1.-
Los procesos históricos deben medirse de acuerdo a la época en que se
produjeron y no atendiendo a una escatología de salvación. Esto significa, que
traduzco, que pretender medir un hecho histórico desde el presente y sin tener
en cuenta su contexto concreto es un error: todo hecho histórico sale
perdiendo. Aunque el cómodo presente desde el que juzga sea el propio fruto del
pasado que se desprecia.
2.-
El contexto de la Transición española viene marcado por la dictadura de Franco.
Pero, decir la dictadura de Franco es mentir por más que su figura principal
sea, por supuesto, el mediocre general aunque astuto dictador. Efectivamente,
Franco no era la única razón necesaria de su dictadura. La dictadura franquista
tejió un conjunto de intereses en torno a ella que permitió su longevidad. Y
por ese mismo conjunto de intereses lo lógico hubiera sido su prolongación tras
la muerte del dictador. Precisamente, ese era el deseo no solo del dictador
sino también de la cúpula dirigente. Y también hubo todo un movimiento político
y social para conseguirlo.
3.- Así, la Transición se hizo a pesar de esa
cúpula. Pretender ahora que dicha oligarquía tejió una conspiración para
simular una democracia y de tal forma continuar en el poder, es no entender la
historia. De hecho, repasando la oligarquía política franquista y la actual se
ve un cambio radical en su composición. Nada quedó de aquella casta política. Y
esto se ve muy bien en, por ejemplo, cómo una parte de esa oligarquía, la más
adaptable, al fundar Alianza Popular con altos cargos del franquismo y
volviéndose demócratas de toda la vida, nunca llegó a tocar realmente el poder
político hasta pasados 20 años, con la mayoría
muertos y todos retirados.
4.-
¡Pero no sea simple!, exclama el autoproclamado izquierdista ¿Y la oligarquía
económica? Mucho más interesante. La
oligarquía económica actual es producto básicamente de la democracia. La
creación de las grandes corporaciones bancarias, como BBVA o Santander, o de
las grandes empresas que actualmente componen el IBEX demuestra a las claras
que la oligarquía económica actual no es fruto del franquismo sino de la
democracia y, en una parte muy importante, del escandaloso proceso de
privatización de los antiguos monopolio estatales del franquismo. Por supuesto,
esto no quiere decir que muchas no existieran ya en tiempos de la dictadura, o
de la República o incluso antes, sino que su poder se adquirió pasada la
Transición. Al fin y al cabo, no hay que olvidarlo, el ideal económico del
dictador era ese mismo monopolio estatal y las empresas de capital extranjero.
5.-
Así, resulta ñoña la creencia de una conspiración pues si así fuera se trataría
de los conspiradores más torpes de la historia: nunca tocaron el poder. De esta
forma, y como consecuencia, o bien no hubo conspiración o bien la conspiración
fracasó lo que para el hecho histórico es lo mismo. Hay que desechar la idea de
la Transición como prolongación del régimen dictatorial.
6.-
Pero, vuelve a clamar enfurecido el autoproclamado rebelde, ¿y la jefatura del estado?, ¿y la iglesia?, ¿y el ejército? Aquí hay tres puntos
diferentes.
En
primer lugar es algo ingenuo hablar del rey como del campeón de la democracia.
Es esta una versión ñoña de la transición que creemos no puede mantenerse. El rey
se encuentra con un problema conocido en su familia por partida doble: por un
lado, su abuelo; por otro, y más importante para el tema que nos ocupa, su
cuñado griego. Efectivamente, el rey, como Fraga, es una víctima de la
corriente de la democracia que le lleva y comprende, esa es su relevancia histórica,
que o es democracia o es guerra civil y que solo en la primera tiene alguna
esperanza de mantener la dinastía. El rey es, como muchos otros por cierto, un
demócrata interesado.
¿Y
la iglesia? Aquí entramos en terreno interesante ¿Cuál es hoy el poder social
de la iglesia comparado con el de 1975? ¿Cuánta gente hace caso a las
recomendaciones eclesiásticas? La iglesia en España pertenece al folclore
nacional, no a su sociología. El número
de católicos no para de bajar, a pesar del bautismo manguera, y la relevancia
social de sus chamanes es menor que la de cualquier gurú de la autoayuda. 50 sombras de Grey es el bestseller, no
la esposa sumisa. Otra cosa distinta es que como institución la iglesia disfrute
de unos privilegios solo comparables a los clubs de fútbol, la SGAE o los
partidos políticos. Y ello es sin duda un déficit de la propia transición.
Pero, en lo que se refiere a la relevancia social, la iglesia no es más que un
catering de bodas, bautizos y comuniones.
¿Y
el ejército? Bueno, la diferencia de poder político entre el ejército
franquista y el actual resulta evidente. El ejército franquista era un ejército
de ocupación -tanto en su realidad política como en su desarrollo militar- mientras
que el ejército actual es un ejército de intervención en el extranjero -las
llamadas misiones de paz- y de disuasión frente al Magreb. De hecho, las tres
instituciones que más poder pierden con la transición son el movimiento –la
formación institucional franquista-, el ejército y el partido comunista.
7.-
Pero, ¿acaso se logró algo con la transición? ¿No hay una pseudodemocracia? Cualquiera
que haya vivido la dictadura o sepa algo podrá comprobar que se logró mucho. Si
a cualquier opositor de cualquier tendencia de aquella época le hubieran dicho
que en dos años tras la muerte de Franco iba a estar legalizado el PCE, hubiera
pensado en nuestra ingenuidad. La Transición, por tanto, tiene esa comparación que es la historia anterior
de España. Pero, aquí tratamos más en profundidad el tema.
8.-
De esta forma, la Transición debe
medirse no con un ideal de democracia -que nunca ha existido en lugar alguno-
sino con las posibilidades del momento histórico –y por eso, por ejemplo, la
República a pesar de sus limitaciones era también una democracia-. Y al cumplir
con estas posibilidades, y pensar que lo normal hubiera sido más dictadura, se
demuestra su importancia. Por primera vez en la historia moderna de España se construyó
una realidad social y política cuyo objetivo era superar la dicotomía de
vencedores y vencidos. De hecho, históricamente con ella se inaugura la
democracia más profunda que jamás haya existido en la historia de España -incluyendo
la mitificada República-.
9.-
Entonces, ¿la transición no tiene fallos? Por supuesto, Tuvo fallos. Pero comparándolos
con sus virtudes parece claro que las segundas ganan. Porque el objetivo de la
transición era convertir a España en una democracia homologable con Europa. Y ese
objetivo, en apenas cuatro años, se cumplió con la creación de sus bases.
10.-
Y entonces, ¿por qué hay tanta crítica a la Transición?
Hay
dos motivos para ello.
El
primero es por un malentendido. La Transición es un producto histórico hecho en
circunstancia concretas y, por tanto, con fecha de caducidad y que tenía un
objetivo concreto. La Transición fue hecha en un marco político y económico
concreto. Su marco político fue la dictadura y la apertura de libertades. Su
marco socioeconómico fue una economía nacional pésimamente planificada hundida
por la crisis del petróleo. Su marco social una estructura desamparada por el
estado -la sanidad, las pensiones y la educación universal son logros de la
democracia-. Pretender que aquel proyecto
solucione ahora unos situación política nueva de pérdida de libertades y
derechos -ganados además en la misma transición- y una situación económica de
globalización, precarización de las clases medias y crisis financiera es desterrar
la historia y la política como hechos concretos y arrojarse a la sub specie
aeternitatis –esto último impresiona, ¿eh? Ya saben, de algo sirve ser doctor-.
La Transición se hizo para crear un estado
democrático y no para gestionarlo.
La
otra razón de la crítica a la Transición, y la defensa de eso que se llama
memoria histórica, es el surgimiento de una nueva oligarquía política
autoproclamado de izquierdas. Esta nueva oligarquía -con pretensiones de grupo
dirigente- tiene un extraordinario problema de legitimación. Sin ningún currículo
apreciable mas allá de su pertenencia a los cuadros de la organización política
concreta, y sin más mérito que esto, necesita socialmente matar al padre -en expresión freudiana- al que debe realmente su
posición, para legitimarse. Con ello,
busca eliminar de su presentacion social el hecho de que su poder es heredado,
y no ganado por su mérito, y presentarse ante sí mismos y la sociedad como
prístinos rebeldes. Mientras la legitimidad social de papá viene de la
Transición -pensemos en el extraordinario papel del PCE o cómo los gobiernos de
González, con todos sus fallos, fueron construyendo derechos sociales- ellos no
quieren presentarse como herederos de esto, aunque realmente estén ahí por el
aparato político formado entonces, sino remontarse míticamente en el tiempo y
llegar a la República y la guerra civil -incluso pidiendo la prórroga o al
menos los penaltis para ver si esta vez la ganan-. Del mismo modo que Paris
Hilton o Hanna Montana buscan negar su origen presentándose como ahora muy
rebeldes, el nuevo grupo dominante de la autoproclamado izquierda, y su elenco
en las redes sociales, busca su rebelde legitimación en una guerra ocurrida
hace más de 70 años pero hablando de ella siempre en presente. Y frente al
mundo de la publicidad, D.
Claudio Sánchez Albornoz.
11.-
La democracia actual corre peligro. Y no es un peligro inventado ni una
exageración sino un peligro auténtico. Se quiere acabar con la idea forjada en
la transición de que España es un estado social y democrático de derecho. Pero
nuestro enemigo no pertenece ni surge desde el pasado sino que es del presente.
Y no es un enemigo meramente nacional sino internacional: es el proceso
de precarización. La transición no puede responderle porque sus condiciones
históricas fueron otras: ahí está su límite. Porque tan absurdo es echar la
culpa de todo a la transición como pretender que ella arreglará todo.
y
12.- La política no trata del pasado sino del presente para el porvenir. Al presente
solo se le enfrenta con el presente. Pero cuando no se tienen ni análisis ni
proyectos la repetición del pasado es una opción. Así se vio en la dictadura franquista
con la España Imperial; así se ve en cada manifestación de la autoproclamada
izquierda con la bandera republicana. Pero al repetirse la historia, como
advirtió Marx, lo hace una vez como tragedia y la segunda como farsa.
5 comentarios:
O sea, o sea, o sea, don EP.
Ahora tengo trabajo, pero me imprimo su post y esta tarde, en el tren, intento contestarle, no sé bien si en un comentario o en un post.
Enhorabuena, en cualquier caso: es uno de los posts más interesantes que le he leído.
Lo único esa manía de presentarnos a los de la autoproclamada izquierda como idiotas.
PARTE 1
1.— Creo, como Ud. dice en su comentario, que la historia no ha de descontextualizarse. Eso es contrario (según he leido) a la mayoría de los historiadores marxistas que creen que “la historia es la proyección de la política actual al pasado”.
2.— Varias cosas sostenía a Franco. Habían vivido la II República y no se quería repetir aquel “paraiso”. Tras poner Franco fin en 1959 a la ruina creada por el socialismo falangista, y darle las riendas al Opus, se inició un periodo próspero, que incluso sin Plan Marshall ib;amos acercándonos a la Europa Occidental. Pero lo que más convencía a la gente es que la oferta de la oposición al régimen (PCE) tenía el escaparate de la Unión Soviética y eso es lo último que un padre decente querría para sus hijos. Ya el “ABC” y “La Vanguardia” había sacado crónicas sobre el Caso Kravchenco y los españoles sabían lo que era en realidad el “paraíso socialista” y la libertad y la democracia que defendían los rojos.
3.— Y la transición se hizo porque a todo el mundo le interesaba. La Iglesia y la Falange estaban trabajando ya con el sindicalismo “cincopuntista” y la izquierda. Los políticos veían la posibilidad de empezar a hacerse ricos (el franquismo los tenía a palo seco). El capital podía salir ya de la jaula en que le tenía el régimen. Carrillo que tuvo capacidad para iniciar otra guerra civil, no lo hizo, porque lo tuvieron paseándolo en loor de multitud por las universidades USA predicando su eurocomunismo y vino convencido de que sería el Betino Craxi español. Felipe, entonces, ya sabía que las autoridades franquistas habían dado orden de no detenele y que la CIA traía dinero recaudado por los sindicatos USA para que Olof Palmer y Willy Brandt le colocaran en el trono, dandole la pasada por la izquierda al ingenuo Carrillo. Monarquicos y demócratas, obviamente, también.
Un Oyente de Federico
PARTE 2
Pero la moto que nos vendieron a los ciudadanos como democrácia no funcionaba. Era múcho peor que lo que conocíamos de dictadura. Quitados los 5 o 6 primeros años, que con toda seguridad, fuimos los ciudadanos más libres del universo. Lo siguiente fue la llegada masiva de la heroina en los 80. Barrios enteros, entre ellos el mio, que no queda nadie de la generación que hoy deberían tener casi 50 años. La abuelas no podían salir a la calle sin que las arrancaran la medalla o el bolso de un tiron. Las rejas empezaron a vestir las ventanas y los cuidadanos se autoencarcelaban y vivían la libertad democrática en la intimidad. Mientras, la URSS, Mao, Gadafi, financiaban tanto a intelectiuales, Anguita, Tuñon de Lara... como los entrenamientos de los que nos aterrorizaban, ETA en el Valle de la Bekaa o en el desierto de Libia o a La Joven Guardia Roja del PTE, ORT, FRAP, GRAPO. O los otros que iban por su cuenta CCAA, FIGA, Guerrilleros de Cristo Rey, AAA.
Atentado día si y día también. Intento de golpe de estado. Crisis del petroleo. Liberación de los precios del alquiler (decreto Boyer) disparándose estos y los precios de las viviendas pues la compra de vivienda para alquilar era mejor inversión que la bolsa.
La metadona hace que las calles se hicieran algo más seguras, las abuelas podían salir otra vez a la calle y veíamos a batallones de zombis dirigirse a las unidades móviles donde les daban el opiaceo que sustituía al otro opiaceo.
Pero lo peor estaba por llegar y no fueron los 2.000.000 de parados, ni la participacón del ejercito español sin amparo de la ONU en la “Guerera del Golfo”, ni la Reconversión industrial, fue la corrupción de magnitud sin precedente en la historia de España del gobierno socialista, el terrorismo de estado (GAL), la estafa del sindicato UGT a los compradores de viviendas a través de su cooperativa PSV, que superó al Sofico franquista.
Todo esto no fue lo peor, lo peor es que la izquierda miró para otro lado. Como eran suyos los asesinos y ladrones, no pasaba nada. Para ellos, lo terrible en esos momentos, era una subvención de la minería que el PP había dado a un amigo. No sólo no pasaba nada sino que en las elecciones, el PSOE recibió más votos de IU que nunca. “Voto util” lo llamaron.
Un Oyente de Federico
PARTE 3
Todo esto, mas el despilfarro guerracivilismo Zapatista, lo hemos aguantado los votantes de derechas, sin asaltar congresos, ni secuestrar ciudadanos, esperando que con los votos ganaran los nuestros y con leyes crear una nación más vivible, educada y prospera.
Pero si la izquierda cree que no, que el método para acceder al gobierno y cambiar las cosas no es votando, si no saboteando el sistema y asaltando las instituciones. Hagámoslo así, pero todos, nosotros también.
Hace mucho tiempo que no nos matamos unos a otros y nuestros nietos no van a tener motivos para discutir.
Discúlpeme Ud. la extensión, pero estoy en casa muy agripado y tengo tiempo libre.
Un Oyente de Federico
Coincido plenamente, salvo en el punto undécimo, donde equivoca las consecuencias de la globalización con su imaginario proceso de precarización.
Explicarlo técnicamente merece otro comentario.
Publicar un comentario