Nota: este artículo se publicó originalmente el 26-08-2008. Por las circunstancias actuales se vuelve a publicar cambiando los datos de actualidad.
Treinta y tres personas muertas son muchas en ocho meses. Máxime cuando estamos hablando de asesinatos que se repiten, en sus rasgos característicos, desde hace años. Y precisamente por estos rasgos característicos se ha decidido, de forma errónea y es lo que pretendemos analizar, que se trata de una violencia de género o de una violencia machista. Es decir, de hombres que de acuerdo al machismo o al género deciden matar a sus mujeres. Y es aquí donde está en realidad la clave del asunto: en ese adjetivo posesivo –ahora, creo, que se llaman determinantes-. Porque lo cierto es que esos hombres machistas y genéricos no matan a cualquier mujer sino a la que con ellos conviven: a su, de nuevo el adjetivo posesivo, mujer.
Para paliar este grave problema se realizó incluso una ley especial que se llamaba de manera explícita contra la violencia de género y que llegaba al esperpento, avalado por el Tribunal Constitucional, de diferir en la pena por el hecho de que quien hiciera el mismo acto fuera hombre o mujer. Así, en dicha ley se juzga y condena el acto no de acuerdo a las acciones del propio sujeto actuante sino de acuerdo a su pertenencia a un sexo determinado. De esta manera el mismo hecho, exactamente el mismo, recibe distinto tratamiento judicial según quien lo cometa sea hombre o mujer. Pero resulta que ser hombre no es una acción del sujeto, nadie es hombre o mujer porque lo haya decidido, sino un mero darse biológico. Y es ahí donde la ley supera el concepto de agravante. Porque el agravante, como su propio nombre indica, marca una característica de la acción que podía haber sido evitada (nocturnidad, alevosía, premeditación o, para dar una idea, ser cónyuge), pero nadie puede evitar ser hombre o mujer. Así, la ley supera el campo que debe tener una ley en democracia, juzgar las acciones delictivas, para pasar a ser ley de un estado dictatorial: juzgar condiciones de nacimiento como hicieron las leyes nazis sobre los judíos. Y cuando se juzgan estas condiciones se juzga fuera de la democracia.
Pero además, la denominación violencia de género transforma un acto individual en un acto de pertenencia a un sexo. Efectivamente, es, como se dice frecuentemente, la violencia de los hombres contra las mujeres y de hecho hasta parecido se llama el tribunal especial que juzga estos delitos. Y así hasta en la ley su propio nombre indica esto: es la “ley contra la violencia de género” (en una mala traducción del inglés). Sin embargo, aquí se comunica algo erróneo cuando no simplemente discriminatorio. Porque no existe violencia de género, violencia de “los hombres” sobre “las mujeres”. Efectivamente habrá violencia de este hombre o aquel, o incluso existirá una violencia de dominación y posesión, ahora hablaremos de esto que para nosotros es la clave, pero no habrá violencia de “el hombre” contra “la mujer” en cuanto a universal o esencia. Así, ni el género masculino (por seguir con la mala traducción) pega ni el género femenino es golpeado. Aunque aquí se podría argüir que sí es mayoría, en el maltrato doméstico, la violencia de hombres sobre mujeres (obsérvese que hemos eliminados “los hombres”) y sería cierto. Pero del mismo modo que es también cierto que la mayoría de los terroristas de ETA son vascos y a nadie se le ha ocurrido una ley sobre “Terrorismo vasco”, no comprendemos la causa de que sí se les haya ocurrido una sobre violencia de género (¿o sí?, ya veremos).
Pero, ¿es una violencia machista? El machismo se podría definir como la teoría que defiende la inferioridad intelectual de la mujer sobre el hombre. Sin duda, hay machismo en la violencia doméstica contra mujeres pero no es esta la clave del problema. Y se ve bien cuando se comprende que el machismo tradicional español, que no se debe confundir con la necesaria cortesia, ha sido siempre tratar mucho mejor a las mujeres que a los hombres por considerarlas incapaces y tener la idea clara de que nunca se podía pegar a una mujer. Así, el machismo español, violento frente al otro hombre que si no pegaba era un afeminado, era sin embargo cuidadoso con la dama. Aunque no por ello dejara de ser repugnante moralmente.
Pero es que encima, y en tercer lugar, la violencia no tiene su causa en el género ( o sea, el sexo socializado) ni en el machismo sino que en la idea de propiedad. Efectivamente, el hombre que pega a su mujer no lo hace porque sea mujer o porque la considere inferior, sino porque es su mujer, es decir: le pertenece para su conciencia primitiva. Si la violencia fuera de hombre sobre mujer sería sobre cualquier mujer pues la relevancia estaría, precisamente, en el sexo. Sin embargo, no se ejerce de forma indiscriminada sobre el sexo femenino sino sobre personas concretas que mantienen lazos familiares determinados (es decir, sobre el cónyuge o la pareja). Por ello, la idea clave del asunto no es el sexo (hombre/mujer) sino la idea de propiedad y dominación. El agresor piensa: si es mi mujer me pertenece y debe obedecerme. Es precisamente ese concepto de propiedad privada, y que está detrás a su vez en la defensa de la idea de que los padres son los únicos que tienen derecho a educar moralmente a sus hijos, el que está detrás de todo el asunto. El individuo mata a su mujer como quién se deshace de un mueble viejo o hace con su perro o sus hijos lo que quiere porque para eso son suyos.
Y aquí es donde usted, lector, espera la diatriba contra el malvado capitalismo que es, en el fondo, el culpable de esto. Pero, no. Sino al contrario en esta ocasión. Pues entonces, y si de acuerdo al capitalismo, la propiedad privada es la clave de la producción, ¿por qué el maltrato no está más extendido? Pues por dos motivos.
El primero es porque hay que negar la mayor: la propiedad privada no es la clave del capitalismo sino uno de sus componentes, y no el más importantes. El segundo, porque no hablamos aquí, en el tema de la violencia doméstica, del concepto de propiedad privada del capitalismo actual sino de la propiedad privada de las sociedades atrasadas cuyo ejemplo paradigmático sería la propiedad de la tierra. Efectivamente, la propiedad capitalista es una propiedad de especulación, de aumento de producción y acumulación de riqueza: de proyecto. En cambio, la propiedad de la tierra implica la posesión personal del terruño y su explotación para la supervivencia en la absoluta subsistencia: sin cambios. Así, las relaciones de posesión en la economía precapitalista son de dominio sobre el objeto tal y como ya es, generalmente sobre recursos naturales o sector primario, mientras que en el capitalismo son de desarrollo del mismo, cuyo ejemplo sería la fábrica o el deseo de que los hijos sean más que los padres –incomprensible para un individuo anterior y que sin embargo tiene mucho de hermoso-. Y esta forma primera de posesión ramplona y primitiva es la que ronda la cabeza del maltratador y su ideal de familia. Así, el problema real no es el machismo, pues el machismo autóctono de hecho sería el del caballero español siempre gentil con su dama por considerarla incapaz, ni el género, sino la dominación por la idea de propiedad. Y por ello, precisamente porque la propiedad de estructuras precapitalistas es la que funciona aquí, son las mujeres inmigrantes, las más amenazadas estadísticamente. El atraso social en el desarrollo capitalista trae sus consecuencias en la socialización.
No es pues el machismo el que mata ni el ridiculo tema del patriarcado, que más tiene que ver con la fuerza productiva en sociedades no tecnológicas que con oscuros elementos machistas atávicos, sino la idea de propiedad precapitalista. Así, mientras que las relaciones personales actuales son líquidas, como bien señala Bauman, de acuerdo al propio auge del mercado permanente y ya no requieren la consistencia y la perpetuación, las relaciones personales anteriores son de propiedad en su sentido más primitivo: No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo (Éxodo 20, 17). Es decir, la posesión, como cualquier otra cosa, en las relaciones personales. Porque aquí el capitalismo, como siempre cuando se compara con el pasado, no es opresor sino liberador y superior moralmente a las formas pretéritas. Y ello no quiere decir que las formas de relación personal actuales sean buenas, puro flujo de mercancías, pero sí que no se es anticapitalista por el pasado sino por el porvenir.
Pero, por último aunque no menos importante (en mala traducción del inglés para seguir la moda) queda un factor clave: ¿y por qué llamarla violencia de género o machista? Pues porque interesa la farsa a determinados lobbys, en este caso concreto ciertos grupos feministas, que al presentar todo como un entramado machista solo defienden sus intereses de élite. Y es este, efectivamente, un tema preocupante en la democracia. Porque estas agrupaciones de intereses formadas por grupos de presión, que pueden ser útiles en su lucha concreta, sin embargo comienzan a olvidar algo fundamental: que los intereses particulares no pueden situarse por encima de los derechos generales. Y así, los derechos de la mujer no se pueden defender sobre la base de una mengua de derechos no ya de los hombres (por testículos y ante la ley) sino de los derechos humanos (por racionalidad). Así, el lobby lo que puede acabar buscando no es la liberación sino que las condiciones de privilegio permanezcan pero cambiadas y beneficien su propio elitismo frente a la chusma (que la conforman el resto de hombres y, también, el resto de mujeres. O dicho de otro modo: entrar en el status quo sin que este cambie, aunque ahora tenga cierta mirada femenina (854.000 entradas en Google).
Treinta y tres personas muertas son muchas en ocho meses. Máxime cuando estamos hablando de asesinatos que se repiten, en sus rasgos característicos, desde hace años. Y precisamente por estos rasgos característicos se ha decidido, de forma errónea y es lo que pretendemos analizar, que se trata de una violencia de género o de una violencia machista. Es decir, de hombres que de acuerdo al machismo o al género deciden matar a sus mujeres. Y es aquí donde está en realidad la clave del asunto: en ese adjetivo posesivo –ahora, creo, que se llaman determinantes-. Porque lo cierto es que esos hombres machistas y genéricos no matan a cualquier mujer sino a la que con ellos conviven: a su, de nuevo el adjetivo posesivo, mujer.
Para paliar este grave problema se realizó incluso una ley especial que se llamaba de manera explícita contra la violencia de género y que llegaba al esperpento, avalado por el Tribunal Constitucional, de diferir en la pena por el hecho de que quien hiciera el mismo acto fuera hombre o mujer. Así, en dicha ley se juzga y condena el acto no de acuerdo a las acciones del propio sujeto actuante sino de acuerdo a su pertenencia a un sexo determinado. De esta manera el mismo hecho, exactamente el mismo, recibe distinto tratamiento judicial según quien lo cometa sea hombre o mujer. Pero resulta que ser hombre no es una acción del sujeto, nadie es hombre o mujer porque lo haya decidido, sino un mero darse biológico. Y es ahí donde la ley supera el concepto de agravante. Porque el agravante, como su propio nombre indica, marca una característica de la acción que podía haber sido evitada (nocturnidad, alevosía, premeditación o, para dar una idea, ser cónyuge), pero nadie puede evitar ser hombre o mujer. Así, la ley supera el campo que debe tener una ley en democracia, juzgar las acciones delictivas, para pasar a ser ley de un estado dictatorial: juzgar condiciones de nacimiento como hicieron las leyes nazis sobre los judíos. Y cuando se juzgan estas condiciones se juzga fuera de la democracia.
Pero además, la denominación violencia de género transforma un acto individual en un acto de pertenencia a un sexo. Efectivamente, es, como se dice frecuentemente, la violencia de los hombres contra las mujeres y de hecho hasta parecido se llama el tribunal especial que juzga estos delitos. Y así hasta en la ley su propio nombre indica esto: es la “ley contra la violencia de género” (en una mala traducción del inglés). Sin embargo, aquí se comunica algo erróneo cuando no simplemente discriminatorio. Porque no existe violencia de género, violencia de “los hombres” sobre “las mujeres”. Efectivamente habrá violencia de este hombre o aquel, o incluso existirá una violencia de dominación y posesión, ahora hablaremos de esto que para nosotros es la clave, pero no habrá violencia de “el hombre” contra “la mujer” en cuanto a universal o esencia. Así, ni el género masculino (por seguir con la mala traducción) pega ni el género femenino es golpeado. Aunque aquí se podría argüir que sí es mayoría, en el maltrato doméstico, la violencia de hombres sobre mujeres (obsérvese que hemos eliminados “los hombres”) y sería cierto. Pero del mismo modo que es también cierto que la mayoría de los terroristas de ETA son vascos y a nadie se le ha ocurrido una ley sobre “Terrorismo vasco”, no comprendemos la causa de que sí se les haya ocurrido una sobre violencia de género (¿o sí?, ya veremos).
Pero, ¿es una violencia machista? El machismo se podría definir como la teoría que defiende la inferioridad intelectual de la mujer sobre el hombre. Sin duda, hay machismo en la violencia doméstica contra mujeres pero no es esta la clave del problema. Y se ve bien cuando se comprende que el machismo tradicional español, que no se debe confundir con la necesaria cortesia, ha sido siempre tratar mucho mejor a las mujeres que a los hombres por considerarlas incapaces y tener la idea clara de que nunca se podía pegar a una mujer. Así, el machismo español, violento frente al otro hombre que si no pegaba era un afeminado, era sin embargo cuidadoso con la dama. Aunque no por ello dejara de ser repugnante moralmente.
Pero es que encima, y en tercer lugar, la violencia no tiene su causa en el género ( o sea, el sexo socializado) ni en el machismo sino que en la idea de propiedad. Efectivamente, el hombre que pega a su mujer no lo hace porque sea mujer o porque la considere inferior, sino porque es su mujer, es decir: le pertenece para su conciencia primitiva. Si la violencia fuera de hombre sobre mujer sería sobre cualquier mujer pues la relevancia estaría, precisamente, en el sexo. Sin embargo, no se ejerce de forma indiscriminada sobre el sexo femenino sino sobre personas concretas que mantienen lazos familiares determinados (es decir, sobre el cónyuge o la pareja). Por ello, la idea clave del asunto no es el sexo (hombre/mujer) sino la idea de propiedad y dominación. El agresor piensa: si es mi mujer me pertenece y debe obedecerme. Es precisamente ese concepto de propiedad privada, y que está detrás a su vez en la defensa de la idea de que los padres son los únicos que tienen derecho a educar moralmente a sus hijos, el que está detrás de todo el asunto. El individuo mata a su mujer como quién se deshace de un mueble viejo o hace con su perro o sus hijos lo que quiere porque para eso son suyos.
Y aquí es donde usted, lector, espera la diatriba contra el malvado capitalismo que es, en el fondo, el culpable de esto. Pero, no. Sino al contrario en esta ocasión. Pues entonces, y si de acuerdo al capitalismo, la propiedad privada es la clave de la producción, ¿por qué el maltrato no está más extendido? Pues por dos motivos.
El primero es porque hay que negar la mayor: la propiedad privada no es la clave del capitalismo sino uno de sus componentes, y no el más importantes. El segundo, porque no hablamos aquí, en el tema de la violencia doméstica, del concepto de propiedad privada del capitalismo actual sino de la propiedad privada de las sociedades atrasadas cuyo ejemplo paradigmático sería la propiedad de la tierra. Efectivamente, la propiedad capitalista es una propiedad de especulación, de aumento de producción y acumulación de riqueza: de proyecto. En cambio, la propiedad de la tierra implica la posesión personal del terruño y su explotación para la supervivencia en la absoluta subsistencia: sin cambios. Así, las relaciones de posesión en la economía precapitalista son de dominio sobre el objeto tal y como ya es, generalmente sobre recursos naturales o sector primario, mientras que en el capitalismo son de desarrollo del mismo, cuyo ejemplo sería la fábrica o el deseo de que los hijos sean más que los padres –incomprensible para un individuo anterior y que sin embargo tiene mucho de hermoso-. Y esta forma primera de posesión ramplona y primitiva es la que ronda la cabeza del maltratador y su ideal de familia. Así, el problema real no es el machismo, pues el machismo autóctono de hecho sería el del caballero español siempre gentil con su dama por considerarla incapaz, ni el género, sino la dominación por la idea de propiedad. Y por ello, precisamente porque la propiedad de estructuras precapitalistas es la que funciona aquí, son las mujeres inmigrantes, las más amenazadas estadísticamente. El atraso social en el desarrollo capitalista trae sus consecuencias en la socialización.
No es pues el machismo el que mata ni el ridiculo tema del patriarcado, que más tiene que ver con la fuerza productiva en sociedades no tecnológicas que con oscuros elementos machistas atávicos, sino la idea de propiedad precapitalista. Así, mientras que las relaciones personales actuales son líquidas, como bien señala Bauman, de acuerdo al propio auge del mercado permanente y ya no requieren la consistencia y la perpetuación, las relaciones personales anteriores son de propiedad en su sentido más primitivo: No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo (Éxodo 20, 17). Es decir, la posesión, como cualquier otra cosa, en las relaciones personales. Porque aquí el capitalismo, como siempre cuando se compara con el pasado, no es opresor sino liberador y superior moralmente a las formas pretéritas. Y ello no quiere decir que las formas de relación personal actuales sean buenas, puro flujo de mercancías, pero sí que no se es anticapitalista por el pasado sino por el porvenir.
Pero, por último aunque no menos importante (en mala traducción del inglés para seguir la moda) queda un factor clave: ¿y por qué llamarla violencia de género o machista? Pues porque interesa la farsa a determinados lobbys, en este caso concreto ciertos grupos feministas, que al presentar todo como un entramado machista solo defienden sus intereses de élite. Y es este, efectivamente, un tema preocupante en la democracia. Porque estas agrupaciones de intereses formadas por grupos de presión, que pueden ser útiles en su lucha concreta, sin embargo comienzan a olvidar algo fundamental: que los intereses particulares no pueden situarse por encima de los derechos generales. Y así, los derechos de la mujer no se pueden defender sobre la base de una mengua de derechos no ya de los hombres (por testículos y ante la ley) sino de los derechos humanos (por racionalidad). Así, el lobby lo que puede acabar buscando no es la liberación sino que las condiciones de privilegio permanezcan pero cambiadas y beneficien su propio elitismo frente a la chusma (que la conforman el resto de hombres y, también, el resto de mujeres. O dicho de otro modo: entrar en el status quo sin que este cambie, aunque ahora tenga cierta mirada femenina (854.000 entradas en Google).
24 comentarios:
La mujer estará en condiciones de "igualdad" cuando deje de tener la necesidad de demostrar que no es inferior en su vida cotidiana y su propia vida interior. Cuando simplemente se acepte como mujer
Pues si y no.
Tiene razón en que el concebir a la mujer como un objeto de su propiedad es lo que lleva a este tipo de personas enfermas a agredirla sin remordimientos.Pero lo que lleva a un hombre a considerar a su mujer como algo que le pertenece es precisamente una concepción profundamente machista de la relación de pareja. La mentalidad es anterior al acto. Este ser "incapaz" como usted dice de acuerdo con los canones del machismo clásico, no va a divorciarse, ni a hablar con otros hombres, ni a responderme si no está de acuerdo conmigo.
Estoy de acuerdo con usted en que la ley sobre violencia de género discrimina a los hombres y desde esa perspectiva está profundamente equivocada. Pero da una visión tan edulcorada del machismo que, por ser suaves, le diré que me parece bastante pobre. El machismo, por desgracia, es mucho más que dejar pasar a las señoritas primero.
Aníbal
A ver,
1.- D. Aníbal: ¿cuál es la visión edulcorada del machismo? Cito textual: "Y se ve bien cuando se comprende que el machismo tradicional español, que no se debe confundir con la necesaria cortesia" por tanto, de acuerdo en que el machismo es más que la cortesía. Porque de hecho el machismo, cito, es "moralmente repugnante". O sea, de visión edulcorada nada.
2.- D. Anónimo: uno no se acepta como mujer o hombre. Uno construye su vida con los límites que le deja la realidad. Y debe cambiar esa realidad si le impiden construir una vida digna que es más que una vida como hombre o mujer.
Oiga Mesa, muy bueno su post. Muy bueno. Y demoledor tanto para la masa borreguil manipulada, como, en otro sentido, para los que no supieron ni saben ponerse de perfil, en un asunto tan nefando, utilizado casi exclusivamente para obtener réditos políticos vía manipulación y controversia fácil.
Cierto, cierto, moralmente repugnante. Pero deduzco de su texto (y puedo estar equivocado, pero esa es la sensación que me ha dado) que usted no considera el machismo como la clave de las agresiones a las mujeres por parte de sus parejas. Entonces si, machismo repugnante, pero... ¿inofensivo?
Aníbal
radicalmente de acuerdo con Mesa esta vez en lo esencial.
no creo que sentido de la posesión y machismo sean dos aspectos necesariamente separados.
del mismo modo que toda cultura educa en unas determinadas relaciones con la posesión y la dominación, las crea con respecto a la identidad social de sus sujetos. bien, de acuerdo. y qué?
puede establecerse que esa imposición de roles identitarios por razón de sexo es más determinante que las relaciones de posesión-dominación?
yo creo que no, dado que esa idea de lo masculino o lo femenino se deriva de previa concepción del poder y no a la inversa.
la moda de los cultural studies (reacción postmoderna al horror vacui producido por la destrucción de la cultura de las humanidades) ha propiciado todos esos discursos pseudoantropológicos y falsamente emancipatorios que gastan neofeministas o gayolésbicos.
cosa por lo demás poco preocupante si se considera que el ensayo filosófico se ha transmutado en coaching y la literatura en eso.
saludos a todos.
Parrafo con el que estoy en desacuerdo:
"la violencia no tiene su causa en el género ( o sea, el sexo socializado) ni en el machismo sino en la idea de propiedad."
Para mi es evidente que su mentalidad machista es la que lleva a considerar a su mujer como propiedad privada, ergo, es el machismo lo que en última instancia ocasiona este tipo de violencia.
Aníbal
A ver D. Aníbal si me explico. No es el machismo el causante sino la idea de propiedad. Siento el rollo pero me extiendo.
En una economía de subsistencia agraria, el hombre domina sobre la mujer porque es el productor debido a su, biológicamente, mayor potencia física y a que la tarea reproductiva es más lesiva para la mujer, embarazo, que para el hombre. Es decir: para la subsistencia la mujer depende del hombre y no a la inversa, excepto para la reproducción y transmisión genética. Así, la mujer pàsa a ser posesión del hombre igual que le ocure por cierto a otros hombres (esclavos o siervos), como cualquier otro medio de producción sin entidad propia. Y ahí está la clave: es su propiedad.
El machismo surge no entonces, pues para que haya machismo ha alguien socialmente se le tendría que haber ocurrido la igualdad entre hombres y mujeres que solo aparece a partir de la Ilustración, a grandes rasgos, sino cuando la técnica permite independizar la producción de la fuerza física y la mujer, uniendo a esto la contraconcepción científica y la existencia de electrodomésticos que a su vez surgen por la necesidad de una mayor mano de obra, iguala en la esfera productiva a hombres y mujeres. Y esta emancipación, luego falsa, la hace el capitalismo y ya con la economía de mercado la multiplica a límites insospechados (y de dominio).
Es decir, es la idea de propiedad precapitalista la que lleva a pensar que una mujer es de uno como lo es un terreno.
El machismo es ridículo y moralmente repugnante, pero no tiene nada que ver con los crímenes.
Y acabo con un ejemplo. Hay una canción de SKAP que trata el tema y dice en el estribillo: "violencia machista, violencia fascista". Pues bien, el fascismo será repugnante pero tampoco es la causa de nada de lo que ocurre aquí con estos casos. Que algo sea moralmente repugnante e intelectualmente ínfimo no le hace responsable de todo sino de aquello con lo que tiene que ver.
Pues me parece interesante su argumentación, Don Enrique, pero sigo encontrándome en desacuerdo en varios puntos fundamentales. La idea de la igualdad entre el hombre y la mujer no nace, ni mucho menos en la ilustración. Hay etapas en la Edad Media, por ejemplo, donde determinados sectores de la sociedad la reclaman. La querella de las mújeres, tan famosa en su momento, y el excelente libro de Cristina de Pizán "La ciudad de las Damas" que se inserta precisamente en ese contexto, lo demuestran sobradamente. No digo que nazca ahí, pero desde luego no en la Ilustración. Y por supuesto, hay machismo y misoginia muchisimo antes de que la ilustración apareciese.
Durante la Edad Media hay documentados una gran cantidad de testimonios que hablan de la resistencia de las mujeres ante la sociedad patriarcal a través de manifestaciones comunes e incluso que conectan a su vez con ritos antiquisimos (exposición de los pechos como señal de autoridad frente a los hombres: "os alimentamos cuando erais unos seres indefensos y os enseñamos a hablar"). Y por supuesto abundantes testimonios de violencia contra las esposas.
Además, me parece muy temerario afirmar que la mujer no tenía entidad propia como medio de producción en las sociedades agrarias de subsistencia. Más bien al contrario, en la sociedad inglesa preindustrial la mujer no sólo se ocupaba junto a su marido del campo si no que además realizaba trabajos (evidentemente a pequeña escala) relacionados con el tejido y pequeñas manufacturas que ayudaban a redondear los magros ingresos que llegaban al hogar. Es el mito del ángel del hogar, de raíz burguesa, el que recluye a la mujer al ámbito privado separándola de la esfera pública (al menos en la teoría).
Y no, el fascismo no tiene nada que ver con la violencia contra las mujeres. Pero vamos, Skape tampoco realiza análisis demasiado profundos de la sociedad.
Creo que valora usted demasiado los aspectos socioeconómicos a la hora de analizar este fenómeno, lo cual sin duda enriquece un debate quizás demasiado encorsetado pero que a mi modo de ver resulta poco satisfactorio en bastantes puntos.
Aníbal
La ley integral acoge sólo a mujeres, porque es una violencia específica hacia nosotras, que somos la mitad de la población. El componente principal de este tipo de violencia nos impide ejercer nuestros derechos fundamentales, al tratarse de una violencia ejercidad por el hecho de ser mujer. Los hombres maltratados no son maltratados por el hecho de ser hombres, sus mujeres maltratarían a su pareja si fueran lesbianas. En el caso de la violencia contra las mujers, los hombres ejercen su poder dominador sobre sus parejas porque son mujeres, y las consideran inferiores y de su propiedad (ambos ejemplos de machismo). El Estado interviene y crea esta ley específica, además, para prevenir y concienciar.
Con esta ley, además, se le evita a las víctimas una burocracia bastante farragosa.
Hace tienpo, o leí, o vi en documental de la 2 o me contaron que los “inuits” para agasajar a un forastero que les visita, consiente que su mujer se acueste con el para que el invitado duerma caliente.
Otra peculiaridad de estos esquimales es que su sistema de propiedad es comunal.
(Hace poco un amigo me decía que esto no es cierto. Pero entre que compruebo si es verdad o no, admítanmelo Uds. para poder continuar con mi argumento)
Como Ud dice Don EP todo es cuestión de PROPIEDAD.
Los esquimales no tienen la norma moral de la “fidelidad” porque el capital resultante de su matrimonio: los hijos varones como fuerza de trabajo y las hembras como reproductoras, siguen siendo de “la comunidad”. Independientemente de quien fecunde, el fruto será PROPIEDAD de la tribu.
Aquí aparece el otro factor, y para mí el principal a la hora de entender lo que los proges llaman “violencia de género” (o peor todavía “terrorismo machista” que escuche en unas noticias de la SER), la mujer considerada como OBJETO, o en el mejor de los casos ANIMAL DOMÉSTICO.
Entre los inuits, es el hombre el que regala su mujer al huésped, no es una decisión de la mujer.
Platón decía:
“Gracias a Dios que me hizo libre y no esclavo,
gracias a Dios que me hizo griego y no bárbaro,
gracias a Dios que me hizo hombre y no mujer
y gracias a Dios por haberme hecho nacer en el siglo de Sócrates”
La iglesia no considero a la mujer como “ser humano” hasta fechas recientes.
Femenino es un término peyorativo (fe-minus = menos fe) la iglesia consideraba que la mujer al ser un animal inferior, no podría tener la misma fé que un hombre.
Mientras en la moral cristiana esto ha desaparecido, se sigue considerando a la mujer como ANIMAL DOMESTICO entre la izquierda adherida a la “Alianza de Civlizaciónes”.
Asi aparece reflejada la mujer en la Sharía (ley coránica con que se rigen los paises musulmanes incluida Palestina) o las “Leyes indígenas” que pretenden implantar Zapatistas, Chavistas, Evistas…
Platón podía aguanta que la mujer no fuera de su propiedad,
pero no podía soportar que fuera un “ser humano” y tuviera una opinión tan válida como la suya.
¿Que hubiera opinado de haber conocido a Hipatia?
Para analizar la “violencia de género”, me parece un factor más importante la consideración como ANIMAL DOMÉSTICO que el de la PROPIEDAD, pero inseparables ambos.
La propiedad no sirve de mucho si no se hace ostentación de ella y la forma de ostentar que se es dueño de una mascota, es demostrando que te obedece. Eso se hace a palos o con “barritas” como enseña el Imán de Fuengirola.
No serviría de nada, ser propietario de un animal que no obedece y hace lo que quiere (como mi perra. Pero me quiere y yo hago lo que ella quiere).
Y si a la poca disposición de algunos hombre a admitir que ese animal con agujeros que tienen al lado, pueda pensar y opinar, le añadimos los “disparates legales” que han creado seres casi mitológicos, que puedan hacer pasar a un hombre un fin de semana en comisaría, solo por decir que la ha pagado, sin más prueba que su palabra (creo haber leido que más de 100.000 durante 2007).
Imagínese Ud un ser parte mujer, parte homosexual, parte inmigrante (pero no de raza caucasiana, ni chinos), parte de religión no cristiana ni budista, parte funcionaria o artista subvencionado, parte nacionalista, parte lectora de “El País” y parte socia del Atlético de Madrid.
¿Que tribunal humano tendría potestad para juzgar a este ser?
Oiga Don Oyente,
¿Así que la izquierda considera inferior a la mujer y la Iglesia no?
¿Me comenta el número de mujeres capacitadas para dar misa?. Simple curiosité.
Aníbal
Don Anibal, no se decirle cuantas pero haberlas hailas. La Iglesia Anglicana (cristiana) desde hace tiempo tiene a mujeres oficiando misas, Las múltiples iglesias protestantes tienen a predicadores oficiando su liturgía.
En cualquie caso, no tema Ud., no verá a Rouco Varela apedreando a una adúltera, ni negando la herencia a una indígena…
Pero esto es escurrirme, porque se que Ud. se refiere a la Iglesía Católica. Dejando a parte el lo que se comenta que en los primeros tiempos del cristianismo eran las mujeres las que oficiaban la misa. Alguien argumentará que, como la misa es la representación de la “última cena” al final es a las mujeres a quienes les tocan todos los asuntos de cocina.
Son asuntos particulares del “club católico” que en la actualidad no tiene trascendéncias, pués nuestra constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, garantiza la igualdad en derechos y libertades de TODOS los individuos.
Acabarán tragando. De momento ese asunto metaló Ud. en ese cajón donde guardamos las gilipolladas de ese estilo como lo de “hoteles sólo para gays” y similres.
Tampoco la “Ilustración” favoreció a la mujer. La Revolución Francesa negó los derechos civiles de las mujeres.
Y en ese caso si es dramático
Ese club de admiradores de su propio ombligo, origen del anticlericalismo y de la Ilustración, madriguera de la izquierda mas DeLuxe que es La Masonería tampoco ha admitido a mujeres, hasta hace muy pocos años.
Tampoco en la URSS y sus satélites, vería altos mandos militares o presidencias de estado ocupados por mujeres.
Y si Ud. tiene trato con rumanos, polacos o cubanos, se percatará que el “machismo” en el comportamiento cotidiano, aun ahora, está más acentuado que el que padecíamos nosotros años atrás.
Y ni le miento a los “Aliados Civilizados”
Clara Campoamor, que consiguió el voto para las mujeres en España, contra el criterio de la izquierda, al inicio de la guerra civil huyo, no por miedo a los nacionales sino a ser “paseada” por los republicanos.
Do pocas cosas estoy orgulloso, pero de la que más, es de formar parte de una sociedad libre donde mi hija es dueña de su propio destino. Luego, la de ser español y legionario.
Por eso soy partidario de mantener un alerta especial en todo a lo referente a la mujer, adecuando normas laborales, sanitarias… y en todos los casos donde ellas puedan tener una mengua en sus derechos.
Pero no remitirlo al absurdo de las leyes de “Paridad” o la de “Violencia de género”.
O como el uso que hace Zapatero y su pandilla del ”feminismo guai“ que parodió nuestro Joaquin Leguina: “Como tengo una nieta joven y guapa, le voy a proponer como ministra”.
La Iglesia Católica discrimina sistemáticamente a la mujer. Eso es tan cierto como que usted y yo estamo debatiendo sobre este asunto. ¿Se imagina una mujer Obispo? A mi me hace falta echarle mucha imaginación. El Arzobispo de Canterbury ya declaró que eso era una aberración. Y su Santidad, acompañado de Rouco and Cia. protestó enérgicamente por que se le concediera ese derecho a las mujeres dentro del mundo religioso anglicano.
En fin, es una aberración comparar, por ejemplo, a la socialdemocracia europea con la Santa Madre Iglesia Católica en su trato a (y sobre todo en su concepción de)las mujeres. Pero es cierto que el machismo también ha impregando a la izquierda europea, sobre todo en etapas históricas anteriores (incluso a los camaradas anarquistas).
Aníbal
En lo fundamental, Don Anibal es lo que Ud dice, admitiendole que sea más “comprensivo” con los suyos.
Por tanto tenemos que al de derechas y al de izquierdas es su mujer quien le limpia las zurraspas y le calienta los garbanzos. Y que de no ser por ellas mismas esto hubiera continuado así por los siglos de los siglos.
Un ejemplo de lo que opinaba su izquierda de la mujer.
En Mexico, D.F., el 10 de noviembre de 1934 la Liga Nacional de Lucha contra el Fanatismo Religioso, publicaba el “Manifiesto a la Nación de la Liga Nacional de Lucha contra el Fanatismo Religioso. En su quinto párrafo, es en el único lugar que mientan a la mujer y es para decir esto:
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Queremos colocarlos en un terreno de lucha franco y definido, pues ya lo decía el Ing. Luis León: «Resulta muy fácil a muchos malabaristas y logreros llamarse agraristas y obreristas, pero le ha resultado difícil declararse anticlericales porque detrás de ellos está la esposa que se molesta si el marido ataca sus creencias.»
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La emancipación de la mujer, por todas estas evidencias que Uds. han comentado, es la lucha más justa y dificil, que se ha dado en la humanidad. Por lo que no debemos de bajar la guardia ni retroceder un milimetro.
Aunque después uno las ve en las despedidas de soltera, gritando al mulato superdotado, con una “polla” en la frente a modo de diadema; y piensa si esa lucha habrá valido la pena.
Es broma. Mejor, un millón de veces, con una polla en la cabeza puesta por su propio gusto, que no con un shador o un burka que le oculte a otros ojos que no sean los de su amo.
"La emancipación de la mujer, por todas estas evidencias que Uds. han comentado, es la lucha más justa y dificil, que se ha dado en la humanidad."
Chapeau.
Y vale la pena por muchas mujeres que vea usted de despedida de soltera. Nuestras despedidad no son mucho más dignas, me temo.
Aníbal
se vale una pizca de misoginia?
lo de la liberación de la mujer es otro cuento postmoderno y todo el mundo lo sabe, pero está mal decirlo.
por ejemplo entre los divorciados mal avenidos se dan emocionantísimas y muy sórdidas competiciones a ver quién es más ruin, más cruel, más aprovechado con respecto al otro.
a veces, incluso ganan las mujeres.
entre los políticos y las políticas no se halla gran diferencia: thatcher bebía tanto como o más que bush y ambos fueron capaces de joder amplios sectores de sus respectivas sociedades sin que se les atragantara el trago a los asesinos y asesinas de abu grahib.
el problema sigue estando donde estuvo siempre, en cómo se constituyen los espacios de convivencia y los ejes de poder (personal, cultural, afectivo, sexual, político, etc...) y cómo se desarrollan, no en qué genitalidad tiene quien los habita.
pero todos a mear pilas que es lo chic y lo cool.
Mi opinion es que las mujeres lo han podido pasar muy mal historicamente pero creo que en la actualidad se estan pasando.
Por ejemplo:
* Violencia machista. Nunca he oido hablar de violencia feminista, cuando una mujer mata a su pareja, que aunque hay menos casos, tambien ocurre alguno.
* Dia de la mujer trabajadora. El hombre como trabaja por gusto no necesita dia!!!
* Existe la ayuda para la mujer trabajadora cuando tiene un hijo. Y para el hombre?
* APA asociacion de padres de alumnos. Ahora es AMPA para meter tambien la M de madres, que que antes no estaban? Esto del genero de las palabras es lo mejor, de siempre yo he estudiado que hay genero masculino, femenino y neutro.
Una rosa solo es femenino, no existe un roso, pero padres, niños, jovenes etc etc son palabras que sirven para los dos generos, porque hay que cambiar las reglas de nuestra lengua llegando incluso a crear palabras que no solo no existen sino que no tienen sentido, solo por intentar convertirla en genero femenino, asi solo se consigue mas division entre un genero y otro.
Se podria seguir pero creo que no es necesario.
Vuelvo a repetir que esto es solo mi opinion y que estoy en contra de toda violencia o discriminacion, pero para los dos sexos por igual, sin crear leyes, dias, normas etc diferentes para unos y para otros, igualdad en todo.
Para los que crean que las mujeres no tenemos nada contra lo que luchar, ahí van algunos datos:
- La diferencia de sueldo entre hombres y mujeres en el mismo puesto laboral, con el mismo convenio y en la misma empresa, varía entrono a un 30% más a favor del hombre.
- El paro entre mujeres laboralmente activas es de 11,6 puntos, casi el doble que el de los hombres, 6,64 puntos.
- La actividad laboral en España se divide entre el 38% del trabajo realizado por la mujer frente al 62% del hombre.
- El porcentaje de mujeres que son asesinadas con violencia en el hogar es del 84% frente al 16% de varones asesinados por el mismo motivo. En el caso de los varones, muchos de ellos también son asesinados a manos de un hombre.
Y sólo son ejemplos básicos.
Y esto sólo en España. Si queréis también podemos hablar de la situación de las mujeres en África (ablación, etc.) u Oriente Medio.
Pido disculpas por entrar tan tarde en esta polémica, pero soy un desastre anacrónico.
No creo que la penosa educación sentimental que hemos recibido durante generaciones, los malditos roles sociales (¿acaso sólo los impone el sistema económico?) y el hecho de que usted jugara al fútbol de crío y a mí me lo prohibieran expresamente aconsejándome mis educadoras otros juegos mucho menos brutos, más apropiados para una damisela, no tenga nada que ver con el asunto que estamos tratando.
Su caballero español no solamente nos considera disminuidas a las señoritas y esa simplificación demuestra, a mi juicio, no poca benevolencia hacia el tipo en cuestión.
¿Cómo no van a estar desligadas la dominación y la minusvaloración del otro? No sabría decir si la una precede a la otra, pero en cualquier caso sí parecen darse bastante entreveradas. Si un hombre machista no tuviera por inferior a la mujer carecería de excusas para dominarla, al igual que las personas racistas y aquellas homófobas necesitan defender la inferioridad del otro para mantener tales posturas absurdas. ¿El vínculo no es acaso recíproco entonces?
En el sistema económico actual la defensa de las posiciones privilegiadas también va necesariamente ligada al menosprecio del otro: Quien no posee mis capacidades (que gane el mejor) merece ser un paria.
Si no es machismo no sé qué nombre piensa usted darle a todas esas diferencias de género (concepto sociológico, no biológico ni, en esta acepción, gramatical. Viva la sinonimia) que vivimos todos los días: los hombres me abren las puertas, me ceden los asientos, me piropean/importunan, la sociedad espera que me gusten los críos, las flores y los pájaros, que no hable de sexo en público, que no diga tacos, que lleve tacones y que no ande por el campo de noche (hagan la prueba, la Guardia Civil vendrá pronta en su auxilio). A usted en cambio se le reprochará que una mujer le lleve una maleta (cortesía), yo nunca le cederé el asiento ni llorará en público, procurará no besar a otros hombres, llevar falda, manifestar inclinaciones bisexuales o reconocer su pasión por la costura de dobladillos de pantalón en los atardeceres lluviosos. Los roles de género son ataduras tanto para el hombre como para la mujer, pero existen diferencias cuantitativas y la dominación y la violencia sólo se dan generalmente en un sentido. ¿No habrían de ser recíprocos puesto que así lo es la posesión de la que habla? Conozco varios casos de relaciones sentimentales recíprocamente posesivas, pero la agresión o el maltrato únicamente se da en una dirección y viene argumentado de este modo: no compares mis actitudes con las tuyas porque tú eres inferior, por eso yo sí tengo derecho a vigilarte, prohibirte o concederte o darte el nombre y el trato que mereces; en cambio yo actúo con una libertad que no quiero para ti.
…Pero no todo va a ser objetar. Reconozco que es muy acertado y clarificador su análisis del lobby feminista. En este sentido, pero también relacionado con las pegas que le enuncio anteriormente, o quizá no tanto, porque descontextualizo el párrafo como me da la gana, le copio unas líneas de Juan Goytisolo en su artículo “Marginalidad y disidencia: la nueva información revolucionaria”, donde analiza el papel revolucionario de la información:
“La nueva información promovida y reclamada por los grupos y corrientes de opinión que, con creciente eficacia disgregadora, irrumpen en la escena se esfuerza en descubrir y aislar el común denominador de las diferentes marginalidades, no para operar la síntesis o someterlas a los consabidos criterios de normatividad, sino para poner en claro y denunciar a partir de cada opresión particular y concreta los mecanismos que ocasionan la opresión del vecino, fomentando así una estrategia global de todos los oprimidos y marginados por cuestiones de clase, raza, sexo, nacionalidad, religión, edad, credo político, lengua, cultura. Asumir este común denominador es sentirse entonces, a la vez, obrero, negro, mujer, joven, emigrado, gitano, homosexual, drogadicto. Miembro de la nueva internacional de los parias frente a la autoridad de burgueses, racistas, sexistas, padres de familia.”
Con todas estas zarandajas quería decirle que si ciertos grupos de presión (que en absoluto deberíamos considerar feministas puesto que son realmente sexistas) eran incapaces de extraer el común denominador de la opresión, tampoco usted debería obviar que el sexismo es un tipo de opresión, limitándose a señalar como única opresión al hombre aquella que sufre debido a un sistema económico concreto, o situando la raíz de todo hecho social en el plano económico, como señala Aníbal.
¿En tal caso, cómo explicaría el comportamiento de las personas homófobas, totalmente desligado de los roles sociales y afectivos a que tan poca importancia concede en la discriminación sexista?
En algún lugar le sobra una hache. Saludos
La Funcionaria
MIENTRAS LOS HOMBRES DECIDAMOS QUÉ ES LO MEJOR PARA LAS MUJERES...
ASI LE VA AL MUNDO.
MARXISTA.... ¿O MAXISTA?
por lo demas, el análisis sobre la propiedad y la violencia de género me ha gustado mucho, pero en desacuerdo con ciertos puntos de su análisis del machismo.
Opino que toda violencia es mala muy mala y eso tenia que contemplar la ley toda la violencia, sin tanto letrero y tanta etiqueta, mi caso es que me pillo esto de violencia de genero y lo mio no lo era, no me han escuchado dijeron que yo era la victima y nos condenaron a los dos, esto es lo que me paso, muy resumido: Comienzo por un accidente fortuito ha sangrar abundantemente por la nariz mi pareja me llevo a urgencias, me ve el medico y dice que es violencia de genero llama a la policía, luego me hacen un TAC y bueno desde ese mismo momento mi vida cambio, el medico diagnostica, textualmente “TRAUMATISMO FACIAL, FRACTURA DE HUESOS PROPIOS NASALES, FRACTURA DE PARED MEDIAL Y EXTERNA DE ORBITA DE OJO IZQUIERDO AGRESION FISICA” (VIOLENCIA DE GENERO).
A los dos días juicio Me informan que se me va a asignar un Abogado de Oficio, a lo cual me niego rotundamente, yo insisto que no tengo nada que denunciar, pero siguió todo para adelante, claro que le condenaron una condena encima desmedida.
Al día siguiente, martes día 27 de Septiembre de 2011, me dirigí al Hospital Doctor Negrín para ser reconocida por los médicos especialistas en otorrinolaringología y cirugía máxilofacial y ambos doctores me comunican que no tengo nada, que no requiero ni tratamiento, ni nada similar. ¿Es que nos encontramos en un país de locos?
Tengo todos los documentos necesarios para aportar. fiviii@yahoo.es
Comentario 1:
Muy interesante la discusión que entre todos habéis mantenido en torno al machismo. Yo voy a hacer tmabién mi reflexión, vinculándolo a la "violencia de género", pero obviamente no sé más que vosotros y, en cualquier caso, creo que es complicado cuando queremos ver todas la ramificaciones sociales: machismo, feminismes, patriarcado, explotació, etc.
1- No quiero parecer posmoderno, pero que la -mal llamada, yo también lo creo- violencia de género deriva de una socialización machista, no implica que se tenga que criminalizar. Se procura hacerlo también con la homofobia, pero no creo que se asunto a legislar penalmente. Si es una cuestión social de la evolución de la sociedad (por lo tanto, algo estructural, y no algo circunscrito a un orden social históricament definido y con su aplicación del derecho), esto quiere decir sólo se puede cambiar pedagógicamente y positivamente. También es fruto de la socialización que los jóvenes sean hoy en día más individualistas y se encierren en su mundo y no se interesen por la poítica. En teoría, es una responsabilidad cívica el hecho de participar políticamente, e incluso se podría decir que los ni-nis, pongamos por caso, "provocan" que pueda ganar un político corrupto con un claro discurso antiinmigración. ¿Verdad que no penalizaríamos estos jóvenes por omisión de su derecho cívico, porque no se han socializado en su importancia, al votar un partido político que vulnera los derechos humanos (de los inmigrantes, en este caso)? Pues por la mismo razón no se tendría que penalizar a un hombre por pegar a su mujer porque se ha socializado en en la preponderancia del hombre. Y esto, incluso, de forma inconsciente, porque la socialización es un proceso muchas veces inconsciente.
2- Aunque no comparto del todo las referencias del autor al machismo, es bien cierto que, precisamente por este efecto socializador, el hombre pega a su mujer, no la de otro. Esto no tiene nada de especial para ser objetivamente penado de forma particular. Lo mismo que con los padres: gritan y pegan a sus hijos. Es el hecho "normal" (que no por ello aceptable moralmente).
3- Por esto mismo, para mantener la "neutralidad" del dercho, sólo se tendrían que penalizar las acciones y sus consecuencias, y si acaso las intenciones criminales y las condiciones agravantes (repito, agravantes), igual como las atenuantes- de tal acción.
4- Así, el género ha sido el vehículo de socialización, no causa ni objeto jurídicamente diferenciable: al contrario, no debe haber discriminación de ningún tipo. Lo mismo pasa con los manteros negros: por su pobreza, pues da la casualidad (en realidad, causalidad, pero lo digo así para que nos entendamos) que los manteros son negros. Esto es el símptoma fenomenológico. Pero a nadie se le pasaría por la cabeza, igual como con el caso del terrorismo que el señor Mesa ha citado, hacer una ley contra la delincuencia racial, sino más bien contra la competencia desleal o lo que tenga que ser.
5- Para cualificar-lo de machista, por otro lado, creo que se debería mirar la ideología que moviliza tal acción, si realemnte se peude definir una ideología machista y si tiene, evidentmente, intenciones criminales o claramente contrarias al estado de derecho. Creo que lo que he comentado en el punto 2 ya lo niega. Pero para tenerlo más claro, deberíamos mirar los casos que no parecen inequívocamente fruto de una ideología criminal, com sería el terrorismo. Es cinismo, por esto, hablar de "terrorisimo machista".
(Sigo en otro comentario, perdón por la extensión, no sabía que había un límite de caracteres).
Comentario 2, aquí sigo:
6- En cambio, me parece claro que aquello a lo que la violencia de género se refiere es algo que está perfectamente recogido en el ordenamiento jurídico actual ni no veo motivo por el cual el hecho que un marido pegue a su mujer debiera ser judicializado a parte i más duramente. Porque haciendo esto, teniendo en cuenta lo dicho en el punto 1, no se cambiará nada. Lo que se debe hacver es prevenir el hecho crminal y castigar según el daño. Estamos, hablando, pues, de violencia doméstica (que se produce en el hogar), que igual se aplica en una relación de sexos distintos o del mismo sexo. Si se quiere considerar la mentalidad posesiva de "la maté porque era mía" como un agravante, pues entonces me parecería bien y, creo, más acorde a la relación de delito y pena.
7- Finalmente, lo dicho en el punto anterior ni el hecho que yo o otros hagamos referencias críticas a la forma cómo se entiende la "violencia de género" y, sobretodo, su translación jurídica, no quiere decir que no estemos (o por lo menos yo personalment) de acuerdo con la igualdad, ni mucho menos ignoramos la realidad de discrimanción social. Con esto quiero decir que pasa muchas veces que, cuando se critica, alguine (casualmente mujer) salta y dice, como aquí se ha hecho, un sinfín de datos estadísticos sobre la situación de la mujer. Y sí, por supuesto son ciertos y es preocupaante... pero es que no estamos hablando de esto, de hecho ni tan siquiera nadie lo niega. Que estemos muy convencidos de la situación desigual que vive la mujer no significa que debamos aceptar tal cual cualquier cosa que aparentmente defienda al máximo su situación, que se haga en nombre de la mujer. Esto, sin crítica, es puro i simple esteticismo. Lo mismo con los homosexuales: en Cataluña se dijo "ah, como están discriminados, pues vamos a hacer una ley contra la homofobia". Y si no se defendía dicha ley siendo favorable a los derechos de los homosexuales (como yo: no defenderla pero estar a favor de la igualdad), pues entonces se creía que quien no lo defendía era homofóbo... porque claro, cualquier cosa hecha en nombre de los homosexuales, pues ya es positiva "per se". Este discurso me parece falaz y, repito, muy estético. (Aquí deberíamos derivar la discusión hacia los problemas de la izquierda política).
Extra- El hecho de tener a la mujer en el centro de mira y toda la cuestión del esteticimo que acabo de comentar, me recuerdar al fetichismo de la diferencia de Baudrillard, que por cierto también cité en el último comentario que hice en este blog.
Saludos,
Ectòrix
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