miércoles, marzo 02, 2011

SIN TIEMPO

Llevar un blog, aparte de un indudable ejercicio de egocentrismo -quien lo considere algo así como una vocación absoluta de servicio es doblemente egocéntrico- es también una pesadez. Uno se compromete, al menos consigo mismo, a presentar periódicamente una serie de cosas, iba yo a llamarlas reflexiones, sobre distintos temas con la idea de que sean importantes. Y detrás de ello, sin duda, hay lo ya citado: narcisismo puro y duro.

Pero, tal vez, la democracia surge del narcisismo de quien se cree tan importante como para que su voto sirva. Incluso la Filosofía, en cierta medida, es el puro ejercicio narcisista: comprender uno mismo y por sí mismo el universo. De hecho, todo movimiento totalitario coincide en algo: hay que destruir al sujeto por narcisista. Ya lo dijo Brecht: “el individuo tiene dos ojos, el partido tiene mil ojos.”

Es ingenuo pensar, mucho, que todas las opiniones valen lo mismo, pero es peligroso, o interesado cuando se tiene el poder de la comunicación, pensar que solo importa aquella opinión que llega por las grandes corporaciones. Por eso, es importante conocer las opiniones antes de decir que esta no vale.

Esto no viene al caso de nada en concreto, es curioso la importancia que ha cobrado la actualidad que ya siempre implica el ayer, sino que solo es una excusa para decir algo: estoy muy liado corrigiendo y no puedo terminar un fascinante artículo, como todos por otra parte. Bueno, y también es que me echo la siesta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es admirable y sorprendente, que Uds. (permítame que lo haga en plural) dediquen tiempo a algo tan improductivo como agitar las neuronas de los demás.
Ya nos explicará, cuando pueda, como encaja este hecho, en su teoría del capitalismo holístico.

Pero le daré dos motivos para animarle a que siga haciéndolo.

— Si Ud/Uds callaran, sólo oiríamos a los malos.

— Si Ud/Uds callaran, los mediocres no tendríamos comparación y pensaríamos que somos Séneca.

Un Oyente…

Enrique P. Mesa García dijo...

Oiga, que me voy a sonrojar. Por cierto, en democracia nadie es mediocre a priori y usted ha demostrado no serlo.