En #RadioSofía de Radio Municipal de Casares.
#EPMesaSiempreConDescartes
"Ilustración es la salida del hombre de su culpable minoría de edad."
Vamos a empezar por el principio como personas de orden que somos. Convertir una anécdota en categoría es algo que argumentativamente no suele tener gran valor. Sin embargo, es también cierto que defender que un hecho que ocurra pueda ser explicado a través de un aspecto más general es frecuente en todas las ciencias sociales y también en la filosofía.
Lo que pretendemos aquí es contar dos acontecidos que han ocurrido en mi instituto a finales de junio y presentar brevemente una posible explicación. Nada más y nada menos. Un poco cotilleo y, un mucho, pedantería intelectual.
Las grandes corporaciones, tanto estadounidenses como japonesas, y las industrias de las dictaduras soviéticas, curiosamente o no también, pusieron de moda la idea de que los trabajadores debían realizar acciones de ocio conjuntas para así mantener lo que se llamaba entonces el espíritu de la empresa: un canto a la alienación. Esto, que con su desarrollo ha acabado degenerando en fines de semana completos con trabajadores asustados asistiendo por temor a perder su puesto de trabajo, se ha trasladado también a la administración pública. Actualmente, es muy común que en los institutos a los profesores se les proponga, con la mirada cómplice y divertida de la junta directiva creyendo ser liderazgo pedagógico y sólo siendo la voz de su amo, realizar actividades conjuntas en su tiempo de ocio y pasar juntos su tiempo libre -porque así llaman a su explotada vida no laboral-. Ya, aquí habría tema para un análisis. Pero, al menos en la función pública no parecería tan preocupante pues tu puesto de trabajo, al menos en cuanto a funcionario en general aunque otra cosa sería el lugar concreto del mismo, no corre peligro por no asistir.
En mi instituto, como en otros, esto también se está poniendo de moda, y especialmente surge al final de curso o por navidades cuando acontece realizar, como buenos empleados, alguna actividad lúdica conjunta. Y, últimamente, se impone el karaoke.
No cabe duda de que la gente es muy libre de asistir a un karaoke y no cabe duda de que yo no creo que vaya a ir nunca al karaoke. Pero, esto no tiene nada que ver con procesos sociales o con procesos políticos, sino que tiene que ver con un gusto personal: yo iré a un bar a apoyarme en la barra, o al fútbol, y les puedo asegurar que el fútbol no es un espectáculo revolucionario, y otros irán al karaoke. No se trata, sería absurdo, de una presunta superioridad moral por ir a un sitio u otro. Uno puede ser muy buen profesor, o tener mucha conciencia política, e ir al karaoke y puede ser muy malo, o no tener conciencia política alguna, y no ir al karaoke. E incluso viceversa. Y que estas cosas haya que explicarlas, da incluso reparo.
Pero hay una historia más y, como en las buenas novelas, la trama se va hilando. Esa misma semana de finales de junio, y en ese mismo instituto, se propuso, hay gente que no tiene vida y todavía habla en los claustros, firmar un documento para criticar la subida de ratio en 1º de ESO (la ratio es el número de alumnos por aula), que pasaba de 25, una promesa de la propia presidenta de la comunidad, a 27 en nuestro centro. Y parece, y no sólo es apariencia, que la ratio es un aspecto fundamental de la educación y a menor ratio pues se supone que mejor educación. E incluso, suponemos, que no sólo es suponer, que la menor ratio es algo muy importante para el profesor que da esa clase. Es decir, que igual no tanto como ir a un karaoke o al fútbol, pero algo debía interesar.
Pero total, ¿qué paso?
Aquí entra lo interesante. Y aquí entra la anécdota y la categoría. Pues resulta, que apuntarse al karaoke lo hicieron cuarenta profesores, no podían ir más, y para quejarse de la ratio firmaron veintidós. Cuarenta, no cabían más, a veintidós, cabían todos y todas: una goleada.
Como diría un imbécil, o un emprendedor si es que queremos distinguirlos, la vida hay que exprimirla gota a gota y para eso, no cabe duda, es mejor el karaoke, o el fútbol, que la aburrida presencia de los abajo firmantes. Y repetimos que no es incompatible asistir a un karaoke con firmar para la ratio. Pero, vaya, que hay goleada.
Hemos analizado aquí, muchas veces, la necesidad que tiene el Nuevo Capitalismo de generar una nueva subjetividad. Esta nueva subjetividad, además, tiene a su vez una característica que nosotros hemos denominado como alienación negativa: la idea de que el Yo se constituye con la falsa pretensión de ser un elemento ajeno y prístino ante el modelo social de dominación. Así, en la nueva subjetividad del Capitalismo, cada individuo se considera ajeno a todo proceso social y cree ideológicamente que su autenticidad existe en su vida personal y privada que está, presuntamente, alejada de sus condiciones sociales y laborales. Sin embargo, y esto es lo que no considera aquel que cree vivir su vida en la privacidad, la propia existencia individual no escapa a la mercantilización a través de la producción económica de beneficio capitalista por el consumo. Es decir: ir al karaoke, o al fútbol, es tan social y produce tanto beneficio capitalista, incluso más, como ir a trabajar. Y es tan poco personal y propio, por tanto, como la vida laboral. Pero, oigan que nos ganan por cuarenta a veintidós.
Por supuesto, firmar contra la ratio no hubiera mejorado nada el próximo curso. Ir al karaoke, tampoco. Ninguna de ambas acciones son cruciales en el proceso histórico, sin duda. Pero quede constancia de que más gente con carrera universitaria quiso ir al karaoke que, al menos, protestar por la ratio.
No pasa nada, el Capitalismo golea.
No pasa nada, estamos acostumbrados a perder.
No pasa nada: bienvenidos al Nuevo Capitalismo.
Mi instituto va a tener el próximo curso lo que se llama, hay que decirlo con voz engolada, un aula de bachillerato de excelencia (y añádase, ossea). Esta consiste en un grupo diferenciado de bachillerato que tiene de forma exclusiva una mayor profundización de contenidos y, supuestamente, una mayor atención por profesores seleccionados individualmente, me imagino que excelentes también, por la Consejería y la dirección del centro. Los alumnos, además, deben tener una alta nota media en la ESO para formar parte de dicho proyecto.
Pero yo, me he negado a participar. Que
vaya, que desde mi mediocridad no voy a formar parte del circo. Y en este
artículo, si alguien sigue leyendo, pretendo explicar las razones para estar
objetivamente en contra.
Llama la atención que la Consejería de Educación
madrileña, gobernada por el Partido Popular y cuya principal acción de gobierno
es atacar a la enseñanza pública desde infantil hasta la universidad, se
preocupe tanto por dar aulas de excelencia a los centros públicos. Sólo
esto ya debería darnos una pista sobre la conveniencia o no de este modelo.
Parece claro que un gobierno cuya acción permanente es el acoso y derribo de lo
público, no caería en el error de hacer algo bueno para dicho sector. Pero, si
bien esto ya nos señala que el modelo de excelencia (ossea) debe
de ser contrario a la pública y a la educación como ideal ilustrado de
universalidad, algo que también odia el gobierno madrileño, nos faltaría
explicarlo concretamente. Y por ello, hay que analizarlo
En primer lugar, el bachillerato de
excelencia (ossea) discrimina al alumnado. Efectivamente, el hecho
de que determinados alumnos sean escogidos para una mayor profundización
educativa frente a otros que no van a recibirla implica una segregación. Así,
si los alumnos de este proyecto están en un bachillerato de excelencia (ossea),
todos los demás alumnos del instituto deben estar, de acuerdo a la lógica de la
exclusión (y en todos los sentidos), en un bachillerato de mediocridad o
de adocenamiento. Es la defensa de una distinta formación en la misma
etapa educativa: es la defensa del elitismo frente a la universalidad.
En segundo lugar, implica una discriminación
hacia el profesorado. El bachillerato de excelencia (ossea) tiene
una de sus bases en la selección de un profesorado también de excelencia
(ossea y reossea) situado frente al resto de profesores de, ¿lo han
averiguado?, mediocridad. Pero lo curioso aquí es que ambos colectivos han
aprobado las mismas oposiciones y sólo se les puede distinguir por un añadido
servil y colaboracionista: el de excelencia es el que se presenta a excelencia
para cubrir el bachillerato de excelencia (ossea). Ocurre así
algo parecido al ñoño espectáculo del cuerpo de catedráticos, que ya
analizamos AQUÍ. El bachillerato
de excelencia (ossea), como antes el bilingüismo, o las cátedras
o cualquiera de estos ridículos programas, no se propone por su labor educativa
sino social y laboral: generar la división dentro del cuerpo de profesores
repartiendo privilegios y rompiendo así cualquier posible unidad de lucha.
En tercer lugar, este proyecto supone una
discriminación entre los propios centros educativos y la ruptura de la
enseñanza pública como sistema y su conversión en mercado de todos contra
todos. Efectivamente, el bachillerato de excelencia (ossea) sólo es
ofertado por unos centros y no por otros, generando así en cada proceso de
matriculación el desarrollo y refuerzo de un mercado educativo competitivo
donde cada centro va vendiendo características a cada cual más alejada de
cualquier labor educativa y cultural –incluyendo viajes e intercambios y demás actividades
lúdicas propias de un crucero hortera- para atraer a los clientes. Se acaba por
destruir así el ideal de un auténtico sistema público que funcionara como una
red de centros y cuya finalidad última fuera la transmisión de conocimientos y
la formación de ciudadanos. En su lugar, se ofrece un sistema de mercado donde
cada centro actúa privadamente alentando su interés particular y compitiendo
por su supervivencia.
Por último, el bachillerato de excelencia
(ossea) es un ataque contra el propio ideal educativo ilustrado.
Efectivamente, este ideal ilustrado tenía como base la extensión universal de
la razón y el conocimiento en la figura de la igualdad de todos los ciudadanos.
Sin embargo, la excelencia educativa plantea un modelo contrario: el
desarrollo de élites y, en su necesaria contraposición para los alumnos que no
están en dicho proyecto selectivo, de chusma, que directamente va en contra de
la propia democracia y su igualdad. La ciudadanía, una de cuyas bases era la
educación universal y obligatoria, es sustituida por la figura del cliente que
lucha en el mercado educativo, primero, y laboral, después.
La Comunidad de Madrid, en su permanente ataque
contra la educación pública y el ideal ilustrado, comprende perfectamente todo
esto y busca destruir una enseñanza pública universal a la que aborrece. Ahora,
antes por ejemplo fue el bilingüismo, usa las ñoñas y cursis aulas de
excelencia. Resulta normal que gente cuyo máximo ideal de vida sea un ático
y tomar cañitas en libertad, participe activamente y apoye este sistema: una
vida pobre se corresponde con ideas pobres. Pero no sería normal que aquellos
que consideran la educación como un elemento fundamental, participen de un
proyecto cuya finalidad es la destrucción de la enseñanza pública y universal.
La Modernidad y la Ilustración (estas sí con
mayúsculas) defendieron la universalidad de la razón y por eso se desarrolló la
enseñanza obligatoria y universal. Las aulas de excelencia (ossea)
han venido para negar en la práctica este proyecto y extender la mediocridad
meritocrática, ya no sólo a los alumnos sino al propio sistema educativo como tal.
Conmigo, y con muchos otros, que no cuenten para estas payasadas terribles y
reaccionarias: uno fue a la universidad gracias al esfuerzo de toda la sociedad
y en algo se debe notar el aprovechamiento de esos estudios superiores.
¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.
Ante el fallecimiento de Daniel Rosende Pereira, la Asociación de Profesores de Filosofía de Madrid (APFM) desea mostrar su dolor y dar sus condolencias a su familia, amigos y a todo el mundo de la Filosofía.
Conocido por todos por su tarea filosófica en el canal de Youtube "Unboxing Philosophy" y su por su labor en defensa y divulgación de la Filosofía, que le llevaron a la publicación, entre otros trabajos, de sus libros "Filosofía para bípedos sin plumas" y "Narciso descubre Instagram", la Asociación de Profesores de Filosofía de Madrid no puede sino mostrar nuestra tristeza y dolor ante tan dramática noticia.
Si es cierto que, como decía Platón en boca de Sócrates, la Filosofía es aprender a morir, nuestro amigo y compañero Daniel Rosende ha llegado a este paso con conocimientos más que suficientes.
Y si también es cierto que, como defendió Nietzsche, la Filosofía es aprender a vivir, Rosende ha dejado un ejemplo insuperable de una existencia plena de sentido en su trabajo, generosidad y bondad hacia los otros.
Hoy, nuestras vidas están sin duda un poco más vacías, pero nuestros corazones y nuestro pensamiento siguen plenos de su presencia.
Seguimos con tu ejemplo, querido y añorado bípedo implume.
¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.
En 1755 un terrible terremoto asoló la ciudad de Lisboa. Los muertos se contaron por decenas de miles y, ante este hecho, el librepensador Voltaire publicó un famoso poema señalando que frente a esos filósofos que defendían la armonía de la realidad, pensando probablemente en Leibniz y Pope, la propia naturaleza se nos presentaba como tozudamente ajena a las creencias de los individuos y cruel hacia ellos.
Muchas veces hemos defendido en este blog y es una de las claves de nuestro pensamiento -si es que a esto que hacemos se le puede llamar pensar- que el Nuevo Capitalismo es un sujeto absolutamente independiente a las voluntades humanas personales y peculiares. Creemos, efectivamente, que el Capitalismo ha llegado a un grado tal de progreso que, hoy en día, ya no existe una clase social o un grupo social dirigente que marque su devenir, sino que este se produce por el propio movimiento del sistema económico y de acuerdo a las reglas que él mismo ha llegado a generar. No se trata, por supuesto, de que defendamos una trascendencia y tampoco, una fatalidad del destino o un espíritu preestablecido en la historia, sino que postulamos una realidad objetiva e inmanente, que es además un hecho producido históricamente, que se desarrolla y expande de manera independiente a las acciones particulares de las personas o los gobiernos. Y con ese desarrollo histórico devenido, el propio sistema ha acabado gobernándose a sí mismo sin contar ya con las voluntades peculiares de los individuos.
Donald Trump es sin duda un personaje, y aquí cualquier acepción de esa palabra le cabría. Prácticamente recién elegido presidente de los Estados Unidos, ha decidido cambiar todas las reglas del juego económico que se han desarrollado dentro del Nuevo Capitalismo en los mercados internacionales desde, por lo menos, los años ochenta del pasado siglo. Y lo ha hecho de una forma particular y propia, sorprendiendo a todos, e imponiendo, al menos temporalmente y de momento, su voluntad frente al desarrollo del sistema económico. Se trata, por tanto y al menos aparente o provisionalmente, de una negación de nuestra tesis presentada en el anterior párrafo: Trump parece gobernar la realidad desde la peculiaridad e individualidad voluntaria del dirigente político y de su gobierno, superando al propio sistema económico al que es capaz de reconducir con su acción personal. Por ello, Trump se presentaría como el contramodelo de nuestra idea principal sobre que el Capitalismo es un sujeto autónomo independiente a las voluntades humanas. No es, por tanto, que defendamos un destino histórico en toda la historia de la humanidad que haya determinado el triunfo del Capitalismo, sino que el Nuevo Capitalismo, por su propio desarrollo histórico, ha llegado a ser un sujeto autónomo a las acciones humanas. Y el hecho de que Trump pretenda imponer su ley es una prueba de fuego de nuestra teoría.
Así pues, ha llegado el momento, por lo menos uno de los momentos, de comparar y confrontar nuestra tesis fundamental sobre el Capitalismo, que es un sujeto independiente, frente a la idea de la política concreta, y la voluntad humana, como directora del momento actual de la historia. Si nosotros tenemos razón, y el Nuevo Capitalismo es un sujeto económico autónomo de las voluntades de los individuos, la iniciativa arancelaria de Trump será frenada, de un modo u otro, en su intento de amputación del desarrollo del propio sistema. Y esto se hará en un período corto de tiempo que, como hipótesis, vamos a señalar como un año. Sin embargo, si nosotros estamos equivocados y la historia la siguen haciendo las voluntades individuales enfrentadas o coaligadas al desarrollo del Capitalismo, Trump podrá imponer sus aranceles y todo el Nuevo Capitalismo cambiará radicalmente marcándose un nuevo rumbo del desarrollo histórico.
Este artículo se presenta pues como inconcluso a la espera de la confirmación o de la refutación de nuestra hipótesis. O bien la peculiaridad individual de Trump triunfa y el Capitalismo empezará a comportarse de un modo radicalmente distinto a como lo ha hecho en los últimos cincuenta años o bien las medidas tomadas por Trump desaparecerán, ya sea abrupta o paulatinamente, en un periodo corto de tiempo y pasará a ser una anécdota más pero que al tiempo confirmarán nuestra teoría del Nuevo Capitalismo como sujeto autónomo. La filosofía materialista por tanto se contrasta con la realidad: no me digan que no es interesante.
El colectivo #HormigasRojas presentamos este texto para explicar brevemente el motivo de nuestro abandono de la afiliación del sindicato CCOO de Enseñanza de Madrid. En realidad, es el abandono por parte de la dirección del sindicato, y una corte de liberados, de los trabajadores de la enseñanza y de los afiliados de las Comisiones Obreras.
Los sindicatos están, sin duda, para negociar. Pero la negociación no puede ser un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir la auténtica finalidad de las organizaciones sindicales, que sería -y decimos “sería” porque cada vez resulta un objetivo más alejado de la realidad- la defensa de la clase trabajadora.
La Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras de Madrid ha firmado un acuerdo con la Consejería de Educación del Partido Popular de Ayuso por el cual los derechos que perdimos en 2011 los vamos a recuperar -y no es broma- en 2028. Este acuerdo vergonzoso con la Administración no muestra sino el grado de servilismo al cual ha llegado nuestro sindicato. Cuando parecía que el movimiento que una vez fue llamado marea verde se estaba recomponiendo sobre la base de la lucha en los centros educativos de los trabajadores de la enseñanza pública en Madrid, como se vio en la manifestación del pasado 23 de febrero, Comisiones Obreras ha corrido a firmar un acuerdo que parece más pensado para detener este proceso (y mantener el estatus de la propia dirección de la organización) que para defender a los trabajadores y a los afiliados.
Hubo un tiempo en que las Comisiones Obreras fueron un ejemplo de esa lucha por los derechos de los trabajadores. Y llamados por dicho ejemplo y con el fin de continuarlo muchos nos afiliamos e incluso trabajamos para el sindicato, teniendo que dimitir de nuestros cargos cuando comprobamos que nuestro ideal ya no se correspondía con la realidad de nuestra organización. Hoy tenemos que dar otro paso más. Y por eso, con tristeza, anunciamos nuestra baja de Comisiones Obreras, y hacemos explícito que dicho sindicato ya no nos representa; es más, consideramos que tampoco puede ya representar a los trabajadores de la educación pública madrileña. Creemos que el sindicato ha adoptado una postura que podríamos comprender si fuera un sindicato amarillo y de empresa, pero que no podemos admitir en el sindicato de clase que fue al que nos afiliamos.
Con todo, hay algo muy importante que no conviene olvidar. En realidad, nosotros no abandonamos las Comisiones Obreras. Quienes han abandonado las Comisiones Obreras son precisamente aquellas personas que van a estampar su firma en este vergonzoso acuerdo y aquellos liberados y liberadas que van a ir justificando en cada centro esta rendición incondicional del movimiento obrero. Nosotros no abandonamos las Comisiones Obreras porque seguimos luchando por los derechos de la clase trabajadora, algo que a la vista de los últimos acontecimientos ya no podemos decir que hace -y lo expresamos con infinita tristeza- el sindicato confusamente denominado Comisiones Obreras.
¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.
¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.