miércoles, agosto 31, 2016

NO A RAJOY

En las Cortes se está jugando lo que podría ser el nuevo gobierno de España. Y hay una petición incansable del Partido Popular y sus partidarios para que el Partido Socialista se abstenga y permita la formación de un gobierno. Y añaden: debería hacerlo además por eso que se llama patriotismo.

Nosotros, sin duda y en primer lugar, consideramos que el patriotismo está muy sobrevalorado. Pero además, consideramos acertada la posición del Partido Socialista de votar negativamente a Mariano Rajoy. Y no solo la consideramos acertada sino que creemos qué es la única posición fiel a la Constitución ante quienes durante cuatro años gobierno han estado sistemáticamente incumpliendo el proyecto que España se impuso en su Carta Magna. Así, lo que pretendemos en este artículo es, por lo tanto, analizar, en primer lugar, por qué acabamos de hacer esta afirmación; en segundo lugar, si es cierta la dificultad de que no haya gobierno en España todavía; y, por último, cuál puede ser el futuro para esta situación.

Como ya sabe algún lector que nos siga, alguno hay, hemos defendido la existencia de lo que denominamos como Proceso de Precarización que consistiría en el desarrollo de una serie de medidas políticas, sociales y económicas qué buscarían reducir los derechos sociales y políticos para la mayoría de la población, y que hasta la fecha habían caracterizado el modelo europeo del bienestar, en beneficio de la oligarquía.  Este Proceso de Precarización ha tenido un maestro en el gobierno del Partido Popular en España, que se ha dedicado sistemáticamente a la reducción de los derechos de los españoles durante su mandato. Así, las tres leyes fundamentales de su gobierno han buscado la destrucción de los derechos conseguidos durante la democracia. En concreto: la Reforma Laboral ha destruido los derechos sociales de los trabajadores españoles; la Ley Mordaza ha buscado reducir al mínimo la capacidad de libertad de expresión; y, por último pero no menos importante, la LOMCE ha realizado una nueva política educativa segregadora cuyo fin es la destrucción, por un lado, de la educación pública y, por otro, del modelo de educación universal e interclasista.

De esta forma, durante cuatro años el gobierno del Partido Popular lo único que ha hecho ha sido, siguiendo el nuevo modelo socioeconómico al servicio de la oligarquía, convertir a España en una sociedad precarizada donde la desigualdad es cada vez mayor y dónde la oligarquía tiene aún mayor poder social y político, mientras que el resto de la población vamos perdiendo paulatinamente derechos y bienestar.

Por todo ello, resultaría inasumible para un partido que se autodenomina progresista como el Partido Socialista no ya votar a favor de un candidato como Mariano Rajoy sino incluso abstenerse. Y lo es no porque sus dirigentes no quieran, sino porque sería un suicidio político absoluto. Y este suicidio es, en el fondo, el proyecto de toda la campaña mediática que está detrás de la idea de la abstención del PSOE y dónde juega también eso que se ha dado en llamar nueva política.

Sin embargo, y antes de analizar lo anterior, alguien nos podría precisar que esta situación es insostenible y que en algún momento el Partido Socialista deberá tomar la decisión de la abstención, pues unas terceras elecciones parecerían inviables y mantener a la nación sin gobierno no sería una opción asumible realmente. Todos estos argumentos, sin embargo, parten del supuesto de que efectivamente en estos cuatro años ha habido gobierno nacional y lo que habría que hacer, curiosamente y desde un análisis político objetivo, es negar la mayor.

Efectivamente, si algo no ha existido en estos cuatro años de legislatura ha sido un gobierno nacional que primara el interés de España, es decir de un Estado social y democrático de derecho tal y como marca la Constitución, sobre los intereses de la oligarquía nacional e internacional. De hecho la existencia o no de un gobierno, tal y como ha sido el del Partido Popular, resulta irrelevante pues toda la política social y económica ha sido dictada directamente desde Bruselas y, como muy bien le señaló Mariano Rajoy a Zapatero cuando éste comenzó la senda de la obediencia ciega al nuevo proyecto europeo de precarización, España se ha convertido en un protectorado. Por lo tanto, la ausencia o no de un virrey no parece demasiado importante para la continuación de las mismas políticas económicas regresivas.

Y como consecuencia de todo esto, para el Proceso de Precarización es necesario que el PSOE sea absolutamente derrotado: o bien, reduciéndolo a un partido irrelevante, y esto se produciría si el Partido Socialista se abstiene ante Rajoy; o, segunda opción, convirtiéndole en un partido que nunca alcance poder y acabe cansando una militancia que lo vea como inservible.

De esta forma, y llegamos a lo importante, lo que aquí está en juego es la destrucción del PSOE porque, paradójicamente y a pesar de su propio aparato, es el único que puede parar, por el interés mezquino de ese mismo aparato, la Precarización.

Y para lograr este objetivo de la destrucción del PSOE, se está utilizando a la autodenominada nueva política. Efectivamente el papel principal que está tomando tanto Ciudadanos -que surgió específicamente para conseguir que el Partido Popular lograra seguir gobernando- como Podemos -que surgió específicamente para lograr que el Partido Socialista desapareciera como partido de gobierno- ha sido, unas veces con mayor protagonismo de unos y otras de otros, que el Partido Popular siga en el poder. No se trata, por supuesto, de que sus votantes o incluso sus dirigentes estén de acuerdo con esto, sino de que sus acciones políticamente conducen a ello. Cuando decimos que la nueva política ayuda en España a consolidar el Proceso de Precarización, y con él al mantenimiento en el poder del PP y la reducción a su mínima expresión del PSOE, no presentamos una teoría de la conspiración sino que se está utilizando a estos dos nuevos partidos para lograr la máxima de que siempre gobierne el Partido Popular. Y a los hechos nos remitimos.

De esta forma, se provoca un, otro,  hecho paradójico en política, tal y como otras veces también ocurre. Este hecho paradójico es que un partido perfectamente instalado en el establishment de la política española y europea, como es el PSOE, se convierte por motivos ajenos tanto a su trabajo como a su voluntad en la única esperanza que tienen las clases trabajadoras de parar el Proceso de Precarización. Efectivamente, y lo decimos nosotros no proclives al Partido Socialista como cualquiera que lea este blog podrá ver, el PSOE es la única esperanza que nos queda para ser capaces de, primero, limitar y, segundo, acabar con este proceso dominado por las oligarquías. Y no lo decimos porque creamos que el Partido Socialista sea un compendio de ideales y sus dirigentes sean realmente de espíritu progresista, sino porque su propia supervivencia, y por lo tanto la supervivencia de su aparato como casta privilegiada, guarda relación necesariamente con enfrentarse al Proceso de Precarización. Y no lo pueden hacer, aunque ellos probablemente estén de acuerdo con las medidas oligarcas, porque son conscientes de que su público y mercado, hablemos así para entendernos mejor pues la política es también un mercado, no lo comprenderían. Efectivamente, la militancia socialista mayoritaria es de izquierdas y no estaría dispuesta a asumir esto. La única posibilidad de la supervivencia del aparato del PSOE es negarse a la Precarización.

Es decir, lo que estamos intentando explicar es que sólo una oligarquía, el aparato político del PSOE, nos puede ayudar a salvarnos de la otra en este preciso momento y exclusivamente por su propio interés.

Una vez alguien con mucho conocimiento de causa me indicó que la política era una mierda. No cabe duda de que esto sea así, pero también es verdad que nuestra vida no escapa a esa condición y, por lo tanto, debemos movernos en el terreno en el cual realmente estamos. Nuestra acción política no puede buscar ahora grandes ideales ni la construcción de una sociedad utópica. Pero todavía es posible, y necesario, que un pensamiento progresista en política se sitúe en la actualidad en la defensa de la situación de estado social y democrático de derecho alcanzado por la transición española para, por ejemplo, el año 2006 y posteriormente perdido: ese es nuestro objetivo. Y que ese limitado ideal dirija toda nuestra actuación no quiere decir que renunciemos a todo proyecto de futuro, pero sí quiere decir que ante la urgencia de los acontecimientos que acontecen no podemos por menos que a su vez responder con urgencia. Eso se llama realmente Política.

1 comentario:

Antonio H. dijo...

No entiendo esa idea de que hay dos oligarquías, una del PP y otra del PSOE. Creo que solamente hay una oligarquía a la que sirven ambos. Y si para mantenerse tiene que dejar caer al PSOE, lo hará; y el PSOE no podrá impedirlo; los máximos dirigentes del PSOE disfrutarán de los jugosos retiros que les prepare la oligarquía, y al resto del partido que les den. Haría falta un dirigente radical e insobornable al frente del partido para evitarlo. Y aún así.