lunes, enero 10, 2022

LA PERSPECTIVA DE GÉNERO COMO IDEOLOGÍA DEL NUEVO CAPITALISMO

La pregunta pertinente al analizar la presencia obligada de la perspectiva de género en la docencia es por qué esta sí es obligatoria y no lo es, por ejemplo, la perspectiva de clase. Y efectivamente, en la actual legislación LomLoe, la nueva ley de educación, la perspectiva de género aparece citada 86 veces frente a ninguna la de clase. Y por ello, interesa la causa por la cual todos los poderes del Nuevo Capitalismo, desde el estado a las grandes corporaciones y los grupos financieros capitalistas, citan y fomentan esta perspectiva.

La discriminación de la mujer es un hecho cierto y no se debe ocultar a los alumnos. Pero, a su vez es cierto que ha habido discriminación por multitud de otros motivos, por ejemplo la religión o la etnia, y una fundamental: por el desigual reparto y posesión de la propiedad. Así, la perspectiva de género sería tan necesaria para comprender la historia en su totalidad como otras perspectivas. Sin embargo, y aquí está lo interesante, es la perspectiva de género la única concretamente. Y de esto, podemos deducir que no es por su verdad histórica, pues entonces todo el resto de las perspectivas también lo estarían, sino por otra cuestión. Y aquí está lo interesante: discernir cuál es esa otra cuestión.

El feminismo es, sin duda alguna, un movimiento emancipador fundamental y su éxito es necesario para el progreso y la lucha por los derechos humanos. Se trata, además, de un movimiento transversal: el feminismo, en sí mismo, aunque luego pueda haber corrientes diversas, defiende algo que todo demócrata debe mantener: la igualdad de todos los ciudadanos. O dicho de otra manera, sin que haya igualdad efectiva hombre-mujer no puede haber auténtica democracia.

Pero el hecho de que un movimiento social tenga un contenido emancipador verdadero, no implica necesariamente que su uso social se dé también así. Es decir, puede ser utilizado para precisamente lo contrario. Esto ya le ocurrió al marxismo, pensemos en las dictaduras comunistas europeas o actualmente en la dictadura cubana, donde esta filosofía liberadora, yo mismo soy marxista, generó y genera una ideología para mantener un régimen de opresión. Y por ello, conviene preguntarse de nuevo qué hay detrás de esta omnipresencia de la perspectiva de género. Otra vez, ¿por qué sí hay perspectiva de género y no perspectiva de clase?
 
En primer lugar, porque el propio feminismo, como ya hemos contado le pasó al marxismo en los regímenes totalitarios comunistas, se ha convertido en una ideología.  Lo importante de una ideología no es su valor de verdad, es decir: si tiene razón o no, sino que se pueda emplear para la dominación social. La ideología se emplea para generar una comprensión del mundo falsa cuya finalidad es mantener la dominación. El feminismo hoy en día se usa en el Nuevo Capitalismo para enmascarar los problemas sociales y reconducirlos a problemas de género que, además y como paradigma el “techo de cristal”, buscan favorecer a las propias oligarquías y con ello a las condiciones de dominación y precarización social. Así, la utilización del feminismo como ideología para esconder la realidad de la sociedad actual, cuyo dominio se da realmente no en razón de sexo o género sino de dominio de la propiedad, es perfecto. Todo problema social, que es fundamentalmente económico, se reduce así a un problema de paridad, en toda la extensión de la palabra. El mismo hecho de que la palabra igualdad, antaño relacionada con las condiciones socioeconómicas, sea ahora costreñida, con institución ministerial incluida, a este tema nos señala claramente esta situación ideológica. Así, cuando i alguien habla ahora de igualdad, se refiere a que en las juntas de los grandes bancos debe haber el mismo número de hijos de papá que de hijas de mamá y no a que los trabajadores, mujeres u hombres, tengan unas condiciones laborales justas.
 
Y este efecto ideológico se traslada igualmente a la escuela y, por extensión, a todos los centros intelectuales. La presencia de la perspectiva de género lo que pretende precisamente es la eliminación de cualquier otra circunstancia de explicación histórica o socioeconómica y, con ello, la domesticación del análisis hasta su simplificación. El discurso emancipatorio se reduce a alcanzar la igualdad hombre-mujer y cuando sea pareja la sociedad será igualitaria: tu explotador podrá ser una mujer o un hombre o incluso alguien no binario. La reducción de la historia a la perspectiva de género llega a su justicia plena con la repartición equitativa de la oligarquía. De esta forma, se convierte un movimiento emancipatorio, y no es la primera vez, en pura asunción social de la nueva dominación.
 
El tercer aspecto, también fundamental a nivel social aunque menos interesante a nivel teórico, es que el feminismo se ha convertido en una forma de vida para ciertas castas y un medio fundamental para mantener un statu quo académico y político determinado. Por ello, y como medio de vida, es fundamental su imposición social no para garantizar su verdad crítica, sino para garantizar este propio medio de vida a través de instituciones y departamentos de estudio deesas élites y castas. Y esto se ve muy bien en que no existe ni universidad, ni partido político, ni sindicato, ni banca ni gran corporación capitalista que no tenga un departamento de igualdad cómodamente retribuido y con futura proyección social para sus miembros y miembras.
 
El cuarto aspecto, fundamental, es cómo esto consolida la gran ideología social: la diversidad. La realidad del Nuevo Capitalismo ha conseguido la máxima uniformidad social hasta ahora conocida: todos, sin excepción alguna, somos mercancías explotadas. Nuestra vida es una producción incesante, en el trabajo y en el ocio, de beneficio capitalista. Por ello, la nueva ideología pretende ocultar este hecho empírico y real escondiendo esta uniformidad en una diversidad de identidades diversas individualizadas. Las mercancías se disfrazan en el escaparate del mercado con diversos elementos que les generan el autoengaño de su autenticidad vital. Para la explotación capitalista, en eso se parece a Pablo de Tarso, ya no hay hombre, mujer ni persona no binaria. Pero la nueva ideología de la diversidad hace hincapié en esos elementos, y otros, donde el individuo se identifica a sí mismo en una peculiaridad como colectivo frente a otros. En la interminable alacena de las mercancías estas se sienten distintas negándose a mirar la etiqueta que señala la uniformidad de su precio. Y la única reivindicación ya no es dejar de ser mercancías, la crítica al Capitalismo como sistema totalitario, sino reivindicar el cartel de la falsa diferencia.
 
El feminismo no es falso, sigue siendo necesario: la igualdad efectiva hombre-mujer no es aún un hecho social cierto. Y sin esa igualdad efectiva, nunca una sociedad podrá ser justa. Pero su conversión a ideología hace peligrar una igualdad más fundamental: la de cada ser humano en cuanto tal. En Berlín este había una inmensa estatua de Marx y Engels, ambos luchadores por la libertad, reconvertidos por la dictadura comunista en fervientes vigilantes de la opresión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ud. pregunta “¿por qué sí hay perspectiva de género y no perspectiva de clase?”.

Tiene fácil respuesta esa pregunta. El aumento del nivel de vida de los trabajadores durante los años 60 en los países de economía capitalista, la izquierda se percató que el trabajador, su sujeto revolucionario, ya no quería cambiar el mundo sino cambiar de coche. La caída del muro en el 89 más llagada de la Perestroika y la Glasnost alejaba ese colapso necesario del capitalismo para que se cumpliera la profecía marxista.
Ante este orden de cosas la izquierda tuvo que recurrir al plan B.
Para ello, se juntaron en Brasil en 1990, en lo que se llamó “Foro de São Paulo” y echaron mano de Gramsci y su revolución cultural, quitando al trabajador como sujeto revolucionario y poniendo en su lugar al indígena, al negro, al homosexual, a la mujer, al ecologista, al nacionaltribalista, al vegano, al animalista, al arrendatario etc...
Y en el rincón contrario además del terrateniente y el empresario, se añade a el hombre, los heterosexuales, los blancos, los cristianos, la familia (padre y madre), los defensores de la nación política, etc...

En cuanto a la “Perspectiva de Género” es la paraciencia que utiliza la hegemónica izquierda extravagante (Gustavo Bueno, dixit) como ariete para destrozar la Superestructura y forzar el colapso socioeconómico que necesitan para su revolución socialista. Les está funcionando.

Dice el artículo 14 de la “Constitución Española”:
“Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.”

Lo dramático es que, teniendo una Constitución española en la que no se mienta la palabra “género” ni una sóla vez y “sexo” sólo tres veces, en la que sólo se habla, constántemente, de “españoles”, la izquierda extravagante ha conseguido incluido esa ponzoña en normas y leyes, a todas luces inconstitucionales, que nos está llevando a un medievalismo inquisitorial y miserable.

Un Oyente de Federico