jueves, octubre 15, 2015

PADRES EJEMPLARES

Según parece lo más doloroso que le puede suceder a una persona es la muerte de su hijo. Esto es así porque con ella se trunca la trayectoria del tiempo: todos esperamos morir de viejos y, como consecuencia, esperamos que nuestros padres mueran antes de nosotros. Y ellos también lo esperan. E incluso, y hay mucho de humanidad en ello, lo desean.

Hay mucha basura poética sobre la muerte: mucha cháchara pseudofilosófica. Morirse es terrible porque cuando eso ocurre todo se acabó. Y todo es mucho. No hay nada hermoso en morirse.

En el Reino Unido unos jóvenes, otros jóvenes, han muerto en accidente de coche mientras se filmaban drogados cometiendo todas las imprudencias imaginables. Todos hemos visto vídeos de imbéciles integrales que orgullosos luego los cuelgan en las redes sociales. Poniendo su vida en peligro, poniendo la vida de otros en peligros. Pero, esta vez, un muro les paró. Y se acabó todo.

Hay una frecuente queja en educación sobre los padres. Yo he debido tener suerte: la inmensa mayoría  eran buenos padres. Por supuesto, había unos pocos malísimos.

Esos jóvenes muertos en el Reino Unido tenían algo: unos padres. No sé si eran buenos, como la mayoría, o malos, como una inmensa minoría. Pero han hecho algo que no puede sino despertar nuestra admiración. Han permitido que ese vídeo que grababan sus hijos drogados minutos antes de morir sea exhibido públicamente  para evitar que otros jóvenes actúen así.

Las redes sociales no borran. El olvido es imposible. Ese vídeo estará ahí. Y sus padres verán cada vez a sus hijos solo segundos antes de morir. No les verán estudiando, trabajando, ayudando a alguien, sino drogados y conduciendo temerariamente.  Eso fue lo último que hicieron. Y probablemente sea, además, injusto porque la mayoría de sus momentos no fueron así.

Y ahora alguien puede pensar: pero su ejemplo servirá de aviso y eso será un consuelo. Pues no. Eso no resucitará a sus hijos. Ni les hará llorar menos.  Ni disminuirá su dolor.

Hay algo extraño en los seres humanos: es su empeño desconcertante en ir más allá de su esfera personal. De sobrepasar su autosatisfecho egocentrismo.
De romper su autolimitado confort.
Cuando esos padres permiten que este vídeo se reproduzca  para que no vuelva a ocurrir piensan, más allá de su tristeza, en los hijos de los otros. Buscan que su dolor no se repita.

Nadie es perfecto. A nadie se le puede pedir que actúe ejemplarmente en cada situación.  Pero, hay gente que de pronto hace algo ejemplar. Algo que va más allá de lo normal, de lo común.

Esos detalles,  tal vez aislados probablemente más generales de lo que pensamos, son una esperanza.