martes, febrero 28, 2012

SOBRE LOS OSCARS (de este año)

Ha ganado The artist. Ha perdido El árbol de la vida.
No se puede dudar de algo. Hay muchas películas mudas mejores que The artist.
No se puede dudar de algo. Hay pocas películas
sonoras,
mudas,
en color,
en blanco y negro,
americanas,
europeas,
mundiales,
y de cualquier otra condición,
tan aburridas y pretenciosas como El árbol de la vida. Según decían sus exégetas (¿se dice así?) no podían ser un film popular: demasiada profundidad. Se sobreentiende entonces que solo para los más cultos y sensibles. Yo, lo reconozco, no lo soy. Para mí, qué simple, no hay peor crítica a una película que el que sea aburrida. Y la película de Malick supera, ahí sí, esa dimensión situándose al mismo nivel de Torrente (otro rollo insufrible).

Y otra cosa más. Resulta asombroso que en una ceremonia de ese país tan paleto como es EEUU, a decir de sus críticos, pueda ganar el premio una película francesa. Es más, que el oscar no se dé al mejor filme estadounidense, sino al mejor en habla inglesa. Venga de donde venga. Son pueblerinos, sin duda y aún deben aprender de nosotros.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

“El árbol de la vida” como pretenciosa, es la que más.

El Malik para el guión, ha cogido el trocito de “Blade Runner” donde el replicante dice lo de “he visto naves de guerra ardiendo...” y lo ha estirado (ahora se dice interpolado) tres horitas.

Pero como aburrida, de eso nada. La vi en los cines Yelmo de Isla Azul, la pantalla más grande de Europa, dicen, el sonido era perfecto.
Es una película que se puede ver con los ojos cerrados.
La escena en que suena el “Lacrimosa” de Preisner me tenía levitando dos palmos por encima de la butaca.
Pero la mayor sorpresa fue cuando sonó “Las barricadas misteriosas” de Couperin. Un tema del que siempre pensé que yo era la única persona del mundo a quién le gustaba.

Como espectáculo cinematográfico es inmejorable. Una delicia.

El guión es, ciertamente, pretencioso e infantil.

Un Oyente de Federico

Enrique P. Mesa García dijo...

Es usted un pedante, D. Oyente. Para qué le voy a decir más.

Anónimo dijo...

Son los pequeños lujos que nos podemos permitir, alguna vez, los ignorantes.

Un Oyente de Federico