Con varios ademanes horrorosos
Los montes de parir dieron señales;
Consintieron los hombres temerosos
Ver nacer los abortos más fatales.
Después que con bramidos espantosos
Infundieron pavor a los mortales,
Estos montes, que al mundo estremecieron,
Un ratoncillo fue lo que parieron.
Hay autores que en voces misteriosas
Estilo fanfarrón y campanudo
Nos anuncian ideas portentosas;
Pero suele a menudo
Ser el gran parto de su pensamiento,
Después de tanto ruido sólo viento.
Félix María de Samaniego (1745-1801) El parto de los montes.
1 comentario:
¿Es el traje que le infiere ingenio o lo suyo es de natural?
Que orgulloso de Ud. debe de estar su perro.
Un Oyente de Federico
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