En las Cortes se está jugando lo que
podría ser el nuevo gobierno de España. Y hay una petición incansable del
Partido Popular y sus partidarios para que el Partido Socialista se abstenga y
permita la formación de un gobierno. Y añaden: debería hacerlo además por eso
que se llama patriotismo.
Nosotros, sin duda y en primer lugar,
consideramos que el patriotismo está muy sobrevalorado. Pero además,
consideramos acertada la posición del Partido Socialista de votar negativamente
a Mariano Rajoy. Y no solo la consideramos acertada sino que creemos qué es la
única posición fiel a la Constitución ante quienes durante cuatro años gobierno
han estado sistemáticamente incumpliendo el proyecto que España se impuso en su
Carta Magna. Así, lo que pretendemos en este artículo es, por lo tanto,
analizar, en primer lugar, por qué acabamos de hacer esta afirmación; en segundo
lugar, si es cierta la dificultad de que no haya gobierno en España todavía; y,
por último, cuál puede ser el futuro para esta situación.
Como ya sabe algún lector que nos
siga, alguno hay, hemos defendido la existencia de lo que denominamos como Proceso
de Precarización que consistiría en el desarrollo de una serie de medidas
políticas, sociales y económicas qué buscarían reducir los derechos sociales y
políticos para la mayoría de la población, y que hasta la fecha habían
caracterizado el modelo europeo del bienestar, en beneficio de la oligarquía. Este Proceso de Precarización ha tenido un
maestro en el gobierno del Partido Popular en España, que se ha dedicado
sistemáticamente a la reducción de los derechos de los españoles durante su
mandato. Así, las tres leyes fundamentales de su gobierno han buscado la
destrucción de los derechos conseguidos durante la democracia. En concreto: la Reforma
Laboral ha destruido los derechos sociales de los trabajadores españoles; la Ley
Mordaza ha buscado reducir al mínimo la capacidad de libertad de expresión; y, por
último pero no menos importante, la LOMCE ha realizado una nueva política
educativa segregadora cuyo fin es la destrucción, por un lado, de la educación
pública y, por otro, del modelo de educación universal e interclasista.
De esta forma, durante cuatro años el
gobierno del Partido Popular lo único que ha hecho ha sido, siguiendo el nuevo
modelo socioeconómico al servicio de la oligarquía, convertir a España en una
sociedad precarizada donde la desigualdad es cada vez mayor y dónde la
oligarquía tiene aún mayor poder social y político, mientras que el resto de la
población vamos perdiendo paulatinamente derechos y bienestar.
Por todo ello, resultaría inasumible
para un partido que se autodenomina progresista como el Partido Socialista no
ya votar a favor de un candidato como Mariano Rajoy sino incluso abstenerse. Y
lo es no porque sus dirigentes no quieran, sino porque sería un suicidio político
absoluto. Y este suicidio es, en el fondo, el proyecto de toda la campaña
mediática que está detrás de la idea de la abstención del PSOE y dónde juega
también eso que se ha dado en llamar nueva
política.
Sin embargo, y antes de analizar lo
anterior, alguien nos podría precisar que esta situación es insostenible y que
en algún momento el Partido Socialista deberá tomar la decisión de la abstención,
pues unas terceras elecciones parecerían inviables y mantener a la nación sin
gobierno no sería una opción asumible realmente. Todos estos argumentos, sin
embargo, parten del supuesto de que efectivamente en estos cuatro años ha
habido gobierno nacional y lo que habría que hacer, curiosamente y desde un
análisis político objetivo, es negar la mayor.
Efectivamente, si algo no ha existido
en estos cuatro años de legislatura ha sido un gobierno nacional que primara el
interés de España, es decir de un Estado
social y democrático de derecho tal y como marca la Constitución, sobre los
intereses de la oligarquía nacional e internacional. De hecho la existencia o
no de un gobierno, tal y como ha sido el del Partido Popular, resulta
irrelevante pues toda la política social y económica ha sido dictada
directamente desde Bruselas y, como muy bien le señaló Mariano Rajoy a Zapatero
cuando éste comenzó la senda de la obediencia ciega al nuevo proyecto europeo
de precarización, España se ha convertido en un protectorado. Por lo tanto, la
ausencia o no de un virrey no parece demasiado importante para la continuación
de las mismas políticas económicas regresivas.
Y como consecuencia de todo esto,
para el Proceso de Precarización es necesario que el PSOE sea absolutamente
derrotado: o bien, reduciéndolo a un partido irrelevante, y esto se produciría
si el Partido Socialista se abstiene ante Rajoy; o, segunda opción,
convirtiéndole en un partido que nunca alcance poder y acabe cansando una
militancia que lo vea como inservible.
De esta forma, y llegamos a lo
importante, lo que aquí está en juego es la destrucción del PSOE porque,
paradójicamente y a pesar de su propio aparato, es el único que puede parar,
por el interés mezquino de ese mismo aparato, la Precarización.
Y para lograr este objetivo de la
destrucción del PSOE, se está utilizando a la autodenominada nueva política. Efectivamente el papel principal
que está tomando tanto Ciudadanos -que surgió específicamente para conseguir
que el Partido Popular lograra seguir gobernando- como Podemos -que surgió
específicamente para lograr que el Partido Socialista desapareciera como
partido de gobierno- ha sido, unas veces con mayor protagonismo de unos y otras
de otros, que el Partido Popular siga en el poder. No se trata, por supuesto,
de que sus votantes o incluso sus dirigentes estén de acuerdo con esto, sino de
que sus acciones políticamente conducen a ello. Cuando decimos que la nueva política ayuda en España a consolidar
el Proceso de Precarización, y con él al mantenimiento en el poder del PP y la
reducción a su mínima expresión del PSOE, no presentamos una teoría de la
conspiración sino que se está utilizando a estos dos nuevos partidos para
lograr la máxima de que siempre gobierne el Partido Popular. Y a los hechos nos
remitimos.
De esta forma, se provoca un, otro, hecho paradójico en política, tal y como otras
veces también ocurre. Este hecho paradójico es que un partido perfectamente
instalado en el establishment de la política española y europea, como es el
PSOE, se convierte por motivos ajenos tanto a su trabajo como a su voluntad en
la única esperanza que tienen las clases trabajadoras de parar el Proceso de Precarización.
Efectivamente, y lo decimos nosotros no proclives al Partido Socialista como cualquiera
que lea este blog podrá ver, el PSOE es la única esperanza que nos queda para ser
capaces de, primero, limitar y, segundo, acabar con este proceso dominado por
las oligarquías. Y no lo decimos porque creamos que el Partido Socialista sea
un compendio de ideales y sus dirigentes sean realmente de espíritu progresista,
sino porque su propia supervivencia, y por lo tanto la supervivencia de su
aparato como casta privilegiada, guarda relación necesariamente con enfrentarse
al Proceso de Precarización. Y no lo pueden hacer, aunque ellos probablemente
estén de acuerdo con las medidas oligarcas, porque son conscientes de que su
público y mercado, hablemos así para entendernos mejor pues la política es
también un mercado, no lo comprenderían. Efectivamente, la militancia
socialista mayoritaria es de izquierdas y no estaría dispuesta a asumir esto. La
única posibilidad de la supervivencia del aparato del PSOE es negarse a la
Precarización.
Es decir, lo que estamos intentando
explicar es que sólo una oligarquía, el aparato político del PSOE, nos puede ayudar
a salvarnos de la otra en este preciso momento y exclusivamente por su propio
interés.
Una vez alguien con mucho
conocimiento de causa me indicó que la política era una mierda. No cabe duda de
que esto sea así, pero también es verdad que nuestra vida no escapa a esa
condición y, por lo tanto, debemos movernos en el terreno en el cual realmente
estamos. Nuestra acción política no puede buscar ahora grandes ideales ni la
construcción de una sociedad utópica. Pero todavía es posible, y necesario, que
un pensamiento progresista en política se sitúe en la actualidad en la defensa
de la situación de estado social y democrático
de derecho alcanzado por la transición española para, por ejemplo, el año
2006 y posteriormente perdido: ese es nuestro objetivo. Y que ese limitado
ideal dirija toda nuestra actuación no quiere decir que renunciemos a todo
proyecto de futuro, pero sí quiere decir que ante la urgencia de los
acontecimientos que acontecen no podemos por menos que a su vez responder con
urgencia. Eso se llama realmente Política.
1 comentario:
No entiendo esa idea de que hay dos oligarquías, una del PP y otra del PSOE. Creo que solamente hay una oligarquía a la que sirven ambos. Y si para mantenerse tiene que dejar caer al PSOE, lo hará; y el PSOE no podrá impedirlo; los máximos dirigentes del PSOE disfrutarán de los jugosos retiros que les prepare la oligarquía, y al resto del partido que les den. Haría falta un dirigente radical e insobornable al frente del partido para evitarlo. Y aún así.
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