España está en peligro. Pero al escribir esto no se nos llena el corazón de ensoñaciones rojigualdas, ni tampoco tricolores, sino que hablamos de otra cosa más importante. Lo que está en juego es la definición de España como estado social y democrático de derecho. Es decir, lo que está en juego es el proyecto de un país que surgió en 1975 con el fin de la dictadura y que pretendía, mal que bien, seguir el ideal europeo de una nación próspera, democrática y con derechos ciudadanos no solo políticos sino también sociales. Y está en juego esa definición de España como estado social y democrático de derecho de una forma absoluta.
Está en juego, primero, España como estado soberano. Está en juego la idea de España como un estado social, el llamado estado de bienestar. Y, también, está en juego España como democracia en cuanto a soberanía popular pues las medidas adoptadas, tanto en la época del gobierno Zapatero como la actual de Rajoy, no se corresponden en absoluto con el programa presentado y votado por los electores españoles: son un fraude democrático.
Así, España como tal, la España democrática y social, está a punto de desaparecer totalmente y para siempre. Y es una situación extrema porque no está en peligro el interés parcial en algo, sino el modelo social en sí mismo y con él, también, su posible reforma. Por eso, está en juego España. Este artículo pretende explicar la causa de esta amenaza y, después, plantear una solución al mismo. Pero una solución en política debe ser factible y a corto plazo y no una utopía. Por ello, lo que se pretenderá es no solo plantear la solución sino analizar si es posible o no de realizarse. Es decir, y jugando con el lenguaje, queremos ganar la guerra.
¿Cuál es el motivo de que España esté en peligro? Ya lo hemos explicado en este blog: el proyecto de precarización europeo. Este proyecto perpetrado por la oligarquía socioeconómica europea pretende la conversión del sur y el este europeo en un inmenso BRIC donde la precarización social permita la competitividad comercial a costa de los derechos de la población y la mayor ganancia oligarca. Así, el proyecto de precarización europeo es un proyecto interesado de un sector social y no, como se nos quiere vender, una necesidad estructural.
Pero este análisis ya lo hemos desarrollado en este blog y no vamos a extendernos. Sino que ahora toca generar una solución política. Nosotros ya hemos presentado aquí una solución europea para la crisis del euro, pero era una solución planteada a medio y largo plazo. Sin embargo, la situación en España implica una urgencia y debe ser atendida. Por ello, primero, plantearemos crudamente lo que pretendemos y luego explicaremos si es factible o no.
Defendemos que es necesaria una alianza democrática de partidos para formar una coalición que actúe conjuntamente primero en la oposición y luego presentándose como alternativa de gobierno en elecciones locales y generales. Esta coalición estaría compuesta, básicamente, del marco parlamentario nacional que ha rechazado los recortes y que se corresponde con UPyD, PSOE e IU
Las condiciones serían las siguientes.
Primera, se pactaría como idea central irrenunciable volver al estado de bienestar, como mínimo, anterior a los recortes de Zapatero. Es decir, queremos volver, como mínimo, al estado de bienestar que había en España en 2009. Este mínimo sería el objetivo irrenunciable y común de la coalición. No se entraría aquí, por tanto, en otros problemas –reformas constitucionales, autonómicas, repúblicas,…- y demás cosas accesorias en la actualidad. Toda la coalición tendría como objetivo este punto.
El pacto, segunda condición, de la coalición en las listas electorales se desarrollaría de tal modo que ninguna de las fuerzas políticas tuviera el suficiente número de diputados frente a las otras dos para gobernar en solitario. Esto impediría utilizar la coalición como lanzadera electoral exclusivamente y luego traicionarla.
Tercera, el programa electoral adquiría rango de contrato electoral no pudiendo cambiarse. Si hubiera que hacer algo que no estuviera en el contrato-programa, pudiera ocurrir en una legislatura, tendría que ser con el apoyo de los dos tercios de la coalición y con el voto libre de los diputados –pues serían de la coalición y no del partido-.
Cuarta, los representantes del PSOE no podrían haber estado en el anterior gobierno Zapatero, al menos en la última legislatura.
Quinta, la coalición se compromete a tener como prioridad el crecimiento económico, la lucha contra el paro y la sostenibilidad del estado social. Y este compromiso implicará a todo el territorio nacional, sin distinción alguna. Es por ello, por lo que los grupos nacionalistas podrían adherirse a la coalición pero renunciado a su carácter exclusivo: debe haber el mismo nivel de estado de bienestar en Cataluña que en Extremadura.
Por supuesto, la coalición y sus compromisos habrían que pulirlos más, pero la idea central sería un acuerdo mínimo gobernable cuya finalidad última sería mantener el estado de bienestar, como mínimo, que había en España en 2009, luchar contra el paro y generar crecimiento.
Ahora bien, ¿es esto posible? Para ello correspondería dividir nuestra respuesta en la posibilidad técnica, si hay otra salida a la crisis que la auspiciada por la derecha, y la política, si los partidos podrían llegar al acuerdo. Empecemos por la política.
¿Querrán IU, UPyD y PSOE unirse? Hay gente que cree que la política es una cuestión de ideales; otros pensamos que es de interés. Por ello, cuando se analiza política un buen método es ver qué se gana y qué se pierde con una acción.
La base electoral de UPyD es una base electoral progresista desengañada del PSOE y reticente al folclorismo de IU que busca, fundamentalmente, soluciones. UPyD ganaría entonces su consolidación como partido progresista y pragmático con perfil de gobierno para su electorado. Le interesa.
IU, a su vez, ganaría un nuevo electorado como sería todos aquellos que nunca le votarían, por más que podrían estar de acuerdo con incluso una mayoría de sus ideas, por ese carácter folclórico que la caracteriza, la parafernalia que lleva encima. Al comprometerse en una acción de gobierno, y no solo con el PSOE, IU ganaría también la credibilidad y aumentaría sus probabilidades como partido de gobierno futuro. Pero alguien podría pensar: ¿y el electorado radical de IU? Pues no existe. De hecho, IU siempre ha sido incapaz de captar ese electorado ñoñamente antisistema pues ese grupo social desconfía de lo político y o no vota o lo hace como respuesta “contundente” votando a formaciones antisistema y minoritarias, por ejemplo, ya verán, hacia Bildu y los etarras. Así, a IU también le interesa.
Por último quedaría el PSOE. ¿Le interesa esto? Curiosamente, es al que más le interesa. Si se observan las encuestas se verá que el PSOE no recupera votos ni con Rajoy de presidente. Y el PSOE ya es fundamentalmente una estructura para el poder y que lo necesita para sobrevivir. Podrá sonar maquiavélico, pero el PSOE necesita tocar poder para evitar el futuro cainita en sus filas y su desintegración: primero ha sido el ERE de empleados, quieren evitar el ERE de cargos políticos. Y esta es su única oportunidad en conseguirlo en varias legislaturas. Un PSOE en solitario no va a ganar. Claro que le interesa.
Pero, ¿conseguiría el poder esta coalición? Es indudable. Si miran los resultados electorales de 2008, con un PSOE ya tocado, este partido llegó a los 11.289.000 votos y 8.200.000 votos en su peor resultado de 2012: pongan que fácilmente el PSOE pueda tener diez millones –aunque nunca en solitario sí en la coalición-. Si a eso sumamos un millón de UPyD, más que posible, y otro millón de IU, absolutamente garantizado, la coalición tendría un suelo electoral de doce millones de voto. Y un suelo implica un mínimo. A eso, tendrían que contar el voto perdido del PP. Así, el triunfo estaría garantizado.
Pero, llegar al poder no es cumplir el programa. ¿Sería posible?
En primer lugar, lo que alguien ya estará pensando es que un gobierno así no sería permitido por la UE ni por los mercados. Pero hay que decir que no es cierto cuando se señala que la UE pone condiciones concretas. No lo hace en todo el memorando, por ejemplo, más allá de las propias financieras. Es cierto que hace recomendaciones generales, están en el punto 31, pero tan vagas que no se tienen que cumplir de una forma concreta. Es decir, la UE solo puede imponer condiciones generales, pero no puede imponer medidas concretas. Y hay otras formas, por ejemplo, para llegar a esas condiciones.
Pero, ¿y los mercados? Hay una creencia falsa sobre los mismos. La idea falsa sobre ellos es que la subida de la prima de riesgo es una reacción de los mercados ante las acciones del gobierno. Es falso porque es al revés. Los mercados buscan que suba la prima de riesgo pues eso forma parte del plan de precarización. Y lo quieren en un doble sentido: primero, por el mero interés especulativo que hará ganar más a su dinero invertido con el porcentaje adicional; segundo, y aquí el plan, porque al subir la prima y aumentar la deuda el estado gastará más en pagarla detrayendo de lo social y precarizando el país. La especulación al alza de la prima de riesgo cumple así una función beneficiosa para la oligarquía económica pues ella gana doblemente.Y por eso cuando sube no es porque los mercados sufran sino porque celebran. Un gobierno fuerte, sin embargo, y que no responda a los impulsos de la prima de riesgo mandaría un mensaje diferente a los mercados pues estos no podrían tampoco aumentar mucho más allá el nivel de beneficio especulativo pues podrían romper la baraja. Y eso no lo quieren. Así, paradójicamente, un gobierno capaz de no tener como objetivo inmediato, pero sí como objetivo, la prima de riesgo haría más por su reducción que uno que solo pretende gobernar para ella, pues lanzaría el mensaje de que si sube a un límite extremo podría haber reestructuración de deuda o pérdida total de lo invertido -lo que no sería deseable, por supuesto-.
Pero, la acción de un gobierno así no sería posible si estuviera solo en el panorama internacional. Y curiosamente no lo está. Unir en una coalición internacional a Italia, España y Francia –con Hollande- sería algo que paralizaría a la especulación. Ya ha ganado Hollande, hay elecciones italianas en 2013 y en España ya se habría creado la coalición. La idea sería un bloque mediterráneo que impulsara al BCE a intervenir con la compra de deuda durante un periodo determinado. Y es una idea posible y que la piden muchos expertos, no una salida radical de hippies. Y sería algo, además, apoyado por EEUU, como ya ha señalado Obama. Efectivamente, EEUU necesita una UE única y fuerte por dos motivos: primero, porque su economía no podría aguantar otro BRIC –fin último de todo esto- que sería la Europa del sur; y, segundo, porque su política exterior necesita a Europa como aliada ante la irrupción internacional, con sus intereses, de los BRIC y los nuevos conflictos en Oriente Próximo, ya se está viendo en Siria con la actuación de Rusia y China, África, con una cada vez mayor presencia China, y el Pacífico. Así, una coalición de este tipo no sería una idea descabellada internacionalmente sino apoyada. Y no solo apoyada sino que, a su vez, apoyaría a otros países a salir del proyecto de precarización.
¿Es posible hacer esto? Sí ¿Es deseable? También. Por supuesto, nosotros aquí solo presentamos la idea general, que habría que pulir hasta llegar al programa conjunto, pero consideramos que es algo necesario. Seamos claros: el proyecto de precarización implica una guerra en cuanto pretende destruir el estado europeo tal y como hasta ahora se ha desarrollado. De nosotros, los que estamos en su contra, depende llegar a un acuerdo lo más mayoritario posible para luchar en esa guerra o dedicarnos cada uno a defender nuestras pequeñas ideas sobre cada cuestión como elementos irrenunciables. Pero si queremos ganar esta guerra, y es fundamental hacerlo, necesitamos que todos aquellos que creemos como mínimo y esa es la clave, que España debe ser un estado social y democrático de derecho estemos unidos esta vez. Al fin y al cabo, somos españoles: ya nos pegaremos más tarde. Pero ahora, no.
6 comentarios:
Como envidio su capacidad de poner en blanco sobre negro ideas vagas que me rondan por la cabeza de vez en cuando. Le felicito.
Sin embargo, el problema principal que le veo a su idea no viene de los mercados, la oligarquía europea o el norte de la UE, sino de los propios partidos que compondrían la coalición. Todos los que he nombrado antes no pueden amañar unas elecciones, pero soy bastante pesimista en cuanto a que IU, UPyD y sobre todo el PSOE aparquen sus diferencias a un lado para conformar un bloque con un programa mínimamente común. Y le explico por qué:
IU tiene ese aire folclórico que ha definido usted con tanta precisión, y sus principales reivindicaciones (la Tercera República, por ejemplo) son parte de su discurso más icónico: veo difícil que renuncien a ello, aunque sea temporalmente, para conformar la coalición.
Por su parte, UPyD, pese a ser un partido que les da sopas con honda a todos los demás en democracia interna, tiene un icono muy claro del que aún no se ha desprendido, en parte intencionadamente: es el partido de Rosa Díez. Y además, como motivo principal, llevan desde sus inicios criticando (y con bastante acierto, por cierto) el bipartidismo reinante. Haría falta una gran estrategia de comunicación para hacer ver a los votantes que el PSOE sería el aliado de la coalición cuando se lleva cinco años criticándolos.
Y en cuanto al PSOE, el mayor problema que percibo es que esa vieja guardia de la que hablaba usted es la que sigue en los puestos de poder, con Rubalcaba (vicepresidente y Ministro del Interior con Zapatero) en la secretaría general y varios de los ministros y diputados de la segunda legislatura de Zapatero aún en el escaño. Unirse a la coalición sería renegar de todo un periodo de gobierno que protagonizaron.
Así que la idea me parece brillante. Y sus argumentos en cuanto al interés de los partidos en secundarla son buenos también. Pero requeriría dejar de lado individualismos y cosas como las que le he comentado, y personalmente soy bastante pesimista respecto a ello.
Un saludo
Personalmente, no le veo ningún futuro a esa coalición. Porqué se trataría de sumar a tres opciones bastante distintas en la práctica. El PSOE siempre se siente más cómodo haciendo política escorado hacia la derecha y más incómodo cuando IU tiene que marcarla la hoja de ruta. De todos es sabido, al menos en Madrid, que UPD recoge votos de las filas descontentas del PP y que en la mayoría de votaciones en el congreso se siente más cómoda votando junto con la derecha (también es verdad que algunos miembros del ala dura del PP empieza a posicionarse a favor de UPD en las elecciones vascas), amén de los apoyos que recibe de la ultraderecha (ver Ynestrillas y cía.). IU podría llegar a superar por primera vez la frontera que impone el bipartidismo y que hace que una opción pueda obtener miles de votos y ser al mismo tiempo marginal.
Se trata de un pacto políticamente casi imposible. Yo veo más bien realizable un pacto PSOE-PP.
Por otro lado, volver a la España anterior a Zapatero es volver al origen de lo que ha provocado toda esta crisis. Ahora, lo que debemos hacer es superarla. La situación, el tándem político-económico ha llegado demasiado lejos y está constitución ya no nos sirve, ni aunque IU obtuviese mayoría absoluta, el sistema está en vía muerta.
Debemos, superar, dicho sistema, aprendiendo de los errores del pasado que son los que nos han llevado a esta situación. Cualquier solución que vaya en el camino de salvar a este sistema, es una solución a mi modo de ver, suicida.
Santiago
D. Dany: yo creo que hay dos tipos de votantes.los que votan con el corazón y siempre votan lo mismo y los que lo hacen racionalmente y pueden cambiar. En IU y PSOE los del corazón no cambian y su techo está claro. UPyD tiene más de los segundos, por su juventud como partido. Así las cosas, una unión conseguiría mantener a losprimeros e incorporar a los segundos. Y por supuesto, los protagonnismos serían unproblema pero no irresoluble.
D. santiago: ¿cuánta gente estaría dispuesta a hacer lo que usted pide?
primero, un nuevo sistema. Eso, en política real, ¿puede ser una condición de inicio? ¿Cuanta base social hay para ello? ¿No es más fácil empezar por lo simple? Es que yo creo que ustedes tienen un problema que es que quieren cambiar el mundo peronotienen base social para ello. Y eso no puede ser una opción política. Podrá serla moral, filosófica -aquí se critica realmente al capitalismo- pero no política por escasamente práctica. Y menos con la urgencia de la situación. Por eso, hay que hacer algo factible y esto lo es.
Segundo, si el PSOE pacta con el PP el PSOE se hunde, y lo sabe. Ese pacto, por mera supervivencia de la institución, es imposible ahora mismo. El que proponemos, no.
Reconozco que hace 10 años, cambiar el sistema, cambiar la constitución, cambiar el mundo... (como se podría decir) era algo no solamente utópico, sino más bien imposible. Nos lo mirásemos por donde nos lo mirásemos, era misión imposible.
Hoy ese "imposible", creo que ya empieza a ponerse en duda. Y los acontecimientos pueden avanzar muy rápido en los próximos meses, ante un gobierno desorientado y sin ideas (pero también una oposición representada por Rubalcaba, sin ideas). Por tanto, a día de hoy, nadie sabe lo que puede pasar en un futuro cercano. Yo tampoco lo sé y creo que nadie.
Que el PSOE sabe que escorándose hacia la derecha, pierde base social. No lo pongo en duda, pero también es verdad que el PSOE ha dado sobradas muestras de en que punto se siente más cómodo políticamente, cuando gobierna.
UPD y en Madrid funciona así, recoge los votos descontentos del PP (con sectores de ultraderecha aclamándola y pidiendo el voto para esta formación). Por tanto, UPD dificilmente hará un giro a la izquierda, al menos en Madrid (lo de Asturias, queda lejos), sabiendo que no tiene espacio electoral.
Veo más factible el cambio de sistema, no porqué exista o no la base real suficiente (a día de hoy), sino porqué este sistema ya no se aguanta, ha llegado al límite. Ahora, cuando se producirá el cambio? No lo sé, los procesos suelen ser largos. Pero no me negará que la situación actual (gobierne Rajoy o Zp) dista mucho a todos los niveles, que la que se vivía hace 10 años o 20 o 30, a nivel de presión social. La sociedad ha cambiado, las leyes también (beneficiando a la minoría económica), leyes que han cambiado cabe recordar gracias a los votos del PP y del PSOE, leyes que perjudican a la mayoría social.
¿Cómo se cambia esto? Evidentemente, reformando la constitución, volviendo a leyes democráticas, en benefició de la mayoría y no de la minoría.
¿Cómo se llega a eso?
- Una vía podría ser el pacto que usted propone, pero teniendo en cuenta las partes, personalmente, lo veo muy utópico.
- Otra puede ser la presión social (pero con propuestas e ideas), que evidentemente ligado a ese deterioro del gobierno y a un Rubalcaba tibio, seguirá aumentando.
- Cabe no olvidar que existen miles de personas (en algunos lugares, superan el 50%) que no participan del sistema, y hemos de suponer porqué no les gusta.
Encontrar la piedra filosofal del porqué, será la clave del éxito.
¿Qué todo esto es filosofía? Es posible, pero hoy estamos mucho más cerca que hace 10 años. Y quizás dentro de un año (dados los acontecimientos) lo estaremos mucho más que hoy.
El pacto PSOE-UPD-IU es, francamente, literalmente imposible.
Ahora bien, claro está, me puedo equivocar. No creo que yo ni nadie tengamos la verdad absoluta.
Un abrazo,
Santiago
No creo que la solución esté en los partidos. Según mi punto de vista la solución está en la gente, en la clase trabajadora. Lo primero que debemos conseguir, y se puede conseguir con presión social, es cambiar la "democracia" y hacerla mas real, mas participativa ¿por qué tenemos que aguantar a un presidente que nadie quiere? Si la gente pudiese convocar elecciones anticipadas nuestros gobernantes se preocuparían mas de tenernos satisfechos. Si los partidos de turno quieren hacer cosas que no estaban descritas en su programa que convoquen referéndum. Cambiaría también la ley electoral para que la población esté mejor representada.
Y creo que el fracaso de los partidos es su estructura y la no participación de la gente en ellos (al igual que ha pasado con los sindicatos) se han vuelto demasiado representativos y si la gente no participa no es por que no quiera si no porque se dan cuenta que su participación no vale para nada, si tienen propuestas que no aprueban los de arriba se van a dar contra un muro hasta hartarse, quemarse y largarse. Conozco a cantidad de gente valiosa que a tenido que irse de IU o de CCOO por este motivo. Hay que cambiar la estructura de los partidos para que estos reciban mas apoyo popular.
Y mas que nada creo que la salida de la crisis tiene que ser por la izquierda, porque si no vamos a acabar muy mal, y de los partidos que comentas ninguno me parece de izquierdas. Aunque lo ponga en su nombre, IU es un partido de derechas, es capitalista y no hace mas que demostrarlo. Hace políticas neoliberales pero siempre con pequeños gestos sociales que es lo que los diferencia de otros partidos de derecha. Y tampoco cumplen su programa, lo malo de IU es que también recorta pero al tener mas implicación social la gente asume mejor esos recortes porque piensan que si hacen recortes es porque no tenían otra alternativa.
Sinceramente, creo que hay que empezar a dejar de lado a los partidos y sindicatos cuya estructura ponga trabas a la participación ciudadana y provocar el cambio desde abajo hacía arriba, no al revés como se propone aquí. Es que si queremos que el cambio venga por parte de partidos y esto cambia algún día, no será un cambio, será un parche y no servirá de nada, solo para callar el clamor de un pueblo que quiere y anhela un verdadero cambio.
Se que es difícil pero no utópico.
Ya han pasado unos añitos desde esta entrada, y por desgracia se cumple aquello de siempre se puede ir a peor.
La idea me encanta, es fabulosa, piensa realmente en los ciudadanos. El problema sigue siendo el mismo, los partidos parecen marcar unos límites tan estrictos precisamente para evitar la posibilidad de establecer esos acuerdos. Es decir, en realidad su intención no parece que sea gobernar para los ciudadanos.
Han cambiado algunas siglas, pero la idea sigue siendo igual de válida...si bien, mucho más acuciante.
Lástima que el rechazo esté siempre por encima del interés...ojalá haya cambio.
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