Hay un dicho clásico en historia: la revolución devora a sus hijos.
Con él se quiere decir que los movimientos convulsos acaban eliminando a sus
propios organizadores, acusándoles de
aquello que ellos mismo criticaron en los antiguos dueños del poder. Es
precisamente eso que popularmente se conoce como darle la vuelta a la tortilla, pero como queda
mucho más culto decirlo de la forma precedente entonces titulamos: la revolución
devora a sus hijos.
El caso Zapata es un tema más interesante de lo que parece. Y lo es
sin necesidad de sacar los pies del tiesto, o sea y otra ver en culto: sin
desenfocar la hermenéutica como ha hecho recientemente Santo Juliá, tan acertado otras veces. El asunto no tiene
tanto que ver con el antisemitismo o la burla al dolor de las víctimas, sino
con algo diferente.
En primer lugar, ¿qué demuestran los tuis? Que Zapata tiene urgentemente
que volver a la ESO para que le expliquen ciertas cosas sobre las redes
sociales. Todos, yo me sé alguno buenísimo, henos contado chistes del
holocausto o de humor negro. Todos hemos sido maledicentes alguna vez o hemos
hecho acusaciones falsas. Pero no se nos ocurre gritarlo en una plaza o en
mitad de la calle. E Internet es un lugar público. Pero, ¿no es eso hipocresía?
No, eso es inteligencia social suficiente para distinguir entre vida pública y
privada. Los niños hacen caquita en público sin
problemas, pero cuando crecen van al retrete, y el resto se lo
agradecemos. Y nadie nombraría concejal de cultura a un niño. Ni tan siquiera
siendo de la nueva política.
Pero, Zapata ha aducido en su defensa que todo esto
era en torno a un debate sobre el humor negro. En primer lugar, hay que decir
que hay gente capaz de debatir en 140 caracteres, lo que señala sin duda la
profundidad de sus argumentos y ahonda
en su capacidad de acción intelectual. Pero resulta curioso que Zapata no haya
sacado un solo tuit de ese debate cuando hubiera sido bien sencilla. Y aquí no
cabe la excusa de que se trataba de una conversación privada pues su twitter era público. Por
tanto suena a excusa. Todos, al fin y al cabo, hemos contado chistes
improcedentes, aunque no todos vamos a ser concejales, o íbamos a ser,
concejales de cultura.
Pero decir estas obviedades sería como no decir nada si aquí
concluyeramos. Es cierto, sin duda, que es hacer el tonto publicar esos tuis y
quien hace tanto el tonto no puede ser concejal por su peligrosidad –y esa es
la única razón-. Pero sin duda es cierto
que hay mucho más.
Efectivamente hay algo más interesante aún y es que entre los tuits de
Zapata no hay ninguno políticamente incorrecto para la autoprodamada izquierda.
Me sé yo uno de mujeres maltratadas buenísimo y otro de fosas y guerra civil
desternillante. Incluso uno de Lasa y Zabala que te partes la caja. Pero Zapata
solo se sabe chistes sobre judíos, para cualquier buen autoproclama
izquierdista judío es igual al criminal estado de Israel, o sobre víctimas de
ETA. Es decir, Zapata tiene un límite claro en el humor: los suyos. Para eso
sobraban hasta caracteres en twitter porque ya le hemos solucionado su polémica
sobre el humor negro -pero en 659 caracteres y no nos cabría en un tuit- .
Pero hay algo más sugestivo aún: cómo la revolución devora a sus
hijos. La autodenomina nueva política se ha caracteriza por dos hechos
fundamentales: el primero, por carecer de discurso ideológico; el segundo, por
presentar un encendido, y como tal elemental, discurso moral.
La primera se ve perfectamente reflejada en el cambio de programa de
Podemos o en los recientes pactos de Ciudadanos con el PP. La nueva política no
tiene discurso político propio y, más interesante, no poseerlo es una decisión
consciente y voluntaria. Mientras que los partidos tradicionales se han ido
desideologizando, los de la nueva política han nacido así: la era posmoderna.
Pero la segunda es la que aquí más nos atañe. El único contenido de la
nueva política es la autodenominada regeneración demócrata: un discurso moral
que no atañe tanto a un análisis que
pretenda ser objetivo sobre la creación de unas instituciones donde se
dificulte la corrupción y estén al servicio de la sociedad como a la idea
subjetiva de que los políticos deben tener un perfil personal determinado de absoluta honradez y de eso que se llama vocación de servicio. Este perfil
personal, en el lenguaje de Podemos no ser casta –pero, ¿qué es la casta?- y en el de Ciudadanos, aún más elemental, ser jóvenes, implica a su vez una moral de vigilancia
permanente: todo lo que se haga o se haya hecho podrá ser tomado en su contra. Y
la moral de vigilancia lleva a una
sociedad de sospecha: todo el mundo político es culpable hasta que se demuestre
lo contrario. La subjetivación del análisis político hace a este irrelevante
intelectualmente pero emocionalmente poderoso. Y un discurso emocional permite
un ascenso rápido en las encuestas.
Casta mala, políticos viejos malos.
Nosotros buenos y puros.
Y además jóvenes y guapetes.
¿Qué le ha ocurrido en definitiva a Zapata? Que le han administrado su
propia teoría de la pureza absoluta. Efectivamente, a Zapata no se le juzga por
su labor como concejal de cultura, pues no ha habido tiempo para ello. Tampoco
se le ha juzgado por su programa electoral -bueno, ahora es una lista de sugerencias-. Ni tan siquiera se le ha juzgado
porque sea tonto, o lo parezca, y eso le incapacite para cualquier cargo. No,
Zapata no puede ser concejal de cultura porque es mala persona y se burla del
dolor de las víctimas. Y lo divertido del caso es que seguramente Zapata piense
que los miembros de la casta son mala gente que disfrute viendo pobres en el
país. Es lo que se llama politología
avanzada -por cierto, muy bien remunerada y desde aquí ofrezco mis servicios-.
E incluso la fiscalía -que evita inculpar al PP por financiación ilegal o a la
infanta, ambos delitos objetivables- busca inculpar a Zapata por ser tan
malísima persona: porque malos, no.
Y por fin lo mejor. Todo esto no es sino un triunfo hegemónico, a
veces yo también me hago un errejón, de la autodenominada nueva política.
Efectivamente, las nuevas formaciones han conseguido llevar el debate a sus
términos de moralidad simplona, con el encanto de la vieja política
entusiasmada por el cambio y no entrar en disquisiciones sociopolíticas. Así, todo el debate se ha centrado en los tuits de
Zapata y no, por ejemplo en que Carmena señale que el programa no es sino una
lista de sugerencias: tan parecido a Rajoy. La politología afina sus análisis:
tú malo y yo bueno.
¡¡¡La nueva política ha triunfado!!!
¡¡¡La cabeza de Zapata rueda para que la revolución avance!!!
Pero retomando a Marx: una vez como tragedia y la otra siempre como
farsa.
4 comentarios:
Muy de acuerdo con lo que dices. Es más, a mi por torpeza me parecía ya suficiente para que dimitiese. ¿Por qué un tipo que hace públicos chistes sobre judíos no los borra cuando se entera de que va a ser consejero? Pues fundamentalmente porque no le importaba el daño que podían hacer esos chistes. Si no es capaz de darse cuenta de algo tan simple,fuera. Y ¿quieres saber quien es casta? Yo soy casta, para mas señas Casta-ñeda
Estimado Don Enrique.
Todo lo que Ud. enlaza de Santos Juliá me gusta.
Me ha parecido muy acertado el que Juliá se refiera a Hannah Arend. Esta, en su libro sobre “El proceso a Eichmann”, da a entender que el Holocausto mas que obra de sádicos o psicópatas fue obra de personas normales, de oficinistas dejándose llevar por la inercia burocrática.
El subtítulo de ese libro es “La banalidad del mal”
Ud., Don Enrique, lo enfoca muy bien, como siempre, en su comentario, pero le quita peso al argumento de Santos Julia.
Mi opinión está con Julía. El verdadero daño no es que un imbecil esté de concejal, Zapata no será el primero ni el último, el verdadero daño es la banalización del holocausto, haciéndolo objeto de chiste, la banalización del mal.
Adda Colau ha comparado chistósamente el Holocausto con una hipoteca. Lo tremendo no es que ella lo diga, sino que los suyos no encuentren en ello nada reprochable. Solo les parece mal lo que sus dueños les digan que está mal.
Iran, el que financia en black a Pablo Iglesias, no hace mucho —durante el gobierno de Ahmadineyad— que organizo un concurso internacional de chistes gráficos sobre judios y el Holocausto.
Los líderes iraníes, no son imbéciles, saben la violencia que su acción proyecta contra los judios y por extensión contra occidente:
El chiste como mecanismo de violencia:
Los chistes son uno de los mecanismos y pretextos más comunes de acoso o violencia verbal en la escuela (bulling) o el trabajo (mobbing) y a través de redes sociales Internet (el llamado ciberbulling) , usado por los abusivos para imponerse sobre los acosados haciendo referencia a ellos usando chistes tendenciosos hostiles o agresivos al contener expresiones ofensivas incorporadas a una situación graciosa que los humilla o denigra. De esta manera los chistes contienen y trasmiten estereotipos y prejuicios y desencadenan actitudes discriminatorias aunque sean discursivas y simbólicas.
Anna María Fernández Poncela. (Prejuicios y estereotipos. Refranes, chistes y acertijos, reproductores y transgresores. Ensayo. Revista de Antropología Experimental. Nº 11, 2011. Texto 22: 317-328. Universidad de Jaén (España). ISSN: 1578-4282).
Sobre “El chiste hostil” Sigmund Freud dice:
“... hemos desarrollado igual que en el caso de la agresión sexual, una nueva técnica con la que intentamos granjearnos el favor de un tercero contra nuestro enemigo y nos procuramos a través de un rodeo, el goce de vencerlo empequeñeciéndolo, denigrándolo, despreciándolo, volviéndolo cómico; y el tercero que no ha hecho ningún gasto, atestigua este goce mediante la risa. En esto reside también el atractivo de la caricatura, que nos hace reír aun siendo mala...”
Lo demás lo ha dicho Ud. todo.
Con una salvedad, Zapata ni ha dimitido ni le han “dimitido”, le han premiado poniendo en sus manos 31millones de euros haciendole responsable del distrito Fuencarral-El pardo.
En su blog hace tiempo que escribí, antes de las elecciones, que los podemitas no se iban a corromper en el gobierno porque ya iban corruptos de casa. No me han decepcionado, incluida la Sra. Carmena.
Pues eso...
Un Oyente de Federico
P.D: Jamas he contado un chiste sobre el Holocausto, ni del Holodomor, ni sobre las victimas del terrorismo, ni sobre la matanza de los abogados de Atocha, ni de las víctimas de la violencia de género. Se lo prometo por mi conciencia y honor.
"La autodenomina(da) nueva política se ha caracteriza por dos hechos fundamentales: el primero, por carecer de discurso ideológico..."
Y poco después afirma que la "vieja política" se ha ido desideologizando... En efecto, la política siempre ha consistido en un "yo bueno, tú malo", no entiendo cuál es la novedad. Ni siquiera la "superioridad moral de la izquierda" de Zapatero era novedad. El discurso político (al menos en este país, supongo que también en los demás) siempre se ha movido por el "tú más, tú peor, yo bueno y perfecto" (tal como el discurso deportivo, en efecto: mi equipo bueno, el tuyo malo), así que no creo que se pueda caracterizar a la nueva política en ese aspecto. Pero es normal: si el discurso político siempre se ha caracterizado de ese modo, en un contexto donde los principales partidos han tomado decisiones similares con independencia de su supuesta ideología, donde se incumplen los programas electorales con total impunidad y donde las decisiones política económicas vienen marcadas desde fuera, ¿cómo se puede hacer política, si no es basándose en la "imagen popular" del líder o de los políticos? ¿Qué otra cosa se puede presentar ante unos ciudadanos ya desengañados, que sólo votan por "tradición" los de un lado, y por "apariencia de modernidad" los del otro? ¿Se puede hacer política -con un razonable éxito- sin recurrir a ese tipo de estrategias de confrontación, polémica y miedo? Carmena puede considerar que su programa es una lista de sugerencias; Aguirre ni siquiera tenía programa. Es normal, no era necesario, si de todos modos sabemos que no se van a cumplir (o sí, porque dada la ambigüedad y falta de medidas concretas de todos los programas electorales, es difícil dilucidar si algunos se han cumplido o no). Todo se convierte en un saber embaucar a los ciudadanos con una buena presencia y un discurso elocuente. Y esto, corríjame si me equivoco, no parece una novedad, dado que los sofistas griegos eran criticados por cuestiones similares.
Por tanto, no considero que la "nueva política" haya llevado el discurso a su terreno. Simplemente, ha sido la evolución natural de un discurso político muy viejo, con formas y términos nuevos (de "fachas" contra "pijoprogres" hemos pasado a "casta" contra "antisistema", pues vale). El debate sobre el Estado de la Nación ya no se hace en el Parlamento (un sitio muy grande con un montón de gente encorbatada que se pasa horas insultándose, si es que están allí), sino en las tertulias televisivas y en twitter (nótese cómo cada vez aparecen más en los telediarios los tuits de los políticos en vez de sus declaraciones en el Parlamento), y para salir, para que te lleven, tienes que montar jaleo.
Quizá lo más peligroso de esta deriva, y la verdadera novedad del tema, es cómo se está empezando a utilizar la maquinaria estatal (con la Ley Mordaza, la Fiscalía, la publicidad institucional en los medios) e incluso supraestatal (con el FMI, el BCE, la Comisión Europea) para manipular a fin de desacreditar y hundir al rival político, aunque haya sido democraticamente elegido. Resulta curioso que el sistema económico que "engendró" la democracia como un requisito para su funcionamiento, esté de igual modo acabando con ella.
Una Idea De Lo Que Es/Hace La Casta
Ya que Usted sigue sin saber bien lo que es la Casta.
De hecho algunos educadores le hacen el juego a la Casta como si ellos lo fuesen.
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