso la naturaleza, todos ellos deben tener al menos una  o alguna  característica o elemento en común. Si yo formo parte del conjunto socios del Real Madrid, podré tener  innumerables rasgos diferentes con los otros socios, especialmente con el sector mouriñista, pero tendrá que haber al menos un hecho en comun que compartamos para formar parte de dicho conjunto. Así ocurrirá también con los seres naturales que deberán compartir al menos  un elemento para pertenecer al conjunto de la naturaleza. Y ese elemento que todos deben tener en común será el Arché como sustrato último.

Pero, ¿por qué llamarlo sustrato último? Porque para descubrir qué es debo ir eliminando aquellos elementos que no son eso que busco. Pongamos otro ejemplo. Cojamos al grupo de los vertebrados y veamos su elemento común o sustrato último. Podría ser el pelo, pero resulta que hay vertebrados sin pelo. Podría ser que ponen huevos, pero hay vertebrados que no lo hacen. Así, iríamos eliminando elementos y con ello reduciendo características comunes hasta llegar a aquello que al final todos los componentes del grupo tendrán necesariamente en común: la columna. Ese común sería el sustrato último pues podrá haber vertebrados con pelo o sin él. Los podrá haber ovíparos o no. Pero, no sin columna.

En su segunda parte, algo más polémica, el Arjé significa lo originario. Esto se refiere al primer elemento que existió y a partir del cual surgieron los demás. Es decir, si fuéramos atrás en el tiempo al llegar al principio del mismo encontraríamos el Arché. Sin embargo, y como ya hemos dicho, esta segunda parte es más polémica. Y lo es porque el concepto griego de tiempo, al menos el popular, no se corresponde con nuestro transcurrir lineal donde hay un principio claro. Así al hablar del Arché en este punto debemos imaginarlo más como el elemento o elementos que nunca ha faltado en la naturaleza pero sin descartar, en ciertos autores que posteriormente veremos, esa idea del elemento primero en lo temporal.


Con todo esto, la pregunta por el Arjé se diferencia de la pregunta a la que respondía el mito por su misma exigencia de verdad. El mito busca la confortación mientras la filosofía conquista la verdad. Pero, y después de esta hermosa frase para tuitear,  como nos hemos vuelto a enrollar, llevados sin duda por el necesario desarrollo del concepto, la respuesta concreta a esa pregunta, y con ella su legado, debe esperar al próximo capítulo. Y también sus protagonistas.

jueves, junio 19, 2014

VIDA INTERIOR/133: CORONACIÓN/2 (como en el Burguer)

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser  feliz.



miércoles, junio 18, 2014

VIDA INTERIOR/132: CORONACIÓN/1 (como en el Burguer)

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser  feliz.




Me han dicho que mañana vienen los reyes...


EN INTERNET Y EN LA CAZA DE BRUJAS

Internet ha sorprendido a todo el mundo por al menos tres motivos: primero, por su libertad; segundo, por el acceso a la información en una doble vía, ya como receptor ya como emisor; tercero, por su espíritu colaborativo. La primera característica hace referencia a la libertad de expresión aún presente en la red y la oferta de opinión, donde cabe hasta la mía. La segunda, a la imposibilidad de ocultar una noticia en la actualidad pues la diversidad de medios lo impide. Internet ha logrado que, para bien o para mal, todos y cada uno de nosotros ya no solo seamos receptores de noticias sino también emisores de las mismas, ya sea a través de páginas creadas exprofeso ya con el empleo de las redes sociales -incluyendo vídeos de estúpidos gatitos-. La tercera, su aspecto colaborativo, al hacer que miles de personas compartan gratuitamente sus conocimientos y habilidades, desde cambiar un grifo hasta explicar mecánica cuántica, en un intercambio sin precio.

Y, precisamente, por estas tres características que deberían ser típicas de una sociedad democrática existe el interés de parar internet y reconvertirlo en otra cosa. La idea es acabar con el internet que conocemos y llevarlo por la senda del mercado que  es, frente a la utopía liberal,  la senda del control y el dominio social.

Pero decir esto suena abstracto: ¿quién y cómo se pretende eso? Durante las últimas semanas han coincidido, curiosamente o no, dos noticias sobre limitaciones en internet: una muy comentada como es la idea del histérico y opusino ministro del interior español contra la libertad de expresión en twitter; otra, de mayor calado, con el internet de dos velocidades que,  salvo sorpresa, comenzará a funcionar en EEUU.

Nuestro opusino ministro –y este hecho se nombra porque no es baladí-  ha comenzado una caza de brujas, quizás echando de menos tiempos mejores. La excusa ha sido acabar con la exaltación del odio y la apología de la violencia en internet. Ahora, nuestro primer paso es demostrar que se trata de una excusa para llegar el segundo que es aclarar qué se pretende realmente.

¿Por qué es una excusa? En el código penal español ya existen los delitos de injurias y calumnias e igualmente una amplia jurisprudencia sobre la libertad de expresión. No se trata de delitos novedosos por tanto ni, en realidad, que generen una gran alarma social o que se trate de algo tan peligroso para la vida de las personas como para necesitar una reforma penal. Sin embargo el opusino ministro manifiesta que sí. Y lo hace comparando con el terrorismo islámico y la formación de células terroristas a través de internet. Y esta comparación es interesante para demostrar la falacia. Porque la piedra angular y el fundamento del terrorismo islámico, es decir: aquello que si no existiera no podría darse la yihad, no es internet sino la religión. Pero el opusino ministro no propone limitar la superstición religiosa, y no diremos curiosamente, sino internet. Es decir, se va contra internet y no contra la causa principal de la acción sea esta cual fuere ¿Por qué entonces contra internet? Porque la religión por ejemplo, es útil para el dominio e internet, sin embargo, puede ser un instrumento peligroso. Y por eso no se limita la religión pero sí se busca limitar internet.

Y aquí viene la segunda parte ¿Qué se pretende realmente con esto? En realidad la idea no es coartar la libertad de expresión como tal, sino la propia plataforma y con ello la relevancia de esa expresión. No se trata de ir individualmente contra cada persona en particular sino  generar el ambiente propicio para atacar e intentar acabar con internet como plataforma de noticias y comentarios  libres. La clave de todo es, por tanto, no ir contra los individuos sino generar un ambiente previo que permita ir contra la plataforma de internet, desde sus páginas hasta los tuits pasando por los blogs, generando una censura previa que acabará en poner tales condiciones que la gestión de la libre expresión quedará reducida a las grandes corporaciones. Se trata acabar con internet como campo libre para convertirlo en coto privado de caza.

El segunda ataque contra la red se ha dado en EEUU pero pronto podría extenderse al resto del mundo. Y es un ataque sutil y peligroso. Se trata de la llamada internet de dos velocidades. Consiste en que una empresa contrata con un prooveedor que permita a dicha empresa circular a mayor velocidad por la red a cambio de un  precio más elevado. Así, unas páginas se descargarán antes y otras más despacio concluyendo en dos velocidades, al menos, en la red; una buena para los que pagan y otra peor para los que pagan menos. Pero, ¿por qué esto es malo? O mejor aún desde nuestro espíritu científico: ¿qué se pretende con esto?

Imaginen que alguno de ustedes quiere comprar un libro sobre cualquier tema: pongamos sobre religión. Ustedes no saben lo que buscan concreto, sino que ojean los diversos ejemplares porque aún no tienen una opinión formada sobre el tema. Imaginen ahora que la librería tiene dos plantas: la planta que da a la calle y un sótano al que se accede por una escalera casi escondida. Por supuesto, la librería vende libros ateos, agnósticos y creyentes. Pero, ahora imaginen que ese comercio ha llegado a un acuerdo con la iglesia católica, y las hay peores  y religiones aún más retrasadas intelectualmente, para que sus libros estén en la planta de la calle. Y comoen la planta hay sitio limitado y solo caben los suyos la conclusión es obvia: usted, y yo, ya tenemos lectura. Sin duda escogida libremente pero...
El internet de dos velocidades es así esa inmensa librería donde todo va a estar, pero...

Shane, aquel melancólico pistolero interpretado por Alan Ladd en la inolvidable Raíces Profundas, explicaba que los revólveres eran una herramienta y que dependía de cómo y quién los usara. Internet, como la poesía pero aquí de verdad, es un arma cargada de futuro. Y lo que se quiere es que sea un arma, siguiendo con la metáfora, controlada. Ya se hizo en televisión o con las radios y ahora, usando medios más sutiles, se quiere hacer con la red. Y el doble frente, legislativo y económico, busca lo mismo que aquellos terranientes  a los que se enfrentaba aquél callado pistolero. 

domingo, junio 08, 2014

MIS ALUMNOS ME CRITICAN (y otra vez, pero el pesado soy yo, no ellos)

Hay una idea falsa con ribetes de modernidad: que la escuela debe ser democrática. Es un error grave  y profundamente reaccionario. Pero, no es ahora el momento de entrar en ello. La escuela, al menos la escuela pública, es un servicio al ciudadano y como tal debe ser evaluado por él. La idea de que las escuelas y los profesores no deben ser evaluados recurre también al pensamiento estamental en el cual solo la casta -aquí utilizado con precisión- podía autocomplacerse. Sin embargo, nosotros que creemos curiosamente que la escuela no debe ser democrática, sostenemos que los profesores deben ser evaluados y que una parte de dicha evaluación deben realizarla los propios alumnos.

Desde hace años, era el año 2005, iniciamos nuestra andadura con los blogs de los alumnos. La andadura sigue. Y un clásico en los artículos mandados ha sido, al final de curso, la crítica a la clase de ética o de filosofía. Y aquí están sus blogs y en ellos están sus críticas.  Ya saben que la democracia se construye también en las escuelas.

viernes, junio 06, 2014

NORMANDÍA COMO TAREA AÚN INCONCLUSA ( desde el 6-06-1944)



El mundo apenas advertirá y no recordará por mucho tiempo lo que aquí digamos, pero nunca podrá olvidar lo que ellos hicieron aquí. Somos, más bien, nosotros, los vivos, quienes debemos consagrarnos aquí a la tarea inconclusa que los que aquí lucharon hicieron avanzar tanto y tan noblemente. Somos más bien los vivos los que debemos consagrarnos aquí a la gran tarea que aún resta ante nosotros: que de estos muertos a los que honramos tomemos una devoción incrementada a la causa por la que ellos dieron la última medida colmada de celo. Que resolvamos aquí firmemente que estos muertos no habrán dado su vida en vano. Que esta nación, Dios mediante, tendrá un nuevo nacimiento de libertad. Y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá de la Tierra. 

Abraham Lincoln, discurso de Gettysburg (1863)

miércoles, junio 04, 2014

REPÚBLICA (¿o no?)

La abdicación del rey no cabe duda de que es noticia. Tanta, al menos, como para que yo no concluya un escrito sobre la victoria del Madrid en la Champions –sí, la décima-. Total, que me debo a la realidad –y al banco-. Y es importante contestar a la realidad, y más al banco.

¿Por qué el rey abdica ahora?
Lo primero es lo primero. Al parecer, el rey tomó la decisión el pasado cinco de enero, su cumpleaños. El problema de las filtraciones a posteriori es uno: pueden ser ciertas o no. Es decir, en un mundo en que se sabe todo resulta extraordinario que durante cinco meses nada de esto se supiese. Otros medios, sin embargo, niegan esto y señalan que si bien se barajaba ya, la decisión se toma por los resultados de las elecciones europeas. Nosotros ya hemos hablado aquí de ellas considerándolas como un fracaso de la izquierda, pero con fracaso y todo pintaban un panorama claro: la mayor probabilidad sería un gobierno de una coalición de izquierdas tipo Andalucía. O, al menos, con una fuerte presencia de izquierdas en  el parlamento y necesaria, por tanto, para los principales pactos. Y eso tenía un problema de cara a la sucesión monárquica. Seamos crudos: el rey temía morir durante esa legislatura y encontrarse un panorama para sus genes -Dawkins ya habló del gen egoísta- terrible. Esta perspectiva era una mayoría de izquierdas influyente que viera en la posibilidad de impedir la sucesión una batalla publicitaria de primer orden: ¡contra la casta! Así, ahora y con una mayoría conservadora en la cámara, es más fácil.

¿Ha sido un buen rey?
Juan Carlos I  no ha sido un buen rey, ha sido un magnífico rey. Diremos más: D. Juan Carlos de Borbón ha sido el mejor jefe de estado de la historia de España. Decir otra cosa, sería claramente injusto.

¿Y  no sería entonces lo normal la sucesión dinástica en su hijo?
La normalidad se puede entender, como el ser –ya saben que a veces me pongo pedante-, de muchas maneras. En cuanto a la normalidad como racionalidad no parece que el resultado de una coyunda, por muy estupenda y laboriosa que esta fuese, legitime una jefatura de estado democrática. Tampoco, parece muy normal defender que como ya se votó la constitución no cabría ahora poner en duda la sucesión monárquica. Al fin y al cabo, la monarquía se admitió como un mal menor en una coyuntura –que no coyunda- especialmente grave de la historia de España, la creación de una democracia, que hoy en día afortunadamente no existe.
Por tanto, lo normal sería, al menos, preguntar pues las circunstancias fundamentales del anterior pacto han cambiado.

¿Pero esto, que la sucesión sea coital o racional, sería un asunto crucial para la izquierda?
Por supuesto que no, y aquí se produce un hecho curioso: sí es, sin embargo, un hecho crucial para mantener el proceso de precarización existente en España.
Ahora viene lo importante.

¿Por qué la sucesión monárquica es fundamental para el proceso de precarización?
El proceso de precarización necesita eso que se llama de forma rimbombante estabilidad. Efectivamente, la estabilidad institucional, es decir: que nadie mueva ficha más allá de las ordenanzas de la oligarquía –nota: obsérvese que no decimos casta, pero eso otro día- implica el caldo de cultivo ideal para limitar los derechos políticos y sociales. Así, la condición indispensable para precarizar la sociedad, y España no es una excepción tampoco en esto, es que haya una estabilidad institucional que vaya más allá de la opción política de gobierno. Por eso, la sucesión monárquica no es la clave de todo esto, daría igual que ya hubiera república o consejo de ancianos, sino la estabilidad concebida como normalización que refiere, en realidad, a obediencia. Es decir, la objetividad, y no la opinión que no nos importa, de la defensa de la sucesión  monárquica no está en la propia dinastía sino en la defensa de la estabilidad y, con ella, de la propia precarización. Se defiende al príncipe porque la estabilidad es la clave de ese proceso que persigue la oligarquía y no por espíritu monárquico.

¿Y entonces no sería algo crucial para la izquierda en cuanto a la posibilidad de luchar contra el proceso de precarización?
No, porque la estabilidad es condición necesaria para la precarización pero no para luchar contra ella y su negación. Todo el proceso de precarización necesita una estabilidad institucional, al menos eso que se llama así y que consiste en un acuerdo fundamental de la oligarquía política,  porque no se quiere llevar realmente al campo de la política democrática de confrontación de ideas.
Sin embargo, la lucha contra ese mismo proceso de precarización no es necesario que se produzca desde una inestabilidad institucional. De hecho, lo ideal sería una estabilidad para acometerla y por eso, como señalábamos antes, no se trata de un asunto crucial para la izquierda. Es decir, hay que darle la importancia justa y tampoco perder fuerzas innecesarias en esto. Lo fundamental ahora es luchar contra el proceso de precarización y en esa lucha monarquía o república es solo otro medio. Y con ambas, la lucha es posible.

¿Y si se proclamara la república?
 Si eso ocurriera espero que nadie cambie la bandera ni tan siquiera el himno. Si alguna vez hay una III república -así con minúsculas es como está bien-  en España –es que es nombre propio- nos gustaría que fuese una república de todos y no solo de un grupo. Creemos que las naciones, otro nombre rimbombante, se definen por su sociedad y nos gusta que haya sociedades donde todos tengan cabidas en la forma de su estado. Ah, se me olvidaba decirlo: y esto se llama democracia.

¿Ganará España el mundial?  
Ni lo sé ni me importa. Yo soy del Madrid, no de la selección española. Pero que nadie vea aquí un acto reivindicativo de los pueblos oprimidos por el estado español. Al contrario, es porque no soy de pueblo.