jueves, abril 26, 2012

VIDA INTERIOR/94: ¡TANTO INTELECTUAL!

¿Quién de nosotros no tiene una vida interior muy grande? ¿Y qué poeta no nos la cuenta una y otra vez? En esta sección mi alma se desnudará. Incluso he comprado una nueva para tenerla más grande. Porque, en el fondo, yo también quiero ser feliz.

Cuando yo era niño los estadios de fútbol eran sitios más cordiales. Allí no había sección ultras y se podía comprar y beber alcohol: una cervecita o un coñac. Recuerdo, la publicidad de uno famoso en el estadio: 501 su calorcillo. 

El periódico Público anuncia que 500 intelectuales madrileños -ojo ¡500!- encabezados por el intelectual argentino Pérez Esquivel -no sé si quedan 499 firmantes o aún 500- han firmado un documento exigiendo al estado que claudique ante los terroristas de ETA. Bueno, Rajoy ya empieza también: no duda en quitar derechos laborales a los trabajadores; a los de ETA, con cariño. 

Pero volvamos a lo nuestro. 
Exclamemos 
Signos de admiración 
Signo de admiración 
Signo de admiración 
Quinientos 
Cerrar signo de admiración 
Cerrarlo 
Ya. 

No creo que ni en la Atenas clásica - o incluso en cualquier autonomía española- llegara a haber, como afirma Público, tanto intelectual por metro cuadrado. Por poner otro ejemplo, para el quinto congreso Solvay, donde se congregaron los principales científicos de la época en 1927 -y con ellos seguramente muchos de los fundamentales de la historia- solo lograron reunir a veintinueve: qué pocos. Sin embargo, en Madrid hay al menos 500. O sea, nos sobran aún 471 intelectuales. 

Y yo, modestamente, espero sentirme el 501. 
Como el coñac: su calorcillo. 
O como el coñá, que es como lo decimos los que no estamos en esos 500. 
O, se me olvidaba y lamento mi lenguaje machista, el coñá y la coña.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

las únicas cosas que hago todos los días y que no me dejan la sensación de haber perdido el tiempo, son charlar con mi señora y mi hija, acariciar a mi perra y leer sus comentarios.
Gracias por regalarnos su ingenio.

Un Oyente de federico

Anónimo dijo...

Que profesor me he perdido por no haber nacido un poco antes...

Un alumno del Duque de Rivas