La pregunta pertinente al
analizar la presencia obligada de la perspectiva de género en la docencia es
por qué esta sí es obligatoria y no lo es, por ejemplo, la perspectiva de
clase. Y efectivamente, en la actual legislación LomLoe, la nueva ley de educación,
la perspectiva de género aparece citada 86 veces frente a ninguna la de clase. Y
por ello, interesa la causa por la cual todos los poderes del Nuevo Capitalismo,
desde el estado a las grandes corporaciones y los grupos financieros
capitalistas, citan y fomentan esta perspectiva.
La discriminación de la
mujer es un hecho cierto y no se debe ocultar a los alumnos. Pero, a su vez es cierto
que ha habido discriminación por multitud de otros motivos, por ejemplo la
religión o la etnia, y una fundamental: por el desigual reparto y posesión de
la propiedad. Así, la perspectiva de género sería tan necesaria para comprender
la historia en su totalidad como otras perspectivas. Sin embargo, y aquí está
lo interesante, es la perspectiva de género la única concretamente. Y de esto, podemos
deducir que no es por su verdad histórica, pues entonces todo el resto de las
perspectivas también lo estarían, sino por otra cuestión. Y aquí está lo
interesante: discernir cuál es esa otra cuestión.
El feminismo es, sin duda
alguna, un movimiento emancipador fundamental y su éxito es necesario para el
progreso y la lucha por los derechos humanos. Se trata, además, de un
movimiento transversal: el feminismo, en sí mismo, aunque luego pueda haber
corrientes diversas, defiende algo que todo demócrata debe mantener: la
igualdad de todos los ciudadanos. O dicho de otra manera, sin que haya igualdad
efectiva hombre-mujer no puede haber auténtica democracia.
Pero el hecho de que un movimiento
social tenga un contenido emancipador verdadero, no implica necesariamente que
su uso social se dé también así. Es decir, puede ser utilizado para
precisamente lo contrario. Esto ya le ocurrió al marxismo, pensemos en las
dictaduras comunistas europeas o actualmente en la dictadura cubana, donde esta
filosofía liberadora, yo mismo soy marxista, generó y genera una ideología para
mantener un régimen de opresión. Y por ello, conviene preguntarse de nuevo qué
hay detrás de esta omnipresencia de la perspectiva de género. Otra vez, ¿por
qué sí hay perspectiva de género y no perspectiva de clase?
En primer lugar, porque el
propio feminismo, como ya hemos contado le pasó al marxismo en los regímenes
totalitarios comunistas, se ha convertido en una ideología. Lo importante de una ideología no es su valor
de verdad, es decir: si tiene razón o no, sino que se pueda emplear para la
dominación social. La ideología se emplea para generar una comprensión del
mundo falsa cuya finalidad es mantener la dominación. El feminismo hoy en día
se usa en el Nuevo Capitalismo para enmascarar los problemas sociales y
reconducirlos a problemas de género que, además y como paradigma el “techo de
cristal”, buscan favorecer a las propias oligarquías y con ello a las
condiciones de dominación y precarización social. Así, la utilización del
feminismo como ideología para esconder la realidad de la sociedad actual, cuyo
dominio se da realmente no en razón de sexo o género sino de dominio de la propiedad,
es perfecto. Todo problema social, que es fundamentalmente económico, se reduce
así a un problema de paridad, en toda la extensión de la palabra. El mismo
hecho de que la palabra igualdad, antaño relacionada con las condiciones
socioeconómicas, sea ahora costreñida, con institución ministerial incluida, a
este tema nos señala claramente esta situación ideológica. Así, cuando i
alguien habla ahora de igualdad, se refiere a que en las juntas de los grandes
bancos debe haber el mismo número de hijos de papá que de hijas de mamá y no a
que los trabajadores, mujeres u hombres, tengan unas condiciones laborales
justas.
Y este efecto ideológico se
traslada igualmente a la escuela y, por extensión, a todos los centros
intelectuales. La presencia de la perspectiva de género lo que pretende
precisamente es la eliminación de cualquier otra circunstancia de explicación
histórica o socioeconómica y, con ello, la domesticación del análisis hasta su simplificación.
El discurso emancipatorio se reduce a alcanzar la igualdad hombre-mujer y cuando
sea pareja la sociedad será igualitaria: tu explotador podrá ser una mujer o un
hombre o incluso alguien no binario. La reducción de la historia a la
perspectiva de género llega a su justicia plena con la repartición equitativa
de la oligarquía. De esta forma, se convierte un movimiento emancipatorio, y no
es la primera vez, en pura asunción social de la nueva dominación.
El tercer aspecto, también
fundamental a nivel social aunque menos interesante a nivel teórico, es que el
feminismo se ha convertido en una forma de vida para ciertas castas y un medio
fundamental para mantener un statu quo académico y político determinado. Por
ello, y como medio de vida, es fundamental su imposición social no para
garantizar su verdad crítica, sino para garantizar este propio medio de vida a
través de instituciones y departamentos de estudio deesas élites y castas. Y
esto se ve muy bien en que no existe ni universidad, ni partido político, ni
sindicato, ni banca ni gran corporación capitalista que no tenga un
departamento de igualdad cómodamente retribuido y con futura proyección social
para sus miembros y miembras.
El cuarto aspecto,
fundamental, es cómo esto consolida la gran ideología social: la diversidad. La
realidad del Nuevo Capitalismo ha conseguido la máxima uniformidad social hasta
ahora conocida: todos, sin excepción alguna, somos mercancías explotadas. Nuestra
vida es una producción incesante, en el trabajo y en el ocio, de beneficio
capitalista. Por ello, la nueva ideología pretende ocultar este hecho empírico
y real escondiendo esta uniformidad en una diversidad de identidades diversas
individualizadas. Las mercancías se disfrazan en el escaparate del mercado con
diversos elementos que les generan el autoengaño de su autenticidad vital. Para
la explotación capitalista, en eso se parece a Pablo de Tarso, ya no hay hombre,
mujer ni persona no binaria. Pero la nueva ideología de la diversidad hace
hincapié en esos elementos, y otros, donde el individuo se identifica a sí
mismo en una peculiaridad como colectivo frente a otros. En la interminable
alacena de las mercancías estas se sienten distintas negándose a mirar la
etiqueta que señala la uniformidad de su precio. Y la única reivindicación ya
no es dejar de ser mercancías, la crítica al Capitalismo como sistema
totalitario, sino reivindicar el cartel de la falsa diferencia.
El feminismo no es falso,
sigue siendo necesario: la igualdad efectiva hombre-mujer no es aún un hecho
social cierto. Y sin esa igualdad efectiva, nunca una sociedad podrá ser justa.
Pero su conversión a ideología hace peligrar una igualdad más fundamental: la
de cada ser humano en cuanto tal. En Berlín este había una inmensa estatua de
Marx y Engels, ambos luchadores por la libertad, reconvertidos por la dictadura
comunista en fervientes vigilantes de la opresión.
1 comentario:
Ud. pregunta “¿por qué sí hay perspectiva de género y no perspectiva de clase?”.
Tiene fácil respuesta esa pregunta. El aumento del nivel de vida de los trabajadores durante los años 60 en los países de economía capitalista, la izquierda se percató que el trabajador, su sujeto revolucionario, ya no quería cambiar el mundo sino cambiar de coche. La caída del muro en el 89 más llagada de la Perestroika y la Glasnost alejaba ese colapso necesario del capitalismo para que se cumpliera la profecía marxista.
Ante este orden de cosas la izquierda tuvo que recurrir al plan B.
Para ello, se juntaron en Brasil en 1990, en lo que se llamó “Foro de São Paulo” y echaron mano de Gramsci y su revolución cultural, quitando al trabajador como sujeto revolucionario y poniendo en su lugar al indígena, al negro, al homosexual, a la mujer, al ecologista, al nacionaltribalista, al vegano, al animalista, al arrendatario etc...
Y en el rincón contrario además del terrateniente y el empresario, se añade a el hombre, los heterosexuales, los blancos, los cristianos, la familia (padre y madre), los defensores de la nación política, etc...
En cuanto a la “Perspectiva de Género” es la paraciencia que utiliza la hegemónica izquierda extravagante (Gustavo Bueno, dixit) como ariete para destrozar la Superestructura y forzar el colapso socioeconómico que necesitan para su revolución socialista. Les está funcionando.
Dice el artículo 14 de la “Constitución Española”:
“Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.”
Lo dramático es que, teniendo una Constitución española en la que no se mienta la palabra “género” ni una sóla vez y “sexo” sólo tres veces, en la que sólo se habla, constántemente, de “españoles”, la izquierda extravagante ha conseguido incluido esa ponzoña en normas y leyes, a todas luces inconstitucionales, que nos está llevando a un medievalismo inquisitorial y miserable.
Un Oyente de Federico
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