lunes, septiembre 29, 2014

SALIENDO DE LA CRISIS/1: CREANDO EMPLEO

1.- Gallardón dimite.
2.- El gobierno pretende crear 622.000 empleos.
3.-Gallardón ya no es ministro y se va al paro.
4.- Catalá es nombrado nuevo ministro de Justicia.
5.- Gallardón entra en el Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid cobrando 8.5000 euros al mes.
6.- El gobierno ya sólo tiene que crear 621.998 empleos.

Saliendo de la crisis.

jueves, septiembre 25, 2014

NUEVO CAPITALISMO, NACIÓN Y POLÍTICA

Los acontecimientos históricos coincidentes se pueden dividir grosso modo en dos: aquellos que son fruto puramente de la casualidad y aquellos otros que están enlazados por una relación causa-efecto o, al menos, por una conexión necesaria. Por ejemplo que yo naciera en tiempos de la guerra fría no es sino una casualidad pues ello ni influyó en esta ni, a su vez, fue influido por ella –o eso, al menos, me contaron mis padres-. Por ejemplo, y sin embargo, que la idea de nación y en concreto el desarrollo del estado nación se originara durante el despliegue del capitalismo en el siglo XIX es una conexión necesaria.

Efectivamente, el capitalismo necesitó la creación de una política nacional para poder desarrollarse y la forma más avanzada de esta era sin duda la creación de las naciones estado. Así, nación y desarrollo del mercado capitalista van no solo unidos sino conectados en la historia. Y no sólo lo hacían en un sentido conservador, con la afirmación del estado nación como refrendo del capitalismo y viceversa,  sino también en las políticas de la izquierda: necesariamente la realidad política debía tener en cuenta fundamentalmente lo nacional no tanto por un sentido patriótico como por un sentido realista.  La izquierda era nacional, aunque no nacionalista, porque las circunstancias lo exigían. Y por eso, a su vez y como aquello que se llamaba programa máximo, la izquierda no podía ser esencialmente nacionalista.

Sin embargo, todo esto cambia a raíz de la aparición del nuevo capitalismo, posterior a la segunda guerra mundial. Efectivamente, si el capitalismo decimonónico y de principios del siglo XX es un capitalismo nacional –y el imperialismo no es su contradicción sino su apogeo-, a partir del final de la segunda guerra mundial el capitalismo empieza a formarse de acuerdo a una nueva realidad internacional que se ve perfectamente reflejado en la preocupación por la liberación de las transacciones internacionales y en la creación de mercados internacionales como pueden ser por ejemplo la ya añeja Comunidad Económica Europea reconvertido ahora en Unión Europea. Este proceso, al principio tímido, va tomando cada vez mayor fuerza llegando a partir del inicio del siglo XXI a una realidad absolutamente nueva: la economía es absolutamente internacional. Y cuando hablamos de economía no estamos hablando sólo de la economía de las altas finanzas o de las grandes corporaciones industriales sino también de por ejemplo, la permanencia de cualquiera en su puesto de trabajo compitiendo con gente de otros países que usted ni tan siquiera conoce -aunque también es justo reconocer que ellos tampoco le conocen a usted-. Así, la internalización de la economía es un hecho del nuevo capitalismo.

Sin embargo, y aquí empieza el problema, está entronización de la economía como fuerza universal no va en absoluto unida al aumento similar de la política sino más bien al contrario: se da  un enclaustramiento, cada día y cada año mayor, de la propia política como nacional o incluso como regional. Efectivamente, parece que la respuesta a la internalización de la economía no es más que la petición desesperada de mayor soberanía nacional. Pero resto, debería quedar claro, no es sino una utopía reaccionaria. Y por eso, de nuevo, hay una sutil diferencia entre la derecha, que es quién gobierna de facto,  y la izquierda, superguay y poco productiva.

La política de la derecha se distingue por estar realizando un doble juego. Por un lado, controla una serie de estructuras internacionales –la troika como paradigma en Europa- que gestionan la reacción política ante la economía mientras que, por otro, clama por la nación, sabiendo que ésta última acción resulta estéril. Lo que la derecha ha logrado es precisamente deslindar toda la economía de la acción política dejando exclusivamente a esta en el terreno inocuo de las promesas electorales o bien convirtiendo al mismo gobierno, tal y como por ejemplo ocurre actualmente en España, en un organismo administrativo subsidiario de esos mismos órganos internacionales anteriormente citados. Pero lo que importa destacar aquí de esta acción de la derecha es que desde su perspectiva ideológica tiene un claro objetivo y es eficaz. La derecha gobierna actualmente los países de forma independiente al resultado electoral pues ha logrado deslindar absolutamente la política, basada en lo nacional y por tanto inútil, de la economía que es producida de forma internacional y, por lo tanto, absolutamente ajena a los avatares electorales propios de las democracias. La derecha gana y, como deportistas, deberíamos felicitarla.

El problema, por tanto, no están la acción de la derecha, que ha sido de una astucia relevante, sino de la patética actuación de la política de izquierdas. Efectivamente, lo único que la izquierda ha presentado frente a esta economía globalizada ha sido la llamada Europa de los pueblos cuando no el nacionalismo más paleto posible. Frente a una economía mundial, el discurso izquierdista está rondando permanentemente las conexiones tribales, hablando de una soberanía nacional que es imposible de reconquistar y situando el ideal en el propio siglo XIX con eltodavía estado-nación.  Y precisamente ese es su error.

Creer que la economía puede tener un fundamento internacional y que sin embargo la política que debe plantarle cara puede ser de corte nacional forma parte del infantilismo de la izquierda, cada día más extendido. Lejos de eso, la única solución frente al desarrollo de una economía internacional es la creación de una política de izquierdas que dé respuesta internacionales. Es una izquierda internacional y no una izquierda paleta y de los pueblos.

Sin embargo, alguien ante esta perspectiva podría intentar falsar esta teoría al presentar la idea de que estos movimientos nacionalistas –o sea: paletos-, especialmente los independentistas, no parecen estar apoyados por la propias grandes corporaciones económicas y por lo tanto, concluyendo, que serían elementos contrarios al propio capitalismo. Y de nuevo, tenemos aquí el pensamiento infantil de la izquierda que cree que todo lo que es contrario al capitalismo necesariamente debe ser fuente de progreso: si no, miren la payasada indigenista.

Por supuesto, las grandes oligarquías económicas son totalmente contrarias a estos desarrollos nacionales. Pero, esto no quiere decir que estos movimientos sean contrarios al capitalismo en la condición que nos interesa. Efectivamente, no todo elemento contrario el capitalismo debe ser necesariamente asumido por un pensamiento de izquierdas al menos si es que por izquierda entendemos pensamiento progresista y la emancipación de los sujetos. No cabe duda, por poner un ejemplo, que el grupo terrorista del Estado Islámico es claramente anticapitalista, pero ello no debería llevar a alegrarnos de sus decapitaciones. Exactamente igual, no cabe duda de que el nacionalismo actual es contrario al desarrollo del nuevo capitalismo pero lo es no en un sentido de progreso sino en un sentido de reacción. El nacionalismo actual, como los autodenominados procesos de Cataluña o Escocia, no son sino o elementos que pertenecen al siglo XIX y por lo tanto elementos claramente reaccionarios en la crítica política..

De esta forma sólo cabe plantearse un futuro para la izquierda, si quiere seguir siendo un elemento emancipador. Este futuro es la internalización de la política, es decir: frente al mercado económico internacional generar un mercado político internacional. Alguien podría asustarse y echarse las manos a la cabeza ante la mera expresión mercado político internacional pero es de lo que se trata. Las elecciones generan mercado político y la idea es que la respuesta al mercado político internacional de las mercancías sólo puede ser respondida por un mercado internacional de los seres humanos. Por ello, la respuesta de la izquierda debería ser la internalización de la política y no la nacionalización o incluso o la regionalización de esta. No se trata de una utopía sino de una absoluta realidad: sí Europa es un mercado de libre circulación de las mercancías, es decir es una pura internalización económica que gobierna sobre los estados nacionales, la respuesta política es generar esta estructura económica como un solo país para poder dominarla por la democracia.

¡Pero todo esto es utópico!, clama el autoproclamado izquierdista. Sin embargo, lo que habría que contestarle es que lo utópico resulta querer contestar a una economía globalizada desde una política nacional. En otro artículo ya hemos defendido la necesidad de constituir Europa como un país. Sin embargo, la izquierda actual pretende reconvertir cada región, provincia o aldea en un estado-nación. La boina y la barretina, cuando no la toga de la monjita rebelde, ha venido a sustituir a la autentica lucha por el progreso. Si la izquierda quiere seguir siendo izquierda debe olvidarse de la tierra que pisaron sus antiguos dominados por la barbarie y pensar en la que debería pisar cualquier ser humano por el mero hecho de serlo.

domingo, septiembre 14, 2014

UN NUEVO LEMA PARA LA (autoproclamada) IZQUIERDA

Nota: Reunión de gente rebelde y (presuntamente) izquierdista el día 11 de septiembre en Madrid. El colorido lo ponen los trapos ondeando al viento, pero no había viento. Algo de épica, la verdad, se pierde.



¡¡¡¡PALETOS DEL MUNDO, UNÍOS!!!!

miércoles, septiembre 10, 2014

CATALUÑA: ANÁLISIS DE IZQUIERDAS, ANÁLISIS DE DERECHAS

Cuando se analiza un tema se parte siempre, se quiera o no, de una serie de ideas previas que aunque no se expliciten están ahí. Precisamente, lo interesante de analizar una teoría no es solo lo que ella misma particularmente dice sino también los fundamentos de la misma y el grado de coherencia que se mantiene entre esos fundamentos y los análisis hechos sobre los problemas y la búsqueda de soluciones. Es decir, lo que marca la diferencia radical entre diversas teorías son también los fundamentos.

¿Cuál es la diferencia entre un análisis de izquierdas y uno de derechas? ¿Qué sería lo que hace que se pueda decir que esta reflexión es de derechas y esta otra es de izquierdas? A veces, las preguntas más simples son las fundamentales. Porque igual una diferencia fundamental entre la izquierda y la derecha está en los fundamentos de dichas visiones que conllevan una manera diferente de analizar los temas.

¿Pero, no íbamos a hablar de Cataluña y de eso que se llama soberanismo? Efectivamente, el tema de este escrito es intentar explicar qué sería y por qué un análisis de izquierdas sobre el soberanismo catalán y qué sería y por qué un análisis de derechas. Y lo vamos a hacer analizando desde lo fundamental, es decir: seremos radicales e iremos a la raíz del problema.

¿Cuál es la diferencia de fundamento entre la izquierda y la derecha? Rápidamente alguien podría decir que es que la derecha va con los ricos y la izquierda con los pobres. Pero, esto es no decir nada pues la derecha estaría también en contra de la pobreza y del sufrimiento. Hay que buscar en otro sitio y es desde dónde se construye el discurso, es decir: analizar su fundamento.

La izquierda tiene su fundamento en la idea de sujeto moderno concebido por la Filosofía a partir del siglo XVII. Esto a su vez implica una triple consecuencia.

Por un lado, la idea de que la realidad debe ser creada desde la racionalidad propia de ese mismo sujeto y que, por tanto, no existe un orden previo que deba ser respetado. Esto, a su vez, implica la destrucción de las esencias en la naturaleza y en la historia y la defensa de la idea de progreso.

Pero, esta construcción racional podría ser considerada subjetiva pues aparentemente procedería de la razón de cada uno. Sin embargo, segundo, la idea de la Modernidad es que la Razón es la misma para todos -y por eso la importancia que tomará la ciencia como forma universal de explicación-, lo que implicaba la universalidad del sujeto y de ahí la idea de igualdad y el cosmopolitismo ilustrado.

En tercer lugar, está la autonomía como clave de ese sujeto: debe pensar y actuar por sí mismo. Y esta autonomía implica necesariamente la negación de que la soberanía de los actos resida en otros y no en él mismo. Por ello, el sujeto moderno defenderá en el discurso social la idea de ciudadano frente al heterónomo súbdito.

Frente a estas ideas que fueron el génesis de la izquierda surgen las ideas conservadoras que -aunque no necesariamente pues hay un pensamiento derivado en conservador desde la Modernidad como el liberalismo por ejemplo- parten de los supuestos opuestos.

Efectivamente, el conservadurismo tiene como fundamento básico la existencia de un orden natural. Este orden natural no debe ser entendido solo como una creencia de que la naturaleza rige la vida humana sino como la idea fundamental de que existen estructuras, naturales o históricas, previas a lo sujetos y que tienen características esenciales que contienen un valor moral positivo y que por tanto deben gobernar a las personas. Estas esencias histórico-naturales, como por ejemplo la familia o la pertenencia a un pueblo/patria, son elementos fundacionales y tienen un valor moral positivo a priori que debe respetarse. De esta forma, ese orden natural previo es bueno moralmente y toda acción en su contra es negativa. Lo fundamental así no es la autonomía sino la heteronomía con respecto a ese orden previo y a sus esencias históricas. El sujeto debe respetar aquello que se constituyó antes de su racionalidad. Y por eso se llaman conservadores.

Así, la diferencia entre derecha e izquierda en relación, por ejemplo, a la idea de nación se corresponde  precisamente con esta diferencia en el sentido de fundamento y en concreto al enfrentamiento entre razón y autonomía frente a orden natural y heteronomía.

La derecha cree que la nación se funda en la existencia previa y esencial de un pueblo. Así, este pueblo tiene una idiosincrasia, una forma ser, propia y característica que le hace diferenciarse de otros pueblos (que, por supuesto, siempre reúnen menos virtudes aunque no se explicite). Así, el orden natural previo ha generado una esencia que es el pueblo catalán, por ejemplo, y que tiene un valor moral excelente pues ser catalán es lo que debe ser, como hecho moral,  cualquiera que viva en Cataluña para ser completo y bueno: cumplir su esencia previa y externa. Es decir, lo a priori determina al individuo imponiendo la heteronomía sobre él.

Sin embargo, en la visión de izquierdas el pueblo es la ciudadanía sin mas que se construye desde derechos y deberes y cuya finalidad no es el desarrollo de una esencia preexistente sino la creación de una nueva sociedad justa que permita, precisamente, el desarrollo pleno del sujeto. No existe un apriori sino que lo que se busca es una forma nueva donde debe predominar la autonomía y la universalidad.

Y ahora volvamos al tema.

Cuando se defiende el derecho a decidir del pueblo catalán solo se puede hacer desde una perspectiva conservadora pues implica necesariamente asumir la existencia a priori del sujeto de dicha acción: existe efectivamente un pueblo catalán a priori. Y como consecuencia esto requerirá creer en una esencia histórica previa a los individuos que además se debe imponer sobre ellos por su valor moral extraordinario: un orden natural que se debe cumplir. La esencia ser catalán exige su cumplimiento sobre los individuos: la heteronomía de lo apriori se impone sobre la construcción de la autonomía. Creer eso se llama Pensamiento Conservador.

Este 11 de septiembre, miles de catalanes, que se consideran de izquierdas, cantarán emocionados una tonadilla patriótica sobre labriegos y hoces y mirarán embelesados un trapo con rayas. Pero al atento pensamiento de izquierdas, que también debe asumir a la Filosofía que desde sus orígenes avisó ya contra el mito al distinguir la verdad de la apariencia, solo se le aparecen presuntos catalanes y, también, presuntos españoles. En realidad, en verdad, nada de patrias, nada de pueblos.  

Pero, en realidad también y sobre todo, presuntos izquierdistas.
  

viernes, septiembre 05, 2014

PROFESORES SIN NOMBRAR (y el curso empieza el día 10)

Ustedes no lo saben, yo se lo cuento. La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid todavía no ha nombrado a los profesores para el curso 2014-2015. Es decir, aún no sabemos dónde daremos clase ni de qué. El curso empieza, según el calendario que dicha Consejería ha hecho,  el día 10 y todavía no sé, y como yo muchos, dónde voy a dar clase. Ni los institutos saben quienes van a ser sus profesores.

Uno no sabe en qué tómbola del mundo, de Génova para quizás concretar geográficamente, les ha tocado el puesto a esta pandilla de incompetentes. Pero uno sí sabe que hay que hacerlo público. 

Por todo esto, ayer leí en mi claustro el texto que aparece abajo y he pedido, hoy lo llevo, que conste textualmente en el acta con la adhesión de aquellos compañeros que quieran unirse (estoy ya recogiendo firmas). Y lo expongo aquí por si le sirve a alguien para hacer lo mismo o algo similar.

Quería mostrar mi indignación y rechazo ante la incompetencia de la Consejería de Educación de la Comunidad Autónoma de Madrid por no ser capaz de nombrar definitivamente a la plantilla de profesores a una semana de inicio de curso con lo que esto conlleva de dificultad a los centros y perjuicio a los alumnos y a la educación.