1.- En el artículo anterior nos preguntábamos si España era o no una democracia. Hablábamos así de
la actualidad, todavía ahora, y nuestra respuesta era afirmativa: España es una
democracia.
Además, en nuestro escrito, para
analizar la cuestión, dábamos tres definiciones de democracia: exclusivamente
política; política y con derechos sociales; y por último, una como ideal. Y
comparando con las dos primeras, España era una democracia homologable al resto
de Europa.
Pero tal vez era solo aún una afirmación. Porque el hecho de que
un país sea en la actualidad una democracia no implica que lo vaya a seguir
siendo para siempre.
2.- Tesis: la democracia española
está en peligro de desaparecer como tal democracia. Y su principal enemigo no
son los que cantan lo llaman democracia y
no lo es, sino dos factores interconectados entre sí: uno nacional y otro,
que es el principal, internacional. El verdadero enemigo de la
democracia es, así, la condición real que permite a la oligarquía comprender
que puede aumentar, con la nueva situación económica, su rapiña social y que, para
ello, debe acabar con la democracia.
3.- ¿Cuál es esta nueva
situación? Hay dos enemigos fundamentales de
la democracia: el proceso de precarización
y la repercusión concreta que este proceso tiene
en nuestro país (que, por cierto, es España). Obsérvese, es importante, que no
hablamos del capitalismo como sistema sino de dos hechos no necesarios en él. Porque, sin duda, el
Capitalismo es explotación, y la mayor explotación, pero el proceso de
precarización implica una explotación específica y concreta.
4.- Efectivamente el
factor fundamental de riesgo para la democracia es el proceso de precarización:
la conversión del sur de Europa, y tal vez del mundo, en una realidad
socioeconómica cuyo ejemplo son los BRIC (Brasil, Rusia, India y,
especialmente, China) . Se trataría así de crear
un modelo social con una reducción sustantiva de derechos sociales y políticos,
una disminución de la democracia como participación de los ciudadanos en el poder político
y una importante reducción
del nivel de vida. Y el responsable principal de este proceso es la oligarquía económica.
Resumen: este proceso es un enemigo
de la democracia porque genera un nuevo modelo social y político que ya es
incompatible con aquella.
5.- ¿Qué pretende el
proyecto de precarización? Es un proyecto centrado en la reconquista absoluta
del poder social, económico y político por parte de la oligarquía económica y social, a imitación de los
BRIC y en concreto China, aprovechándose del ensanchamiento del mercado de
consumo con la incorporación de esos países y la no necesidad actual, por ello,
de un alto nivel de vida en occidente para crear mercado -aquí pueden ver un resumen-.
6.- ¿Qué modelo social
propone el proyecto de precarización y por qué es contrario a la democracia?
Propone un doble modelo. Hasta ahora las democracias europeas,
especialmente aunque no de forma exclusiva, se han cimentado sobre un modelo
social característico que se puede resumir en dos ideas interconectadas: estado del bienestar y
emergencia de la clase media hasta hacerse hegemónica. Sin embargo, la clave
social del proyecto de precarización es la depauperación de la clase media,
expandida antes por la necesidad de
mercado del nuevo capitalismo, y la desaparición del estado como contrapoder ante la
oligarquía económica –en el sentido de impedirle campar a sus anchas-. Este nuevo modelo implica
una sociedad basada en la depauperación social y económica de la mayoría de la
población y una
reducción del estado a mero gestor de los intereses de esa misma oligarquía
desapareciendo como protagonista social y político.
7.- La clase media, mal
que le pese a tanto revolucionario a la violeta, es la clave de esa democracia social todavía
vigente porque su interés de medrar va unido a la existencia
de derechos sociales. Efectivamente, para medrar, y de forma egoísta, necesita
la existencia de servicios públicos -sanidad, educación, pensiones y otros- que
la sitúen en unas condiciones de partida lo más parecidas posible a las que
tiene la oligarquía. La existencia de
un estado social es así la clave de la existencia de la clase media pues sin él
pierde su capacidad de rivalizar frente a la oligarquía. Pero, también funciona
en sentido contrario la conexión: la clase media es la garantía de la defensa
de un estado social. Así, la clase media y la democracia social van unidas.
Alguien podría articular que la clase baja debería
estar más interesada en este mismo estado
del bienestar, y es cierto y un error. Es cierto de forma, aparentemente, evidente: a menor capacidad social mayor
interés en aspectos compensadores. Pero es falso a nivel objetivamente social.
Efectivamente, en sociología un factor objetivo son las expectativas del grupo.
Si no se espera nada más que la mera repetición de la vida, entonces la
condición que permita esa repetición es el interés de clase: la caridad, ya pública ya
privada, cuidaría por ello de sus intereses pues como colectivo social, otra cosa evidentemente es cada individuo, no
existe el interés de medro. Y esto es, aunque suene extraño, Marx puro. Podríamos ser más
correctos, pero nos llevaría a ser más falsos.
Así, la precarización de la
clase media implica la pérdida de una línea de defensa de la democracia social
en cuanto a que su principal interesado desaparece.
8.-Además, y unido a lo anterior, el proyecto internacional
de precarización lleva a la desaparición del estado como poder político, social
y económico.
Como poder político porque la conversión de Europa en un
supermercado único no va unida a una democracia única. Así, la UE dicta
condiciones macroeconómicas que afectan a las poblaciones nacionales sin que exista
un poder democrático legitimado para ello: la UE es incontrolable en términos
democráticos. De esta forma, el estado nacional se convierte solo en correa de
transmisión del poder de Bruselas no elegido.
Primero, porque se impone la idea del déficit público
como la clave de la política económica. Curiosamente, rescatar a los bancos con
dinero público es inversión pero recortar en educación o sanidad es reducir el
escandaloso déficit: cuestión de oligarquía.
En segundo lugar, como poder social, por dos motivos.
Segundo, y unido a lo anterior, porque la ruptura del
modelo social característico de las democracias implica la pérdida de los
servicios públicos. Esta pérdida no se da no porque estos servicios dejen de
ser regentados por funcionarios, eso es lo de menos, sino porque dejan de ser realmente
públicos. Ocupada su explotación económica por la misma oligarquía que pretende
acaparar el poder, su fin lógicamente no será el servicio social sino el
beneficio económico. De esta forma, la cada vez mayor presencia de la
oligarquía económica en un terreno de derechos sociales, pues eso son los
servicios públicos, implica la conversión de esos mismos derechos en razón del
beneficio económico de esa misma oligarquía. El pacto social no solo se rompe
por la precarización del nivel de vida de la parte socialmente más débil –pregúntense
por su sueldo mermado y sus impuestos aumentados para peores servicios- sino
fundamentalmente por esta conversión del derecho social en beneficio económico.
Así, la ausencia del estado, su mutis por el forro de la
oligarquía –buen juego de palabras, ¿eh?-, implica la pérdida de un contrapoder
básico en democracia. Precisamente, el gran hallazgo de la socialdemocracia fue
construir un estado que sin ser una dictadura fuera un poder social, económico
y político. Y la oligarquía sabe que hay que destruirlo.
9.- Así, la situación internacional que es el proyecto de
precarización busca imponer un vacío social y político. Y este vacío de poder no va a ser llenado por la calle -oh, el
pueblo- sino por la oligarquía.
10.- Pero, ¿y España?
España, como Grecia, es el conejillo de indias del proyecto de precarización. Y
lo es, como Grecia, por dos motivos: por su crisis económica y, principalmente,
por su oligarquía política y su tejido social. La oligarquía política española
es completamente ineficaz como respuesta al proyecto de precarización porque su
poder social y político en realidad está íntimamente relacionado con ese mismo grupo social. Pero, eso no la
diferencia del resto de la europea. Lo que sí la diferencia es que al
acentuarse aquí la crisis esa dependencia resulta más gravosa pues la única
posibilidad de mantener sus privilegios como casta es cumplir fielmente las indicaciones de esa misma
oligarquía. Además, encima, la oligarquía política española tiene el problema del
provincianismo nacionalista, especialmente gravoso para la presunta izquierda, que le lleva a juntar su interés
de casta con el proyecto de mi pueblo es lo primero que pa’ eso semos
diferentes, dándole aún más poder a la oligarquía económica nacional(ista).
y 11.- ¿Se puede hacer algo? Por supuesto. Pero para eso primero
hay que entender el problema -que es lo que hemos pretendido aquí- y luego
fijar un objetivo. Y dicho objetivo debe formar un discurso social hegemónico:
un ideal socialmente mayoritario. El objetivo debe ser así, al menos en la
aceptación de un mínimo común, algo que una amplia base social acepte. Y eso sería
una realidad de estado de bienestar como la que había antes de 2008 –obsérvese:
tampoco pedimos tanto-. Pretender ahora en la acción política otra cosa, no así
discutirlo, es suicida. La situación absoluta es de guerra y el botín que se
quiere repartir la oligarquía no es solo nuestro bienestar sino aquello que lo
ha permitido: la democracia.
Yo seguiré escribiendo
artículos contra el capitalismo y pretendiendo hacer filosofía política –pero de
la profunda, ¿eh?-. Seguiré analizando, como ya lo hago,que el alto nivel de
vida de occidente no es sino explotación. Pero, al tiempo, y también porque
hago filosofía, no dejaré de ver que prefiero esto a una sociedad explotada en
todo. Es ingenuo pensar que cuanto peor mejor. Lo real es que lo peor limita
condiciones para lo que algún día podría ser mejor. Y el ideal de democracia
sigue vivo solo si nosotros seguimos vivos.
5 comentarios:
¿Quiere decir esto una especie de vuelta al "Antiguo Regimen"? Parece que estuviéramos a las puertas de una "Edad Media" de oligarquías-señores feudales dominantes sobre un estrato de trabajadores-campesinos-siervos de la gleba sin opciones ni ambiciones de medrar, y agravada porque los nacionalismos-nobles locales tienden a "cuidar" (más bien, dominar) a cada región por separado... Además, parece que se usa el conocimiento como medio de dominación, limitando el acceso de las clases bajas a la Universidad, y exportando a las personas más preparadas hacia los países "dominantes"...
En todo caso, felicitaciones por su artículo, me parece muy acertado (no estaba tan de acuerdo con su anterior análisis de la situación actual de la democracia en España...).
Un lector.
Bastante de acuerdo con el análisis. Creo que con éste se comprende mucho mejor el anterior de la crítica al "le dicen democracia y no lo es". Ya en FB le dejé un comentario que señalaba algo de lo que veo que aquí ha escrito.
Atención a estos párrafos:
"
Primero, porque se impone la idea del déficit público como la clave de la política económica. Curiosamente, rescatar a los bancos con dinero público es inversión pero recortar en educación o sanidad es reducir el escandaloso déficit: cuestión de oligarquía.
En segundo lugar, como poder social, por dos motivos.
Primero, porque se impone la idea del déficit público como la clave de la política económica. Curiosamente, rescatar a los bancos con dinero público es inversión pero recortar en educación o sanidad es reducir el escandaloso déficit: cuestión de oligarquía.
"
Parece que se ha duplicado por accidente el "primero (...) oligarquía" después de lo de "en segundo lugar (...)".
.
Podrían hacerse algunos comentarios.
(a) Sobre el término BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica). Hay otros términos similares, cada uno con más o menos fortuna: países emergentes, países en vías de industrialización, PVD (países en vía de desarrollo), segundo mundo...
Yo creo que los más correctos serían los dos primeros que pongo, quizá el tercero también.
Sin embargo, BRICS puede llevarnos a la situación de estar metiendo en el mismo saco a Brasil (y otros países latinoamericanos) con Rusia, India o China. El éxito del modelo productivo en todos ellos puede ser similar, pero sus modelos de distribución —la economía estudia la producción y distribución o asignación de riquezas; los conservadores se olvidan siempre de lo segundo— son bastante distintos. En Brasil y en otros estados de aquella región se está haciendo redistribución, se está fortaleciendo la clase media.
(...)
(...)
Por eso veo muy acertado cuando subraya en su artículo que el referente es "especialmente China".
(b) Sobre las alianzas de clase que posibilitan la democracia social pueden darse también otras explicaciones, no necesariamente contradictorias.
El ascensor social es algo deseado por las clases medias y también por las trabajadoras. En sociología hablan de la clase social de pertenencia: aquélla en la que objetivamente se está; y de la clase social de referencia: aquélla hacia la que nos proyectamos, a la que imitamos porque deseamos parecernos a ella, porque deseamos alcanzarla.
Algunas voces, como la de Navarro López, en la línea de la escuela de Gunnar Myrdal, nos señalan la estrategia de alianza de clases que posibilita la mayoría social democrática. Si las políticas que se promueven favorecen la alianza de las clases populares (clases trabajadoras y clases medias de rentas bajas y medias), se obtiene una mayoría. Si, de modo distinto, las políticas que se ofrecen no son universalizadoras de derechos sino, a lo sumo, paliativas y caritativas, las clases medias dejan de aliarse sociopolíticamente con las clases trabajadoras y pasan a hacerlo con las clases más adineradas, lo cual forma una mayoría muy distinta. Obviamente, esas clases medias no piensan contribuir al mantenimiento de un sistema de servicios públicos que no les beneficia porque no es universal, sino sólo asistencial.
Otras voces, como la de Monedero, en la estela de la escuela de De Sousa Santos, nos recuerdan también que la democracia social sólo se concibe con fuerza tras la aportación del antifascismo democrático del siglo XX. Tras el colapso de las democracias liberales en el primer tercio del pasado siglo, los modelos políticos y sociales totalitarios (el nazi-fascismo y el comunismo leninista) cobraron gran protagonismo. Después de comprobar sus monstruosos efectos, la Europa occidental y también los USA de F.D. Roosevelt comprendieron que el modelo que debían defender no era ni el fracasado liberal del "estado vigilante nocturno" ni el mastodóntico, asfixiante y terrorífico de "el partido que todo lo ve". Y se pusieron a defender derechos económicos y sociales universales, además de los civiles individuales clásicos de la modernidad.
Cordialmente,
D. Lector: no creo que sea una vuelta al AR sino algo muy distinto. La clave del AR era la economía de subsistencia y la de ahora es la paralización de la producción (curiosamente)
SrM: primero,muchas gracias por su advertencia sobre el artículo, ya está subsanado. En sgeundo lugar, estoy de acuerdo con usted sobre el tema de Brasil (que me parece muy interesante para enfrentarlo, por ejemplo, con otros países sudamericanos).
En cuanto a su análisis sociológico, que le agradezco porque así aprendo) me interesa cuando señala que los sistemas paliativos no interesan a las clases medias. Me parece cierto y muy interesante para que la izquierda analice qué debe ser un derecho.
D. Enrique, yo niego la mayor. NO CREO QUE ESPAÑA SEA UNA DEMOCRACIA. Una OLIGARQUÍA DE PARTIDOS, SÍ.
La homologación, repartida por quienes dan el marchamo, la hacen más ante estructuras políticas formales que ante reales.
Y, todo se debe a que quienes "manejan la tarta desde fuera" necesitan tener algo estructurado de modo que sus "intervenciones" en el país homologado queden preservadas.
El resto de la exposición lo comparto en líneas generales.
Publicar un comentario