miércoles, febrero 28, 2007

UNA PEQUEÑA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA/2

El mito era alegría: identificación plena con el mundo. Quien habita en la explicación mítica se siente feliz en el mundo pues todo posee explicación y la razón, autentica fuente de infelicidad en cuanto a pensamiento que duda, no estaba presente. Hasta el más pequeño hecho, desde el arco iris a la araña, de la vía láctea al laurel, estaba explicado de una vez y para siempre. No hay en el mito que repensar una vez y otra, dudar y volver a pensar. En el mito todo está explicado y la vida adquiere sentido antes de vivirla, a priori. El mito es, así, la plena identificación con el mundo y con ella la felicidad.
La Filosofía. Situemos el hecho: siglo VII a. C. Pero se equivocan, al menos no son precisos, quienes dicen que la filosofía nació en Grecia. Algo hermoso de la Filosofía, y tal vez algo necesario, es que precisamente no nació en las polis griegas sino en las colonias: donde se sentían extranjeros. Lejos de la seguridad del hogar: donde eran extraños. No fue pues la identificación plena con la tierra lo que hizo filosofar, pequeña lección para paletos nacionalistas que se anclan en el mito, sino el desarraigo (tal y como desde entonces ha sido), el extrañamiento. Así la primera idea de los presocráticos –llamados así por ser anteriores a Sócrates- es su pertenecer a una realidad extraña. Pero, su segundo factor es pertenecer a una religión extraña: sin casta sacerdotal ni obras sagradas. Sin una clase ociosa y sacerdotal que defendiera a través del dogmatismo su posición social, el espíritu griego tenía condiciones de libertad. Y algo más: su dedicación al comercio la hacía una sociedad abierta y permeable al influjo de lo externo. Así, estas condiciones de existencia hicieron del mundo griego algo proclive a traicionar la tradición, clave de la filosofía: la necesidad de repensar, como hace Ulises en su regreso a Ítaca, el viaje pues el camino del hogar ya no es claro.
Pero, ¿qué se plantearon los primeros filósofos griegos? Pues algo importante: qué hay detrás. Efectivamente, los presocráticos se plantearon una cuestión fundamental que se denomina la pregunta por el Arché (o Arjé), por el fundamento de todo. ¿Qué es la pregunta? La pregunta es doble: primero, ¿qué tienen en común los seres naturales para ser todos miembros de la naturaleza?; y, la segunda, ¿qué había al principio de todo y de lo que surgió esa unidad natural? En resumen: ¿cuál es el fundamento, en cuanto a cimientos sobre los que se edifican, último de lo real? Así, los filósofos griegos comprendieron algo importante que era que si todos los seres naturales, es decir: aquellos que no son artificiales y creaciones humanas, son de la naturaleza –una piedra, una lechuga o un saltamontes- algo deben de tener en común, aunque sea sólo un elemento, para efectivamente pertenecer a esa naturaleza.
O diciéndolo más fácil: ¿qué tienen en común la piedra y usted? Que ambos son seres naturales. Y, ¿por qué son seres naturales? Porque ambos deben tener algo compartido para serlo y que no tiene, por ejemplo, el ordenador con el que lee esto. Así, la pregunta por el Arjé (o Arché) era racional porque pretendía, al igual que hace la razón cuando usted investiga algo, buscar relaciones entre objetos sin recurrir a narraciones fantásticas. No se trataba de situar la relación entre los seres naturales en un capricho de los dioses contado en narración poética sino en algo ajeno a su voluntad y que se pudiera descubrir por el empleo de la razón. De esta forma, la razón ganaba una batalla nueva: la universalidad. Mientras el mito pertenecía al rapsoda o al sacerdote, la filosofía no pertenecía al poeta ni al sacerdote, sino a la racionalidad, aquello, en palabras posteriores de Descartes, que era lo más repartido entre todos los seres humanos pues cada uno tenía.
La Filosofía había surgido. Su causa fue el desarraigo con el mundo precedente, su consecuencia sería el desencantamiento de ese mismo mundo en un doble sentido: alejarlo de la explicación mítica y sobrenatural y, al tiempo, romper la felicidad que encerraba el mito para plantear la insatisfacción permanente de la Razón que desde entonces buscaría respuestas.
Pero, ¿quiénes fueron concretamente los presocráticos y qué dijeron? Eso, para la próxima.

domingo, febrero 25, 2007

NOS QUEDAMOS SIN CONFERENCIA

Lástima, la han suspendido. Falta de público. Y lo digo por ustedes, porque lo que es yo, ya me la sé. Así que nada, la humanidad ha perdido otra oportunidad. Aunque eso sí, sigo vendiendo mis conocimientos. Sin embargo, aún tengo principios: no pienso bajar de 100 euros. Mercancía, ¿quién da más?

jueves, febrero 22, 2007

MORIR POR ALGO: AFGANISTAN

De vez en cuando es bueno decir algo claro aunque luego llegue la jauría de la autoproclamada, y encantada de haberse conocido, izquierda tan cercana a la derecha. Ha muerto un soldado español en Afganistán. Eso es grave. Pero no es lo más grave. Lo más grave es que cada día Afganistán corre peligro de volver a caer en la barbarie islamista de los talibanes. Que cada día mueren varios afganos, unos en muerte y otros, la mayoría, en vida. Pero no se trata, no olvidemos, de que las potencias occidentales vayan a Afganistán a liberar a los afganos -demasiado petróleo, demasiado gas, demasiado Darfur para creerlo- sino que el hecho de haber enviado tropas de la OTAN allí a garantizar los recursos petroleros y gasísticos ha influido en liberar a Afganistán, al menos de la edad media tan querida por el Islam, e integrarlo, en cierta medida, en algo más moderno y, con ello, con más posibilidad, aunque tal vez no realidad, de lo humano.
Decía Marx, imagino que a la autoproclamada izquierda le suena aún aunque algo menos que Suso del Toro o Millás, que los ingleses no habían ido a la India a liberarla, pero que, sin embargo, la destrucción llevada a cabo por ellos de la, llamada, cultura india era síntoma de progreso. Parafraseando a este filósofo -también triste por cierto como triste es la verdad que todavía, y es mucha, lleva- las potencias occidentales de la OTAN no van, por supuesto, a Afganistán a liberar a los afganos, y sería ingenuo señalar que el soldado español murió por la libertad, pero en su labor hay una contradicción, aunque cada vez ciertamente más pequeña. Al luchar contra los talibanes para defender los intereses económicos de las potencias occidentales, este soldado español, inocente del entramado de intereses, ha muerto no por la libertad pero sí, al menos, para crear las condiciones que posibilitarían la libertad frente a la edad media islámica.

El gobierno español - que negocia cargado de ansia infinita de paz, amor al bien y preocupación social por los humildes con el dictador de Guinea para garantizar los intereses económicos de las grandes corporaciones españolas- ha negado un aumento de tropas en Afganistán.
Y ya, así y otra vez triste, se acabó el artículo.

martes, febrero 20, 2007

MARTES DE CARNAVAL

En Carnaval (casi Cuaresma)

Andalucía, a lo largo de su historia, ha forjado una robusta y sólida identidad que le confiere un carácter singular como pueblo, asentado desde épocas milenarias en un ámbito geográfico diferenciado, espacio de encuentro y de diálogo entre civilizaciones diversas.
Preámbulo del estatuto andaluz

Vota el 36’28%

En Primavera (casi Verano)

El Parlamento de Cataluña, recogiendo el sentimiento y la voluntad de la ciudadanía de Cataluña, ha definido de forma ampliamente mayoritaria a Cataluña como nación.
Preámbulo del estatuto catalán
Votó el 49’41%.

El mundo todo es máscaras. Todo el año es carnaval (Larra)

jueves, febrero 15, 2007

EZKER BATUA Y LA POLÍTICA DEL SIGLO XXI

De natural, mis alumnos lo saben bien, soy un amargado. Triste, aburrido y profundamente resentido no concibo la vida en su simpleza y alegría. De hecho el otro día dije una frase ante una pregunta de la que estoy muy orgulloso (y que pongo aquí para lucirme): Filosofía es pensar triste.
D. Ricardo en su inexcusable blog, aunque si me permiten la crítica últimamente algo perdido, nos presenta hoy un breve pero enjundioso artículo sobre la labor de Ezker Batua (la IU vasca-vasca) en Internet. Y lo presenta, si yo lo he entendido bien, como una nueva forma de hacer política. Es interesante el tema y prometemos hacer un ladrillo, esto es: uno de nuestros habituales y profundos artículos, sobre el problema de la reflexión en Internet. Pero, hoy solo metamos baza y no contra D. Ricardo sino contra la organización que gobierna con la derecha racsita vasca. Entro en la página de EBB (gobernando con la derecha como Dios Y Sabino mandan). Me asalta una pantalla emergente. Espero ansioso: petición de referendum sobre la república. Tema de ardiente actualidad en una sociedad dominada por pistoleros y cómplices. Miro en los enlaces permanentes: unos viejecitos (vascos-vascos, imagino); el referendum de marras; elecciones autonómicas 2005 (debe ser la herencia del tradicionalismo carlista, vasco-vasco, esta negativa a actualizarse); una campaña contra Israel, ¿palestinos-palestinos?; algo contra la directiva Bolkestein; una cosita sobre su revista; y, por último, un vínculo a Nunca Mais, sí gallegos-gallegos.
Creo en principio que la página no esta actualizada al menos durante los últimos cuarenta años. Pero me sorprendo porque hay una noticia del 15-02-2007: hay coalición con Aralar.
¡Voto a bríos!, están actualizados.
Entonces…
¿ETA? No existe en el paraíso vasco-vasco.
¿Amenazados? No existen en el paraíso vasco-vasco.
¿Víctimas? No existen en el paraíso vasco-vasco.
Ya se sabe, la nueva política del siglo XXI es la de Goebbels: una mentira repetida acaba siendo una verdad. Un precursor.

miércoles, febrero 14, 2007

¿RESPETAR LAS SENTENCIAS JUDICIALES?

Ha habido tres recientes decisiones judiciales, es que yo con el lenguaje jurídico me pierdo bastante, que han levantado polémica. Recordémoslas: la decisión de la Audiencia de que el asesino De Juana continuará en prisión, la decisión del Constitucional de que uno de sus magistrados no pudiera juzgar sobre el estatuto de Cataluña y, por último, la reciente sentencia del Supremo reduciendo la pena del etarra, es para no poner otra vez asesino: cuestión de estilo, De Juana. Ante ellas, y lógicamente, la gente ha expresado su opinión. Y muchas voces se han oído diciendo que se deben respetar las sentencias judiciales. Eso está bien. También se debe respetar que la gente se tatúe e incluso se agujeree el cuerpo para ponerse aritos: aunque sea una estupidez. Y es que el problema surge cuando respetar las sentencias judiciales implica, nadie sabe por qué, no poder criticarlas.
¿Qué obliga la democracia sobre la división de poderes? Solo una cosa, respetar esa división de, precisamente, poderes. Es decir: la democracia exige que los poderes no puedan interferir unos sobres otros fuera del cauce legal para ello, pero no, pues por eso es democracia, exime de la crítica a ningún poder. O diciéndolo más crudamente: si yo puedo decir, pongamos por caso, que Zapatero es un simple no se entiende bien por qué motivo no podré decir lo mismo de un juez o de la conclusión de un juez que es su sentencia: este tío, o en plural, es un simple. En democracia estaré obligado a cumplir la ley emanada del parlamento, a obedecer el poder ejecutivo de un gobierno o a acatar la sentencia de un tribunal. Pero nunca, pues la democracia es eso precisamente, a estar de acuerdo con ninguna de las tres cosas y acallar, por consiguiente, mis críticas. Al fin y al cabo, la propia democracia exige el acatamiento de la división de poderes pero no el acuerdo sobre el mismo. Incluso se puede no ser demócrata y decirlo: esa es su grandeza.
Y cuando los jueces llorones, pero generosamente pagados, exponen que existe una presión social sobre su labor habría que aclararles, si es que en su facultad ya no lo hicieron o tal vez les falten lecturas, que eso va en su sueldo: a aguantarse. Porque precisamente es muy positivo que las sentencias judiciales no sean recibidas con silencio sino con debate. Y además, confiamos que esos mismos jueces, como personas adultas que son y hasta con una carrera universitaria, sepan cumplir sus funciones, generosamente retribuidas, dejando a un lado dicha presión. Del mismo modo, por ejemplo, que uno que es profesor sufre la presión de un alumno o su entorno para que le apruebe pero, va también en el sueldo, no hace ni caso.
Así, respetar las sentencias implica criticarlas, esto es: expresar nuestra opinión sobre ellas. Y es síntoma de una vigorosa democracia poder discutir sobre todo, incluidas las acciones políticas o judiciales. Pero, sin embargo como añadiría alguien, hay un límite. Y curiosamente hoy el Parlamento lo ha traspasado gracias a IU. Porque al pedir IU la destitución del Defensor del Pueblo por presentar recurso ante el Estatuto de Cataluña ya no está expresando una opinión sino intentando eliminar un poder independiente porque no ha cumplido la obediencia esclava de otro poder. ¿Cuál es el límite entonces? El límite es, claramente, cuando un poder intenta eliminar al otro. Y eso es lo que intenta IU: acallar un poder ajeno al Parlamento, el Defensor del Pueblo, porque está en contra de una ley votada, por cierto una ley de derechas absolutamente, por ese mismo parlamento.
Añoranza cubana, democracia auténtica ya saben al lado del mojito y la prostituta , seguramente la de IU.

lunes, febrero 12, 2007

EXTENDIENDO LA CULTURA: OTRA CONFERENCIA

Voy a dar otra conferencia sobre la Globalización y la pobreza.
Creo que me darán unos 120€, libres de impuestos. He preguntado que si al poner cara triste al hablar de los pobres me pagarían más. Han dicho que no.
He preguntado que si pongo cara reivindicativa, quizás… Han dicho que tampoco.
¿Y con camiseta del Che?... No hay nada que hacer.
¿Cuánto vale una vida humana? Depende de las fluctuaciones del mercado. Ahora está a la baja. Igual en un año o dos amortizo el sufrimiento.
Todo por una buena causa. Ley de la oferta y la demanda.

jueves, febrero 08, 2007

LOS PARAÍSOS ARTIFICIALES

Recientemente, el autoproclamado izquierdista (aparte de feminista, ecologista y socialista) , y no sé si a su vez autoproclamado antisistema -uy qué miedo- Joan Saura, a la sazón consejero de interior del gobierno catalán, ha señalado su postura favorable a legalizar las drogas. Dicha postura, aparece en su discurso como una forma de acabar con el tráfico de estupefacientes. Imaginamos que en una semana aparecerá de nuevo en la televisión catalana para pedir la legalización de tener pistolas con la finalidad, a su vez loable, de acabar con el tráfico de armas.
Sin embargo, ya lo sabemos, eso no lo hará porque entonces la autoproclamada izquierda se escandalizaría. Sin embargo, el argumento es similar tal y como lo presentó Saura: si se acaba con el tráfico de drogas legalizándolas, se acabaría con el de armas legalizándolas. Pero ahí no entrarán.
¿Y por qué?
Pues sencillo, porque la autoproclamada izquierda siempre ha mirado con complicidad no exenta de simpatía la droga: al fin y al cabo las sustancias estupefacientes, el pelo largo y a poder ser sucio, la cópula desenfrenada y el diábolo son elementos característicos, junto a las camisetas del Che, de su necesaria uniformización: como en cualquier ejército, como en cualquier movimiento totalitario.
Marx definió la ideología, el conjunto de creencias sociales básicas, como falsa conciencia. Pues ideología sigue siendo hoy falsa conciencia. Esta falsa conciencia no es sino la creencia de que el mundo y la realidad son de un modo distinto a como verdaderamente son. Así, a través de la ideología, el individuo se siente satisfecho con el mundo que le rodea y surge de esta forma una identificación total y absoluta con la realidad establecida. La consecuencia lógica de todo el proceso ideológico concluye así en la identidad entre el sujeto, la persona, y el mundo: un cierta felicidad. Y esta identidad no sólo no tiene que ser plena y absoluta, estar de acuerdo con todo, sino que incluso puede ser aparentemente crítica: no estar de acuerdo con nada o casi nada pero, sin embargo, sentirse a gusto, especialmente con uno mismo, estando en desacuerdo. Una cierta felicidad: el gusto de la discrepancia en cuanto a que uno mismo se reconoce por encima de lo que hay, más listo de lo que existe y por encima de ello.
La autoproclamada izquierda ha mirado siempre con cierta condescendencia el tema de la droga (tal vez por sus orígenes pequeñoburgueses: el comercio, aunque pequeño, tira mucho). Se mantenía la tesis de que estas sustancias permitían llegar a estados alternativos de conciencia -por cierto, la imbecilidad también lo es- y permitían al individuo relajarse y ser auténtico, es decir: ser un simple, ante las imposiciones sociales. Sin embargo, las drogas no son sino pura, y dura, ideología: la sustancia de la reconciliación con la realidad. Su única finalidad no es sino la eliminación de la conciencia racional y con ella del pensamiento. Y, precisamente, esta conciencia racional, y su producto el pensamiento, es la única capaz de mantener la crítica frente a lo real. La conciencia racional es lo otro frente al mundo real, aquello que nos permite separarnos de los hechos en cuanto tales y juzgarlos de acuerdo a algo distinto a ellos mismos: el pensamiento racional. Así, la eliminación de esta racionalidad por las drogas no es una labor progresista sino precisamente conservadora: se trata de mantener el mundo tal cual es pues frente a él nada, ya ni la razón, se le opone. La conciencia adormilada por el consumo de drogas, y convertida en estúpida por tanto, no busca enfrentarse al mundo sino encontrar en sus propias estructuras químicas alteradas la felicidad que no encuentra fuera. Así, alejada de lo real, como en la buena ideología, la conciencia drogada busca la identidad con su propia alucinación que no transforma nada sino que elabora el mundo como fantasía y alucinación, viaje, personal. La risa tonta frente al dolor real.
La droga es políticamente conservadora. Su única finalidad, desde el famoso canuto a las drogas más contundente como la cocaína, el LSD o el éxtasis, no es sino adormecer a los individuos frente a la realidad de un mundo sin corazón. Adornadas con el disfraz de lo auténticamente progre -por cierto, va a haber que iniciar un debate sobre lo que es ser progresista ahora que tanta barbarie aparenta serlo- las drogas no producen sino la reconciliación absoluta con el mundo que permite al individuo, incluso, sentirse desagraciado como mera pose para ver si así copula o, al menos, consigue meter mano. La invención de una felicidad producida por las sustancias químicas no escapa del círculo de la dominación.
Frente a esto, para la emancipación es necesaria la idea de la desreconciliación que, negándose a identificarse con la realidad y con uno mismo y enfrentándose al sueño atontado del “qué a gusto estoy”, presente la conciencia racional crítica como la auténticamente progresista. La única esperanza es, así, atreverse a vivir en, y con, la conciencia desgraciada no como pose individual ante el mundo sino como inicio objetivo para una transformación de éste. Tal vez haya llegado el momento de decir que la infelicidad objetiva, lúcida y vivida como tal, la profunda infelicidad, es la única esperaza de la emancipación.

lunes, febrero 05, 2007

PUES VAMOS A LA MEMORIA HISTÓRICA

No olvidar algo: este individuo ha matado a veinticinco personas. O sea, es un asesino.
Recordarlo es, realmente, la memoria histórica.

domingo, febrero 04, 2007

SERGIO RAMOS Y LA CULPA

Es una historia hermosa, pero no la sé completa. La he visto en documentales y estoy seguro de que alguno de nuestros escasos lectores la conocerá y podrá, si tiene tiempo, explicárnosla con detalle. Un oficial americano libera un campo de exterminio nazi y obliga a los habitantes del pueblo alemán cercano -ellos aseguran no saber nada, no haber notado nada, mirar a otro lado cuando venían los trenes cargados de judíos- a ir al campo a recoger los cadáveres, a ver la cara de los supervivientes. Eisenhower da su visto bueno (tan poco dialogante, con tan poco talante). No fueron cómplices.

En la liga italiana han matado a un policía. Hay un artículo de Passolini, uno de los directores más interesantes del cine mundial pero con mala prensa por no ser ortodoxo, que en las revueltas del año 68 recordaba a los estudiantes burgueses que los policías eran proletarios, obreros. Tenía razón. Ahora hay otro muerto por un grupo de asesinos, muchos jugadores les llaman hinchas y cuando meten un gol se van a su fondo a celebrarlo. Se discute si se debe parar la liga. Que yo sepa, ningún jugador, tan proclives a hablar mal de los árbitros, ha hablado. Ahora calladitos pero con sueldos millonarios.

Vengo del Bernabéu. Acabo de ver perder al Madrid con el Levante. Llevo 30 años de socio: he visto fútbol. Y no sólo del Madrid, sino también de otros equipos: el Barça, siempre ha venido a jugar y no a encerrarse, gracias; el Atleti, recuerdo un memorable 0-4, creo, con Futre; el Milan, aquel 5-0 en San Siro,… Y mucho más. Hoy he visto como un equipo menor pero orgulloso ha ganado a nuestras estrellitas hipervaloradas (por cierto, el único que ha hecho algo ha sido Raúl). Y al final del partido he visto algo alucinante.

Sergio Ramos es joven. Un futbolista prometedor en sus limitaciones, que son muchas. Y un chico no muy inteligente. Hoy hemos sacado pañuelos blancos en el estadio y el niñato de Ramos se ha debido enfadar: el pobre. Gana más que yo porque mi trabajo sólo consiste en tener en mis manos el futuro de, cada año, unas doscientas personas y el le pega patadas a un balón: ley de la oferta y la demanda. Capitalismo, lo sé. Y hoy, al acabar el partido, el niñato de Ramos, pelitos al viento tras ser incapaz de ganarle al prestigioso y potente Levante, se ha ido al fondo de los estúpidos Ultras Sur, ¿siguen subvencionados?, y les ha aplaudido: ellos no habían sacado pañuelos.

Tal vez llegue un día, ya ha sido igual, en que los Ultra Sur maten a alguien. Y Sergio Ramos, pelitos al viento, dirá que él no sabía nada. Y no habrá un oficial americano -ya no existe aquel país, aquella idea- que se imponga en nombre de algo que, seguramente, Sergio Ramos nunca habrá oído a pesar de tener dinero para haberlo escuchado, leído o estudiado: la libertad. Son tiempos distintos. Y ni tan siquiera Sergio Ramos pedirá perdón. Pero quizás este artículo le llegue de algún modo y consigamos algo positivo: que Sergio Ramos piense. Es joven, merece la pena intentarlo.