Era la hora
tercia cuando le crucificaron.Y estaba puesta la inscripción de la causa de
su condena: «El Rey de los judíos.».Con él crucificaron a dos salteadores,
uno a su derecha y otro a su izquierda.Y los que pasaban por allí le
insultaban, meneando la cabeza y diciendo: ¡Eh, tú!, que destruyes el
Santuario y lo levantas en tres días,¡sálvate a ti mismo bajando de la
cruz!.Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los
escribas diciendo: A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse.¡El Cristo,
el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.
También le injuriaban los que con él estaban crucificados.
Llegada la hora
sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.
A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?, -que quiere decir- ¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?
Evangelio de S. Marcos, 15 25-34
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