1.-
Las matemáticas aguan la fiesta. Fruto del pensamiento, las matemáticas no
entienden de esperanzas, de nuevos proyectos ni de lucha desde abajo: solo entienden
de racionalidad. Y por eso, alejadas de las esperanzas y nuevos proyectos, son
una esperanza.
2.-
Este fin de semana, tras el magnífico acontecimiento de primer orden de la
décima ganada por el Real Madrid, ha ocurrido además la elección al Parlamento
Europeo. Como nosotros somos gente secundaria, nos vamos a ocupar del hecho secundario.
Y queremos destacar sus lecciones. Lecciones que ninguna de ellas nos da esperanzas.
3.-
La primera lección es que las elecciones europeas no han movilizado a más gente
que las anteriores elecciones europeas. La abstención se mantiene altísima y más
de la mitad del electorado no va a votar lo cual es terrible a nivel
democrático. Pero esto no es solo un hecho español sino de nivel europeo: las
elecciones europeas son una realidad de abstención en todo el continente. Esto
quiere decir que no existe ningún proceso europeo esperanzador para al menos la
mitad de la población del continente. Si a esto unimos la crecida de elementos
antieuropeístas, como el UKIP británico o el Frente Nacional francés tenemos
una Europa sin interés por Europa. Y lo que es peor: una izquierda sin interés real
por Europa.
Pero,
¿cuál es la causa de la desafección? La causa es múltiple pero curiosamente hay
una que se destaca poco: la mayoría de la gente pasa absolutamente de política.
No se trata de un desengaño o de que sean fruto de una malvada campaña
ideológica, sino de algo más elemental: desinterés y falta de responsabilidad. Hay
un importantísimo sector de la población, que podemos situar entre el 50% en su punto máximo y el 30% en el mínimo,
que pasa tanto de la cuestión política que incluso no vota. Y esto por supuesto
no quiere decir que los que sí votan tengan un extraordinario compromiso con la
política. Pero, al menos votan.
4.-
La segunda lección es que las elecciones europeas en España las ha perdido, sin
duda, la izquierda. Esto puede sonar raro, especialmente si usted votó a Podemos, pero volvamos a las
matemáticas.
En
2009, las anteriores europeas, PSOE+IU sumaban 6.730.032 votos. Cinco años
después, y con todo lo que ha caído de destrucción del estado de bienestar y
recorte de derechos, PSOE+IU+Podemos
suman 6.404.839 votos. Si añadimos a estos los votos de Primavera Europea se llegaría a 6.729.373 votos. Es decir, en las
mejores condiciones de mercado para crecer, el voto sociológicamente de
izquierdas no lo ha hecho. Y no lo olviden además: hay seis millones de
parados.
5.-
Pero, por supuesto, si usted votó a Podemos,
o en menor medida a IU, estará muy contento –yo soy del Madrid y le entiendo,
créame-. Pero las matemáticas son tristes. La presunta mayoría de izquierdas de
este país no parece que apoye a aquellos que se dicen sus representantes. Y tal
vez sea porque no hay una mayoría de izquierdas en este país. Ni tan siquiera
presunta. La filosofía siempre fue contra el mito.
6.-
Aunque hay que reconocer que Podemos
ha estado muy inteligente conformándose en realidad como un partido de élites.
Efectivamente, Podemos ha rehuido
precisamente ser un movimiento popular y de masas, al estilo ordinario en que
lo entiende la izquierda, para generarse como una aristocracia del espíritu
político. La clave de Podemos, y su
inteligente campaña, es que ha sabido dar respuesta a la expectativa de un
grupo social concreto, gente con estudios y con interés político que se ve
frustrada por la imposibilidad de medro social en el nuevo proyecto deprecarización europeo. Así, este grupo social, que se considera a sí mismo como
maltratado socialmente, ha encontrado en Podemos
su espíritu Apple. Se trata de un proyecto pensado para un público muy concreto
con conciencia –y todos sabemos la diferencia entre conciencia y realidad- de
élite social que desea participar en política.
7.-
Pero, Apple tiene un techo comercial. Y Podemos
también, que le hará ser siempre la –cómoda- alternativa. O dicho de otro modo,
Podemos por su propio modelo no puede
ser partido de gobierno. Y tampoco, por su propio modelo, quiero serlo. Y a la izquierda
le hace falta gobernar y a la defensa de los derechos sociales que gobierne la izquierda.
8.-
Pero, IU tampoco. Y es peor porque lleva más tiempo. Si podemos es Apple, IU
sería Nokia. Hubo mucha novedad, mucho ruido y poca estructura real. IU ha
acabado siendo un PCE maquillado al que sin embargo, y curiosamente, solo le
separa de Podemos –para lo mejor y lo
peor- la estrategia comercial.
9.
Pero, ¿solo formas? Efectivamente y esto es lo interesante. Se podría proponer un pasatiempo
en los periódicos: buscar las diez diferencias fundamentales programáticas
entre IU y Podemos. No las verán. Del
mismo modo en que no existen diferencias entre un Apple y un PC. Pero esto
nunca se lo digan a alguien que tiene un Apple.
10
¿Y el PSOE? Se me va a permitir. Hace diez años la gente estaba emocionada con
el espíritu Zapatero. ZP, señalaban, era de izquierdas y quiénes nos metíamos
con él le hacíamos el juego a la derecha. Luego el espíritu acabó en fantasma,
aunque aún le dio tiempo para situar el mérito en estar embarazada para acceder
al ministerio de defensa dándole un golpe magistral, sin duda, al patriarcado.
Pero la broma se torna en tragedia porque el voto sociológico de izquierdas de
este país se centra en el PSOE. Y el PSOE está en fase terminal mientras los
restos del zapaterismo se presentan como alternativa. Un desastre.
y 11.-
6.729.373 votos en 2014. 6.730.032 votos en 2009 ¿Por qué hay tanta alegría?