1.- El próximo día 16 de octubre comienza en
el Instituto El Espinillo una tertulia dedicada al fútbol que se dará jueves
alternos durante el recreo. A esta tertulia están invitados todos los alumnos
del centro y su pretensión más elemental es que opinen y argumenten sobre los
distintos equipos tanto en la liga como en eso que los viejos llamamos Copa de
Europa. En fin y resumiendo, que hablen de fútbol.
2.- Pero enseguida alguien preocupado por la
cultura podría clamar: ¿una tertulia de fútbol en un instituto? ¿Qué demonios
puede pintar algo así en un centro dedicado a la educación y, al menos
teóricamente, al desarrollo de la cultura? ¿Eso en un templo ilustrado?
No hay, sin duda, nada más hermoso que la
pureza, salvo cuando, precisamente, se pretende algo más que sobrevivir en el
mundo. O dicho de otro modo: la pureza es buena si uno solo quiere ser agua. Y
nosotros queremos algo más.
3.- La pregunta entonces parece clara: ¿por
qué vamos a intentar, pues el éxito de la empresa dependerá del alumnado, hacer
una tertulia sobre futbol en un instituto?
4.- Existen, al menos, dos maneras de ser
profesor.
La primera es la que podríamos denominar
profesor aristócrata: aquel que considera que sus enseñanzas son tan elevadas
que lo lógico es que sólo puedan seguirle un pequeño grupo de alumnos. Este
profesor, que es como Platón pero en secundaria, tiene una frase típica: a mí con que me sigan unos pocos me vale.
Lo que nunca sabremos es si estará dispuesto a cobrar su nómina de acuerdo al
número de alumnos que efectivamente le entienden y, con coherencia,
proporcionalmente a ellos. Al fin y al cabo, y ésta es la diferencia también
con la grandeza de Platón, el aristócrata cada fin de mes se convierte en
funcionario del estado democrático y de masas.
La segunda manera de ser profesor es lo que
podríamos llamar el profesor democrático. Este no es aquel que cree que la
escuela es un lugar de democracia donde alumnos y profesores tienen el mismo
derecho a opinar y a gobernar el centro, esto sería el profesor demagogo, sino
aquel que intenta que todo alumno sea capaz de llegar al conocimiento. Es
aquél, en definitiva, que no selecciona al alumnado previamente con su
explicación ni en su trabajo, sino que intenta que este abarque a todos los
alumnos: y si no es así, sentirá que algo hace mal. Tal vez actúe de esta manera, por qué no,
porque él no es tan listo ni tan sabio
como el profesor aristócrata y sus clases probablemente tengan menos calidad y,
sobre todo, profundidad. Aunque, eso sí, ambos hayan acabado en el mismo sitio:
un instituto de secundaria de la periferia de Madrid.
5.- La tertulia futbolística en el recreo
responde sin duda al segundo modelo: queremos que sea masiva. Pero también este
modelo podría tener una trampa terrible. Efectivamente, la trampa podría ser
que al final la tertulia sobre futbol sólo fuera una tertulia sobre futbol. Y
aquí la cosa se complica porque de lo que estamos hablando no es sólo de la
apariencia sino, sí yo también pedanteo, de la realidad. O diciéndolo en
palabras normales y sin pretender demostrar que nosotros también en el fondo
somos platónicos: la tertulia futbolística busca algo más que ser una tertulia
futbolística.
¿Qué es ese algo más?
Lo que en realidad se pretende con la
tertulia futbolística no es sólo que los alumnos y yo mismo hablemos de fútbol,
cosa que por otro lado es uno de los objetivos básicos pues a mí que soy un
simple me gusta el fútbol, sino que también aprendamos varias cosas.
6.- En primer lugar, queremos aprender a
racionalizar los elementos del mundo. Efectivamente, el mundo exterior se puede
recibir a través de la mediación de una reflexión sobre el mismo o bien a
través de la identificación pura de la emoción. Sí conseguimos que los alumnos
hablen sobre un tema que para ellos emotivamente es muy importante como el
fútbol -pues su prioridad es ser de tal equipo- y tengan que argumentar su
posición al respecto, lo que estamos intentando es que acojan un nuevo hábito:
plantearse la reflexión sobre aquello que, hasta ese momento, no era más que un vínculo emocional. O dicho de
otro modo, lo que pretendemos es que los alumnos adquieran como natural que
todo aquello que existe en la realidad sea reflexionado. Yo no solo soy del
Madrid, o del Atleti o del Barça, sino
que explico y me explico.
7.- En segundo lugar, pretendemos que los
alumnos ya no solamente adquieran el hábito de que hay que pensar sobre los
objetos de fuera sino que vayan acostumbrándose a presentar estas reflexiones
de forma pública. Una democracia sólo es posible con ciudadanos que no piensan
ensimismados sino que meditan públicamente. De ahí, por ejemplo, que criticar
las redes sociales porque permiten presentar la opinión de cualquiera nos parezca profundamente reaccionario. Una
democracia lo es también porque sus ciudadanos opinan públicamente y no porque
sean muy profundos solo en la intimidad.
8.- En tercer lugar, pretendemos que los
alumnos no sólo aprendan a argumentar su opinión o a que conviertan en un
hábito la mediación reflexiva con respecto al mundo sino que sean capaces no
sólo de tolerar sino de reflexionar sobre las opiniones de los demás. Creemos
que nuestro máximo éxito se daría cuando un alumno entre opinando una cosa y
salga opinando otra distinta porque reconozca que hay buenas razones para haber
cambiado de idea. Cuando, en definitiva, se distinga el yo de las ideas defendidas.
9.- Y en cuarto lugar, y que no es sin duda
la menos importante, viene la idea de que los alumnos sean capaces de
distinguir entre un diálogo real, en el cual el intercambio de ideas es para
conseguir tener ellos mismos una teoría mejor y más sofisticada o provocarla en
sus compañeros con sus argumentos, frente a la típica tertulia televisiva formada por
periodistas cuyo máximo mérito es el de
ser forofos de un equipo o de un partido político. Así, frente a estas
tertulias basura que pueblan la televisión y las radios, la tertulia que
proponemos en nuestro instituto pretende ser un diálogo para el intercambio de
ideas y no para las consignas ultras. Aquí reflexionamos, no animamos.
10.- El próximo día 16 de octubre la tertulia
de fútbol de El Espinillo comienza su andadura. También sería injusto decir que
la hacemos solos. Nos ayudan por supuesto los educadores de medio abierto, el
departamento de orientación y especialmente nos ayuda la Asociación de Estudiantes
del centro.
¿Se conseguirá lo que se pretende? No lo
podremos empezar a saber hasta final de curso. Si yo fuera un profesor cursi
diría que se trata de una aventura fascinante, pero intentó ser un profesor
normal así que si la tertulia no funciona y no cumple sus objetivos diré que ha
sido sólo otro fracaso.
3 comentarios:
Espero que en el instituto aprovechen la suerte de tenerle a Ud. de profesor.
Un Oyente de Federico
Buenas
Supongo que conoces la filosofía del deporte. Es una cosa que está de moda ahora y que quizá te puede dar ideas para tratar temas en dicha tertulia. Trata sobre cosas como la ética del dopaje (y el mejoramiento humano), las virtudes del hincha deportivo, y cosas así.
Saludos
Y por cierto, buena iniciativa. A juzgar por lo fans que son tus alumnos, seguro que van atropellados :D
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