1.- Un programa político
de izquierdas contesta a la actualidad. Pero, a su vez, busca contestar desde
un análisis más allá de lo anecdótico y lo visceral. Por ello, al opinar sobre
el rescate no puede hablar solo de él sino de algo más.
2.- La primera pregunta es
si hay que rescatar a los bancos. La segunda es si estamos de acuerdo con la
ayuda europea. Por supuesto, si se contesta que no a cualquiera de las dos
preguntas, el artículo explica el motivo y concluye aquí. Nosotros, sin
embargo, vamos a contestar que sí a ambas. Por tanto, debemos explicar la causa
de nuestra afirmación. Pero, no solo eso. Debemos señalar, además, que lo
decimos desde un pensamiento de izquierdas. Y más: debemos decir que esta
acción, salvar a los bancos y recibir el rescate, es de izquierdas.
3.- Lo primero, es
explicar por qué defendemos rescatar a los bancos. En el pensamiento de la
autoproclamada izquierda se están extendiendo dos falacias. La primera, más
teórica, es la distinción entre economía real y financiera. La segunda, más
visceral y que necesariamente no defiende el que asegura la anterior, es la
extraña idea de que este, el Capitalismo, no es nuestro sistema sino el suyo
(sic). Empecemos por la primera.
4.- Cuando quienes
distinguen entre economía real y financiera hablan así lo que pretenden distinguir,
grosso modo, es una economía productiva, industrial fundamentalmente y de forma
secundaria de servicios, frente a la economía mala y especulativa del mundo
financiero. Así, se asegura, habría que apoyar a la primera e ignorar, cuando
no penalizar, a la segunda. El problema surge porque la distinción es falsa. No
solo falsa, es reaccionaria como teoría explicativa del actual capitalismo.
5.- ¿Reaccionaria? ¿Falsa?
Efectivamente, la finalidad del capitalismo no es la producción de objetos o de
bienes sino de mercancías. Y al nivel de mercancías lo mismo es un coche, un
satélite, un libro, un crédito, unas acciones o, incluso, una vida humano, como
hemos repetidamente expuesto en este blog. Quienes distinguen, sin embargo,
entre economía real y financiera todavía piensan que hay realmente diferencia económica
entre los productos puramente materiales, industriales, y los financieros sin
comprender que la economía no es burdamente sensual –en cuanto a los sentidos,
que nadie se emocione- sino pura racionalidad abstracta: se generan mercancías.
Se parecen los que así distinguen, en definitiva, a los niños pequeños que prefieren
monedas a billetes en sus huchas porque aquellas tienen metal y estos son de papel:
no comprenden, tierna y estúpida edad, el valor. Así, en el capitalismo
abstracto que es el modelo actual, la diferencia es pueril: no se corresponde a
la realidad.
6.- La segunda idea, y aún más infantil que la primera, es la que de que este no es nuestro sistema. Aquí hay que precisar mucho para desmontar la ñoñería.
Primero: una cosa es que
el sistema sea explotación, que lo es, y otra que por eso cualquier cosa sea
mejor. Es decir, criticar el capitalismo no es estar a favor de cualquier cosa
que no sea capitalismo. Hay cosas que lo podrían sustituir, el comunismo
soviético lo intentó, que no merecen nuestro apoyo.
Segundo, y unido al punto
anterior de la presunta diferencia entre economía real y especulativa, la banca
no existe como una realidad independiente a la economía productiva o al resto
de las realidades económicas. El sistema financiero, queramos o no, somos usted
y yo, la industria y Alemania o EEUU. La auténtica globalización ha llegado a
un punto en el cual es imposible distinguir entre sectores económicos aislados.
Si el Capitalismo es totalitario, como defendemos en este blog, es totalitario
también en cuanto a su imposible partición. No hay un capitalismo financiero
como no hay un individuo productor y otro consumidor. La eliminación de una
parte implica el fin de todo. Por supuesto, y esto es muy importante, esto no
debe confundirse con que todos tengamos la misma responsabilidad.
Tercero, ahora clama el
rebelde: mejor, que se hunda todo. Claro que sí: ¿y qué si el sistema se hunde?
¿Tal vez autogestión y moneda local? ¿Tal vez algo de trueque? Para algo
pusieron Educación para la Ciudadanía: se ve venir un mundo mejor. Pero, luego
despierto. Puede ser que usted, amigo rebelde, sea muy antisistema mientras saca
su tarjeta de crédito para pagar -o quizás pague en efectivo con la abstracción
papel moneda- o cobra su nómina de
funcionario o ha tenido una buena herencia, pero comprenda que el colapso
económico perjudica proporcionalmente. Y los pobres, tal vez usted no lo sepa,
necesitan comer todos los días. La ñoña
convicción de que la crisis del sistema bancario no afectaría a la población es
parecida, así, a las tonterías del inútil y teledirigido Rajoy cuando señala
que el rescate no implica condiciones para España. Es, en última instancia,
obviar la globalización del capitalismo.
7.- Entonces, ¿a favor del
rescate? Hay una diferencia entre partidario y necesitado. La única solución es
el rescate y la única solución es salvar a la banca. Lo contrario sería un
desastre nacional que, curiosamente, perjudicaría esencialmente a las clases
sociales que menos recursos poseen y viven de su trabajo. Pero es que, además,
el hecho del rescate es, para un programa de izquierdas, una buena noticia.
8.- ¡Una buena noticia! ¡Usted
es un fascista, clama la muchachada, y no pienso volver a leerle! Pero no se
vaya, por Dios, que tengo tan pocos… En fin, me explico. En el rescate a España
hay tres elementos interesantes para la izquierda: primero, la acción del
gobierno Obama; segundo, que no sea una intervención sino que se circunscriba a
las finanzas; y tercero, que la política de Rajoy, la política de la derecha,
haya demostrado ser un auténtico fracaso económico.
9.- Vamos a analizar:
La acción del gobierno
Obama ha sido clara. Cuando Obama ha señalado que los recortes no eran la
panacea ha dicho algo más: se ha significado en contra del plan, ya explicado
en este blog, de precarización europea. EEUU no puede admitir dicho plan no por
motivos de defensa de derechos humanos sino por motivos económicos. Efectivamente,
ese plan desestabilizaría su potencial económico al crear una segunda China,
auténtico ideal del proyecto de la oligarquía europea, en la Europa del sur y
del este. Así, cuando Obama pidió la intervención bancaria hacía algo más:
señalaba que EEUU no compartía el proyecto de precarización europea por,
evidentemente, interés propio. Y eso es una buena noticia.
Al tiempo, y con Hollande
a la cabeza también por interés propio, un cada vez más amplio sector europeo
empieza a comprender que la única solución de Europa es su cada vez mayor
implicación supranacional. Esto no era nuevo, de hecho ya no hay soberanía
nacional lo que conlleva un déficit democrático, pero lo novedoso de este
rescate es que se limita a la banca. Y esto no tiene solo que ver con el tamaño
de la economía española sino con algo más: una incipiente creencia de que la
economía nacional ya no existe, por eso no se rescata al país, y sí la economía
europea. Europa toma como suyo el problema de la banca española –por cierto,
fundamental el problema de las cajas de ahorros, que de eso hay que hablar-
porque ya no existe la economía española ni alemana. Y eso es bueno porque hace
más factible ese proyecto ya presentado aquí de Europa como país.
Y la mejor noticia es el
ridículo absoluto de la derecha siempre presentada ante sí misma como la mejor
gestión. El rescate ha venido ha dejar claro algo que todos sabíamos: la
primera reforma necesaria era la financiera. Sin embargo, Rajoy y el PP
corrieron a hacer la laboral porque la oligarquía europea estaba detrás de se
proyecto de precarización ahora cuestionado. Así, el gobierno de derechas ha
demostrado no solo que no es más que el botones de la oligarquía europea sino
incluso su inutilidad en la política de imagen con la espantada ridícula de
Rajoy escondiéndose.
10.- ¿Es entonces el
rescate lo mejor? Ahora mismo sin duda. Lo contrario era acabar con el país y
con cualquier proyecto progresista europeo. Lo contrario era hacerle el juego a
la derecha de la precarización absoluta. Es falsa la tesis de cuanto peor,
mejor. La realidad es simple: cuanto peor, peor. Menos, por supuesto, en el
sueño de las élites y las vanguardias.
y 11.- ¿Aceptar entonces
el rescate? No, aprovecharlo. Ese es el verdadero camino de una izquierda con
vocación de poder real. Se trata de utilizar ese mismo rescate para cambiar el
rumbo de todo ese proyecto de precarización europeo que por fin ha mostrado una
pequeña grieta. Por primera vez desde la crisis, el rescate ha abierto una
cierta esperanza (recuerden el punto 9). No es mucho, pero ya señalaba
Arquímedes –esto no se lo esperaban, ¿verdad?- que con un punto de apoyo se
podía mover el mundo. Ahora falta precisar la palanca.
6 comentarios:
Otra visión algo distinta: http://juantorreslopez.com/impertinencias/el-rescate-traera-mas-recortes-y-no-sirve-para-salir-de-la-crisis/
Una cosa es la necesidad de rescatar a la banca -que usted ha razonado- y otra la forma en que se va a hacer: ¿es éste el rescate que hay que realizar? Le ha faltado a usted entrar en ello y precisamente el artículo recomendado por otro de sus lectores en el comentario anterior sí lo hace y llega a la conclusión de que este rescate -y no el hecho de rescatar- va a ser muy perjudicial para los españoles de a pie.
D. Anónimo: antes de nada, gracias por el enlace que he leído con atención. Tiene cosas con la que estoy de acuerdo y cosas con las que no. Ya contaré.
D. Miliki: yo creo que el problema del rescate, como digo al final, puede ser una oportunidad. Para eso está la izquierda. Ahora, que el PP lo quiere aprovechar para recortar no tengo ninguna duda. Ya hablaremos también.
Muy lúcido el artículo señor Mesa. Estamos ante una crisis de hegemonía enorme, en mi opinión. Bancos, políticos, jueces, monarquía, todos están en el punto de mira. Falta un proyecto. Falta una palanca.
Y moveremos el mundo.
Un abrazo,
Aníbal
Ni las razones de Obama son las que dice, ni el crédito es al sistema financiero, ni es incondicional, aunque sí la política de Rajoy es equivocada, pero justo por lo contrario de lo que manifiesta.
En mi opinión, su tesis sigue anclada en la misma servidumbre, común por otra parte: no aceptar las consecuencias de la globalización.
Pero quizá es más clarificador leer esta entrevista.
Mayor concreción del problema y de su solución, no cabe.
D. Guapo: yo creo que su problema reside en que no comprende usted la utilización de la globalización y la confunde con la globalización misma. La globalización es una realidad objetiva del capitalismo, su utilización como usted la plantea es una realidad subjetiva de la oligarquía, en este caso europea.
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