miércoles, mayo 15, 2013

EL CAPITALISMO COMO SUJETO REAL


Muchos lectores -obsérvense los delirios de grandeza- y mi madre -obsérvese el característico amor de hijo- me hacen una crítica: cuando hablo del Capitalismo lo trato como si fuera un sujeto que tiene intereses propios y que parece actuar de forma independiente a las personas. Lo que me vienen a decir es que hablo como si ese mismo Capitalismo tuviera conciencia propia y fuera algo que realmente existiera, algo diferente a una abstracción puramente intelectual referida al conjunto de personas que, presuntamente, lo forman. Bueno, lo sorprendente es que nosotros creemos  que efectivamente el Capitalismo es un sujeto que tiene identidad propia, que impone condiciones y leyes a los individuos que viven bajo su dominio y que dichas leyes no tienen que ver con la voluntad de esos mismos individuos que forman parte de él. Este escrito es un intento de explicación de qué queremos decir con esto. Y como en ese imprescindible blog, bueno copiado de él, que es El tamiz defendemos un lema: antes simplistas que incomprensibles.

Comencemos con un cuento.
Imagine que en una época primitiva un hechicero muy inteligente –casi tanto como usted o como yo- se inventa una nueva religión de contenido monoteísta y que defiende que existe el alma inmortal, no se puede comer pollo al ajillo -ellos se lo pierden- y la ropa debe ser de color blanco –puede usted inventarse las características que quiera-. Lo hace además para manejar al resto de los individuos, él no cree nada de eso, y ser nombrado gran sacerdote consiguiendo así el mayor poder social: uy, qué malo. Es más, un día en el bar –prehistórico, eso sí- se lo cuenta a sus amigotes y estos, sin creer nada de la nueva religión pues no en vano llaman a su amigo Simón el bromista, entran a formar parte de esa jerarquía sacerdotal pretendiendo convertirse en la élite. Se trata, por tanto, de un engaño consciente y claro.

Ahora, han pasado 20 años y ha logrado su objetivo: todo el mundo cree en esa nueva religión, él ha sido nombrado sumo sacerdote y los amigotes forman parte de la curia. La religión, recuerden, la ha inventado él. Pero de pronto ocurre una situación absurda: ellos tampoco pueden comer pollo al ajillo y deben cumplir los preceptos de la religión que fue su propio invento. De pronto, su anteriormente ensoñación ha tomado una poderosa fuerza propia hasta el punto de obligarle a él y a todos, independientemente de su creencia sincera o no, a tener un comportamiento determinado que les obliga a adaptarse, so pena del castigo y la exclusión social, a esas tonterías inventadas. Pero, aún hay más. Esa misma invención,  ese cuento que al principio era un relato individual ideado con el fin del dominio social, sigue creando su propia lógica. Todo el desarrollo social viene marcado por esa misma lógica de forma independiente a la voluntad humana. Nadie puede poner una industria del pollo al ajillo y sin embargo resulta extraordinariamente rentable poner telares y tintes para crear ropa blanca. Es más, la industria de detergente es poderosísima –el blanco es lo que tiene-.  Pero sigue habiendo más. Como los telares de ropa son importantísimos ha surgido una industria afín a ellos que necesita concentrar su mano de obra así que se han generado grandes núcleos urbanos. Y sigue, ha surgido un grupo revolucionario llamados mernixtas –reconózcalo: soy ingenioso- que han creado una teoría contraria que defiende que el pollo al ajillo es bueno-sí, soy mernixta-, que no hay dios y que la ropa blanca es muy sucia: pero no entran en otros aspectos como por ejemplo si se debe o no comer cerdo pues no tendría sentido. Así, poco a poco, los individuos de esa sociedad no hacen su vida libremente sino determinados socialmente, obsérvese la palabra, por sus condiciones previas de existencia. La sociedad no ha surgido como un mero sumatorio de individuos sino que ha generado unas reglas propias que escapan al mero acuerdo individual. Para las élites, el pueblo y los rebeldes.

Alguien podría sugerir que para dárnoslas de marxistas el ejemplo debería haberse propuesto desde la economía. Bueno eso implica dos cosas: que quien haga esa crítica todavía está en el marxismo de manual donde entiende la producción en un sentido economicista; y, como segundo, que no ha entendido, o no está de acuerdo, con que antes simplistas que incomprensibles.

¿Y qué hemos querido decir con este cuento? Algo sencillo: la situación social se impone sobre los individuos. Pongamos ahora otro ejemplo -pero ya no un cuento-. Imaginemos ahora que quiere usted poner una industria textil en un país avanzado y donde se respetan los derechos de los trabajadores, por ejemplo Bangladesh. Va usted a pagar sueldos españoles y va a generar las condiciones de trabajo que existen en España -lo sé, ha sonado poco izquierdista, tenía que haber puesto estado español-. En un mes se ha arruinado. ¿Por qué? Porque las condiciones de explotación del trabajo en Bangladesh no son subjetivas sino objetivas y quien no las admite como tales no podrá triunfar socialmente. La realidad, el sistema productivo, marca las condiciones de la economía y en ese margen es donde se podrá jugar. Es triste, es así.

¿Entonces todo está determinado? No, porque lo que marca la realidad es el campo de juego pero no todas y cada una de las jugadas. Pongamos –me gusta demostrar lo listo que soy- otro ejemplo. La creación de una sociedad con un alto nivel de renta y bienestar, más allá de la subsistencia, es una novedad del siglo XX. Enseguida, en la épica izquierdista, sale como una  conquista del movimiento obrero. Bueno, en parte es cierto, como vamos a ver ahora. Pero no es todo lo cierto. El propio  desarrollo del capitalismo llevó a la necesidad objetiva de la creación de una necesidad de consumo para asegurar la explotación. Así, el incremento incesante de mercancías, por el desarrollo industrial capitalista, necesitó del consumo incesante de las mismas.  Pero ahí entró la inteligencia política de la izquierda de entonces. Porque mientras en EEUU esto no generó una sociedad con un estado del bienestar, en la Europa continental sí por la acción política. Así, el sistema tenía un campo de juego, la necesidad de ampliar su explotación, pero se podía haber realizado de diversas maneras. Y eso es precisamente la política: aprovechar las condiciones de la realidad.
Pero, ¿entonces no hay responsabilidad individual? Por supuesto que la hay. Los individuos no son responsables morales de las condiciones de explotación dadas, pero sí lo serán de no querer cambiar esas condiciones porque, por ejemplo, sus mercedes está en juego. Pero, incluso este ánimo moral de cambiar las circunstancias si quiere ser real debe ser realista. Y esto, además, no es una canto reformista sino al contrario. Es muy fácil ser idealista en política porque no se diferencia de ser imbécil. Si se quiere estar contra el capitalismo, y nosotros estamos contra él, lo que hay que hacer primero es analizarlo realmente: todo movimiento  contrario contra esa misma explotación solo detenerla con medidas a su vez objetivas y coherentes con esa misma realidad objetiva. Resulta curioso que el sistema más complejo de la historia de la humanidad intente ser resumido con teorías conspiratorias sobre personas que lo dirigen o llamadas a la vuelta a la naturaleza.

El capitalismo es un sujeto. No es una mera abstracción intelectual para explicar un conjunto, sino una realidad fáctica que tiene leyes propias. Estas leyes no se cumplen por la voluntad de los sujetos, sino sobre ella. Marx señaló que estábamos aún en la prehistoria de la humanidad: aquel lugar en que lo seres humanos son dominados, aún, por fuerzas extrañas a sí mismos. Y puso sus esperanzas en pasar, alguna vez, a la historia.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es decir, un agente: el sistema capitalista, construido por sujetos diversos: sociedad de consumo, se ha desvinculado de ellos y actúa por cuenta propia devorando a aquellos sujetos que lo crearon.

BRICIA

Pedro dijo...

Hola profesor,

Me ha gustado mucho el relato porque algunas veces yo también he teorizado con la propia dinámica de otra fuerza, el nacionalismo.

Mi hipótesis es que todo nacionalismo ha tenido un objetivo inicial (expansión territorial, defensa de intereses de las clases privilegiadas locales, etc.) pero que una vez esos intereses han creado el nacionalismo cuando esos intereses cambian el nacionalismo persiste y "evoluciona" aunque ya no sirva al objetivo inicial que lo creó.

Usé para ilustrarlo el ejemplo catalán. El nacionalismo catalán nació como instrumento de la burguesía catalana para defender sus intereses e intentó usarse para dividir al movimiento obrero.
Sin embargo hoy los más nacionalistas dicen ser izquierdistas. ¿No es un contrasentido? Lo es, pero es que el nacionalismo original pervivió más allá de los objetivos que lo crearon y evolucionó como idea abstracta desligada de la economía.

Creo que esta visión tiene bastante similitudes con la que ha expresado usted.

Un saludo,

Anónimo dijo...

Como chamán no tendría Ud. mucho futuro.
Antes de que la tribu le admita su dogma y como lider religioso, primero ha de demostrar (filosóficamente/cientificamente) que es efectivo.

A Ud. como un miembro mas de su tribu, le da igual que fulanito haya matado menganito en una discusión. Allá ellos. A Ud. no le afecta (como deciá Martin Niemoller).
.
El problema surge cuando los de la tribu más proxima, vienen con intención de quitarles la comida. Como los de su tribu, cada vez que discuten se matan, resulta que son muchos menos que los de la tribu que vienen a robar.

El buen chamán, deducira que:
1º.— Nos han quita la comida porque no hemos podido defenderla.
2º.— No hemos podido defenderla porque son menos
3º.— Somos menos porque nos matamos entre nosotros
4º.— Si no nos matamos, seremos más y podremos defender la comida

El buen chaman, que quiere el progreso para su tribu, creará una norma moral: “No mataras a los de tu tribu”. No cumplirla implica el castigo del dios.

Aquí se da la “doble verdad” que decía Averroe:
La verdad teológica: Te roban la comida porque Dios te ha castigado por matar.
La verdad filosófica: Te roban la comida porque, como has matado, sois pocos para defenderla.

Las normas morales de las religiones son lo que ha permitido progresar a la especie humana.
La sociedad que más ha progresado es la que ha sabido adecuar (incrementando o eliminando) o dar continuidad histórica a sus normas religiosas.

Una norma moral no consiste en decir, porque me da la gana, que se puede comer cerdo, sin saber si siguen infectados de triquinosis o de peste porcina.
La norma moral intentará solucionar un problema social y tendrá dos guardianes para que se cumpla, en unos casos, la Razón y en otros a Dios.
El filósofo hambriento no morirá por comer cerdo, porque sabe que tiene triquina y no lo comerá.
El ciudadano ignorante hambriento no morirá, por comer cerdo infectado de triquina, por temor al castigo de Dios.

La sociedad que más progrese, es la que detecte que los cerdos ya están sanos y, revisando sus normas morales, permita que se pueden comer.
La que irá atrasada es la que, obviando el progreso de la medicina y su capacidad para analizar los alimentos, seguirá prohibiendo el consumo de carne de cerdo aun estando sanos.

Si se monta Ud. alguna religión, que sirva, al menos, para ligar.

Un Oyente de Federico

Anónimo dijo...

Gracias.

Dos cosas.

Una. En: "todo movimiento contrario contra esa misma explotación solo detenerla con medidas a su vez objetivas y coherentes con esa misma realidad objetiva" creo que falta alguna palabra pensada pero no tecleada. Probablemente tras la octava palabra falte un verbo. Porque si no, no entiendo bien el sentido. O a lo mejor es déficit mío.

Dos. Cuando se defiende que el capitalismo es un sujeto por esto: "La sociedad no ha surgido como un mero sumatorio de individuos sino que ha generado unas reglas propias que escapan al mero acuerdo individual. Para las élites, el pueblo y los rebeldes", ¿no se está entonces usando sujeto como sinónimo de sistema? Podríamos decir que sistema es un conjunto de cargas e incentivos establecidos que produce efectos: sociales, económicos, culturales, etc. a lo largo del tiempo.

En otro artículo se decía: "El sujeto moderno era racional, autónomo, universal y buscaba transformar la realidad". No parece tener muchas similitudes con el concepto del capitalismo como sujeto aquí.