miércoles, abril 05, 2006

PAN Y TOROS O DEL INTERÉS GENERAL


En el siglo XVIII, un autor español ilustrado, León Arroyal, escribió una obra: Oración apologética en defensa del estado floreciente de España. En realidad, una crítica sobre la situación que, por su contenido y de forma muy descriptiva, pasó a conocerse como Pan y toros.

En nuestros tiempos hay una huelga en RTVE. No vamos a entrar aquí quién tiene o no razón en ella, si el gobierno, que pretende un recorte de plantilla, o los sindicatos, que se niegan. Posiblemente ninguno la tenga. Pero sí que ha pasado, con el tema, algo interesante. Y es que el gobierno ha fijado por decreto los servicios mínimos (¿servicios mínimos en una televisión?). Y entre otras cosas ha señalado los informativos y los asuntos de interés general.

Y averigüen ustedes cuál es un asunto de interés general…
Pues, sí.
EL FÚTBOL.

Otra vez, la Memoria Histórica.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No hay contradicción. Repárese tan sólo en cuál es la función de la publicidad en la fase actual del capitalismo. Esa función es estríctamente “vital” desde el momento en que el aparato económico debe a toda costa crear más y mejores “consumidores”, a diferencia de lo que ocurre en anteriores fases, en las que de lo que se trata es de crear más y mejores “productos” (y utilizo el presente porque, como se sabe, la fase actual del capitalismo convive simultáneamente con fases por las que nuestros países pasaron hace algunas generaciones; estas fases, en todo caso, se localizan fundamentalmente en amplias zonas de los países –casi diríamos “felizmente”– subdesarrollados). Estos últimos, quiero decir, los productos, en la fase actual del capitalismo, casi “salen solos”, por así decir, ya que la productividad, en general, jamás ha sido tan alta (el importante plus de motivación que supone el temor a quedarse sin empleo ha venido a añadirse a las ya viejas técnicas “fordistas”, “tayloristas”, y a las más nuevas técnicas de “gestión de los recursos humanos”). Como la producción, literalmente y por la propia ley interna –o la esencia– del capitalismo, “no puede parar”, lo que hacen falta son consumidores que absorban dicha producción, pero éstos ya son un poquito más difíciles de “producir”. Aunque la verdad es que cada vez menos, desde que legiones enteras de psicólogos y otros especialistas en “ciencias humanas” (más de la mitad, quizá dos tercios trabajan en la publicidad, no lo olvidemos) se esfuerzan con denuedo por aplicar sus conocimientos a la “producción de consumidores”. Un día o dos sin televisión y, por tanto, sin la más importante fuente de “energía publicitaria”, por así decir, supondría un gran revés contra el aparato económico que se expondría a una peligrosa “decelaración”. No es que se vaya a acabar el mundo por eso, pero como “servicios mínimos” no resultan exagerados y, en todo caso, es lo coherente.

Sobre todo, no se vea en este comentario ni el más minimo grado de cinismo. Cuando tanto cuesta distinguir la “lucidez” –salvo mejor parecer– del “cinismo” es que, al contrario, la cosa está para pocas bromas.

Enrique P. Mesa García dijo...

Pues de acuerdo con usted en general.