miércoles, febrero 12, 2020

Y AHORA EN RADIOCASARES CON RADIOSOFÍA/11: LA MUERTE

No se lo diga a nadie, pero nos vamos a morir (aunque hay una medusa que...).
Aquí se lo cuento y reflexionamos sobre ello en #RadioCasares
#LaMuerte, pero sin cursiladas.
#RadioSofia
#EPMesaLaVozIlustrada



2 comentarios:

loli loligo dijo...

Me ha gustado mucho, muy interesante.
La cosa es que el tema de la muerte es también de especial interés en la biología, ya lo ha notado.
Y es curioso porque aparentemente la muerte siempre existe si previamente existe la vida, y sin embargo, en sentido contrario no es necesariamente obligatorio.
Ya ha mencionado Ud. a la medusa en cuestión, pero es que esa situación es el día a día de las bacterias. Tampoco tienen muerte natural, ya han “alcanzado” ese nivel de “descargar” su información en un clon, esa es su reproducción. Las bacterias se convierten en sus propias hijas, es decir, es como si a usted le creciera un bulto, que a medida que se desarrolla le reproduce a Ud. en todos los detalles, hasta que finalmente se independiza, dos D. Enrique Mesa por el mundo, seguro que hasta le hace ilusión (…o la competencia, nunca se sabe).

Todo esto me lleva a un sinfín de preguntas, lástima no poder contar con su presencia para debatirlas (algo que Ud. sin duda agradece)

Así la primera, acorde con lo que acabo de contar de las bacterias, y de la posibilidad de la duplicación del Sr. Mesa, y a tenor de lo expuesto en referencia a que el “yo” son los recuerdos… ¿los recuerdos hasta cuándo?

Comenta que en el transhumanismo una posible propuesta es descargar la memoria y pasarla a un clon en caso de pérdida del primer portador físico. Pero ¿es el mismo yo?, ¿cuántos “yos” tengo a lo largo de mi vida? ¿ soy “yo” el mismo “yo” que hace 20 años si mis experiencias y recuerdos, por tanto memoria, se han ido modificando?

Lo digo porque se puede considerar que las bacterias “hijas” no son el “yo” inicial, al realizar luego vidas separadas y con diferentes experiencias, pero sería la misma situación que mi “yo actual” y el del pasado o futuro…¿son todos el mismo?

Cuando estaba en el instituto, en 3º BUP, la profesora de Ética (no el profesor de Filosofía) nos preguntó si temíamos la muerte…mayoritariamente dijimos que no…el miedo no es a la muerte sino a la forma de morir. Y creo que ese matiz es importante, quizás la clave de todo. No es la consciencia de la muerte lo que nos preocupa, sino el camino, a menudo terrible y tortuoso, por el que hay que pasar para llegar. Si sencillamente fuera como activar un botón de apagado, sin dolor alguno, creo que la visión de la muerte sería muy diferente.

Además, cuando se habla de la vida eterna o inmortalidad se imagina casi desde un planteamiento idílico, y no realista. Es decir, se piensa en una vida fabulosa, sin dolor y con solo placer y tiempo disponible. Pero y si, que sería lo real, hablamos de que ir a trabajar se convertiría en algo eterno…Sísifo reencarnado… ¿de verdad lo querríamos?

loli loligo dijo...

(Sigo, que soy pesada)
Y si es opcional, los que vivan eternamente pero vean morir a todos sus seres queridos, ¿no es más duro que asumir el propio fin? Porque esa es otra, hablar de la muerte no es lo mismo en primera persona (que cuando me muero no sé que estoy muerto) que hablar de la muerte de los que me rodean, que la sufro.

Nunca he entendido el problema de tener que encontrar un sentido a la vida. Y ese sentido no creo que deba buscarse a través de la muerte. No se debe sustentar el valor de la vida en la muerte, solo consigue eliminar la entidad y valor propio de la vida y es lo que lleva a los mitos, bien porque la muerte es una liberación, porque se convierte en el acceso a una nueva vida, etc, etc…

El valor de la vida es ese, estar vivo. A partir de él cada uno realizará y actuará. Si se produjera la situación del día de la marmota, algo completamente diferente a una vida eterna, es el tiempo el que muere, no el individuo, de modo que cada decisión puede ser cambiada y reiniciar…ajeno a castigos o premios, el pasado no existe y no te sigue…
En una vida eterna, el tiempo iría ligado de forma paralela, sin librarse de los problemas ni poder hacer borrón y cuenta nueva.

Pero algo que sí me llama la atención, y es biológico, es ¿qué gen es el que determinó que seamos conscientes de la finitud de nuestra vida?
¿Son los niños conscientes de la/su muerte? ¿lo aprenden de lo que observan (en la naturaleza) o se les enseña? Porque una cosa es ser consciente de que algo se acaba, el agua que bebo, la comida, la vida…o apreciar una diferencia y llamar muerte a la última.

¿Y qué ocurre con el resto de seres vivos? Viven y desarrollan sus vidas, ajenos (al menos la mayor parte, de otros se observa que sí comprenden la muerte de sus congéneres, y son conocidos los casos de depresión en animales que pierden a sus parejas o compañeros de vida, sean o no humanos) a la muerte, eso sí se parecería más al día de la marmota, desarrollan su vida sin este tipo de preocupación.

¿Qué ocurriría si, en ese transhumanismo, en lugar de buscar la vida eterna, se buscara cómo bloquear la consciencia de la muerte, conseguir una amnesia del concepto de la muerte?
Mantendríamos una vida limitada, sin las complicaciones habitacionales planetarias que conllevaría una vida eterna, pero ajenos a nuestro fin…

Tema tan interesante…tanto que preguntar…