La reciente muerte de Chávez
tiene que ser seguida de una reflexión sobre su papel en la izquierda -si es
que Chávez puede considerarse de izquierdas,
cosa que hemos de plantearnos- e igualmente sobre la idea de democracia.
Pero, antes de entrar en este punto
debemos señalar algo: Chávez no era un dictador. La derecha ha entronizado un
discurso sobre el ex presidente venezolano que no puede contrastarse con
hechos. Chávez ha ganado su puesto en elecciones libres avaladas por todos los
observadores internacionales. En Venezuela hay partidos de la oposición
legalizados y actuando libremente. Chávez, por tanto, era presidente de una
democracia. Sin embargo, esto tampoco hace de él y su movimiento un proyecto
democrático.
Pero vayamos al núcleo
duro de esta reflexión ¿Podemos considerar a Chávez como un paradigma de
izquierdas? ¿Podemos creer que el chavismo debe ser apoyado desde una
perspectiva de izquierdas? Para responder a esto debemos no solo analizar su
política concreta sino el ideal de su política, entendiendo esto como el modelo
social que Chávez pretendía. Y al hacerlo notaremos, y haremos notar, que en
realidad Chávez es el sueño de la política de derecha.
En primer lugar, destaca
la idea de estado de la política chavista. Para el chavismo hay una
identificación entre estado, gobierno y sociedad que es claramente totalitaria.
Esto se ve, a veces la anécdota es categoría, en el cambio, con la constitución
de 1999, del nombre mismo del país que pasó a denominarse república
bolivariana. Así, la gente debe vivir en el propio movimiento político
dominante y no en un país para todos. Pero esto se ve, también, cada día. Ciertamente,
el chavismo no distingue entre estos tres elementos fundamentales en democracia
-estado, gobierno y sociedad- llevando a una identificación única de los tres
en el movimiento bolivariano que se presenta como aparentemente ideal y es en
el fondo distópica -me puse culto-. Puede parecernos muy progre desde Europa
esa sociedad bolivariana, que hasta tiene chándal propio en la inevitable mercadería
revolucionaria que se iba quedando pasada de moda con el Che, pero al fin y al
cabo no escapa del ideal fascista. El estado
y el gobierno son lo mismo implica que no hay resquicio de defensa ante el
segundo.
Y ahora, y unido a lo
anterior en el ideario bolivariano, el estado, que ya también es el gobierno, y
la sociedad deben buscar la identificación. Y en lo aparentemente hermoso de
esto radica la trampa. Efectivamente no es que la sociedad controle al estado,
sino al contrario: el estado, que ya es el gobierno, controla la sociedad. Así,
la sociedad está atada por un poder estatal que busca limitar cualquier modo social diferente, y que incluye hasta el
control del pasado histórico con la vindicación de Bolívar. El movimiento
bolivariano busca, conseguido estado y gobierno, conquistar la sociedad para
acabar con ella como posible fuerza disidente.
Y en este proceso de estatalización
es importante también destacar el empleo de la propia economía como modo de
dominación. La idea bolivariana de una economía centrada en el petróleo, y que
no busca la diversificación, no es exclusivamente una opción económica sino
fundamentalmente una opción política de dominio. Diversificar la producción
económica generaría necesariamente la aparición de grupos sociales que irían
adquiriendo poder en contrapartida al estado. Por ello, monopolizar la
producción básica en torno a un producto de fácil control estatal refuerza aún
más si cabe el dominio social. El movimiento bolivariano, pues por lo expuesto
anteriormente eso es el estado, no solo regula la producción económica sino que
la controla. Y al hacerlo impide el surgimiento de grupos sociales diferentes y
que pudieran representar una oposición: se controla también la sociedad. Y hay
que entender esto como el fin último de todo el proceso productivo. No es que
se socialice la producción para mejorarla y con ella garantizar el progreso
sino que se estataliza para ejercer el dominio.
Por supuesto, no se nos
olvida, Chávez ha realizado una política de distribución de la riqueza que ha
llevado a Venezuela a una mejora social evidente, por ejemplo a ser el país más
igualitario en renta de toda América Latina, y a una reducción general de la
pobreza. Pero eso no es suficiente pues si pusiera como logro Franco. El dictador
español, sería de izquierdas. Lo que importa realmente es qué pretende eso. Y
en política interior la finalidad última del movimiento bolivariano es el
absoluto control social.
Surge así el movimiento bolivariano
como una oligarquía dominante que utiliza a las masas como fuerza de choque. Y
surge así un modelo característico de los regímenes populistas: una sociedad
con una relativa igualdad pero dominada. Lejos de generar un modelo social
democrático donde predomine la libertad, la sociedad venezolana es igualitaria
para evitar desarrollar un tejido que genere una diferencia u oposición al
estado. La idea básica del chavismo es así el secuestro de la sociedad. Y esto
se acrecienta cuando en política exterior no es que se alíe contra EEUU -en lo
que seguramente tenga razón- sino que se alía con la dictadura cubana y la
teocracia iraní -altos ejemplos de libertad, sin duda-.
El chavismo es un sueño en
realidad de la derecha: una sociedad secuestrada y dirigida por una oligarquía
que controla todo sin necesidad de recurrir a una violencia extrema. Y en esto
se une el chavismo al caudillismo populista que, desgraciadamente, ha inundado
la política latinoamericana en su historia. Desde Norteamérica, con el PRI en
México, hasta el cono sur, con el peronismo, y cuando no con dictaduras como la
cubana o las patrocinadas por EEUU a lo largo de todo el continente, parece que
su geografía está condenada al populismo derechista. Sin embargo, hay una
esperanza actual en el auge de la democracia en toda la zona y en concreto,
algo de lo que parece olvidarse la izquierda, en los actuales gobiernos de Brasil
y Uruguay como posibles modelos progresistas.
Y todo esto nos lleva a
una última pregunta ¿cuál es la diferencia fundamental del populismo caudillista
con la izquierda? ¿No sería Chávez, al que hemos reconocido una política social
igualitaria, un izquierdista? Efectivamente, el populismo pretende luchar
contra la pobreza y la miseria, sin duda, pero lo busca hacer para la
heteronomía. El caudillo populista, el movimiento populista, no pretende que la
sociedad, y por tanto sus integrantes,
se constituya como un poder
autónomo e independiente de la oligarquía. Lejos de eso, la clave del populismo
es la heteronomía social: que todos y cada uno de los individuos sientan que su
existencia tal y como se desarrollan se la deben a la existencia del líder y no
a ellos mismos. Así, el populismo, con su política de masas agradecidas, olvida
que esas masas están formadas por sujetos. Y no solo lo olvida sino que niega
su realización. La autonomía queda enterrada en el nosotros y el nosotros en el yo del líder.
De guardia en una clase
porque el profesor ha faltado. Los alumnos comentan cómo les gusta la afición
futbolística inglesa, que va al campo a animar. Como debe ser, añaden. Y yo les
cuento que no animo en el fútbol ni nada de eso ¿Y a qué vas al campo entonces?,
preguntan. Y yo contesto: solo a ver el partido.
Demasiado, sin duda,
individualista.
Demasiado, sin duda, pequeñoburgués.
Este tío, sin duda, no puede ser de izquierdas.
4 comentarios:
Y recuerde, señor Profesor, que si el partido está aburrido siempre queda el recurso de comentar alguna tragedia griega ;)
Un saludo
Clasista, corporativista,demócrata, liberal, pero indudablemente usted no es una persona que se pueda etiquetar como "de izquierdas" u "obrerista". Usted desprecia tanto a los obreros como a esa "izquierda" que considera folkclórica e idiota.
Usted es de izquierdas, si entendemos por izquierdas, una izquierda elitista y clasista que pontifica desde una torre de cristal al resto: esa chusma que tanto desprecia.
Como usted está por encima de los demás, pues le resbalan las críticas. Usted puede seguir considerándose el mejor, el aristoi, pero realmente ya cansa, leer tantas gilipolleces.
Don Enrique, creo que toca aquí un tema muy interesante.
La mayor crítica que se hace a Chávez desde el mundo capitalista es la falta de libertad y el control que ejerce sobre su población. Del cual se perciben dos síntomas: uno, la usurpación de los medios de comunicación y la eliminación de cualquier pensamiento disidente; dos, una organización económica centralizada y orbitando en torno al estado. Cuando critica el segundo, creo que tiene razón. Una economía ideal no debería depender de la buena voluntad de un gobierno, al cual estar agradecida por sus regalos. Ahí se le ve el plumero a Chávez.
Pero el tema de los medios de comunicación da mucho que pensar. Si bien Chávez ha sido, digamos, violento en este tema, también es cierto que las fuerzas a las que se enfrenta son bien potentes. Si él no hubiera tomado el control del pensamiento de la población venezolana, tranquilo que ya lo habrían hecho los lobbies del flanco capitalista. Son los que tienen el dinero. Tienen el poder de financiar emisoras y campañas políticas. Los estragos de este poder se ven por doquier en Europa. No por casualidad los dos partidos mayoritarios de nuestro país son los mejor financiados. Y vaya dos partidos.
Es así de triste: Ni Chávez, ni ningún partido verdaderamente de izquierdas, duraría dos telediarios si dejara el pensamiento de su población a su libre (bueno, en realidad no tan libre) albedrío.
De modo que ahora mismo me sentiría incapaz de criticar a un gobierno que, provisionalmente, quisiera equilibrar la balanza y participar en la guerra mediática contra los que, seamos sinceros, son los malos.
No justifico a Chávez. Sólo digo que todo esto es un problemón.
Saludos!
Yo no sé si, como se suele decir, los gobiernos presididos por Chávez han pretendido hacer con el pensamiento de los venezolanos algo muy distinto de lo que hacen los gobiernos de por ejemplo España o Francia.
Pero los medios de comunicación venezolanos están en un 95% en manos privadas y la práctica mayoría de los mismos tienen línea editorial derechista. Hay muchos más medios públicos y favorables al gobierno de turno por ejemplo en Francia que en Venezuela.
Saludos!
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