domingo, octubre 23, 2005

CONTRA EL ESTATUTO/ 6: LA CONSTITUCIÓN Y EL FALSO LÍMITE

El discurso político sobre el estatuto está siendo, al menos desde la izquierda, mal dirigido. Parece que lo auténticamente grave del mismo es que vaya contra la constitución o, que al menos, sea inconstitucional. Sin embargo, no es esto lo peor, desde luego. Al fin y al cabo, la propia constitución va a ser cambiada para que las barbies princesa puedan ser reinas de España y no pasará nada, por lo tanto tampoco habría, en primera instancia, mayor problema en cambiarla para cubrir las expectativas del propio estatuto catalán. El problema constitucional puede ser un problema legal, pero no debería serlo político más allá de su reforma. Si fuera justo se podría cambiar la constitución.

¿Cuál es el problema entonces del estatuto? No su legalidad, sino su contenido. Su justicia y, en este caso, su injusticia. El problema es que el estatuto debería ser inasumible por la izquierda. Las causas creemos que ya las hemos expuesto en esta serie. Pero, ¿entonces, cuál es el truco? ¿Por qué Zapatero y su grupo, que no el PSOE en general, han decidido centrar el debate, con la incontestable ayuda de El País, en su presunta inconstitucionalidad y, resolviéndola, las famosas 8 fórmulas y los pactos, presentar que todo estaría arreglado? Pues porque Zapatero ha vuelto a demostrar que carece de cualquier idea sobre el tema y, al torcerse todo, recordemos que se comprometió a aprobar lo que saliera del parlamento catalán, no encuentra otra solución. Al fin y al cabo, nadie conoce cuál es el pensamiento de Zapatero sobre la política territorial, fuera de las declaraciones retóricas, y hasta cabe la posibilidad de que carezca de ellas Y si esto es así, y ya se vio bastante cuando su discurso ante el plan Ibarreche, tema mucho más sencillo, la mejor solución sería situar el problema no en la política del contenido sino en la jurisdicción.

Sin embargo, y conviene recordarlo, el auténtico problema del estatuto es político y por eso es inasumible. La constitución se puede cambiar tantas veces como sea necesaria porque el problema no está ahí sino en la causa del cambio. O diciéndolo en un lenguaje desgraciadamente perdido: si el cambio constitucional trae o no más progreso. Y el auténtico problema del estatuto catalán, y nuestro temor es que Zapatero no lo sepa o no lo quiera saber, es que no trae más progreso sino que es reaccionario. Y lo es en su significado fuerte: pretende volver atrás ante una situación dada que permitía el desarrollo político social de acuerdo a una democracia. Así, el nuevo estatuto supone un recorte de libertades y derechos frente a la situación actual y el ataque a un sistema que, mal que bien, ha funcionado mejorando las condiciones de vida de todos los españoles y logrando un equilibrio nacional y una serie de mejoras sin precedentes en la historia de España. Por eso, el estatuto en su intento de volver atrás, no es ajeno a esto la petición de los derechos históricos, no solo no nos da tranquilidad sino que nos preocupa. Y no nos gusta la actitud irresponsable, ñoña y demagógica, de quien tiene la máxima responsabilidad de este problema: Zapatero. Y nos preocupa porque no la entendemos ideológicamente. No sabemos, ¿alguien lo sabe?, qué busca.

Por eso, esperamos ansiosos el próximo dos de noviembre cuando en el Congreso se discuta el tema. Allí, suponemos, Zapatero nos dará sus razones.
O, otra vez y de nuevo, solo consignas ñoñas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uf, creo que, como decimos en mi tierra, "heu pixat fora de test" con el comentario sobre el Estatut. Eso de que "debería ser inasumible por la izquierda" resulta, cuanto menos, arriesgado afirmarlo. Lo inasumible han sido los 20 años de gobierno de la derecha pujolista.

Resulta agotador por momentos ofrecer un punto de vista favorable al espíritu que emana del Estatut, y aún es más agotador cuando la mismísima gente de la izquierda le pone reparos y lo tacha de cualquier cosa.

También es muy cansino pasarse horas ante el teclado hablando de sentimientos, de sensaciones hacia una cultura, hacia una tierra, y no hablo de abstractos excluyentes sino de la indudable necesidad que impregna los corazones de muchos catalanes, entre los que me incluyo, de ser queridos por el resto de España, y no sólo por algunos avanzados a su tiempo.

La falta de estimación resulta dolorosa para nosotros y ese es el verdadero separatismo, no las tonterías que en momento dado diga un Carod o un Maragall o yo mismo o un quién sea. ¿Cómo vamos a aceptar y respetar como opiniones ponderadas la mayoría de cosas que se dicen sobre nosotros si más de la mitad tenemos nuestros orígenes fuera del territorio catalán?

Creo sinceramente que algunos de vuestros comentarios sobre el Estatut son desproporcionados y, atención, carentes de respeto a los ciudadanos de mi región, porque el Estatut no ha sido una golosina creada por los políticos catalanes para alimentar sus presuntas ansias de protagonismo o soberbia. El nuevo Estatut aparecía en los programas electorales de todos los partidos que finalmente lo han apoyado. Hubo un largo periodo en el que la sociedad civil pudo aportar sus ideas al mismo, y se ha tramitado impecablemente hasta ahora, cosa que es cierto que no discutís ¡¿Cómo lo ibais a hacer si el proceso que ha seguido se puede calificar de escrupulosamente legal?!

¿Molestan algunos o muchos contenidos del Estatut? Pues se pulen y tan anchos, porque resulta hiriente asistir al estiramiento generalizado de pelos sobre este proyecto de ley cuando buena parte de la sociedad catalana tendría mucho que decir sobre la Constitución que tenemos.

Ahí tendría que atacar la izquierda española, ahí precisamente, a la constitución, verdadero pegote hecho a la medida de la derecha franquista, que ni siquiera pidió (ni ha pedido) disculpas tras sus años de dictadura. Pero claro, la transición era eso, no forzar la máquina de las reformas no fuese que gripásemos el débil motor democrático. ¿Dónde estaba entonces esa izquierda que ahora no debería aceptar el Estatut?

No hay manera, y no me extraña (aunque no les justifico) que muchos catalanes acaben diciendo tonterías como que me alegro si Madrid no obtiene los JJOO o cosas similares. Si es que al final acabas por desesperarte y cometes errores, quién sabe si por culpa de la ansiedad que produce gritarle a una piedra.

La izquierda (y os considero parte de ella) debería focalizar sus debates donde están amenazados sus ideales. Y si quiere meterse con los símbolos (a veces el Estatut lo parece en boca de muchos) que empiece por aquellos que día a día nos recuerdan un pasado en el que muchos sufrieron lo indecible (léase el himno, la bandera y otras minucias... minucias pero que duelen).

El nacionalismo (que detesto) se acabaría si el país en el que vivimos fuese como Dios manda. Si cuando un catalán pide la palabra y en cada ocasión sale escaldado por ello, no llegaremos a ningún lado. Creo a pies juntillas que la fractura (hipotética) del estado es obra y gracia de personajes más cercanos al centro geográfico peninsular que a cualquiera de las estupendas playas que todos tenemos.

Basta ya, por favor, de referirse peyorativamente a cualquier propuesta catalana. Si el Estatut dice que Cataluña ha modelado un paisaje o cualquier otra perla Heidiana (de Heidi, en la montaña, verdadera ñoñería), pues perfecto, allá los catalanes con su ridículo, y si se quieren, o nos queremos, definir como nación, pues perfecto, ¿y qué, si queda claro que todo está dentro de los límites de la Constitución? Y a muchos molesta que se hable de "estado español" y no se diga claramente España... ¿Pero cómo puede perder tiempo (la izquierda) discutiendo estas estupideces? ¿No es acaso correcto? ¿Escribo en Español o en Castellano? ¿Qué más da? ¿Acaso son más importantes estos detalles, claramente acotados por la constitución (o esa es la intención y si no es así se pule, y punto)? ¿No es más grave que el estado financie con fondos a la fundación Francisco Franco? Seguro que estáis contra esa financiación, pero, quizás no sea vuestro caso, a veces parece que si Cataluña es una nación es el apocalipsis, pero si ZP le da una pasta (que es de todos) a un grupo de fascistas, protestaremos y tan tranquilos, que el tiempo curará.

Y hay tantos ejemplos, tantos agravios, tanta amnesia, ¡por Dios señor! (soy agnóstico por cierto). Si es que podría escribir cincuenta volúmenes hablando de estos temas, y este pensamiento, esta sensibilidad que planteo no es nacionalista, simplemente trata de ser de izquierdas, eso que tanto promulgáis. La izquierda, a veces, no entra en el fondo, y pondré un ejemplo de otra materia:

Irak. La mentalidad de izquierdas mayoritaria piensa y/o dice: al no haber armas de destrucción masiva, la guerra es inadmisible. Pues craso error. Si las hubieran encontrado no estaría justificada la invasión, y pongo la mano en el fuego a que mucha gente que es o dice ser de izquierdas, en caso de que hubiesen aparecido las dichosas armas, se hubiesen desanimado hasta el punto de que el PP hibiera conseguido mayoría absoluta y de ZP, si te he visto no me acuerdo.

La izquierda debe ir al fondo de los asuntos y no quedarse en la superficie como hace la derecha. Creo que vosotros os quedáis en la superficie al analizar el Estatut (y habéis escrito bastante). No dudo que el Estatut se quede en muchas cosas a medio camino o se pase en otras dos pueblos. Puede que no sea un Estatut muy progresista, pero en Cataluña apenas hay veinte diputados que pertenezcan a partidos de izquierda (real, no de boquilla), y son ERC (cuyo pecado es su obsesión por el tema cataluña-españa) e ICV-EUiA (más izquierdosos estos últimos. El resto (mayoría apabullante es centro (PSC) y derecha a secas (CIU y PPC). El PP (sin la "C") es derecha extrema en su línea actual. Todas estas delimitaciones tiene todo que ver con los programas y escritos que se encuentran en las webs de los respectivos partidos.

No voy a decir que España no quiere a Cataluña, pero en gran medida está claro que no la comprende. Y luego discutimos de financiación (¿pondrá algún dia el gobierno sobre la mesa las balanzas fiscales? , de solidaridad (¿Se acuerda alguien en las regiones menos desarrolladas de España de la solidaridad de las más desarrolladas, Cataluña incluida?) y de derechos históricos (¿Cómo voy a reaccionar si se critica abiertamente desde el resto del estado la equiparación entre lengua catalana y lengua castellana que el Estatut define taxativamente?) y de la Biblia en verso, que el objetivo común es que TODOS progresemos en aras de evitar los desequilibrios territoriales, de Cataluña respecto a Extremadura pero también de Cataluña respecto al Languedoc-Rousillon.

Y el tema de la lengua, sobre el que acabo de apuntar algo: en Cataluña tenemos dos tesoros, dos idiomas que son sangre de nuestra sangre. Para un catalán debería ser innegociable la equiparación real de los dos, cosa que no sucede preciamente, pues el castellano disfruta de una situación de ventaja indiscutible. Esto es así, y sólo hay que vivir aquí para verlo. Algunos dicen que sus oportunidades como español en Cataluña dismiunuyen por culpa del catalán (esta salvajada, como muchas, la he oído decir a gente de "izquierdas", y no es salvajada constatar una verdad como un templo, que la es, si no utilizarla como arma arrojadiza contra el catalán, que muchos dejarían para la intimidad).

A ver, más dificultades tuve yo en su momento para instalarme en Escocia, y no les pedí que respetasen mis "derechos como catalán bilingue". Tuve que espabilarme con el inglés. Algunos dicen entonces: "sí, pero es que yo hablo de España". Y yo de Europa, no te j... ¿Dónde está el separatismo, donde se ponen las fronteras?

Lo voy a dejar, y eso que tengo la sensación de estar empezando, pero tengo sueño y me asalta la sensación de que perdido el hilo de lo que quería decir y salto de allá hacia aquí un poco según me llegan los pensamientos a la cabeza.

Respeto, por favor, respeto y un poco de voluntad por conocer y entender lo que es Cataluña y lo que somos los catalanes (con muchas opiniones e ideologías, claro que sí, pero con algunos nexos comunes entre sí, y muchos de ellos con España como enlace).

Yo, cada intento lo mismo con el resto de sensibilidades, y a veces prometo que cuesta, pero no cejo en el empeño.

Saludos cordiales y buenas noches.